El léxico de Glosas de Vetus latina en manuscritos de Vulgatas españoles

Mª Dolores Verdejo Sánchez

Universidad de Málaga

 

   La transmisión del texto bíblico cuenta con una enorme pluralidad de escritos. Las primeras versiones latinas de la Biblia, la Vetus Latina, forman parte de esta amplia transmisión. Aparecen en la latinidad tardía, en el siglo II, y se prolongan. hasta finales del VIII, aunque hay estudiosos [1] que las alargan más.

    Unos testigos importantes de estas antiguas versiones de Vetus Latina son un conjunto de glosas marginales encontradas en Biblias Vulgatas españolas.Tienen una gran importancia, sólo aparecen en manuscritos españoles y todavía permanecen, en su mayoría, sin editar.

    Lo publicado continúa las ediciones realizadas por T. Ayuso [2]. En la actualidad, la Doctora Morano Rodríguez dirige un proyecto que propone editar el Corpus completo de estas glosas [3].

    Las Glosas marginales y la Vetus Latina en general, plantean incógnitas desde el punto de vista filológico: la historia del texto de VL y su tratamiento crítico [4], su origen, cronología, etc. etc. A todos estos problemas se añade la teoría, bién conocida por otra parte, de Ayuso, que consideraba estas glosas como testimonio de la existencia de una Vetus Latina Hispana de peculiaridades semejantes a la Itala y a la Africana. Esto añadiría un nuevo problema como el de la relación entre estas dos versiones y la Hispana. Pero el mismo Ayuso admitía que, aunque la versión de las glosas era única, había imposibilidad de saber si la tradición de la que procedían era de origen español [5].

    Los estudiosos de las glosas, ante esta imposibilidad, examinan con profundidad los textos, la técnica de la traducción, su morfología, sintaxis y léxico para hacer estudios comparativos y sacar información sobre la singularidad de las glosas. Admiten que la denominación de Vetus Latina Hispana dada por Ayuso a estas glosas, sólo se puede aplicar cuando se habla de la tradición manuscrita que es hispana y sin huellas fuera de Hispania, y no a la antigua versión que transmiten y que originariamente está en conexión con los textos más antiguos de Europa.

    Entre sus características, cabe destacar la de la literalidad, literalidad de contenido y de estructura formal, que denuncia un estadio primitivo de la técnica de traducción de los textos bíblicos [6]. Es tan fuerte esta literalidad, que a veces se explican rasgos vulgares o tardíos por ella [7], y, como lengua de traducción que es, y éstas son otras características, está llena de hebraísmos [8], grecismos [9], vulgarismos [10], arcaismos [11], calcos [12], préstamos, y un descuido formal.

    Pero, a pesar de ello, o, precisamente por ello, los textos de VL son un tesoro en lo que respecta a la lengua latina. Son importantísimos para conocer fenómenos lingüísticos de la latinidad tardía, y la evolución de la lengua a partir del s. II.

    Y refiriéndonos sólo a las glosas, hay que tener presente que son fragmentos de VL añadidos a un texto de la Vulgata para hacer ésta más comprensible y que los traductores han tenido presente, como ya hemos visto, un deseo de correspondencia entre la lengua a la que traducen y de la que traducen. Esto afecta a la sintaxis, léxico, semántica y estilística.

    En otras ocasiones he estudiado los demostrativos, conjunciones, preposiciones y adverbios del libro de Job. Ahora me he fijado en el léxico.

    Como en anteriores ocasiones dejo a un lado todo lo concerniente a la edición crítica. Sigo el texto ofrecido por J. Ziegler [13] y por Teodoro Tomé [14].

    En la lengua de las glosas hay muchos términos y expresiones propias del latín vulgar y tardío [15]. Para empezar por alguna parte, diré que es frecuente el gusto por los abstractos en -or: labor (3, 10; 5, 6-7), furor (3, 17), timor (3, 25-26; 13, 11-12), mediator (9, 32-33), dolor (5, 6-7) [16] etc.

    También aparecen terminaciones en -mentum: indumentum (21, 8-9) por citar alguna, y en -tio: interrogatio (10, 16-17) [17], mulctio (20, 14-18) [18], y en entia.

