LOS VERBOS CADERE Y CAEDERE EN LA VULGATA LATINA

Cristóbal Macías Villalobos

Universidad de Málaga

 

    En el presente artículo [1] pretendemos pasar revista a toda la gama de significados que presentan en la Vulgata dos verbos que, en base a su parecido formal (por ejemplo, en el perfecto), inconsciente e involuntariamente hablar de uno nos lleva a evocar el otro. Además, como se va a poder comprobar, muchos de esos significados, al menos en cadere, son propios del latín bíblico-cristiano y, por eso mismo, novedosos.

    Comenzaremos diciendo que ambos verbos cuentan con una importante representación dentro de la Vulgata, más importante en el caso de cadere, el cual aparece un total de 412 veces frente a las 95 de caedere. Asimismo, es también cadere el que más riqueza significativa presenta, sobre todo de acepciones bíblico-cristianas, mientras que casi todos los significados que caedere posee son los ya habituales en época clásica.

    En cuanto a cadere su sentido más habitual en la Vulgata, y que coincide plenamente con el latín clásico, es el de ‘caer desde un sitio alto a uno más bajo’ (tanto los seres animados como inanimados), indicándose muchas veces desde dónde o a dónde caen. El número de veces que encontramos esta acepción es muy elevado. A continuación vamos a analizar en detalle cómo se distribuyen los ejemplos que presentan este significado [2].

    En primer lugar, hemos tenido en cuenta, para clasificarlos, si el ejemplo daba cuenta únicamente de la acción de caer o si además indicaba desde dónde caía y a dónde. Por ello el reparto que hemos hecho ha sido el siguiente:

1. ‘Caer’, con valor absoluto, es decir, aquellos ejemplos en que la acción que expresa el verbo se centra en el hecho de caer sin especificar a dónde se cae, aunque se supone, claro está, que es al suelo: a) Personas: ...mordens ungulas qui ut cadat ascensor eius retro (Gn 49, 17) «que muerde (una víbora) los cascos del caballo para que caiga hacia atrás su jinete»; et qui de vobis remanserint dabo pavorem in cordibus eorum...et ita fugient quasi gladium et cadent nullo sequente (Lv 26, 36) «y a los que de entre vosotros queden les infundiré miedo en sus corazones y huirán como si lo hicieran de una espada y caerán sin que nadie les persiga» [3]; ...cumque festinaret ut fugeret cecidit et claudus effectus est (2 Sm 4, 4) «y apresurándose para huir cayó y se quedó cojo». Este mismo valor podemos encontrarlo en Is 28, 13; Jr 8, 4; 46, 16; Act 5, 5. b) Seres animados (con exclusión de las personas): ulula abies quia cecidit cedrus quoniam magnifici vastati sunt... (Za 11, 2) «aúlla, abeto, porque los cedros han caído, porque los mejores han sido derribados». c) Objetos inanimados: cecidit autem ignis Domini et voravit holocaustum et ligna... (1 Re 18, 38) «y cayó el fuego del Señor y devoró el holocausto y la leña»; et levavit pallium Heliae quod ceciderat ei... (2 Re 2, 13) «recogió el manto de Elías que se le había caído a éste»; mons cadens defluet... (Jb 14, 18) «y las montañas, al derrumbarse, quedarán reducidas a la nada» [4]. Este mismo valor se encuentra en Sap 13, 16.

2. ‘Caer en un sitio’ (apareciendo indicado en estos casos el lugar donde cae):

    2.1. En el suelo: a) Personas: statimque Saul cecidit porrectus in terram extimuerat enim verba Samuhel et robur non erat in eo... (1 Sm 28, 20) «y al instante Saúl cayó tendido al suelo, pues le habían asustado tremendamente las palabras de Samuel y no tenía fuerzas»; ...angustiatus prae pavore cecidit in faciem suam super terram et aestuavit anima eius (Jdt 13, 29) «sobrecogido de pavor cayó sobre su rostro en el suelo y quedó sin sentido». Este mismo valor se encuentra en Eclo 20, 20; Act 5, 10; 9, 4. b) Seres animados (con exclusión de las personas): ...si ceciderit lignum ad austrum aut ad aquilonem in quocumque loco ceciderit ibi erit (Ecl 11, 3) «si cayera el árbol hacia el sur o hacia el norte, en cualquier sitio en que caiga allí quedará»; nonne duo passeres asse veneunt et unus ex illis non cadet super terram sine Patre vestro (Mt 10, 29) «¿No es cierto que se venden dos pájaros por un as? Ni uno solo de ellos caerá al suelo sin el permiso de vuestro padre»; et dum seminat quaedam ceciderunt secus viam... (Mt 13, 4) «Y mientras sembraba, algunas (semillas) cayeron a lo largo del camino». Este uso se da también en: Mt 13, 5; 13, 7; 13, 8; Mc 4, 4; 4, 5; 4, 7; 4, 8; Lc 8, 5; Lc 8, 6; 8, 7; 8, 8; 8, 14; Jn 12, 24. c) Objetos inanimados: tantum in terra Gessen ubi erant filii Israhel grando non cecidit (Ex 9, 26) «sólo en la tierra de Gesén donde estaban los hijos de Israel no cayó granizo»; ...et operiemus eum sicut cadere solet ros super terram... (2 Sm 17, 12) «y lo cubriremos como suele caer el rocío sobre la tierra»; propterea si ceciderint in terram a semet ipsis non surgent... (Bar 6, 26) «Por esto si cayeran al suelo no se levantarán por sí mismos (los ídolos)»; ...et amputabuntur cornua altaris et cadent in terram (Am 3, 14) «y serán cortados los ángulos del altar y caerán al suelo». Este mismo valor se da en Am 9, 9.

    2.2. Sobre alguien o sobre algo (entiéndase, en otro sitio que no sea simplemente la tierra o el suelo): a) Personas: ...et qui ceciderit super lapidem istum confringetur super quem vero ceciderit conteret eum (Mt 21, 44) «y todo el que caiga sobre esta piedra se estrellará, y sobre quien ella caiga lo aplastará»; ...et adcurrens cecidit supra collum eius et osculatus est illum (Lc 15, 20) «y corriendo se echó a su cuello y lo besó»; omnis qui ceciderit supra illum lapidem conquassabitur supra quem autem ceciderit comminuet illum (Lc 20, 18) «todo el que caiga sobre aquella piedra se estrellará, y sobre quien ella caiga, lo aplastará» (frase esta que es prácticamente idéntica a Mt 21, 44). Cuando son las personas las que caen sobre algo o alguien el sentido de cadere pasa a ser el de ‘echarse sobre’ (cf. sobre todo Lc 15, 20). b) Seres animados (con exclusión de personas): et ivit sub pedes elefanti et subposuit ei et occidit eum et cecidit in terram super ipsum et mortuus est illic (1 Mc 6, 46) «y se metió bajo las patas del elefante y lo mató y éste cayó al suelo sobre él y murió allí». c) Objetos inanimados: ...et universa quae inventa fuerint foris nec congregata de agris cecideritque super ea grando morientur (Ex 9, 19) «y todo lo que se encuentre fuera y no haya sido retirado de los campos, cuando caiga el granizo sobre él, morirá»; et super quod ceciderit quicquam de morticinis eorum polluetur... (Lv 11, 32) «Y aquello sobre lo que caiga algo de su carne muerta quedará contaminado»; et quicquid de morticinis istiusmodi ceciderit super illud inmundum erit... (Lv 11, 35) «y cualquier cosa sobre la que cayera algo de tal carne muerta quedará impura». Este mismo sentido se da en: Lv 11, 37; Ps 77, 28; Eclo 27, 28; Os 10, 8; Mt 21, 44; Lc 20, 18; 23, 30; Apc 6, 16; 8, 10.

