FACTORES EXTRALINGÜÍSTICOS EN EL CONTACTO DE LENGUAS

Reyes I. Fidalgo

California State University, Fullerton

 

    0. Introducción

    La situación de contacto lingüístico del español de Estados Unidos ha sido estudiada desde 1917, año en que Amalio Espinosa [1] publica el primer estudio sobre la influencia del inglés en el español. A éste le siguen otros excelentes estudios descriptivos de las desviaciones del español estándard de esta variedad, cuyos resultados se analizan generalmente dentro de los campos de la dialectología o de la sociolingüística [2]. En ninguna de estas obras, sin embargo, se analizan los resultados teniendo en cuenta la dualidad de la lengua como estructura y como reflejo de la realidad que rodea al hablante; en ninguna se hace referencia a las posibles influencias que toda una serie de factores ajenos a lo puramente lingüístico, como factores demográficos, políticos y geográficos, entre otros, puedan ejercer sobre los resultados del proceso de transferencia léxica. Por ello, cuando se habla de "el español de los Estados Unidos" como un todo único e indivisible, se ignora la variedad de circunstancias que rodean el uso de esta lengua en cada una de las coinés dialectales que la utilizan, y erróneamente se asume que el reciente exilio cubano de una población que se autoconsidera en tránsito, y que ocupa una estructura urbana prevalentemente horizontal en un clima benigno, produce los mismos resultados que la inmigración de población americano-puertorriqueña, con conciencia y derechos de ciudadano, a una ciudad de estructura vertical y clima frío.

    Por el contrario, este estudio comprueba que la variedad de circunstancias [3] que rodea a las diferentes poblaciones hispanas de los Estados Unidos se refleja, de necesidad, en cómo estas poblaciones incorporan la transferencia léxica del inglés al español  [4]. A esta conclusión se llega partiendo del análisis del léxico del español de Estados Unidos como se refleja en los textos de la prensa hispana de determinadas grandes zonas urbanas donde existe una alta concentración de población de origen hispano, y una vez recogidos los resultados lingüísticos de un extenso contacto que prueban la existencia y la dirección de una gran corriente léxica actual, interpreta sus variaciones desde los parámetros extralingüísticos que las rodean, y que sin duda alguna las han originado.

   1. Parámetros de investigación

    El contacto de lenguas es un fenómeno universal que ha tenido lugar constantemente a lo largo de la historia de la humanidad; en la actualidad, no se conocen comunidades lingüísticas aisladas ya que, aunque una sociedad sea oficialmente monolingüe, está siempre en contacto con más de una lengua. A pesar de su universalidad, el contacto lingüístico no tiene el mismo alcance y desarrollo en todas las circunstancias: su resultado no es el mismo cuando se trata de sociedades esencialmente monolingües que están expuestas a otra lengua sólo como parte de relaciones económicas, políticas y culturales, i.e., contacto cultural, que cuando en una misma área geográfica conviven grupos que utilizan distintas lenguas, sea en un área fronteriza de países o por proximidad de territorios, i.e., contacto directo [5].

    Dentro del contacto directo, Zamora Munné [6] distingue dos variantes: el contacto lingüístico que se establece en zonas fronterizas y territorios próximos, i.e., contacto directo per se, y el que tiene lugar cuando ambas lenguas son utilizadas, de manera cotidiana y más o menos indistintamente, por un mismo individuo, i.e., contacto íntimo. El caso del inglés y el español en la población hispana de Estados Unidos pertenece a la segunda modalidad y es el que forma la base de esta investigación.

    Como ya se ha mencionado anteriormente, el español de Estados Unidos es una realidad extensa y variada que no se puede tratar, desde un punto de vista lingüístico, como un todo único e indeferenciado; consecuentemente, en su estudio se han tenido en cuenta tanto criterios extralingüísticos como lingüísticos que respetan y reflejan estas cualidades de variación y extensión y que se detallan a continuación.

    1.1. Criterios extralingüísticos

    Dentro de los factores extralingüísticos se tuvieron en consideración: a) el reparto demográfico de la inmigración, y b) las circunstancias geográficas e histórico-políticas tanto de las zonas metropolitanas de recepción de la inmigración hispana como de los grupos de inmigración. El primer factor asegura una relativa homogeneidad dialectal, y apunta, inmediatamente, a las conocidas y así denominadas áreas del nordeste, sudeste y suroeste del país, en las que destacan particularmente las zonas metropolitanas de Nueva York, Miami, y Los Angeles. El segundo, revela los distintos grados del contacto lingüístico entre el español y el inglés y las desiguales circunstancias de la presencia previa del español en las zonas de recepción, desde el caso del nordeste de Estados Unidos donde no se recoge existencia previa de comunidades lingüísticas hispanoparlantes, al del sudeste donde sí existieron comunidades de hablantes hispanos que desaparecieron a lo largo del tiempo, y al del suroeste, donde las condiciones del español son marcadamente distintas. En el suroeste del país, los territorios que pertenecían al virreinato de Nueva España pasaron primero a ser parte de México con la independencia de 1821, y más tarde a Estados Unidos en 1848 mediante el tratado de Guadalupe Hidalgo, lo que hace que el español se mantenga como la lengua materna de la población anexionada, aunque no siempre con igual fortuna