    Entre los adjetivos terminados en -alis encontramos aeternalis (3, 18) [19], así como verbos compuestos de adjetivos: por ejemplo sum paciferatus (3, 25-26) [20], humiliare (22, 12) [21], posiblemente infortare de infortis (18, 9), benignor (14, 6) de benignus, obviare (21, 15) con el significado de ‘oponerse’, ‘no obedecer’, etc.

    Son frecuentes verbos compuestos en lugar de simples: advenire (3, 25-26), occurrere (3, 25-26) [22], ebibere (6, 4) [23], redarguere (9, 32-33), perducere (12, 17), obaudire (14, 14-15), resumere (17, 8-9) [24], infortare (18-9), indulcare (21, 33) [25], superducere (22, 17) [26], remolliare (23-16) [27], supervenire (27, 9-10), aunque también hallamos el fenómeno contrario: quiescere por requiescere (14, 6) [28].

    Se hallan en las glosas, asimismo, otras palabras populares y tardías ya existentes en épocas anteriores pero que adquieren formas y significados distintos en sus usos vulgar y tardío respectivamente. Por ejemplo: pausare (6, 6-7) con el significado de ‘morir’, putredo (8, 16), que aparece a partir de Apuleyo (M. 9, 13), pavimentum (9, 8-9) donde se esperaría terra, decurio (12-17) con el significado tardío que aparece en Suetonio (Domitianus, 17) de ‘jefe de personal de palacio’, ‘ poderoso’, ‘personalidad’; cedo (13, 4-5; 13, 15-16) equivalente a accidere, contingere [29]; praetereo con sentido temporal (17, 11) que se halla ya en Plauto, pero no obstante se esperaría transeo; semino (18-15) de uso más antiguo pero muy utilizado en latín tardío, mastico (20, 14-18) [30]; deglutio (20, 14-18) [31]; argutio (21, 4), (véase para este último Agustín, Psal. 72, 14 con el significado de ‘censura’, ‘reproche’); remolliare (23, 16) con cambio de conjugación; esperaríamos remollire [32]; indumentum (24, 7-9) [33]; orfanus (24, 7-9) [34], silere, (3, 25-26) [35]; intendere, (22, 26-28) con el nuevo significado de ‘mirar hacia’, de ‘ver’ (intendere oculos) frecuentemente con in más acusativo como aquí: intendens in caelum [36]; urbs es sustituida por civitas (6, 10) [37] etc.

    También aparece algún que otro diminutivo propio de la lengua vulgar: mamilla (24, 7-9) [38]; verbos en -ficare como por ejemplo mortificare (26, 13) [39]; soldaduras de adverbios con determinados verbos: bene passus (21, 23) [40], bene patior (21, 23) [41].