    2.3. En el interior de, dentro de: a) Personas: vallis autem Silvestris habebat puteos multos bituminis itaque rex Sodomorum et Gomorrae terga verterunt cecideruntque ibi... (Gn 14, 10) «el Valle de las Selvas tenía muchos pozos de betún y por eso los reyes de Sodoma y Gomorra volvieron la espalda y cayeron allí»; et erit qui fugerit a voce formidinis cadet in foveam... (Is 24, 18) «Y sucederá que el que huya de la espantosa voz caerá en la fosa». Este mismo valor se da en: Jr 48, 44; Ez 27, 27; Dn 3, 23; Mt 15, 14; 17, 14; Lc 6, 39. b) Seres animados (con exclusión de personas): si quis aperuerit cisternam et foederit et non operuerit eam cecideritque bos vel asinus in eam (Ex 21, 33) «Si alguien destapara un pozo o lo cavase y no lo cubriese y cayera en él un buey o un asno»; numquid cadet avis in laqueum terrae absque aucupe... (Am 3, 5) «¿Acaso caerá un ave en el lazo tendido en la tierra sin un cazador de aves?»; ...quis erit ex vobis homo qui habeat ovem unam et si ceciderit haec sabbatis in foveam nonne tenebit et levabit eam (Mt 12, 11) «¿quién hay de entre vosotros que tenga una oveja y si esta cayera en una fosa en sábado no la cogerá y la sacará?». Este mismo valor se da en: Lc 14, 5. c) Objetos inanimados: vas autem fictile in quo horum quicquam intro ceciderit polluetur... (Lv 11, 33) «pero la vasija de barro en la que caiga dentro algo de esto quedará contaminada»; accidit autem ut cum unus materiem succidisset caderet ferrum securis in aquam... (2 Re 6, 5) «y sucedió que cuando uno cortaba un árbol se le cayó el hierro del hacha al agua».

    2.4. En algunos casos, y derivado del sentido de ‘caer en un sitio, caer al suelo’, tendríamos algunas frases donde cadere parece significar ‘estar caído en el suelo, yacer por tierra’, que, por tanto, indicaría estado resultante (‘estar en el suelo por haberse caído antes’): si videris asinum fratris tui aut bovem cecidisse in via... (Dt 22, 4) «si vieras que el asno o el buey de tu prójimo están caídos en mitad del camino»; ...et cecidit nudus tota die illa et nocte... (1 Sm 19, 24) «y yació por tierra desnudo durante todo aquel día y aquella noche»; ...auferetur paxillus qui fixus fuerat in loco fideli et frangetur et cadet... (Is 22, 25) «será arrancada la estaca que había sido clavada en un lugar sólido y será rota y quedará tirada en el suelo». Este mismo valor se da en Jr 9, 22.

3. ‘Caerse alguien o algo de un sitio al que estaba unido, desprenderse, separarse’; ‘caer alguien o algo desde un sitio o por un sitio’: a) Personas (o miembros de una persona): cumque ille nominasset arcam Dei cecidit de sella retrorsum iuxta ostium et fractis cervicibus mortuus est... (1 Sm 4, 18) «Y tan pronto como le nombraron el arca de Dios, cayó de la silla hacia atrás junto a la puerta y habiéndose roto el cuello murió»; umerus meus a iunctura sua cadat... (Jb 31, 22) «Que mi hombro se desprenda de su articulación»; ceciditque Ohozias per cancellos cenaculi sui... (2 Re 1, 2) «y cayó Ococías por la ventana de un aposento alto». Este mismo valor aparece en: Jb 1, 16; Jl 2, 8; 2 Mc 9, 7; Lc 16, 21; Act 20, 9. b) Objetos inanimados: ...etiam Domine nam et catelli edunt de micis quae cadunt de mensa dominorum suorum (Mt 15, 27) «sí, Señor, pues los perros también comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos»; et confestim ceciderunt ab oculis eius tamquam squamae et visum recepit et surgens baptizatus est (Act 9, 18) «Y al instante cayeron de sus ojos como unas escamas y recobró la vista y levantándose fue bautizado»; ...percussoque latere Petri suscitavit eum dicens surge velociter et ceciderunt catenae de manibus eius (Act 12, 7) «y tocando a Pedro en un lado, lo despertó diciéndole: levántate rápidamente y cayeron las cadenas de sus manos».

    3.1. ‘Caer (del cielo) objetos celestes’:

    —Relámpagos: et ait illis videbam Satanan sicut fulgur de caelo cadentem (Lc 10, 18) «y les dijo a ellos: yo veía a Satanás como un relámpago que cae del cielo».

    —Astros y estrellas: ...et luna non dabit lumen suum et stellae cadent de caelo... (Mt 24, 29) «y la luna no dará su luz y las estrellas caerán del cielo»; et stellae caeli ceciderunt super terram... (Apc 6, 13) «y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra»; ...et cecidit de caelo stella magna ardens tamquam facula... (Apc 8, 10) «y cayó del cielo una estrella grande como una tea». Este mismo valor se da en: Apc 9, 1. Thesaurus III, 19, 7 y sigs. distingue ésta como una acepción especial.

    3.2. ‘Caer, perder’ (aplicado a las cosas que separadas de su lugar se caen y se pierden): et si a fronte ceciderint pili recalvaster et mundus est (Lv 13, 41) «y si se le cayeran los pelos de la frente es calvo por la parte de delante y limpio»; et de cornibus decem quae habebat in capite et de alio quod ortum fuerat ante quod ceciderant tria cornua... (Dn 7, 20) «y de los diez cuernos que tenía en la cabeza y de otro que le había salido antes del cual se le habían caído tres cuernos...». Son los únicos casos que hemos encontrado de esta acepción, sobre la cual cf. Thesaurus III, 17, 68 y sigs.

4. ‘Caer un edificio, un muro, una ciudad’; ‘derrumbarse’: ...concussisque fortiter columnis cecidit domus super omnes principes... (Jdc 16, 30) «y sacudidas fuertemente las columnas del edificio se derrumbó sobre todos los príncipes»; ...et cecidit murus super viginti septem milia hominum qui remanserant... (1 Re 20, 30) «y se derrumbó el muro sobre veintisiete mil hombres que habían quedado»; ...in die interfectionis multorum cum ceciderint turres (Is 30, 25) «en el día en que mueran muchos cuando hayan caído las torres»; et in illa hora factus est terraemotus magnus et decima pars civitatis cecidit... (Apc 11, 13) «Y en aquella hora se sintió un gran terremoto y la décima parte de la ciudad se vino abajo». Este mismo valor se encuentra en: 2 Par 24, 12; Is 9, 10; 30, 13; Jr 50, 15; Ez 13, 11; 13, 12; 13, 14; 38, 20; Na 3, 12; 1Mc 12, 37; Mt 7, 25; 7, 27; Lc 13, 4. Sobre este valor concreto, cf. Thesaurus III, 21, 22 y sigs.

    Todos los significados vistos hasta ahora de cadere son plenamente clásicos y, por supuesto, propios. El que ahora vamos a pasar a ver también se podría haber englobado dentro de la acepción 2A de ‘caer en un sitio’, pero por su peculiaridad hemos preferido separarlo del resto y tratarlo en solitario, pues, como vamos a ver, estamos ante un uso propio, pero bíblico-cristiano. Nos estamos refiriendo a la acepción de ‘caer al suelo apoyándose en el rostro con idea de prosternarse, en señal de respeto o saludo, o como súplica, o cuando se está embargado de dolor’.

    Uno de sus usos más frecuentes es para expresar la veneración o adoración del hombre ante la presencia de Dios: cecidit Abram pronus in faciem (Gn 17, 3) «cayó Abram sobre su rostro» [5]; cecidit Iosue pronus in terram et adorans ait quid dominus meus loquitur ad servum suum (Jos 5, 15) «Se postró Josué en tierra sobre su rostro y adorándole (a Dios) le dijo: ¿qué ordena mi señor a su servidor?»; Iosaphat ergo et Iuda...ceciderunt proni in terram coram Domino et adoraverunt eum (2 Par 20, 18) «Entonces Josafat y Judá se postraron en el suelo delante del Señor y le adoraron» [6].