    2.2. Criterios lingüísticos

    Dentro de los criterios lingüísticos se utilizaron aquellos parámetros más adecuados al desarrollo de este tema. Al igual que otros estudios previos, éste se centra en el nivel del léxico [7] siguiendo los estudios de Weinreich y Haugen [8], quienes claramente estipulan que, en una situación de contacto, el nivel léxico de la lengua receptora es el que recibe mayor influencia, en oposición a la fonología, la morfología o la sintaxis, que muy raramente se modifican. Sala [9] añade que el nivel léxico, al ser un inventario abierto, permite un grado de fluctuación de sus elementos que lo vuelve más receptivo al fenómeno del préstamo de elementos léxicos de otras lenguas, lo que no sucede con inventarios más estructurados como la morfología o la fonología.

    En la definición del préstamo léxico se siguió la teoría del préstamo lingüístico de Weinreich [10], quien lo define como el resultado de la transferencia directa o importación de palabras o lexemas entre dos lenguas en contacto, al integrarse el nuevo vocablo en las estructuras de la lengua influida en su forma original o a través de una adaptación fonética o morfológica. Ejemplos de ello son:

ing.: home run > esp.: jonrón

ing.: stress > esp.: estres

ing.: carpet > esp.: carpeta

ing.: rings > esp.: rines

ing.: hang out > hangyear

    Las claras especificaciones de la definición de Weinreich imposibilitan cualquier problema de indeterminación entre el préstamo léxico (borrowing) [11] y la mezcla de códigos (code-mixing). Grosjean [12] perfila aún más esta distincion añadiendo que la única diferencia entre ambos es que en el primero, los elementos se integran fonológica y morfológicamente dentro del sistema de la lengua receptora, mientras que en el segundo no existe integración, sino cambio de una lengua a otra. Por esta razón, si no se trabaja con grabaciones que determinen al menos si el hablante pronuncia los términos según el sistema fonético de la lengua original, dichos términos deben tratarse como producto del fenómeno del préstamo y no del de la mezcla de códigos. En los textos que se revisaron para este estudio, la prensa, no es posible distinguir la pronunciación del usuario, por lo que, consecuentemente, se analizaron como préstamos léxicos.

    En la distribución de los préstamos léxicos en categorías de acuerdo a su nivel de integración en el sistema de la lengua receptora se siguieron las conclusiones de Hope [13], quien mantiene que la adaptación al nuevo sistema depende de factores tales como tiempo y frecuencia de uso, y recoge una variedad de estados dentro de este proceso que van desde el uso del término importado con la ortografía y la morfología de la lengua que lo presta hasta la inserción total en el nuevo sistema, asumiendo todas las características de la lengua que lo adopta.

    Por último, cualquier estudio lexicológico que pretenda reflejar las condiciones de existencia y dirección de una corriente léxica actual, se convierte necesariamente en un estudio sincrónico [14] en el que la utilización del concepto de étimo último queda descartada. Como afirma Pratt [15], en un trabajo lexicológico sincrónico la única definición válida de anglicismo es la que menciona explícitamente que el vocablo que sea, deriva directa o inmediatamente del inglés, aunque el inglés pueda a su vez haberlo tomado de otra lengua... Las características particulares de la gran corriente de anglicismos hacia el español de Estados Unidos, léase novedad y cantidad, aconsejaron que su estudio estuviera basado en el concepto de étimo inmediato [16].

 

     2. Datos demográficos

    De acuerdo a los datos del censo de 1990, Estados Unidos tenía entonces una población total de 248.709.73 habitantes, de los que 22.354.059, un 9 por ciento, eran de origen hispano [17]. Del total de la población hispana, un 60.3 por ciento son de origen mejicano, un 12.20 por ciento son de origen puertorriqueño, el 4.6 por ciento son de origen cubano, y el 22 por ciento se agrupa bajo la denominación «Otros Hispanos». El mismo censo estadounidense señala la preponderancia de estas tres nacionalidades al agrupar la población hispana en estos cuatro apartados. Si se comparan estos datos con los del censo de 1980, se ve que es el segundo grupo de crecimiento, después de la población de raza negra. Su crecimiento se debe, por un lado, a su alto índice de fertilidad, pero, por otro, a la incesante inmigración, tanto legal como ilegal, que se está produciendo en estas décadas. La inmigración ilegal, como era de esperar, está prácticamente excluida de los datos del censo, pero es un hecho que elevaba en 1980, según datos de Ramírez [18], el número de la población hispana en términos reales a 21.2 millones, versus 14.6 millones que daba el censo de ese año, aproximadamente el 10 por ciento de la población del país [19].