    En un segundo apartado recojo palabras y expresiones que tienen un marcado carácter cristiano o bíblico cristiano; por ejemplo: beatus (15, 17), un cristianismo al igual que arguere (5, 17) ‘poner a prueba’; dominus (5, 17) un neologismo semántico que se refiere a Dios, en griego kirios. En hebreo el término es Adonai que sustituye al nombre de Dios Yáhveh que se procura evitar; terra (7, 21), tierra en tanto que materia, tierra donde reposan lo muertos (A. Blaise, pág. 812); mundus, adjetivo (8, 6) ‘puro’, ‘inocente’, término del lenguaje espiritual; exaudire (8, 6) en época clásica significaba ‘escuchar favorablemente’, ‘dejarse persuadir’, ‘prestar oídos’. Este mismo significado pero dirigiéndose a Dios lo convierte en bíblico —cristiano—; conspectus (9, 4), aquí, ‘mirada de Dios’, también ‘su presencia’; facere (9, 8-9) ‘crear’; iustus (9, 20) ‘el que cumple sus deberes para con Dios’ [42]; os (9, 20) ‘boca’, ‘persona’, se trata de una sinécdoque típicamente bíblica para expresar el ‘yo’ personal [43]; peccare (10, 14), ‘cometer una falta’, ‘errar’, aquí ‘cometer una falta contra Dios’ [44]; iniquitas e inicuus (10, 14 y 11, 11-12, respectivamente) presenta con frecuencia un matiz religioso; es la violación de la ley divina, ‘pecado’ [45]; innocens (10, 14) ‘impune’, ‘libre’; capere (10, 16-17) mismo significado que venari; ira (10, 16-17), ‘ira de Dios’; piraterium (10, 16-17), tomada del griego; entre otros significados, aquí tiene los de ‘tentaciones’, ‘símbolo de tentación’ (Blaise, pág.  626); tenebrae (10, 21-22), ‘tinieblas’, ‘muerte’, ‘mundo subterráneo’, ‘infierno’. En el estilo apocalíptico, la metáfora de las tinieblas expresa la realidad de la definitiva separación de Dios después de la muerte; lumen (10, 21-22) aquí hablando de Dios; vita (10, 21-22), Larcher estudia el concepto de «vida» como una realidad sagrada, un regalo de Dios; manus (11, 14-15). Blaise habla del pronombre personal reemplazado por «anima», «nomen», «manus», «oculus» en latín cristiano. García de la Fuente hace el mismo seguimiento para «anima»; iniustitia (11, 14-15): en los traductores de la Biblia se generaliza en oposición a iniquitas preferida por Jerónimo [46]; sollicitudo (11, 18) sustituye a  «cura» [47]; pax (11, 18), término muy usado en toda la latinidad que en latín bíblico-cristiano se enriquece con un nuevo significado, el del estado de completa armonía que incluye seguridad, bienestar, salud, alegría y sobre todo unión con Dios [48]. También es recogido por Blaise [49] como ‘armonia’, ‘paz’ que proviene de Dios. Jiménez Villarejo [50] dice que la paz es el clima donde mejor se desarrollan una serie de valores fundamentales para el hebreo: familia, nación, condición socio-política; este bienestar se prolongará en Dios ya que éste y no otro tipo de felicidad procura al hombre la salvación [51]; perducere (12, 17). Blaise (pág. 609) ofrece el significado de ‘llevar prisionero’. Cita a Orosio, Historias, 4, 18, 21. Es éste el significado que tiene aquí; iudex (12, 17), jefe militar de los hebreos o también nombre dado a diversos magistrados, condes, gobernadores, etc. Se puede traducir también por juez, rey, y gobernante [52]; insensatus (13, 2) aparece con frecuencia a partir de Tertuliano con el significado de ‘necio’, ‘torpe’, ‘estúpido’, ‘insensato’ [53]; malum, (consolatores malorum) (13, 4-5); malum tiene aquí el significado de ‘pecado’, ‘contrario a la ley de Dios’ [54]; timor (timor autem Domini) (13, 11-12). Ya en Lucrecio y Horacio tiene el siginificado de ‘temor religioso’. En época cristiana adquiere el de ‘temor de Dios’ [55]; Deus (13, 11-12), se refiere al Dios de los hebreos, único y verdadero . El término ha adquirido un contenido nuevo al referirse al Dios único [56]. Ya hemos aludido más arriba a la sinonimia Dominus-Deus.

    Éstas son sólo algunas muestras del carácter bíblico-cristiano del léxico de las glosas. No nos podemos detener más si queremos examinar otras características, por ejemplo, la del influjo griego. Aparecen numerosos grecismos, palabras que han pasado del griego al latín en diversas épocas, algunas muy temprano, y que están incorporadas a la lengua latina, y otras más tardías que el latín cristiano necesitaba. En las glosas aparecen frecuentemente ambas: cetum (3, 7-9), angelus (4, 18-19), bromum (6, 6-7), papyrum (8, 11-12), biblos (8, 11-12), butomum (8, 11-12), butyrum (29, 6; 20, 14-18), diploide (29, 14), sirenes (30, 29), psalmus (30, 31), profeta (10, 11), phantasma (20, 8) [57], draco (20, 14-18), strychnus (20, 14-18), petra (22, 24) [58], dieta (20, 26-28), orphanum (24, 7-9) [59], cauma (24, 24) etc.