    Y aunque el uso de este verbo para expresar veneración a Dios sea, dentro de esta acepción, el valor más repetido [7], no es raro encontrarlo para expresar veneración o respeto a un hombre, normalmente un rey o alguien considerado superior (o sea, que entraría dentro de las reglas del trato social, para manifestar el respeto debido a un superior por parte de un inferior): quae cadens in faciem suam et adorans super terram dixit ad eum... (Rt 2, 10) «Ella postrándose sobre su rostro y reverenciándole en el suelo le dijo...» [8]; ...apparuit homo veniens de castris Saul...et ut venit ad David cecidit super faciem suam et adoravit (2 Sm 1, 2) «apareció un hombre que venía del campamento de Saúl y cuando llegó a la presencia de David se postró sobre su rostro y le hizo una profunda reverencia»; tunc rex Nabuchodonosor cecidit in faciem suam et Danihelum adoravit... (Dn 2, 46) «Entonces el rey Nabucodonosor se postró sobre su rostro y reverenció a Daniel» [9].

    En ambos casos el gesto de postrarse en el suelo apoyándose en el rostro (la postración o proskínesis) era una de las maneras de saludar que empleaban los orientales, concretamente la más solemne [10].

    Pero si el motivo de la proskínesis era, en todos los casos anteriores, la manifestación de veneración o respeto, bien a Dios bien al rey o a alguien que se considera superior, también la proskínesis puede ser una manera de suplicar que manifiestan los que sienten dolor y puede venir acompañada de otras maneras de indicar ese mismo dolor: así el rasgarse las vestiduras a la vez que se postran: surrexit itaque rex et scidit vestimenta sua et cecidit super terram et omnes servi ipsius qui adsistebant ei sciderunt vestimenta sua (2 Sm 13, 31) «Así pues se levantó el rey y rasgó sus vestiduras y se postró en el suelo y todos sus servidores que lo asistían se rasgaron también sus vestiduras» [11]; a veces la manifestación de dolor puede hacerse vistiendo sacos o ropa que sirva para manifestar el duelo o el luto: ...et ceciderunt tam ipse quam maiores natu vestiti ciliciis proni in terram (1 Par 21, 16) «y se postraron en el suelo tanto él (David) como los ancianos, vestidos de cilicios» [12].

    A la proskínesis también recurren los hombres embargados por el miedo, con lo que de nuevo se convierte en una forma de súplica: cumque haec audissent turbati sunt et trementes ceciderunt super faciem suam (Tb 12, 16) «Y tras haber escuchado esto, se llenaron de turbación y temblando de miedo se postraron sobre su rostro» [13]; et audientes discipuli ceciderunt in faciem suam et timuerunt valde (Mt 17, 6) «Y oyéndole sus discípulos se postraron sobre su rostro por el mucho miedo que tenían» [14].

    A postrarse obliga también la visión de la gloria de Dios: haec visio similitudinis gloriae Domini et vidi et cecidi in faciem meam... (Ez 2, 1) «Esta visión era una representación de la gloria del Señor y yo la tuve y me postré sobre mi rostro»; et vidi visionem...secundum aspectum quem videram iuxta fluvium Chobar et cecidi super faciem meam (Ez 43, 3) «Y tuve una visión conforme a la imagen que había visto junto al río Cobar y me postré sobre mi rostro». En ambos casos la actitud del profeta es la de sometimiento a Dios tras manifestar éste su grandeza y su gloria tras la visión.

    La proskínesis, como forma de súplica, también se puede hacer para rogar el inferior algo del superior: ...et cecidit ad pedes Iesu rogans eum ut intraret in domum eius (Lc 8, 41) «y se arrojó a los pies de Jesús rogándole que entrara en su casa» [15]; o para agradecerle algo: et cecidit in faciem suam ante pedes eius gratias agens... (Lc 17, 16) «Y se postró sobre su rostro a sus pies para darle las gracias». La proskínesis puede ser una forma más de saludar a alguien: ...surrexit David de loco qui vergebat ad austrum et cadens pronus in terram adoravit tertio et osculantes alterutrum fleverunt pariter David autem amplius (1 Sm 20, 1) «se levantó David del lugar que estaba orientado hacia el sur y postrándose sobre su rostro en el suelo le hizo una profunda reverencia por tres veces (a Jonatás) y besándose el uno al otro, lloraron al mismo tiempo, pero David mucho más».

    Y aunque la proskínesis es propia de hombres, no es exclusiva de ellos, pues también los ángeles, aunque sea en un sueño o visión, también la practican: et omnes angeli stabant in circuitu throni et seniorum et quattuor animalium et ceciderunt in conspectu throni in facies suas et adoraverunt Deum (Apc 7, 11) «Y todos los ángeles estaban en torno del trono y de los ancianos y de los cuatro animales y se postraron sobre sus rostros delante del trono y adoraron a Dios».

    Respecto a la manera de expresarse el acto de la postración, las formas son variadas. Podemos encontrar al verbo cadere, con el valor de ‘postrarse sobre el rostro en el suelo’, acompañado del verbo adorare, que tiene el mismo significado, en una construcción claramente pleonástica: et cecidit omnis populus et adoraverunt... (1 Mc 4, 55) «Y todo el pueblo se postró en el suelo e hicieron una profunda reverencia»; puede aparecer el verbo cadere, con o sin adorare, reforzado por expresiones que indican el acto de prostrarse:

    Con el adjetivo pronus (que puede ir acompañado también de la expresión in/super faciem), ‘inclinado, mirando al suelo’, ‘con el rostro hacia el suelo’: quo audito Moses et Aaron ceciderunt proni in terram... (Nm 14, 5) «Lo cual una vez oído Moisés y Aarón se postraron sobre su rostro en el suelo»; quod cum audisset Moses cecidit pronus in faciem (Nm 16, 4) «Lo cual una vez que lo hubo oído Moisés se postró sobre su rostro»; qui ceciderunt proni in faciem... (Nm 16, 22) «Éstos se postraron sobre su rostro». Esta misma expresión aparece en Gn 17, 3; Jos 5, 15; 7, 6; Jdc 13, 20; 1 Sm 20, 41; 1 Par 21, 16; 2 Par 20, 18 [16].

    —Puede faltar el adjetivo pronus y estar ocupado su lugar simplemente por la expresión in faciem o super faciem (con o sin el verbo adorare en pleonasmo): cadensque Ioab super faciem suam in terram adoravit... (2 Sm 14, 22) «Y postrándose Joab sobre su rostro en el suelo le hizo una profunda reverencia»; quod cum vidisset omnis populus cecidit in faciem suam... (1Re 18, 39) «Lo cual habiéndolo visto todo el pueblo se postró sobre su rostro»; ...omnis populus cecidit in faciem adorantes Dominum... (Jdt 6, 14) «todo el pueblo se postró sobre su rostro adorando al Señor». Esta expresión aparece, entre otros, en los siguientes pasajes: Gn 17, 17; Rt 2, 10; 1 Sm 17, 49; 2 Sm 1, 2; 1 Re 18, 7; Jdt 13, 29; Tb 12, 16; 1 Mc 4, 40; Eclo 50, 19; Ez 2, 1; 3, 23; 11, 13; 43, 3; 44, 4; Dn 2, 46; Mt 17, 6; Lc 17, 16; 1 Cor 14, 25.