    La principal característica de esta población es que su distribución geográfica obedece corrientes direccionales establecidas. Aunque existe población hispana de diversos orígenes en todos los estados, los hispanos tienden a concentrarse, de acuerdo a su país de origen, en determinados estados y determinadas zonas metropolitanas del país. Esto se observa en el hecho de que el estado de Nueva York con 2.214.026 habitantes de origen hispano en general, Florida con 1.574.143, y California con 7.687.938, cuentan ellos solos con 13.601.986 individuos de origen hispano, el 60 por ciento de la población hispana total de Estados Unidos. Los datos del censo se desglosan como se refleja en la siguiente tabla.

Tabla 1: Datos demográficos de la población hispana de los Estados Unidos en 1990

 

Nueva York

Florida

California

Población total

(porcentajes)

17.990.455

100%

12.937.926

100%

29.760.021

100%

Población hispana

(porcentajes)

2.214.026

12.4%

1.574.143

12.1%

7.687.938

25.8%

Puertorriqueños

(porcentajes)

1.086.601

49%

247.010

15.6%

126.417

1.6%

Cubanos

(porcentajes)

74.345

3.3%

674.052

42.8%

71.977

0.9%

Mejicanos

(porcentajes)

93.244

42.%

161.499

10.25%

6.118.996

79.5%

Otros hispanos

(porcentajes)

959.836

43.4%

491.582

31.2%

1.370.548

17.9%

    Pero la concentración de población en determinadas zonas preestablecidas no es su única característica. Existe otro factor de fundamental importancia en su asentamiento, y éste es que la inmigración hispana es una inmigración esencialmente urbana [20]. En 1990, el censo determina que de los 22.354.059 hispanos que viven en Estados Unidos, 20.204.118 lo hacen en grandes zonas metropolitanas y están divididos de la siguiente manera: de los 1.783.511 habitantes hispanos de la ciudad de Nueva York, 896.763, el 50.2 por ciento, son de origen puertorriqueño; de los 431.958 habitantes hispanos del área metropolitana de Miami, 282.237, el 65 por ciento son cubanos que residen en este área, y del total de 1.612.514 de población hispana de Los Angeles, 1.127.611 habitantes, el 69.9% son de origen mejicano.

    Estas claras características demográficas no sólo determinaron la conveniencia de utilizar fuentes de datos provenientes de las tres áreas mencionadas  [21] como base de estudio, sino que reforzaron la validez de la prensa metropolitana de dichas zonas como representante de los habitantes en el estudio de su léxico, y de la influencia que sobre este léxico tiene la lengua inglesa. En el apartado siguiente se especifican en mayor detalle las razones por las que se decidió a favor de la utilización de la prensa hispana de las zonas metropolitanas de Nueva York, Miami y Los Angeles.

 

    3. La fuente de datos

    La estadística demográfica del apartado anterior es una prueba irrefutable de la extensión del contacto de lenguas entre el español y el inglés en los Estados Unidos. Pero también apunta hacia las peculiares características de las condiciones del español en este país, ya que la población hispana tiene una renovación constante [22] que contribuye a la estabilidad y vitalidad lingüística de su lengua. La agrupación de estas poblaciones, por nacionalidad de origen, en grandes áreas metropolitanas ofrece una gran facilidad al investigador para observar el fenómeno del préstamo en sí, y poder hacerlo desde un punto de vista comparativo de las distintas zonas.

    En estas condiciones, la característica intrínsica de la prensa de espejo de la realidad de una lengua en un lugar específico y en un momento determinado, la convierte en un medio excepcional para un estudio lexicológico sincrónico de este tipo, no sólo por la tendencia conservadora y reticente al cambio de la expresión escrita frente a la expresión oral, sino también porque esa misma tendencia conservadora en el uso de nuevos préstamos en la lengua receptora, permite establecer con mayor precisión cuáles son las áreas de la realidad más afectadas en cada zona, qué categorías gramaticales se transfieren más facilmente, y en qué estado se encuentran dichas transferencias. A ello se une el hecho de que el diario hispano de mayor circulación de un área metropolitana debe servir los intereses y necesidades de todos los estratos socioeconómicos de la población hispana, y no sólo las de un grupo minoritario que pudiera no ser representativo de la población hispanoparlante de la zona y su variedad de la lengua española. Las razones mencionadas hasta ahora fueron factores decisivos a la hora de seleccionar los diarios hispanos metropolitanos de mayor circulación  [23] de las tres zonas estudiadas, y de excluir de la base de datos otras publicaciones de tipo menor, como revistas de sociedad, hojas parroquiales, panfletos y periódicos de barrio.

