NUEVOS ELEMENTOS COMPOSITIVOS EN EL

DICCIONARIO DE LA ACADEMIA

Manuel Fernando Pérez Lagos

Universidad de Málaga

 

 

    La presencia cada vez más frecuente en la nomenclatura del diccionario de la Academia de entradas precedidas o seguidas de guión, indicando con ello su consideración no como palabra sino como componente empleado en unión de otros elementos del discurso, las cuales, por otra parte, no pertenecen al conjunto de partículas prefijales y sufijales ya clásicas en los diccionarios, ha despertado nuestro interés y será objeto de nuestras consideraciones.

    No es tarea fácil determinar el material al que limitaremos nuestro análisis, cuando ni los tratados teóricos ni los repertorios que estos ofrecen sobre elementos de creación muestran unanimidad de criterios para distinguir con claridad entre los tradicionales prefijos y sufijos y los elementos de formación.

    Ni siquiera es congruente la actitud académica: muchos de los formantes calificados en su diccionario como elementos de composición, aparecen incluidos en las listas de prefijos y sufijos de otros trabajos de la Academia. Así, las listas ofrecidas en su Diccionario histórico, que son sólo sobre sufijos y prefijos y sin ánimo de ser exhaustivas, consideran al mismo nivel sufijal -ción que -itis, -ntar que -ificar y -ejo que -oide; presentan al mismo nivel prefijal de- (decaer) que pluri- (pluriempleo). En su Gramática aparece como prefijo mono- pero no uni-, di- pero no tri-; tampoco se da cuenta de poli-, multi-, pluri-, vice-, etc.; y no aparecen mencionados otros de los habitualmente utilizados como ejemplos de elementos cultos (auto-, tele-, -logía, -grafía, etc.).

    Fuera de la visión académica, María Moliner, por ejemplo, distingue (cf. afijo), entre los afijos propiamente dichos y las raíces cultas. En la lista que ofrece de estas últimas están incluidos, entre otros, todos los numerales y cuantificadores considerados prefijos en las relaciones académicas anteriores: multi-, poli-, pluri-, bi-, endeca-, dodeca-, enea-, hecto-, kilo-, hexa-, mili-, miria-, etc. Sin embargo, no encontramos en ninguna de las dos listas elementos como endo-, hiper-, hipo- o centi-. Por otro lado, casos como cata- y proto- son presentados tanto en la lista de afijos como en la de raíces.

    En los repertorios ofrecidos en trabajos no españoles, incluso en los especialmente dedicados al tema de la formación de palabras o de la formación culta, tampoco se aprecia claridad de criterios. Son frecuentes los casos en los que un mismo elemento es presentado entre los «prefijos» y a su vez entre los «elementos griegos o latinos» [1].

.    Tampoco podemos atenernos a la calificación dada por el diccionario y seleccionar estrictamente los calificados como elementos de composición, pues, junto al calificativo de elemento compositivo, han aparecido otros como el de «voz que sólo tiene uso / que sólo interviene en composición», etc.

    Por otra parte, es palpable la falta de seguridad en el tratamiento y consideración de estos elementos cuando anti- es «preposición inseparable» en las ediciones académicas de 1947 y 1956, «elemento compositivo» en las ediciones de 1970 y 1984 y «prefijo» en la edición actual; el componente ante-, sin embargo, es ahora «elemento compositivo» cuando en la edición anterior constituía una acepción del artículo ante, en la que se hablaba de «su uso como prefijo», y, por el contrario, el componente entre-, que también ha sido sacado del artículo entre, es presentado como «prefijo»; y, por último, cuando actuales elementos compositivos, como anfi-, bi-, circun-, equi-, infra-, meta-, proto-, retro-, sota-, tri-, eran calificados en la edición anterior como prefijos, partículas y preposiciones inseparables.