    —Variante de las dos expresiones anteriores es la expresión cadere ad/ante pedes alicuius, ‘caer, arrojarse a los pies de alguien’, que es una variación de la proskínesis propiamente dicha, y que puede ir o no acompañada del verbo adorare con valor pleonástico: Maria ergo cum venisset ubi erat Iesus videns eum cecidit ad pedes eius et dixit ei... (Jn 11, 32) «Cuando María llegó donde estaba Jesús, viéndolo, se arrojó a sus pies y le dijo...»; et cecidi ante pedes eius ut adorarem eum... (Apc 19, 10) «Y caí ante sus pies para reverenciarle». Esta expresión se da también en: 1 Sm 25, 24; Lc 8, 41; 17, 16; Act 5, 10; Apc 1, 17; 22, 8.   

    —Otra posible forma de aparecer esta expresión es el verbo cadere (sin el refuerzo de ninguna de las expresiones anteriores, pronus, in/ante faciem) acompañado de coram + abl. o in conspectu + genit., indicando delante de quién se postra uno: itaque cum ingressa fuisset mulier thecuites ad regem cecidit coram eo super terram et adoravit ... (2 Sm 14, 4) «Y así tras haber entrado la mujer tecuita a donde estaba el rey se postró delante de él en el suelo y le reverenció»; et cum aperuisset librum quattuor animalia et viginti quattuor seniores ceciderunt coram agno... (Apc 5, 8) «Y cuando abrió el libro, los cuatro animales y los veinticuatro ancianos se postraron delante del cordero»; ...in conspectu eius cadent omnes qui descendunt in terram (Ps 21, 30) «delante de él se postrarán todos los que bajan al polvo»; et omnes angeli... ceciderunt in conspectu throni in facies suas et adoraverunt Deum (Apc 7, 11), cita esta vista más arriba.

    Pues bien, por el hecho de que esta expresión está reproduciendo un acto, la proskínesis, que no era normal entre los latinos, sino que era propia de los orientales (y especialmente entre los semitas); dado que en la manera de construirse utiliza expresiones que son prácticamente desconocidas en latín (una expresión como cadere pronus in terram, cadere super faciem o in faciem super terram sonaban extrañas para un latino, no sólo clásico sino de casi cualquier época [17] y más con el sentido de ‘postrarse para saludar o suplicar’); dado que frecuentemente se construye con el verbo adorare en una expresión pleonástica (pues dicho sea de paso, adorare, como se ha señalado, lo que significa es precisamente eso, ‘postrarse para saludar, rendir homenaje o suplicar a algo o alguien’ [18]) que también es ajena a la lengua y al espíritu latino y, en cambio, tienen un fuerte componente semita, hemos de decir que en esta acepción estamos ante un clarísimo semitismo. Se trataría de un uso bíblico del verbo cadere, de claro origen semítico, en concreto hebreo. Pues el verbo cadere, en este uso, estaría traduciendo a dos verbos hebreos, nafál ‘caer’ y sahah, que tiene el sentido de ‘inclinarse, postrernarse, adorar’ (este último verbo es el que normalmente viene a ser traducido en latín por adorare). El paso de estos verbos hebreos al latín se ha podido producir o bien directamente, en los textos que se supone que Jerónimo pudo revisar directamente del hebreo, o normalmente a través del griego, pues también en el texto griego (LXX o Nuevo Testamento) la expresión se repite de modo casi formulario:

    —De hecho, en la inmensa mayoría de los casos, al latín cadere pronus/cadere in/super faciem (in terram) corresponde el griego píptein epì prósopon, ‘caer sobre el rostro’. Cuando se especifica que se cae ‘sobre la tierra’, esta expresión se traduce normalmente por epì tèn gên, salvo una ocasión, en Dn 2, 46, en que se traduce por el adverbio chamaí.

    En los casos en que el griego presenta también pleonasmo el verbo adorare es traducido por proskyneîn. Al latín cadere ad/ante pedes alicuius corresponde el griego píptein pròs toùs pódas o parà toùs pódas (pudiendo llevar también añadida la expresión epì prósopon). En otros casos, a la expresión latina le corresponde el griego píptein émprpsthen tôn podôn , en donde la preposición puede ser reemplazada por enópion .

    La conclusión, de todo esto, es bien sencilla: hay una correspondencia bastante exacta entre las expresiones latinas y griegas, por lo que al latín han podido entrar por el griego. Pero de lo que no cabe duda es de que el griego, e indirectamente el latín, se remiten al hebreo, del que calcan perfectamente la expresión correspondiente. Por tanto, es indudable que estamos ante un calco léxico semítico.

    El número total de veces que aparece el verbo cadere en este sentido de ‘postrarse o prosternarse’ es de unas 47 aproximadamente.

    Junto al sentido de ‘caer’, con todos los matices que hemos distinguido más arriba, otro de los valores más frecuentes de este verbo (con unos 109 ejemplos), y también clásico, es el ‘caer en el combate, perecer, morir, ser asesinado’. En cuanto a la manera de organizarse los ejemplos de esta acepción, la mayoría indican el hecho de morir en combate, en una pelea, de entre los cuales entresacamos los siguientes [19]: ...cadent inimici vestri in conspectu vestro gladio (Lv 26, 8) «caerán vuestros enemigos ante vosotros por la espada»; ...et omnis hostium multitudo usque ad internicio nem caderet (Jdc 4, 16) «y toda la muchedumbre de los enemigos pereció hasta no quedar uno»; ...defixit gladium in latus contrarii et ceciderunt simul... (2 Sm 2, 16) «(cada uno) clavó la espada en el costado de su contrario y murieron ambos»; ideo cadent iuvenes eius in plateis eius... (Jr 49, 26) «por esto morirán sus jóvenes en sus calles»; nam cum in Perside esset dux ipse et cum ipso inmensus exercitus cecidit in templo Naneae... (2 Mc 1, 13) «Pues estando el mismo caudillo en Persia y junto con él pereció un ejército inmenso en el templo de Nanea».

    Como puede verse, este sentido de ‘morir’ se da sobre todo en contextos de tipo bélico [20]. Apuntemos también un detalle de tipo sintáctico: en muchísimos casos aparece en ablativo (sobre todo la palabra gladio) o con in + abl. el instrumento que ha ocasionado la muerte. Este uso del in + abl. con valor instrumental es uno de los rasgos esenciales del latín bíblico que tienen origen semítico. Veamos algunos casos: ...et non inducat nos Dominus in terram istam ne cadamus gladio... (Nm 14, 3) «y que no nos lleve el Señor a esa tierra para que caigamos bajo la espada»; ...nec deficiat de domo Ioab...cadens gladio... (2 Sm 3, 29) «y que no falte en la casa de Joab quien muera por la espada»; sacerdotes eorum in gladio ceciderunt... (Ps 77, 64) «sus sacerdotes murieron a cuchillo»; ...et filii tui et filiae tuae in gladio cadent... (Am 7, 17) «tanto tus hijos como tus hijas perecerán por la espada»; multi ceciderunt in ore gladii... (Eclo 28, 22) «muchos han perecido al filo de la espada»; et cadent in ore gladii et captivi ducentur in omnes gentes... (Lc 21, 24) «y perecerán al filo de la espada y serán conducidos cautivos a todas las naciones». De todas estas construcciones posibles, la más abundante es la que usa ablativo solo [21].