    Para la obtención del corpus a analizar, se utilizaron veinticuatro ejemplares [24] de El Diario La Prensa de Nueva York, el Diario Las Américas de Miami, y el diario La Opinión de Los Angeles, tanto de semana como de fin de semana. La selección se limitó a una específica época del año, el mes de mayo, con el propósito de limitar las posibles variaciones temáticas que se pudieran dar en las distintas estaciones.

 

     4. Análisis comparativo de los datos

    Los datos recogidos supusieron un total de 1.402 entradas léxicas. En su conteo, cada préstamo se contabilizó como una sola entrada, independientemente de su frecuencia de aparición. Es decir, futbol, a pesar de ser un préstamo de frecuencia muy alta con 23 apariciones, supone sólo una entrada y no veintrés.

    La distribución por zonas de los datos totales, reveló inmediatamente una primera diferencia entre las tres zonas estudiadas. Regularizados los tamaños de los periódicos, el número de apariciones de préstamos por zona es como sigue:

Tabla 2: División de los préstamos por zonas

Nueva York

Miami

Los Angeles

Total préstamos

368

539

495

Préstamos/página

6.24

5.10

3.67

     Pero ésto no es todo. Las mismas circunstancias que afectan el número de préstamos afectan igualmente, como era de esperar, el grado de adaptación  [25] de los mismos al sistema de la lengua receptora. Los distintos estados de adaptación del préstamos se agruparon en tres categorías; la primera recoge los préstamos que no han sufrido cambio alguno en la ortografía y que mantienen fielmente la ortografía de la palabra inglesa original, pero que sin embargo muestran rasgos de género gramatical expresado mediante la concordancia del sustantivo y sus adyacentes [26]:

e.g., un handyman (empleado de reparaciones generales)

señora housekeeper (empleada del hogar)

un birdie (en el golf, uno bajo par)

el pitcher (en el béisbol, el lanzador)

el catcher (en el béisbol, el que recoge)

    La segunda categoría recoge los préstamos en un estado de transición [27] que refleja algún grado de adaptación ortográfica, pero que aún conservan claras trazas de su forma original:

e.g., shores < shorts (pantalones cortos)

estress < stress (tensión nerviosa)

rebuildeador < rebuilder (constructor)

sueters < sweaters (prenda de abrigo corta, normalmente de algodón)

overols < overalls (funda de trabajo)

    Y la tercera agrupa los préstamos que han sido totalmente adaptados al sistema del español:

e.g., la carpeta < carpet (alfombra o moqueta)

el guachimano < watchtman (vigilante)

los biles < bills (recibos)

vacunar < vacuum (aspirar)

lonche < lunch (almuerzo)

    Los porcentajes de estas categorías se recogen en la siguiente tabla:

 Tabla 3: Niveles de adaptación del préstamo por zona

Nueva York

Miami

Los Angeles

Género

58.7%

76%

67.9%

Parcial

4.5%

2.8%

3.3%

Total

36.6%

20.9%

28.7%

    En la primera categoría, la de los préstamos con un grado mínimo de adaptación, rasgo de género por medio de un adyacente, Miami aparece con el número más alto, el 76%, en comparación con el 58.7% de Nueva York y el 67.9 % de Los Angeles. En la segunda, los préstamos que aparecen en estado de transición o en proceso intermedio, Miami tiene el porcentaje más bajo 2.8%, frente al 4.5% de Nueva York, y el 3.3% de Los Angeles. Y en la tercera, los préstamos totalmente adaptados al sistema del español, una vez más Miami se distancia de las otras dos áreas, con un 20.9%, frente a Nueva York con un 36.6%, y a Los Angeles, con un 28.7%. Del análisis de estos datos, claramente se concluye que es en Miami, la zona donde el contacto lingüístico entre el inglés y el español ha durado menos tiempo, donde se produce un menor grado de adaptación en general, mientras que el caso opuesto tiene lugar en Nueva York.

    Pero la influencia que los factores políticos y geográficos tienen en el contacto de lenguas no sólo es observable en la cantidad de préstamos y su grado de adaptación. Teniendo en cuenta que la probabilidad de que una palabra se transfiera de una lengua a otra disminuye a medida que crece la complejidad de sus funciones gramaticales, y que por esta razón hay una mayor tendencia a aceptar palabras de contenido semántico: i.e., nombre, adjetivo, y verbo, antes que palabras de valor funcional: i.e., preposiciones y artículos, se analizaron los resultados en aún otra división que únicamente estudia las diferencias cuantitativas de la presencia de las categorías de nombre, adjetivo, verbo y adverbio. La validez de esta limitación se ve reforzada por el hecho de que las categorías gramaticales de valor funcional son, además, sistemas de inventario cerrado que no permiten transferencias de los mismos inventarios de otras lenguas, mientras que las categorías de valor semántico son sistemas abiertos a la transferencia, aunque como se comprueba en este estudio, lo son en distinto grado.