    Un segundo grupo de grecismos que explicaría y ampliaría el comportamiento del léxico, sería el formado por expresiones gramaticales imitadas del griego [60]: participios de presente activos usados incorrectamente al traducir el participio de aoristo griego [61]; aut que sustituye a la partícula an en el segundo término de una interrogación. En griego aparece que tiene valores interrogativos y disyuntivos. Este comportamiento lo tengo estudiado en el análisis de las conjunciones en este mismo libro de Job [62]; Plater [63] habla del ablativo de gerundio usado a veces en lugar del participio de presente traduciendo el participio de presente griego. Lo hallamos analizado en Väänänen como ablativo instrumental modal cercano al participio de presente [64]. En 10, 21-22, nos encontramos con el grecismo de esse más Infinitivo con el significado de posibilidad. Kaulen lo observa [65]. También Jiménez-Villarejo [66]. Hofmann [67] registra este significado introducido como grecismo, en poetas de la época de Augusto y con mayor frecuencia en escritos bíblicos-cristianos. También basada en la construcción griega, aparece el segundo término del comparativo en genitivo (13, 2). Ernout [68] dice que es frecuente este genitivo en los escritos de traducción y que venía preparado por una construcción partitiva tal como aparece en Plauto.

    Encontramos también regímenes de verbos alterados por infuencia griega como en 13, 11-12, dativo en lugar de in más acusativo.

    Bene passus (21, 23), citado más arriba por otros motivos, traduce el griego. Y en la expresión in potentia stultitiae suae (21, 23), Ernout [69] afirma que en textos traducidos del griego había calco de instrumental.

    Verbos que normalmente rigen genitivo o dativo aparecen con acusativo [70] como misereor (24, 21-22), induo (29, 14). Así mismo el griego empuja a construir con oraciones de infinitivo verbos que normalmente rigen ut [71].

    Y un tercer grupo de grecismos lo constituirían las expresiones latinas anómalas, fruto de la traducción literal del griego. La literalidad ocasiona sobre todo alteraciones en el orden de palabras y también ciertas perífrasis que son puros idiotismos en latín como habere fiduciam (27, 9-10), dei cultura (28, 28), sum paciferatus (3, 25-26), pausare (6, 6-7) etc.

    En este texto aparecen, además, hebraísmos; bastantes, para ser nuestro escrito tan fragmentado y corto. Por ejemplo, frases en las que se mencionan partes del cuerpo en sentido figurado (3, 10) [72], llegando, en algunos casos, a sustituir a pronombres personales [73], como ya hemos visto. Algunas de estas palabras son: oculus (3, 10), genua (3, 12), facies (11, 14-15). Esta última palabra en latín clásico significa ‘aspecto’, ‘belleza’, ‘rostro’, ‘cara’, ‘faz’. En bíblico-cristiano puede significar toda la persona [74]. Suele ser traducción del sustantivo hebreo ‘paneh’, ‘rostro’, ‘cara’. En el texto hebreo acostumbra a unirse con muchísima frecuencia a preposiciones dando origen a locuciones preposicionales [75]. Para Dalpane [76] viene a ser una sustitución del pronombre personal. Sojo Rodríguez lo estudia como pronombre personal de primera, segunda y tercera persona. Allmen [77] lo explica por la concepción semítica del hombre. Se habla de la cara porque en ella se expresan los sentimientos interiores y porque es lo más personal del ser humano [78]. Manus (15, 22-23) [79], en hebreo tiene el significado de ‘fuerza’, ‘poder’ en sentido figurado. Plater [80] da a manus este mismo significado de ‘poder’: por ejemplo in manus gladii; cor (17, 11), Kittel [81] lo cita como órgano y principio de la vida personal, el ser y el actuar del hombre en cuanto personalidad espiritual, totalidad de la vida interior, acepciones derivadas de términos hebreos. García de la Fuente [82] dice que es el órgano que representa toda la naturaleza humana. Conspectus (27, 9-10), también traduce el término ‘paneh’ hebreo [83]. García de la Fuente hace referencia a empleos más libres del sustantivo equivaliendo a coram [84].

    Otros sustantivos latinos traducen significados hebreos como homo (10, 21-22) que equivale a veces al colectivo ‘especie humana’ [85]; sermo (11, 11-12; 19, 23-24) que puede sustituir a verbum (el ‘logos’ griego) [86]. Verbum y sermo traducen el hebreo dabar: ‘palabra’ o ‘cosa’ por lo que sermo en la Biblia latina tiene un campo semántico más amplio que en latín clásico y cristiano tardío. En 5, 17 un hebraísmo traduce vir como ‘cada uno’, ‘cualquiera’: Beatus autem vir, quem arguit dominus super terram, «feliz todo aquel a quien Dios pone a prueba» [87]. Cf. Plater y Kaulen.

Viam (24, 4) con el significado de ‘mandato’, ‘ley’: declinaverunt autem invalidos de via iusta [88].