    Hay dos casos en los que queremos centrar ahora nuestra atención. Se trata de 2 Sm 22, 39: consumam eos et confringam ut non consurgant cadent sub pedibus meis «los aniquilaré y destrozaré, de modo que no puedan reponerse. Caerán todos bajo mis pies»; y Ps 17, 39: confringam illos nec poterunt stare cadent subtus pedes meos «los destruiré y no podrán ponerse de pie y sucumbirán bajo mis pies». Como vemos parece existir una expresión cadere sub pedibus/subtus pedes, ‘caer bajo los pies de uno’, ‘ser destruido, ser aniquilado completamente’, que aparece en frases donde ya hay otros verbos que vienen a equivaler a esta expresión, como son consumere y confringere en las dos frases que acabamos de citar. Por tanto, estaríamos ante una de esas construcciones pleonásticas de claro origen semítico, tan frecuentes en los textos bíblicos. La propia expresión cadere sub pedibus / subtus pedes tiene toda la apariencia de ser un calco léxico semítico. Pues al latín cadent sub pedibus meis de 2 Sm 22, 39 y cadent subtus pedes [22] meos de Ps 17, 39 corresponde el griego pesoûntai hypò toùs pódas moù, el cual a su vez estaría traduciendo una expresión hebrea equivalente. Una consulta al texto hebreo confirma completamente nuestras sospechas: la correspondencia entre griego, latín y hebreo es prácticamente perfecta; sólo que en vez de poner el verbo en futuro, como hacen el griego y el latín, habría sido preferible el perfecto.

    Pero junto a los ejemplos en los que la muerte se produce en un contexto bélico, no faltan tampoco casos en los que el hecho de morir o perecer se debe al castigo divino, independientemente de cuál sea el instrumento del que Dios se sirva para producir esa muerte: ...cadetis inter ruinas idolorum vestrorum... (Lv 26, 30) «sucumbiréis en medio de la ruina de vuestros ídolos»; misit ergo Dominus pestilentiam in Israhel et ceciderunt de Israhel septuaginta milia virorum (1 Par 21, 14) «envió, pues, el Señor la peste a Israel y perecieron setenta mil israelitas»; ...et Dominus inclinabit manum suam et corruet auxiliator et cadet cui praestatur auxilium simulque omnes consumentur (Is 31, 3) «y el Señor extenderá su mano y caerá el protector y caerá el protegido y ambos perecerán a la vez» [23].

    Hay también frases donde sólo se expresa el hecho de morir, sin aludir a causa alguna: nisi enim eos qui ceciderant resurrecturos speraret superfluum videretur et vanum orare pro mortuis (2 Mc 12, 44) «pues si no existiera la esperanza de que los que han muerto habrían de resucitar, parecería superfluo e inútil rogar por los muertos».

    Atención especial merecen los casos en los que lo que perece es una ciudad entera: subito cecidit Babylon et contrita est... (Jr 51, 8) «súbitamente Babilonia ha caído y ha sido hecha pedazos»; et facta est civitas magna in tres partes et civitates gentium ceciderunt... (Apc 16, 19) «y la gran ciudad se partió en tres partes y las ciudades de los gentiles fueron destruidas». Este mismo valor lo encontramos en: Is 21, 9; Apc 14, 8; 18, 2. Thesaurus III, 27, 55-80 recoge esta acepción, sólo que él la considera valor figurado, dentro del sentido de ‘acabar, decrecer o perecer las cosas incorpóreas y corpóreas’, en una acepción muy concreta para referirse a las ciudades que caen, cuando son conquistadas o destruidas. Nosotros, en cambio, lo consideramos valor propio, dentro del sentido general de ‘morir, perecer’.

    Directamente relacionado con el sentido anterior tenemos el uso del verbo cadere acompañado de un predicativo y con el sentido de ‘caer a tierra muerto o herido’, ‘acabar en un determinado estado o situación’: ...cecideruntque vulnerati de Philisthim... (1 Sm 17, 52) «y resultaron heridos muchos de los filisteos»; et cadent interfecti in terra Chaldeorum et vulnerati in regionibus eius (Jr 51, 4) «y caerán muertos en la tierra de los caldeos y heridos en sus regiones»; ... et ceciderunt multi vulnerati et residui fugerunt in montem et acceperunt omnia spolia eorum (1 Mc 9, 40) «y cayeron muchos heridos y los demás huyeron al monte y se apoderaron de todos sus despojos» [24]. En este uso, cadere viene a «vaciarse» casi de sentido pasando a convertirse así prácticamente en un verbo copulativo, de modo que cadere vulneratus = vulnerari y cadere interfectus = caedi, interfici.

    Este mismo uso se da en: 1 Sm 31, 1; 1 Par 10, 1; Jdt 6, 4 (con el participio confixus); Sap 18, 23; Jr 51, 47; 51, 49; Ez 6, 7; 30, 4; 35, 8; Dn 11, 26; 1 Mc 1, 19; 3, 11; 9, 17; 16, 8.

    Dentro de esta acepción de cadere hay un ejemplo de uso absoluto en que el verbo, sin predicativo, ya significa ‘caer muerto’: ...super faciem terrae cades non colligeris... (Ez 29, 5) «caerás muerto sobre la tierra y no serás recogido por nadie».

    Respecto al origen de este uso del verbo cadere, no nos atrevemos a invocar el apoyo del griego. En primer lugar, porque no siempre que la construcción aparece en latín tiene correspondencia con el griego y, en segundo lugar, porque siempre que tienen correspondencia [25], a la variedad de formas del latín, en griego sólo corresponde una expresión:  píptein traumatíai (el cadere vulnerati latino). Quizás la explicación esté en el propio latín: donde cadere se seguiría sintiendo como un verbo pleno, no como uno copulativo, mientras los adjetivos/participios que se pusieran a su lado indicarían el modo como se cae (o sea, un simple predicativo). La conversión de ‘caer’ en mera cópula podría ser cosa del romance. Y para afirmar esto no tenemos más que confrontar Thesaurus III, 21-22, para ver la extraordinaria abundancia de casos en que cadere puede aparecer acompañado de adjetivo en función predicativa [26].

    Todos los usos hasta ahora vistos son propios. Entre los usos figurados tenemos los siguientes:

1. ‘Caer, menguar, decrecer’(tanto los hombres como las cosas corpóreas e incorpóreas) [27]:

    1.1. ‘Perder alguien poder, una situación de privilegio (un rey, un pueblo)’: ...cadat virtus eorum in iracundiam tuam... (Jdt 9, 11) «que caiga por tierra el poder de ellos por causa de tu ira»; ...quomodo cecidisti de caelo lucifer qui mane oriebaris... (Is 14, 12) «¿Cómo caíste del cielo, oh lucero, que salías por la mañana?». Acerca de esta cita, Profs. de Salamanca [28] afirman que esta alusión al lucero que cae no se refiere a la caída de Satanás, como han pensado algunos Padres de la Iglesia, ya que en el contexto de Isaías nada nos puede hacer pensar en el diablo, sino en la caída del rey de Babilonia, al cual se le llama «lucero, hijo de la Aurora», es decir, el astro brillante de Venus que, según la leyenda popular, era hijo de la Aurora, porque precede a la aparición del mismo sol en el crepúsculo del alba. No tiene demasiada lógica tampoco ver aquí una alusión a algún mito astral babilónico, como piensan algunos críticos, pues la comparación de un rey con un astro luminoso era un tópico literario. El que al rey babilonio se le llame «lucifer» está justificado por su arrogancia pretenciosa de ser superior a todos, igualándose con las divinidades superiores [29]. El sentido es clásico, aunque su aparición en una frase de sentido absolutamente metafórico es típico del estilo de la Biblia. Dentro de esta acepción también incluimos un caso como el de Lam 5, 16 cecidit corona capitis nostri vae nobis quia peccavimus «Ha caído la corona de nuestra cabeza (=hemos perdido nuestra corona) ¡ay de nosotros, que hemos pecado!». La pérdida de la corona está aludiendo aquí a la pérdida por parte de Israel de sus regias prerrogativas de nación de Yahvé [30].