    En la distribución de las categorías gramaticales más afectadas se vuelven a encontrar diferencias significativas. Aunque en números relativos, respecto al número total de préstamos en cada zona, no se perciben diferencias sustanciales entre los valores alcanzados por las categorías de sustantivo, adjetivo y adverbio, la categoría del verbo revela una marcada distinción. Los datos referidos a categorías gramaticales se han recogido en la siguiente tabla que representa sus cantidades y porcentajes:

Tabla 4. Porcentajes de préstamos según categorías gramaticales

Sustantivos Adjetivos Verbos Adverbios
Nueva York 298 44 25 1
(porcentajes) 80.8% 12% 6.8% 0.3%
Miami 464 59 14 1
(porcentajes) 85.8% 11% 2.8% 0.2%
Los Angeles

(porcentajes)

414

83.7%

47

9.5%

32

6.4%

1

0.2%

    Donde se observa que la categoría que admite un número más alto de transferencias es, con maracada diferencia, la del sustantivo. Aunque las cantidades específicas de cada zona son distintas, los tantos por ciento de todas ellas son homogéneos, situándose en todos los casos por encima del 80 por ciento, y sin grandes diferencias. El caso del adjetivo y el del adverbio siguen una pauta similar a la del sustantivo. La única categoría que ofrece variaciones significativas es la del verbo. En los periódicos de la zona de Miami, esta categoría sólo contiene 14 entradas, y es el 2.8 por ciento del total. En comparación con ella, la misma categoría contiene 25 entradas en Nueva York, un 6.8 por ciento, y los periódicos de Los Angeles recogen 32 entradas, un 6.4 por ciento. El hecho de que el verbo sea, de todas las categorías gramaticales de contenido semántico, la categoría que presenta un mayor grado de complejidad morfológica, indica que esta complejidad es un factor que juega un papel importante en la aceptación de préstamos, y que obviamente requiere más tiempo y frecuencia de uso para que se produzca. Es obvio, pues, que las aparentemente necesarias características de tiempo y uso no son tan extensas en el caso de Miami como lo son en los casos de Nueva York y Los Angeles.

    Las claras diferencias que se observan en este análisis son explicables desde las características particulares que presentan los tres grupos étnicos. Aunque tanto Puerto Rico como Cuba pasan a ser territorios de los Estados Unidos en 1898, sólo Puerto Rico permanece como estado asociado a los Estados Unidos y utiliza alternativamente el inglés y el español como lenguas oficiales del país. Ello significa que el grado de contacto entre las dos lenguas, y el tiempo durante el que este contacto se ha mantenido, son considerablemente superiores al caso de Cuba, donde se mantuvo siempre el español como idioma oficial. Estos dos parámetros, grado y tiempo, son esenciales en el proceso de transferencia léxica, ya que, como se ha mencionado anteriormente, la fijación y el nivel de adaptación de los nuevos términos en la lengua receptora dependen esencialmente de dichos factores. Por ello, aunque el flujo de población puertorriqueña se haya mantenido tan constante como el de los emigrantes mejicanos o cubanos, su aportación a la estabilidad lingüística del español de su área ha de ser forzosamente distinta.

    A esta circunstancia se le debe añadir un factor altamente relevante en este estudio: el español de Nueva York es un producto exclusivo de la inmigración; en esta zona no existía población hispanohablante de épocas anteriores. El caso de los mejicanos del sudoeste es muy distinto, ya que una gran parte de la población de la zona fue anexionada a los Estados Unidos junto con sus territorios a mediados del siglo XIX. En esta zona ya existía una población hispanoparlante previa a lo que se puede considerar como inmigración posterior, y si a ello se le añade la inmigración constante e ininterrumpida de nuevos contingentes, se puede hablar de una cierta estabilidad del español en el área, ya que el contacto más o menos intenso entre ambas lenguas se produce a la llegada de los individuos a este país. Los factores de uso y tiempo son mínimos en gran parte de este grupo, y se ven reforzados por las condiciones lingüísticas que encuentran a su llegada, es decir, la prevalencia del español en este estado.