    Estas continuas divergencias lexicográficas no son más que un reflejo de la falta de una doctrina clara y comúnmente aceptada por los lingüistas [2].

.    Atendiendo a los problemas expuestos, hemos elaborado una lista propia en la que se han mantenido fundamentalmente los siguientes criterios:

    — consideramos como elementos las entradas procedentes de formas sustantivas, adjetivas o verbales griegas y latinas.

    — consideramos como elementos las entradas procedentes de formas sustantivas, adjetivas o verbales existentes en nuestra lengua y adaptadas en función y aspecto a los elementos anteriores.

    Nos interesan en definitiva, los que Pierre Guiraud, al estudiar los elementos formantes, considera «operadores» griegos y latinos, así como las raíces griegas o latinas a las que se suelen unir [3].

.    No pretendemos con ello dejar zanjada la controvertida cuestión sobre la delimitación entre afijo y elemento, sino conseguir un grupo de estudio homogéneo, cuyas características, al menos en su origen, están más próximas a la composición que a los procesos de afijación.

    Una vez consideradas sólo aquellas entradas del diccionario académico que ofrecen elementos poseedores de significación lexemática, creados a partir de una unidad sustantiva, adjetiva o verbal, bien de origen clásico (latino o griego) bien del español actual, pretendemos detenernos en aquellas aparecidas por primera vez en la última edición del diccionario de la Academia, si bien realizaremos comparaciones referenciales con las ediciones de los últimos cincuenta años [4].

    Tras aplicar nuestros criterios de selección nos quedan 191 elementos de composición presentes en el diccionario académico [5]. Este conjunto extraído nos sirve de punto de referencia para constatar la progresiva actividad de este procedimiento de creación en los últimos años: sólo 27 de estos 191 elementos actuales estaban presentes en ediciones anteriores a 1970, o lo que es lo mismo, 164 del conjunto actual han sido incluidos en las tres últimas ediciones, y concretamente 76 de ellos, casi un cuarenta por ciento, aparecen por primera vez en la actual edición académica [6].

    La principal reflexión que surge, junto a la del amplio número de inclusiones que se han efectuado, es la de que muchos de estos elementos, presentados por primera vez en la Academia son ampliamente conocidos y admitidos como tales desde hace muchos años por la mayoría de los diccionarios. Sirva el siguiente dato como ejemplo: 58 de estas 76 novedades académicas de 1992 estaban ya presentes en el Diccionario General Ilustrado de la editorial VOX desde hace más de cincuenta años, concretamente en su primera edición de 1945.

    Un segundo aspecto que, a partir del anterior, puede resultar interesante es la consideración de la productividad compositiva de tales elementos y, con ella, la constatación del movimiento léxico experimentado por el diccionario a causa de ellos.

    Como en el caso anterior, a la hora de seleccionar entre el vocabulario del diccionario académico portador de alguno de los elementos compositivos considerados, hemos procurado limitarnos a un conjunto léxico homogéneo y, en cierto modo, apropiado para ser analizado con los procesos de composición y no con los de derivación. De esta manera, sólo hemos considerado las entradas que, llevando alguno de estos 76 componentes, van unidas a otro elemento compositivo, a un prefijo o a un lexema independiente. No hemos considerado, así pues, aquellas voces en las que uno de los elementos considerados sólo funciona como tema o base de derivación unido a una partícula sufijal derivativa [7].