    1.2. ‘Caer derrotado ante el enemigo, ser derrotado, vencido por alguien’, ‘humillarse ante alguien’, teniendo el mismo valor que caedi: ...neque pugnetis non enim sum vobiscum ne cadatis coram inimicis vestris (Dt 1, 42) «ni luchéis, pues no estoy con vosotros, no sea que caigáis derrotados frente a vuestros enemigos»; videns autem Syrus quod cecidisset coram Israhel... (1 Par 19, 16) «pero viendo los sirios que habían sido vencidos frente a Israel»; ...si de semine Iudaeorum est Mardocheus ante quem cadere coepisti non poteres ei resistere sed cades in conspectu eius (Est 6, 13) «si Mardoqueo, ante el que has estado a punto de ser derrotado, es del linaje de los judíos, no podrás hacerle frente, sino que acabarás derrotado ante él» [31].

    Si confrontamos estas citas con sus correspondientes ejemplos de los lxx advertimos que no hay una correspondencia única. Así en Dt 1, 42 el verbo griego que se utiliza es syntríbein, ‘desalentar, descorazonar’; en 1 Par 19, 16 es tropeîn, que en voz pasiva significa ‘poner en fuga’, derrotar’; mientras que en Est 6, 13 el único verbo que tiene correspondencia es tapeinoûn, que en voz pasiva significa ‘humillarse, ponerse en condiciones de inferioridad’. Sin embargo, todos vienen a coincidir en un mismo hecho, que alguien es superado, vencido por otro, ante el cual se pierde el ánimo, se ve derrotado o se humilla, por lo que el griego nos sirve de apoyo para mantener esta acepción dentro del verbo cadere.

    1.3. ‘Caer moralmente, pecar’: septies enim cadet iustus et resurget impii autem corruent in malum (Prv 24, 16) «Pues siete veces caerá el justo y se volverá a levantar, pero los malvados se precipitarán en el mal [32]; adtende in illis ne forte cadas et adducas animae tuae inhonorationem (Eclo 1, 38) «ten cuidado con ellos para que no peques y atraigas sobre ti la infamia»; quis dabit ori meo custodiam et supra labia mea signaculum certum uti ne cadam ab ipsiset lingua mea perdat me (Eclo 22, 33) «¿quién pondrá un candado en mi boca y un sello inviolable en mis labios para que no peque por su causa y mi lengua me pierda?»; ...non relinquas me ne sinas me cadere in illis (Eclo 23, 1) «no me abandones, no permitas que yo peque por su causa». Este mismo valor aparece en Is 64, 6; Rm 11, 11; 11, 22. Sobre el valor bíblico-cristiano de esta acepción, cf. Blaise [33], pág. 121, acepción 5A y Thesaurus III, 26, 4 y sigs. [34].

    1.4. ‘Perderse, arruinarse, traer la ruina a alguien’: nuntius impii cadet in malum... (Prv 13, 17) «el mensajero del malvado caerá en la desgracia» [35]; cum ceciderit inimicus tuus ne gaudeas et in ruina eius ne exultet cor tuum (Prv 24, 17) «cuando caiga tu enemigo, no te alegres y que no se regocije tu corazón con su ruina» [36]; ...quare provocas malum ut cadas tu et Iuda tecum (2 Re 14, 10) «¿por qué te atraes el mal para arruinarte tú y Judá contigo?»; ne laeteris inimica mea super me quia cecidi... (Mi 7, 8) «no te alegres, enemiga mía, por haber caído en desgracia» [37]; cum ceciderit non conlidetur quia Dominus subponit manum suam (Ps 36, 24) «Cuando caiga no se hará daño puesto que el Señor le sujeta con su mano» [38]. Este mismo sentido se encuentra en Jr 25, 34. Si buscamos correspondencia con el griego, ésta es prácticamente perfecta. En esta acepción creemos que estamos ante un sentido bíblico-cristiano del que Thesaurus no dice nada.

    1.5. ‘Hacer caer Dios a uno, castigarlo, condenarlo’, en la expresión ‘hacer caer a uno en su trampa’: in laqueo suo humiliabit eum inclinabit se et cadet... (Ps 9, 31) «Con su propia trampa le hará tropezar, lo tirará al suelo y caerá»; cadent in retiaculo eius peccatores... (Ps 140, 10) «caerán en sus propias redes los pecadores». Sobre esta expresión cf. Thesaurus III, 22, 75 y sigs. Ambas citas tienen perfecta correspondencia con el griego, por lo que se trataría de un calco del griego, por lo menos. Por su sentido consideramos esta acepción como bíblico-cristiana.

    1.6. ‘Acabar en nada, volverse algo vano’: ...et non cecidit ex omnibus verbis eius in terram (1 Sm 3, 19) «y no cayó por tierra ninguna de sus palabras» (o sea, no resultaron vanas sus palabras= se cumplió todo lo que había profetizado); videte ergo nunc quoniam non cecidit de sermonibus Domini in terram... (2 Re 10, 10) «por lo tanto, considerad ahora cómo no ha caído por tierra ninguna de las palabras del Señor»; ...et lux vultus mei non cadebat in terram (Jb 29, 24) «y la alegría de mi rostro no quedaba sin fruto»; facilius est autem caelum et terram praeterire quam de lege unum apicem cadere (Lc 16, 17) «es más fácil que el cielo y la tierra pasen que caiga un solo ápice de la ley». Como se puede comprobar por los tres ejemplos que preceden, aquí nos encontramos con la expresión (non) cadere aliquid in terram, en el sentido de ‘no resultar algo vano’, ‘no quedar algo sin fruto’. De otro lado, si confrontamos los ejemplos latinos con sus correspondientes griegos, la correspondencia es perfecta, prácticamente el latín está calcando al griego [39] y es muy posible que éste calque al hebreo, por lo que postulamos un origen semítico para esta expresión. Sobre esta acepción, cf. Blaise, pág. 121, dentro de la acepción 4A y Thesaurus III, 27, 23-27 [40].

    1.7. ‘Fracasar en algo que se encomienda’: Dominus autem mecum est quasi bellator fortis idcirco qui persequuntur me cadent et infirmi erunt confundentur vehementer... (Jr 20, 11) «pero el Señor está conmigo como héroe poderoso; por eso los que me persiguen tropezarán y no prevalecerán, quedarán del todo confundidos». Esta es la traducción que dan Profs. Compañía Jesús (v, páginas 516-517) y añaden que Jeremías, profeta perseguido, en un ambiente insoportable de persecución y odio a muerte, tanto por parte de la masa anónima como de los amigos y allegados, evoca confiado al divino Yahvé, que está con él y con cuyo apoyo proclama el fracaso final de sus perseguidores. En el mismo punto insiste Profs. Salamanca (III, pág. 527), que afirma que Jeremías hace un voto de confianza en Yahvé. Se siente bajo la protección de su Dios y esto le da fuerzas contra todo. Ante él, nada pueden hacer sus perseguidores que serán confundidos al ver fracasados sus planes de eliminarlo. Sin embargo, sin negar que este sentido es posible, no se puede descartar que aquí cadere signifique simplemente ‘matar (Dios a alguien)’, por lo que habría que incluir este ejemplo dentro de la acepción de ‘matar’ vista más arriba. Y la razón es sencilla. Si leemos el versículo siguiente, Jr 20, 12, encontramos la siguiente petición por parte del profeta: ...videam quaeso ultionem tuam ex eis... «que yo vea, te ruego, tu venganza sobre ellos (que yo vea cómo te vengas de ellos)». O sea, el profeta no se conforma con el fracaso de sus perseguidores, sino que pide a Dios, su protector, su aniquilación. Y, efectivamente, esta petición será escuchada, de modo que sus perseguidores, muchos de ellos al menos, serán aniquilados por Nabucodonosor, convertido entonces en instrumento de la ira de Yahvé.