    La inmigración cubana tiene igualmente sus características particulares. Aunque Florida tuvo inicialmente una población española, no se puede decir que esta zona conservara un número residual significativo de hablantes hispanos previo a la inmigración masiva de las últimas décadas, por lo que los factores de tiempo y uso en este grupo son igualmente mínimos. Una característica esencial de esta población es su autoconsideración como exilados políticos y no como inmigrantes. Leyendo los diarios de Miami, es evidente la existencia de una fuerte conciencia de grupo, y como exilados, de grupo de paso que espera que la situación política de la isla se resuelva para volver a su tierra. Que esta esperanza sea finalmente factible o no, no influye en sus consecuencias actuales, una de las cuales es el hecho de que el periódico de Miami es el único de los tres analizados en el que existe una columna dedicada a la pureza del español según se establece en normas académicas estándar.

    A la diferenciación que reflejan las estadísticas hasta ahora expuestas, se puede añadir que el análisis de los campos temáticos más afectados demuestra, además, que la transferencia léxica no tiene el mismo impacto en todas las áreas de la realidad que la lengua expresa, y que tampoco las necesidades del préstamo son iguales en las tres zonas estudiadas. Aunque la mayoría de los préstamos cubren conceptos que se utilizan comúnmente en las tres, hay situaciones que son específicas de cada una de ellas.

    La realidad de la vida cotidiana de Nueva York, una ciudad de estructura vertical en la que los problemas de espacio favorecen un sistema de transporte público, y donde además existe un servicio metropolitano de antiguo arraigo que cubre la extensión del centro hacia el extrarradio, introduce un número de préstamos específicos a esta zona:

e.g., subway (metro)

tokens (fichas de entrada al metro)

booth (cabina de pago)

que no parecen ser necesarios en Los Angeles ni en Miami, donde el metro es claramente insuficiente tanto en extensión como en servicio, y cuyas estructuras urbanas predominantemente horizontales favorecen el transporte privado. Por el contrario, el número de préstamos relacionados con el transporte privado, el coche, aumenta considerablemente en estas dos ciudades, donde aparecen términos que no se registran en Nueva York:

e.g., rines < rings (llantas del coche)

brakes < brakes (frenos)

cruz control < cruise control (control de velocidad de crucero)

    El clima de la zona también influye en la aparición de determinados préstamos, y debido a diferencias climáticas aparece en Miami y Los Angeles una serie de vocablos como:

e.g., camper < camper (furgoneta para viajar y acampar)

surfear < surf (deporte acuático)

hangyear < hang out (pasear, pasar el tiempo)

que no aparecen en Nueva York.

 

   5. Conclusión

    Esta investigación pone de manifiesto la realidad de la dualidad de la lengua, como sistema lingüístico y como expresión de la conceptualización del entorno humano. En el primer plano, el contacto lingüístico observado entre el inglés y el español en la población hispana de los Estados Unidos confirma las mismas pautas de otros estudios anteriores a éste: el nivel más alto de transferencia se produce en el nivel léxico, y este fenómeno parece afectar principalmente a palabras de contenido semántico de inventario flexible que sufren, en mayor o menor grado, un proceso de adaptación al sistema de la lengua receptora. Pero además de comprobar ciertas pautas ya establecidas, los resultados de este estudio reflejan un factor intrínseco de la lengua en su dimensión de representación de la realidad humana al que ninguno de los estudios previos le ha prestado atención. Las condiciones extralingüísticas que rodean el contacto de dos lenguas, como se aquí se ve, son circunstancias que tienen un impacto decisivo en el resultado final del proceso. Como comenta Marius Sala [28]: «La relación entre los factores extralingüísticos (políticos, sociales, económicos, culturales y geográficos) y los estrictamente lingüísticos (el papel de los sistemas de las lenguas que actúan una sobre la otra) es bastante complicada»; pero no sólo no es invisible sino que no debe ser desestimada como factor operante y decisivo.

    La doble naturaleza de la lengua como estructura y como reflejo de la realidad implica que en investigaciones sincrónicas comparativas del contacto de lenguas se deba tener en cuenta que en el conjunto de circunstancias que rodean dos lenguas en contacto pueden existir, y de hecho existen, diversos y complejos factores políticos, geográficos e históricos que ejercen mayor influencia en los resultados particulares que razones de tipo cuantitativo como pueda ser la extensión numérica de la transferencia.

 

NOTAS:

[1]    A. Espinosa, «Speech Mixture in New México», en H. Morse Stephens y H. E. Bolton (eds...), The Pacific Ocean in History, MacMillan, Nueva York, 1917; véase en A. G. Ramírez, El Español de los Estados Unidos: El Lenguaje de los Hispanos, Mapfre, Madrid, 1992.