    Siguiendo las anteriores consideraciones el conjunto léxico que nos ha resultado se compone de 1035 unidades. La cantidad de ellas que crea cada elemento de los analizados y la ordenación de estos de mayor a menor productividad da como resultado la siguiente lista:

127 -ficar 13 biblio- 6 -termo, ma
80 -fero, ra 12 auto- 5 quilo-
60 electro- 11 -teca 5 rizo-
38 pan- 11 -iatría 5 arbori-

33 -gono, na

10 dactilo- 5 sarco-
31 hemato-, hemo- 10 xero- 4 -baro, ra
30 -mancia, -mancía 10 quiro- 4 denti-
29 neuro- 9 -paro, ra 4 eco-
28 -fico, ca 9 etno-

4 angio-

27 -cola 9 -fagia 4 podo-
25 -nomía 9 -voro, ra 3 bradi-
19 estereo- 9 -fugo, ga 3 baro-
19 -genia 9 homeo- 2 aden-, adeno-
19 -podo 8 -plastia 2 fago-

18 -tomía

8 xilo- 2 -trofo, fa
16 -cidio 8 nitro- 2 anarco-
16 -mano, na 8 -valente 2 agro-
15 -céfalo, la 8 pato- 1 poli-
15 -foro, ra 8 -hídrico 1 pseudo-
15 -trofia 7 euro- 1 ptero-
15 -termia 7 -cefalia 0 peta-
14 -stático, ca 7 cuadru- 0 -landia
14 -rrea 7 -rragia 0 benzo-
14 alti- 6 -tomo, ma 0 bento-
14 magneto- 6 aniso-  
14 -latría 6 rino-  

 

    Una de las primeras reflexiones que surge al observar este índice de frecuencias es que con un pequeño número de formantes se constituye gran parte del conjunto léxico reunido. Veamos un dato ilustrativo: con los 11 primeros elementos de este índice, es decir, todos aquellos creadores de 25 o más voces, que vienen a suponer un 14 % aproximadamente del total de elementos, se han formado 508 de las palabras del conjunto de 1035 reunidas, es decir, casi un 50 %. Los elementos de escasa frecuencia vienen a indicar lo mismo: 43 de los 76 elementos, un 57 % del total, aquellos creadores de menos de diez voces, sólo componen 213 vocablos, poco más del 20 % del total.

    La repartición de cada uno de los grupos en las cinco últimas ediciones del diccionario académico da como resultado el cuadro que ofrecemos:

                                                                                                                                                                      

                                  nº de voces     

                                 por elemento                                            ediciones del DRAE

    

1947

 

1956

 

1970

 

1984

 

1992

 