    1.8.’Estar falto de fuerzas; caer en el desaliento, en el desánimo’: deficient pueri et laborabunt et iuvenes in infirmitate cadent (Is 40, 30) «Estarán faltos de fuerzas y desfallecerán los muchachos y caerán agotados los jóvenes». Para entender el sentido exacto de cadere aquí bastaría con mirar el versículo siguiente, el 40, 31: qui autem sperant in Domino mutabunt fortitudinem adsument pinnas sicut aquilae... «Pero los que esperan en el Señor adquirirán nuevas fuerzas y tomarán alas como las águilas». O sea, los muchachos podrán estar faltos de fuerzas para continuar; los jóvenes podrán caer en el desánimo, pero los que tienen esperanza en el Señor, los que tienen fe en él, esta misma fe les dará aliento y fuerzas para superar ese mismo desánimo (cf. Profs. Compañía Jesús v, pág. 342 y Profs. Salamanca III, pág. 258). Por el sentido lo consideramos bíblico-cristiano.

2. ‘Suceder, ocurrir’ [41]:

    2.1. ‘Caer en suerte, tocar, corresponder’, en la expresión cadere sors: cecidit quoque sors filiorum Ioseph ab Iordane contra Hiericho... (Jos 16, 1) «a los hijos de José les tocó en suerte desde el Jordán enfrente de Jericó»; cecidit sors quinta tribui filiorum Aser per cognationes suas (Jos 19, 24) «la quinta suerte correspondió a los hijos de Aser por sus familias»; ...et miserunt sortes et cecidit sors super Ionam (Jon 1, 7) «y echaron suertes y cayó la suerte sobre Jonás»; et dederunt sortes eis et cecidit sors super Matthiam... (Act 1, 26) «Y echaron suertes y la suerte cayó sobre Matías». En la expresión cadere sors, sors suele actuar como sujeto. Además, en los ejemplos de Jon 1, 7 y Act 1, 26 encontramos dos maneras diferentes de indicar el concepto de ‘echar a suertes’: mittere sortes y dare sortes. Dentro de esta acepción incluimos un caso como el de Eclo 25, 26: ...sors peccatorum cadat super illam «que la suerte de los pecadores caiga (=le corresponda) sobre ella». El número total de ejemplos de esta acepción que hemos contabilizado es de 18 [42]. Dentro de este sentido también consideramos un caso como el de Ez 47, 14: ...et cadet terra haec vobis in possessionem «y esta tierra os corresponderá en propiedad», donde tendríamos la expresión cadere aliquid in possessionem, ‘corresponder algo en propiedad’, expresión que también aparece en Nm 34, 2. La construcción es plenamente clásica y con una importante presencia a lo largo de toda la historia del latín [43].

3. ‘Caer en, llegar a’ [44]:

    3.1. ‘Llegar involuntariamente a algo’, ‘caer en, venir a dar en, caer bajo, estar sometido o sujeto a’: ...et operuerit omnem carnem a capite usque ad pedes quicquid sub aspectu oculorum cadit (Lv 13, 12) «y le cubriera (la lepra) toda la carne desde la cabeza a los pies, todo lo que queda al alcance de la vista»; ...populi sub te cadent... (Ps 44, 6) «los pueblos se te someterán»; ...quam ob rem cadent inter ruentes... (Jr 6, 15) «por lo cual estarán entre los que perecen»; et nuntiavit ei...et communes copias inmensas esse quae non pertinent ad rationem sacrificiorum esse autem possibile sub potestate regis cadere universa (2 Mc 3, 6) «y le anunció que había inmensas riquezas comunales que no servían para los gastos de los sacrificios que era posible que todas cayeran en poder del rey». Este sentido es plenamente clásico [45].

    3.2. ‘Caer el temor sobre alguien, atemorizarse, asustarse’, en la expresión cadere timor super aliquem: et cecidit timor illius super omnes inhabitantes terram (Jdt 2, 18) «y el miedo que aquél infundía se apoderó de todos los habitantes del país»; ...et formido mortis cecidit super me (Ps 54, 5) «y un miedo mortal se apoderó de mí»; ...cecidit timor super omnes illos et magnificabatur nomen Domini Iesu (Act 19, 17) «el temor se apoderó de todos ellos y era engrandecido el nombre del Señor Jesús». Esta misma expresión aparece en: Jdt 14, 17; 1 Mc 3, 25; Apc 11, 11 [46]. Si buscamos correspondencia con el griego, ésta es total en los casos de: Ps 54, 5; Act 19, 17; 1 Mc 3, 25; y Apc 11, 11. Así, por poner un ejemplo, a Ps 54, 5 le corresponde en griego: kaì deilía thanátou epépesen ep'emé . Dada la fidelidad con que el latín calca al griego, es muy probable que el origen último de la expresión esté en hebreo, por lo que somos partidarios de considerar esta construcción como un semitismo dentro del latín bíblico-cristiano.

    3.3. ‘Caer algo sobre alguien’, ‘tener algo consecuencias para alguien’, ‘repercutir algo en alguien’, ‘sufrir alguien alguna clase de padecimiento’: ...et obprobria exprobrantium tibi ceciderunt super me (Ps 68, 10) «y los oprobios de los que te ultrajan cayeron sobre mí»; verbum misit Dominus in Iacob et cecidit in Israhel (Is 9, 8) «lanzó el Señor una palabra contra Jacob y cayó sobre Israel»; ...sed sicut scriptum est inproperia inproperantium tibi ceciderunt super me (Rm 15, 3) «pero como está escrito, los oprobios de los que te ultrajan cayeron sobre mí»; non esurient neque sitient amplius neque cadet super illos sol neque ullus aestus (Apc 7, 16) «Ya no sentirán más hambre ni sed ni caerá sobre ellos el sol ni el calor (=o sea, no sufrirán ninguna clase de incomodidades)» [47]. Este mismo valor aparece en Ps 139, 11; Ez 8, 1; Act 13, 11.

    Si comparamos con el griego, tienen correspondencia: Ps 68, 10 (donde además el griego hace el mismo juego de palabras que el latín con obprobria exprobrantium, en gr. hoi oneidismoì tôn oveidizónton); Rm 15, 3 (con la misma construcción que en la cita precedente); Apc 7, 16; Ps 139, 11; Ez 8, 1; Act 13, 11. Por lo que, para nosotros, el origen de la expresión está claro: el latín está traduciendo al griego e indirectamente calcando al hebreo.

    3.4. ‘Caer en un trance, ver algo en trance, arrebatado por el espíritu de Dios’: dixit auditor sermonum Dei qui visionem Omnipotentis intuitus est qui cadit et sic aperiuntur oculi eius (Nm 24, 4) «habló el que había oído las palabras de Dios, el que ha contemplado la visión del Todopoderoso, el que cae en trance y así se le abren los ojos» (son las palabras que dice Balaam arrebatado por el espíritu de Dios); et cum esuriret voluit gustare parantibus autem eis cecidit super eum mentis excessus (Act 10, 10) «y como sintiese hambre, quiso probar bocado y mientras se lo preparaban le sobrevino un éxtasis» [48]. En estos casos no hay correspondencia exacta en griego, salvo Act 10, 10, donde cadere equivale a gígnomai. La acepción la consideramos bíblico-cristiana sobre todo por su sentido.

    3.5. ‘Ser aceptado por alguien (por Dios, por un profeta)’: si forte cadat oratio eorum in conspectu Domini... (Jr 36, 7) «Por si acaso su oración llega hasta el Señor»; dixeruntque ad Hieremiam prophetam cadat oratio nostra in conspectu tuo... (Jr 42, 4) «y dijeron al profeta Jeremías: que nuestro ruego te llegue». Sobre esta acepción, cf. Blaise, pág. 121, dentro de la acepción 6A y Thesaurus III, 30, 25-26. Esta acepción también la consideramos bíblico-cristiana.