[2]   Véanse los estudios de Trager (1944), Barker (1947) y (1950), Ortoz (1949), Hayes (1949), Lozano (1961), Gumperz (1964), (1967) y (1976), Fishman (1966), (1971) y (1972), Sobin (1976), Huyke Freira (1977), Poplack y Pousada (1981), Elías-Olivares (1983), y Poplack (1985), entre otros.

[3]  Véanse L. Tsitsipis, A Linguistic Anthropology of Praxis and Language Shift, Oxford Studies in Language Contact, Oxford, 1998; y J... Salmons, (1990):  «The context of language change» en E. C. Polomé (ed.), Research Guide on Language Change, Mouton, Berlín, 1990, págs. 71-96.

[4]  G. Lüdi, «The dynamics of languages in contact:  Linguistic, sociolinguistic and sociopolitical aspects», en Multilingua, 11, 1992, págs. 12-18.

[5]  El contacto directo en su acepción mas general, como lo utilizan U. Weinreich en Languages in Contact, 1953; R. Appel y P. Muysken en Language Contact and Bilingualism, 1987; y S. Romaine en Bilingualism, 1989.

[6]  A diferencia del contacto lingüístico directo, como el que se produce en la población catalana próxima a Francia y a la francesa próxima a Cataluña, el contacto íntimo lo define como: «el que caracteriza a un territorio donde existen grupos de hablantes de más de una lengua».  J. C. Zamora Munné, Fundamentos de Lingüística Hispánica, Playor, Madrid, 1988, pág. 268.

[7]   Aunque el contacto de lenguas produce la transferencia de elementos extraños a una de ellas en sus niveles estructurales: fonología, morfología, léxico y sintaxis, no todos los niveles tienen el mismo grado de penetrabilidad, ni ésta es igual en las dos lenguas.

[8]   E. Haugen, «The Analysis of Linguistic Borrowing», en Language, 26, 1950, y en «Norm and deviation in bilingual communities», en P.  Hornby (ed.), Bilingualism, Academic Press, Nueva York, 1977.

[9]    «Analizada en todas sus relaciones, tanto semánticas como morfológicas, las palabras se presentan como pequeñas organizaciones semánticas cuyo elemento coordinador es la palabra núcleo. Esta peculiaridad del sistema del vocabulario permite una continua fluctuación; las unidades léxicas aventajan a las unidades fonológicas o morfológicas en el sentido de que su difusión es más fácil en el contacto mismo entre dos lenguas».  M. Sala, El problema de las lenguas en contacto, UNAM, México, 1988, pág. 142...

[10]  U. Weinreich, op. cit.

 [11]  Detalles más específicos sobre las diferencias en la terminología de la interferencia léxica se encuentran en N. Dominique, «Bi- and multiligualism:  Code switching, interference and hybrids» en E. C. Polomé (ed.), op..cit., págs. 527-534; en J... L. Arroyo, «Problemas teóricos en el estudio de la interferencia lingüística», en Revista Española de Lingüística, 21, 1991, págs. 265-289; y en S. Scoton, «Codeswitching and borrowing: Interpersonal and macrolevel meaning» en R. Jacobson (ed.), Codeswitching as a World-wide Phenomenon, Peter Lang, Nueva York, 1990, págs. 85-110.

[12]   F. Grosjean, Life with Two Languages, Harvard University Press, Cambridge, MA, 1982.  Más información en J. Algeo, «Borrowing», en E. C. Polomé (ed.), op. cit., págs. 409-413.

[13]  «This preliminary stage is one of fluctuation and experiment, qualified succes and temporary rejection, during which the incoming word is subjected to the environment of the recipient language and measured against the template of formal conventions in the new idiom. The extraneous element enters upon what I should like to call the interim period.    [. . . ] It is usual for the earlier examples of a loan to resemble the foreign etymon more closely». T. E. Hope, Lexical Borrowing in the Romance Languages: A Critical Study of Italianisms in French and Gallicisms in Italian From 1100 to 1900, Blackwell, Oxford, 1971, pág. 610.

 [14]   El método sincrónico en lexicología no permite seguir todos los pasos de un vocablo desde un idioma al otro, sino que revela el efecto del préstamo en una comparación entre dos sincronías; lo importante es establecer de qué lengua proviene el término léxico que ha actuado de modelo inmediato antes de su incorporación en la lengua receptora en calidad de préstamo.  Más información sobre este tema se encuentra en S. Poplack y D. Sankoff, «Borrowing: The synchrony of integration», en Linguistics, 22, 1984, págs. 99-135; y en E. Polomé, «Language change and the Saussurean dichotomy:  diachrony versus synchrony», en el libro del que él mismo es editor, op... cit., págs. 3-9.

 [15]   C. Pratt, El anglicismo en el español peninsular contemporáneo, Gredos, Madrid, 1980.