    Una muestra de palabras hebreas incorporadas al texto latino es, por ejemplo, mazuroth, zodiaco. Blaise la incorpora a su diccionario.

    Esto por lo que respecta a los sustantivos. Aspectos gramaticales de la lengua hebrea que pasaron al texto bíblico son, por ejemplo: los tiempos del verbo peculiarmente traducidos al latín: pasados por presentes, pasados por futuro, futuros por presentes [89]. En 3, 17; 3, 18, encontramos ejemplos de ello.

    Entre las preposiciones ante [90] es usada más frecuentemente con el significado de lugar que de tiempo. Acompaña a hebraísmos, que ya hemos visto, compuestos por palabras que designan partes del cuerpo: ante faciem, ante vultus, ante oculos meos etc.

    In aparece en 7, 5-6, con un valor instrumental o modal tomado del hebreo y en 13, 4-5 [91] es una construcción predicativa. In, está calcado mecánicamente sobre una construcción predicativa hebrea adaptada al latín gracias al ejemplo de giros como el in final y al uso vulgar [92]. Igual en 20, 14-18.

    El genitivo cualitativo equivaliendo a un adjetivo, típica construcción hebrea, aparece en 10, 14-18.

    En 22, 8-9, el verbo facere, y en otros lugares dare y también conlocare traducen el factitivo [93].

    En 22, 26-28, se hace uso de la coordinación en lugar de la subordinación: aut rogare alium et facere mihi hoc [94] y en 30, 8 aparece un genitivo de cualidad formado por filius y de procedencia hebrea: insipientium filii [95].

    Por último, entre los usos e influencias hebreas hay que citar la medida de la duración del tiempo. En 14, 4-5: nec si unius diei fiet vita eius super terram. En 17, 11: dies mei praeterierunt. La duración del tiempo se expresaba en hebreo por el uso de días o años. Este uso pasa a la Vulgata [96].

    Aparte de todo esto, se podrían analizar palabras especiales por su significado, otras muy usadas en época cristiana, clichés, poetismos, palabras expresivas, onomatopeyas, perífrasis, hapax etc. Pero no es posible. Lo estudiado es sólo una pequeña muestra de las características léxicas de estas glosas del libro de Job.

 

NOTAS:

[1] O. García de la Fuente, Introducción al latín Bíblico y cristiano, 1990, pág. 85.

[2] T. Ayuso, «Una importante colección de notas marginales de la Vetus latina Hispana», en Estudios bíblicos, 1950, págs. 329-376. Y La Vetus Latina Hispana, I Prolegómenos, Madrid, 1953.

[3] O. Morano Rodríguez, «Los estudios sobre las primeras traducciones latinas de la Biblia (Vetus latina), proyectos editoriales en curso y nuevas perspectivas en la crítica textual y la lingüística» en: La Filología latina hoy, actualización y perspectivas, I, Sociedad de Estudios Latinos, Madrid, 1999.

[4] A. Moreno Hernández, Las Glosas marginales de Vetus Latina en las Biblias Vulgatas españolas 1-2 Reyes, Instituto de Filología del CSIC, 1992.

[5] T. Ayuso, op. cit., págs. 372-373.

[6] C. Morano Rodríguez, op. cit.,  pág. 210.

[7] F. Blatt, «Remarques sur lhistoire des traductions latines» Clasica et Medievalia, I, 1938, págs. 217-242.

[8] A. Moreno Hernández op. cit.,  pág. 287.

[9] O. García de la Fuente, Introducción,  pág. 86-88

[10] Chr. Mohrmann, «Problémes stylistiques dans la littérature chrétienne», en Etudes sur le latin des chretiens, III, 1979, págs. 223-225.

[11] S. Boscherini, «Sulla lingua delle primitivi versioni latine dell Antico Testamento», AATC, 26, 1961-1962, págs. 207-229.

[12] U. Rapallo, «Calchi ebraici nelle antiche versioni del Levitico», Studi Semitici, 39, Roma, 1971, pág. 19. O. García de la Fuente, op. cit.,  pág. 88.

[13] J. Ziegler, Randnoten aus der Vetus Latina des Buches Iob in spanischen Vulgatabibeln, München, 1980.

[14] T. Tomé Gutierrez, Tesis doctoral, 1977.