127 -ficar 104 1 11

9

2

80 -fero, ra 77 0 1

2

0

60 electro- 32 9 5

3

11

38 pan- 32 1 0

0

5

33 -gono, na 29 0 1

0

3

31 hemato-, hemo- 21 1 3

4

2

30 -mancia, -mancía 29 0 0

0

1

29 neuro- 11 2 0

0

16

28 -fico, ca 27 0 1

0

0

27 -cola 14 2 4

3

4

25 -nomía 19 0 1

3

2

19 estereo- 14 0 4

0

   1 

19 -genia   15 0 2

2

0

19 -podo   12 3 2

1

1

18 -tomía   14 0 1

1

2

16 -cidio   14 1 1

0

0

16 -mano, na 10 1 0

2

3

15 -céfalo, la 13 2 0

0

  0

15 -foro, ra    11 1 1

0

2

15 -trofia     5 1 3

4

2

15 -termia     1 2 1

4

  7

14 -stático, ca      6 2 1

2

3

14 -rrea    13 0 0

0

1

14 alti-   12 0 2

0

  0

14 magneto-      0 0 1

1

12

14 -latría   10 1 0

1

2

13 biblio-      10 1 0

0

2

12 auto-    2 0 4

3

3

11 -teca     7 0 2

2

0

11 -iatría     2 1 3

1

4

10 dactilo-     6 0 0

2

2

10 xero-    1 0 5

4

0

10 quiro- 10 0 0

0

0

9 -paro, ra    9 0 0

0

0

9 etno- 6 0 0

0

3

9 -fagia   6 0 0

2

  1

9 -voro, ra   9 0 0

0

0

9 -fugo, ga   7 1 1

0

0

9 homeo-   4 0 0

2

3

8 -plastia   5 0 2

1

0

8 xilo- 5 0 2

1

0

8 nitro- 4 1 0

0

3

8 -valente   2 1 0

1

4

8 pato-   6 1 1

0

0

8 -hídrico   6 1 1

0

0

7 euro-   0 1 0

1

5

7 -cefalia 5 2 0

0

0

7 cuadru- 7 0 0

0

0

7 -rragia 6 1 0

0

0

6 -tomo, ma 6 0 0

0

0

6 aniso-   4 0 2

0

0

6 rino-   5 0 1

0

0

6 -termo, ma   2 0 0

0

4

5 quilo-   5 0 0

0

0

5 rizo-   4 0 0

1

0

5 arbori-   3 0 1

1

0

5 sarco-   5 0 0

0

0

4 -baro, ra   2 1 1

0

0

4 denti-    3 1 0

0

0

4 eco-    1 0 0

1

2

4 angio-   0 1 1

0

2

4 podo-   2 0 0

2

0

3 bradi- 1 2 0

0

0

3 baro-   3 0 0

0

0

2 aden-, adeno-    1 1 0

0

0

2 fago-    2 0 0

0

0

2 -trofo, fa    0 0 0

2

0

2 anarco-    0 0 0

0

2

2 agro-    1 0 1

0

0

1 poli-    0 0 0

0

1

1 pseudo-    0 0 1

0

0

1 ptero-     1 0 0

0

0

0 peta-    0 0 0

0

0

0 -landia    0 0 0

0

0

0 benzo-     0 0 0

0

0

0 bento-    0 0 0

0

0

1035

721 7 75

9

123

                                                  

        Si tomamos como punto de partida el léxico presentado por el diccionario académico en su edición de 1947 (721 voces), constatamos que son 314 los vocablos incluidos por el diccionario académico en los últimos cincuenta años a partir de los elementos considerados por primera vez en la edición académica actual. En esta edición del 92 se incorporan 123 voces de ese conjunto de 314, casi un 40 %.

    Son muchos los temas de estudio que pueden surgir a partir de la observación detenida de este cuadro. Es posible estudiar la actuación de cada elemento a través de las distintas ediciones y, a partir de ello, confeccionar un informe de cada edición con los cuales se puede valorar la actuación lexicográfica sobre este apartado de la formación de palabras.

    Nos limitaremos en esta ocasión a apuntar algunos de los muchos puntos de reflexión que pueden surgir de la observación de los datos presentes en la edición actual de 1992.

    Si ordenamos los nuevos elementos incluidos por el diccionario en su última edición según el número de palabras formadas con ellos que también han sido incluidas, la lista queda como sigue:

16 neuro- 2 eco- 0 agro-
12 magneto- 2 angio- 0 benzo-
11 electro- 2 dactilo- 0 bento-
7 -termia 1 -mancia, -mancía 0 -landia
5 euro- 1 estereo- 0 peta-
5 pan- 1 -fagia 0 pseudo-
4 -termo, ma 1 -podo 0 ptero-
4 -cola 1 poli- 0 -baro, ra
4 -valente 1 -rrea 0 sarco-
4 -iatría 0 -fero, ra 0 pato-
3 homeo- 0 -teca 0 -hídrico
3 -mano, na 0 -fico, ca 0 xilo-
3 -stático, ca 0 xero- 0 -plastia
3 auto- 0 -genia 0 -paro, ra

3 nitro-

0 -cidio 0 -voro, ra
3 -gono, na 0 alti- 0 -cefalia
3 etno- 0 -céfalo, la 0 cuadru-
2 -nomía 0 -fugo, ga 0 rizo-
2 -latría 0 quiro- 0 arbori-
2 hemato-, hemo- 0 aden-, adeno- 0 quilo-
2 -trofia 0 fago- 0 rino-
2 biblio- 0 baro- 0 -rragia
2 anarco- 0 bradi- 0 -tomo, ma
2 -foro, ra 0 denti- 0 aniso-
2 -ficar 0 podo-
2 -tomía 0 -trofo, fa

    Con ella comprobamos que los elementos más productivos en la edición actual no son los mismos que los más creadores con respecto al conjunto total. De hecho, elementos de alta productividad en el apartado anterior, como alti-, -fero, -fico, son de productividad cero en la última edición académica.