 [16]   Una gran cantidad de préstamos muy recientes tropieza con el conservadurismo de los manuales etimológicos, que no reflejan términos que no lleven un largo tiempo establecidos en la lengua, y que refieren muchos étimos a sus orígenes clásicos sin tener en cuenta la lengua que los acuña con el significado actual.  A éstos se les debe añadir los vocablos de otras procedencias que llegan al español de Estados Unidos como préstamos del inglés, aún cuando su origen sea otro.    Por estas razones, muchas formas que llegan de la lengua inglesa no se revelan como anglicismos si se sigue la metodología etimológica tradicional.  i.e.,  teléfono, televisión, limousine.

[17]   El total de la población mejicana registrada en el censo estadounidense de 1990 es de 13.495.938 individuos... La población puertorriqueña alcanza los 2.727.754, la cubana 1.043.932, y los «otros hispanos», sin especificar su origen o procedencia, un total de 5.086.435.

 [18]   A. G. Ramírez, op. cit.

 [19]   Esto nos permite pensar que la cifra real para 1990 ha de ser correspondientemente más alta que la que señala el censo en ese año, y nos da una cifra estimada general de unos 32 millones de habitantes.

[20]    «La población hispana, contrariamente a lo que se pudiera pensar, es fundamentalmente urbana.  Un total de 88 por ciento vivía en áreas metropolitanas, según el censo de 1980, mientras que sólo un 75 por ciento de la población total vivía en ciudades. Es más, el 50 por ciento de esta población hispana vivía en el casco urbano de estas áreas metropolitanas, índice bastante alto comparado con el 30 por ciento de la población total».    A. G. Ramírez, op. cit., pág.  23. 

[21]   De estas tres grandes coinés dialectales, la única que presentó cierta indeterminación fue la del suroeste estadounidense. El suroeste es una amplia extensión de mayoría de origen mejicano que abarca varios estados y entre los que se cuentan los dos de población mejicana   relativa más alta:  Texas y California. En Texas se agrupan 4.339.905 hispanos, de los cuales 3.890.820 son de origen mejicano, pero esta población está repartida en ciudades de menor tamaño que Los Angeles y la distribución es tan similar entre las ciudades de San Antonio, Houston y El Paso, que no existe una razón básica para escoger una ciudad y no otra. California, por otra parte, tiene una población hispana total de 7.687.938, de la que 6.118.996 son habitantes de origen mejicano. Como se observa, la población mejicana absoluta de California es mayor que la de Texas, y a ello se une el hecho de que 1.127.611 habitantes de este origen se concentran en el área metropolitana de Los Angeles, mientras que en Texas ninguna de las ciudades mencionadas supera el número de 478.409 correspondiente a San Antonio. Consecuentemente, siguiendo el mismo parámetro de reparto demográfico, se decidió en favor del área metropolitana de Los Angeles, ya que en Texas la concentración relativa de habitantes de origen mejicano por ciudad es menor y está dispersa en ciudades de menor tamaño.

[22]   Los datos de circulación de los diarios constituyen una prueba del rápido crecimiento de la población hispana en Estados Unidos. La circulación de El Diario La Prensa era, en 1994, de 76,000 ejemplares, en 1992 era de 57,009; la del diario Las Américas en 1994 asciende a 65,000 de 63,989 que tenía en 1992, y La Opinión aumenta de 57,000 ejemplares en 1992 a 107,433  78,784 en 1994. 

[23]   Para la selección de los periódicos se contrastó la información ofrecida por The Working Press of the Nation, de 1991 y 1993, y deThe Standard Periodical Directory, de 1994 y 1996.

[24]   Se utilizaron exclusivamente ejemplares del mes de mayo de los años 1991, 1993, 1995 y 1997.

[25]  Véanse los comentarios al respecto de F. Grosjean y B. Py en «La Restructuration d’une premiere langue: L’Integration de variantes de contact dans la compétence de migrants bilingues» en Linguistique, 27, 1991, págs. 35-60; de I.  Lehiste en Lectures on Language Contact, MIT Press, Cambridge, MA, 1988; y de P. Mühlhausler en «Patterns of contact, mixture, creation and nativization», en C. J. Bailey y R. Harris (eds.), Developmental Mechanisms of Language, Pergamon, Oxford, 1985, págs. 51-88

[26]  Este proceso se analiza en las investigaciones de A. Mills, The Acquisition of Gender. A Study of English and German, Verlag, Berlín, 1986; y especialmente en el estudio de J. C. Zamora Munné y E. Béjar, «El género de los préstamos», en Revista Española de Lingüística, 17, 1987, págs. 131-137.

[27]  Uno de los estados que comenta F. Southwork en «Synchronic manifestations of language change», en E. C. Polomé (ed.), op. cit., págs. 25-36.

[28]  M. Sala, loc. cit., pág. 22.