[15] C. Morano Rodríguez, op. cit., pág. 210.

[16] F. Kaulen, Sprachliches Handbuch zur biblischen Vulgata, 1973, pág. 36. W. E. Plater y H. J. White, A Grammer of the Vulgate, Oxford, 1926 pág. 45.

[17] W. E. Plater y H. J. White, op. cit.,  pág. 45.

[18] V. Väänänen, Introducción al latín Vulgar, Madrid, 1963, pág. 48.

[19] O. García de la Fuente, Introducción,  pág. 69.

[20] M. D. Verdejo Sánchez, «El libro del Génesis en la Vetus Latina Hispana», Analecta Malacitana, VII, 2, 1984, pág. 245.

[21] W. E. Plater y H. J. White, op. cit.,  pág. 50; F. Kaulen, op. cit., pág. 198; C. H. Grandgent, Introducción al Latín Vulgar, Madrid, 1963.

[22] V. Väänänen, op. cit.,  pág. 157-158.

[23] V. Väánänen, loc. cit.

[24] A. Blaise, Dictionnaire latin-FranÇais des Auteurs Chrétiens, Turnhout, 1954.

[25] A. Blaise, op. cit.,  pág. 436.

[26] V. Väänänen, op. cit., pág. 157; O. García de la Fuente, op. cit., pág. 61.

[27] F. Stummer, Einführund in die lateinische Bibel, Paderborn, 1928,

[28] V. Väänänen, op. cit., pág. 158.

[29] A. Blaise, op. cit.,  pág. 517.

[30] A. Blaise, loc. cit.

[31] W. E. Plater y H. J. White, op. cit., pág. 51.

[32] V. Väänänen, op. cit.,  pág. 157.

[33] V. Väänänen, op. cit., pág. 143; C. H. Grandgent, op. cit.,  pág. 41.

[34] W. E. Plater y H. J. White, op. cit.,  pág. 45.

[35] Con el significado tardío dedescansar’, frecuente en la Vulgata.

[36] W. E. Plater y H. J. White, op. cit., pág. 58; F. Kaulen, op. cit., pág. 181.

[37] G. H. Grandgent, op. cit., pág. 30.

[38] W. E. Plater y H. J. White, op. cit.,  pág. 47.

[39] W. E. Plater y H. J. White, loc. cit., pág. 52; F. Kaulen, op. cit., pág. 220.

[40] V. Väänänen, op. cit.,  pág. 198.

[41] A. Blaise, op. cit.,  pág. 600; F. Kaulen, op. cit., pág. 182.

[42] L. Jiménez-Villarejo Fernández, Lexico del liber Sapientiae, Málaga, 1986, pág. 104-105. G. Kittel-G. Friedrich, Grande lessico del Nuovo Testamento, II, Brescia, 1965, pág. 1.220.

[43] H. Cazelles, Dictionnaire de la Bible, IX, Suplement, 1939, París, 1920, pág. 228; L. Jiménez-Villarejo Fernández, op. cit., pág. 128.

[44] O. García de la Fuente, El latín bíblico y el español Medieval hasta el 1300, Logroño, 1981, pág. 260-263; F. Sojo Rodríguez, Léxico del libro del Génesis de la Vulgata, Tesis doctoral, Málaga, 1986 pág. 372. A. Blaise, op. cit.,  pág. 604.

[45] A. Blaise, op. cit.,  pág. 448; O. García de la Fuente, «Sobre el léxico bíblico y cristiano del libro de Apolonio», Cuadernos para la investigación de la literatura hispánica, 5, 1983, págs. 83-131; L. Jiménez-Villarejo, op. cit.,  pág. 56; F. Kaulen, op. cit., pág. 54; F. Sojo Rodríguez op. cit., pág. 272.

[46] Cf. ThLL, VII, 1686, 944.

[47] G. Kittel, op. cit., XII, pág. 944.

[48] O. García de la Fuente, El latín bíblico, pág. 259.

[49] A. Blaise, op. cit., pág. 602

[50] L. Jiménez-Villarejo, op. cit., pág. 131.

[51] H. Cazelles, op. cit.,  IX, pág. 307; P. Zürcher, Der Einflus der lateinischen Bibel auf den Wortschatz der italienische Literatursprache vor 1300, Berna, 1970; N. Turner, «Jewish ans Christian influence on the New Testament vocabulary», NT, 16, 1974, pág. 159.