    La intervención de un corto número de elementos en el movimiento léxico experimentado se refleja de nuevo en el siguiente dato: con 10 elementos de los 76 incluidos en esta edición se constituyen 71 de las 123 entradas nuevas de la misma edición.

    La baja productividad de gran número de ellos también queda plasmada: 41 de los 76 nuevos elementos incluidos en esta edición académica han resultado de productividad cero en la misma edición.

    Descendiendo a casos particulares puede destacarse el caso de neuro-, que con las mismas 13 voces desde 1956, presenta ahora 16 nuevas formas [8]; el de magneto- que, junto a los 3 vocablos aportados en la anterior edición, aparecen ahora 11 nuevas voces [9]. No pretendemos ocuparnos ahora de este nuevo material léxico incorporado, pues hemos querido limitarnos a los elementos de composición y su capacidad creadora según se refleja en el diccionario académico [10].

    Mediante la reunión del material adecuado y su observación detallada hemos podido llegar a los siguientes puntos de conclusión, los cuales, por otra parte, pueden ser muy útiles a la hora de abordar otros estudios sobre alguno de los múltiples aspectos de este tema:

    1. La presencia cada día más abundante en los diccionarios de entradas que recogen estos elementos.

    2. La lexicografía académica, de extremada parquedad en este tema, incluye en su última edición más del 40 % del material total que reúne.

    3. Es elemento indicador de cuáles son las herramientas creadoras de gran parte de nuestro léxico de hoy, el hecho de que           un diccionario de estas características presente ahora formas que inexplicablemente había ignorado (euro-, neuro-,                     electro-, agro-, dactilo-, -fico, etc.).

    4. Se hace evidente que, dentro de este grupo de elementos creadores del diccionario, sólo unos pocos resultan altamente           productivos, si bien es rentable la presencia de todos ellos en el diccionario, ya que permite dar a conocer léxico de                    este tipo aún cuando no esté presente en la nomenclatura de la obra.

    5. Es importante un análisis evolutivo en el tiempo de estos instrumentos de creación, y más aún poniéndolos en relación con           los materiales que crean. Los diferentes cortes sincrónicos que ofrecen las distintas ediciones de una misma obra lexicográfica son una oportunidad inmejorable para abordar estudios de estas características.

 

NOTAS:

[1] La lista ofrecida en el diccionario etimológico de A. Dauzat, J. Dubois y H. Mitterand (Nouveau dictionnaire étymologique et historique, París, 41987 [1974]) presenta, por ejemplo, el componente ecto- tanto entre los prefijos de origen griego como entre los elementos griegos. Si consultamos los anexos ofrecidos por Teresa Cabré en su estudio de lexicología catalana (A l'entorn de la paraula. II. Lexicologia catalana, Valencia, 1994), comprobaremos que el componente bi- aparece incluido tanto entre los «prefijos latinos» como entre las «formas latinas» de composición culta. En el estudio de Pierre Guiraud sobre palabras cultas (Les mots savants, París, 21978 [1968]), se presenta bi-, centi-, etc., entre los prefijos cultos latinos, mientras que en su amplio apéndice final se ofrecen como raíces latinas. Louis Guilbert, que presenta unas detalladas tablas de elementos en la introducción al Grand Larousse («De la formation des unités lexicales», Introduction au Grand Larousse de la langue française, I, París, 1971, págs. IX—LXXXI), distingue entre prefijos franceses, prefijos cultos latinos o griegos y elementos de composición franceses, griegos o latinos. Como ocurría en la lista de María Moliner los numerales y cuantificadores aparecen considerados como elementos griegos o latinos de composición, y sin embargo di- es presentado entre los prefijos. Es posible encontrar alguna incongruencia más: las parejas dys- / eu- y ecto- / endo- son presentadas entre los prefijos griegos, a la vez que ecto- y eu- también son contemplados entre los elementos de composición.

[2] «En la teoría lingüística no sólo existen problemas en lo referente a la denominación genérica de los procedimientos que forman parte del estudio que ahora emprendemos. Junto a éstos, debemos señalar cómo tampoco existe unanimidad a la hora de designar e incluso definir los contenidos correspondientes a los distintos procesos de formación de palabras» (J. A. Miranda, La formación de palabras en español, Salamanca, 1994, pág. 53).

[3] P. Guiraud, op. cit. El autor califica como operadores «à des mots pleins mais qui, en raison de leur sens générique, entrent dans la désignation de longues séries», pág. 59.

[4] No podemos limitarnos a la edición más actual de este diccionario, pues, si bien reflejaría la consideración lexicográfica de hoy respecto a uno de los medios de creación de nuestro léxico, no permitiría conocer cómo se había llegado hasta la situación del momento, y ni siquiera podríamos separar lo que pertenecía a una consideración novedosa de los últimos años de lo que ya estaba reflejado en tiempos anteriores.

[5] Para estas cuentas hemos dividido en dos las entradas de prefijal y sufijal, ya que el significado general de origen puede ser el mismo pero la aportación semántica al entrar en composición puede ser diferente. Por otra, parte, varios de los clasificados como «elemento compositivo» no han sido considerados por las razones expuestas más arriba.

[6] Los 76 elementos de los que nos ocuparemos son los siguientes: aden-, adeno-, agro-, alti-, anarco-, angio-, aniso-, arbori-, auto2, baro-, -baro, ra, bento-, benz-, biblio-, bradi-, -cefalia, -céfalo, la, -cidio, -cola, cuadru-, dactilo-, denti-, eco-2, electro-, estereo-, etno-, euro-, -fagia, fago-, -fero, ra, -ficar, -fico, ca, -foro, ra, -fugo, ga, -genia, -gono, na, hemato-, hemo-, -hídrico, homeo-, -iatría, -landia, -latría, magneto-, -mancia, -mancía, -mano, na, neuro-, nitro-, -nomía, pan-, -paro, ra, pato-, peta-, -plastia, podo-, -podo, poli-2, pseudo-, ptero-, quilo-, quiro-, rino-, rizo-, -rragia, -rrea, sarco-, -stático, ca, -teca, -termia, -termo, ma, -tomía, -tomo, ma, -trofia, -trofo, fa, -valente, -voro, ra, xero-, xilo-.

[7] Es el elemento formante que nos ocupa lo que nos interesa, su comportamiento en la composición de palabras. No pretendemos reflejar todo el léxico culto, ni comprobar los diferentes tipos de compuestos creados, sino presentar la productividad o movimiento creativo de una serie de unidades de composición tal y como se recoge en nuestro diccionario académico.

[8] neuroanatomía, neuroanatómico, neuroanatomista, neurobiología, neurobiológico, neurobiólogo, neurociencia, neurocirugía, neurocirujano, neuroembriología, neuroembriólogo, neuroendocrino, neuroendocrinología, neuroepidemiología, neurotomía, neurotransmisor.

[9] magnetocalórico, magnetoeléctrico, magnetofónico, magnetohidrodinámica, magnetómetro, magnetoóptica, magnetopausa, magnetorresistencia, magnetoscopio, magnetosfera, magnetostática, magnetostricción.

[10] Véase M.F. Pérez Lagos, «El léxico de la medicina del diccionario académico y sus elementos compositivos», en Lingüística para el siglo XXI, II, Universidad de Salamanca, 1999, págs. 1253-1265.