[52] Cf. ThLL, VII, 2, 601, 20.

[53] F. Kaulen, op. cit.,  pág. 146 y sigs. W. E. Plater y H. J. White, op. cit.,  pág. 50; L. Jiménez-Villarejo, op. cit.,  pág. 98.

[54] A. Blaise, op. cit.,  pág. 511; L. Jiménez-Villarejo, op. cit.,  pág. 112; F. Sojo, op. cit.,  pág. 309.

[55] F. Sojo, loc. cit.,  pág. 496; A. Blaise, loc. cit.,  pág. 817.

[56] O. García de la Fuente, El latín bíblico, pág. 128.

[57] F. Kaulen, op. cit., pág. 185.

[58] V. Väänänen, op. cit., pág. 139.

[59] W. E. Plater y H. J. White, op. cit., pág. 45.

[60] W. E. Plater y H. J. White, op. cit.,  pág. 36.

[61] W. E. Plater y H. J. White, op. cit., pág. 111.

[62] M. D. Verdejo Sánchez, «Las conjunciones en las notas Marginales del libro de Job», Analecta Malacitana XI, 1, 1988, pág. 25.

[63] W. E. Plater y H. J. White, op. cit., pág. 112.

[64] V. Väänänen, op. cit., pág. 224.

[65] F. Kaulen, op. cit.,  pág. 179

[66] L. Jiménez-Villarejo, op. cit.,  pág. 172.

[67] J. B. Hofmann, A. Szantyr, Lateinische Grammatik und Stilistil, Múnich, 1965.

[68] A. Ernout, F. Thomas, Sintaxe Latine, París, 1959, pág. 171.

[69] A. Ernout, op. cit.,  pág. 91.

[70] W. E. Plater y H. J. White, op. cit.,  pág. 81.

[71] F. Kaulen, op. cit., pág. 288.

[72] W. E. Plater y H. J. White, op. cit., pág. 15.

[73] A. Blaise, op. cit., pág. 111.

[74] A. Blaise, loc. cit., pág. 341; F. Sojo, op. cit., pág. 207; L. Jiménez-Villarejo, op. cit., pág. 69.

[75] A. Blaise, loc. cit., pág. 111.

[76] E. Dalpane, Nuovo lessico della Biblia Volgata, Florencia, 1911.

[77] J. J. Allmen, Vocabulaire biblique, París, 1956, pág. 295.

[78] G. Kittel, op. cit., XI, pág. 405.

[79] F. Sojo, op. cit., pág. 311.

[80] W. E. Plater y H. J. White, op. cit., pág. 16.

[81] Kittel, op. cit.,  pág. 205.

[82] O. García de la Fuente, Introducción, pág. 132.

[83] F. Sojo, op. cit.,  pág. 146; J. Ramirez Olid, op. cit., pág. 215.

[84] O. García de la Fuente, «Circumlocuciones preposicionales en la Biblia latina», Analecta Malacitana, IV, 2, 1981, pág. 377.

[85] F. Sojo, op. cit., pág. 248.

[86] W. E. Plater y H. J. White, op. cit., pág. 18; O. García de la Fuente, Introducción, pág. 250.

[87] W. E. Plater y H. J. White, op. cit.,  pág. 16; Kaulen, op. cit., pág. 173.

[88] W. E. Plater y H. J. White, op. cit.,  pág. 18.

[89] A. Blaise. op. cit.,  pág. 128.

[90] W. E. Plater y H. J. White, op. cit.,  pág. 84.

[91] W. E. Plater y H. J. White, op. cit.,  pág. 20.

[92] L. Jiménez-Villarejo, op. cit.,  pág. 91; G.  Kittel, op. cit.,  pág. VI, 767; Moulton, op. cit.,  pág. 462. Cf. J. B. Hoffman, op. cit., pág. 275; V. Väänänen, op. cit., págs. 191-192.

[93] W. E. Plater y H. J. White, op. cit., pág. 23; F. Kaulen, op. cit.,  pág. 278.

[94] O. García de la Fuente, Latín bíblico, pág. 59.

[95] F. Sojo, op. cit.,  pág. 220.

[96] W. E. Plater y H. J. White, op. cit.,  pág. 17.