    3.6. ‘Caer el Espíritu Santo sobre alguien’, ‘ser iluminado por Dios’, ‘entrar en estado de gracia’: adhuc loquente Petro verba haec cecidit Spiritus Sanctus super omnes qui audiebant verbum (Act 10, 44) «Mientras Pedro seguía diciendo estas palabras, cayó el Espíritu Santo sobre todos los que oían la plática» [49]. La frase tiene correspondencia perfecta con el griego. La acepción la consideramos bíblico-cristiana.

    3.7. Usado en la fórmula ‘vive el Señor si cae un solo cabello de su cabeza al suelo’, usada para advertir a alguien de las consecuencias que tendrían el infligir daño alguno a una persona: ...vivit Dominus si ceciderit capillus de capite eius in terram... (1 Sm 14, 45) «vive el Señor que no caiga un solo cabello de su cabeza al suelo». Esta misma expresión se encuentra en 2 Sm 14, 11; 1 Re 1, 52.

    Este tipo de expresión la consideramos bíblica porque corresponde al tipo de afirmaciones introducidas por un juramento y que suelen aparecer bajo la forma de vivit Dominus quia, ‘vive Dios que’ [50].

    Como se puede ver, la riqueza de matices que el verbo cadere ofrece es enorme. Muchas de las acepciones particulares que nosotros recogemos, el Thesaurus, como se ha ido indicando en cada caso, las refleja, aunque dentro de acepciones mucho más amplias, algo que en una obra de esta envergadura es normal. Su sentido bíblico-cristiano nos viene confirmado por medios indirectos como la propia acepción o el hecho de tener apoyo en griego. El hecho de que con el griego haya tantas correspondencias nos confirma que en muchos casos el autor latino lo que ha hecho es calcar la expresión griega correspondiente, la cual, a su vez, puede muy bien estar calcando alguna estructura hebrea afín [51].

 

    Frente a la extraordinaria riqueza de matices de cadere, el verbo caedere (con unos 95 ejemplos, como ya se dijo más arriba), en líneas generales, sigue los sentidos que de este verbo esperaríamos en cualquier autor clásico. Entre esos sentidos destacamos [52]:

1. ‘Cortar, separar cortando’, pudiendo llevar en ablativo el instrumento con el que corta:

    1.1. ‘Cortar un miembro, desprenderse, amputarlo’:

    —De personas: ...quem secuti comprehenderunt caesis summitatibus manuum eius ac pedum (Jdc 1, 6) «al cual persiguiéndole lo detuvieron, cortándole las extremidades de sus manos y pies».

    —De animales: et membra quae caesa sunt desuper ordinantes... (Lv 1, 8) «y colocando en orden encima los miembros que han sido cortados»; et ducent eam ad vallem asperam atque saxosam quae numquam arata est nec sementem recepit et caedent in ea cervices vitulae (Dt 21, 4) «Y la conducirán a un valle erial y rocoso que nunca haya sido arado ni haya recibido simiente y en él cortarán la cerviz de la ternera»; ungulae equorum ceciderunt fugientibus impetu... (Jdc 5, 22) «las uñas de sus caballos se desprendieron mientras huían con ímpetu» [53]. Esta misma acepción se da en: 1 Re 18, 23; Jr 34, 18.

    1.2. ‘Cortar diversos tipos de materiales’:

    —Leña: sed abisse simpliciter cum eo in silvam ad ligna caedenda... (Dt 19, 5) «sino que de buena fe salió con él a cortar leña al bosque’; sed sic vivant ut in usus universae multitudinis ligna caedant... (Jos 9, 21) «pero que vivan con la condición de que corten la leña para el uso de todo el mundo»; ...cumque venissent ad Iordanem caedebant ligna (2 Re 6, 4) «y llegando al Jordán cortaban leña»; esta misma construcción aparece en Jos 9, 23; 9, 27; 2 Par 2, 16; Jr 46, 22.

    —Piedra (extrayéndola de una cantera): ...et octoginta milia qui caederent lapides in montibus... (2 Par 2, 2) «y ochenta mil que cortaran piedras en los montes». Esta misma cita se repite en 2 Par 2, 18 [54].

    1.3. ‘Cortar, talar árboles’: ...caedite lignum eius et fundite circa Hierusalem aggerem... (Jr 6, 6) «cortad sus árboles y abrid trincheras en torno a Jerusalén»; ...alii autem caedebant ramos de arboribus et sternebant in via (Mt 21, 8) «otros cortaban ramas de los árboles y las extendían por el camino»; ...alii autem frondes caedebant de arboribus et sternebant in via (Mc 11, 8) «otros cortaban ramas de árboles y las extendían por el camino» [55].

 

    Otro sentido de este verbo presente en la Vulgata es el de ‘tallar, trabajar la piedra, la madera’ [56]:

1. La piedra: ...et constituit ex eis latomos ad caedendos lapides et poliendos ut aedificaretur domus Dei (1 Par 22, 2) «y escogió de entre ellos canteros para cortar y pulir las piedras para levantar la casa de Dios»; et sarta tecta faciebant et in his qui cadebant saxa... (2 Re 12, 12) «y los que se encargaban de la buena conservación de los edificios y a éstos que labraban la piedra».

2. La madera: ...scis enim quoniam non est in populo meo vir qui noverit ligna caedere sicut Sidonii (1 Re 5, 6) «pues bien sabes que no hay en mi pueblo nadie que sepa labrar la madera como los sidonios»; ...scio enim quod servi tui noverint caedere ligna de Libano... (2 Par 2, 8) «pues sé que tus servidores saben labrar la madera del Líbano»; praeterea operariis qui caesuri sunt ligna servis tuis dabo in cibaria tritici choros viginti milia... (2 Par 2, 10) «además para tus obreros esclavos que habrán de trabajar la madera daré para su sustento mil coros de trigo».

 

    Otro de los sentidos de caedere presentes en la Vulgata es ‘golpear, herir, azotar’, con las siguientes acepciones [57]:

1. ‘Golpear, azotar a una persona’: ...en famuli tui flagellis caedimur... (Ex 5, 16) «mira que tus servidores somos molidos a latigazos»; ...pater meus cecidit vos flagellis ego autem caedam scorpionibus (1 Re 12, 11) «mi padre os azotó con látigos, yo os azotaré con escorpiones» (esta misma cita se viene a repetir en 1 Re 12, 14; 2 Par 10, 11; 2 Par 10, 14); ...et tradidit Iesum flagellis caesum ut crucifigeretur (Mc 15, 15) «y a Jesús azotado lo entregó para que fuera crucificado».. Este mismo sentido aparece además en: Neh 13, 25; Jr 37, 14; Mt 21, 35; 26, 67; Mc 12, 3; 12, 5; 14, 65; Lc 20, 10; 20, 11; 22, 63; Jn 18, 23; Act 5, 40; 16, 22; 16, 37; 22, 19; 22, 24; 1 Cor 4, 11; 2 Cor 11, 20; 11, 25 [58].

    Como curiosidad diremos que son variados los objetos o medios con los que se lleva a cabo la acción de golpear o azotar, cuando se expresa:

    —Con el flagellum, ‘azote, látigo’: Ex 5, 16; 1 Re 12, 11; 12, 14; 2 Par 10, 11; 10, 14; Mc 15, 15; Act 22, 24.

    —Con la virga, ‘vara, palo, bastón’: Act 16, 22 y 2 Cor 11, 25.

    —Con el fustis, ‘palo, vara’: Nm 22, 27.

    —Otras veces es el colaphus, ‘puñetazo, bofetada’: Mt 26, 67; Mc 14, 65 y
    1 Cor 4, 11.

    —Otras veces son los scorpiones, ‘instrumento de castigo consistente en una vara nudosa armada de puntas de hierro’: 1     Re 12, 11; 12, 14; 2 Par 10, 11; 10, 14.

    En los demás casos no se especifica el instrumento o medio usado para golpear.

    Asimismo, en varias de las citas de este verbo presentes en la Vulgata el azote viene acompañado de otros tipos de castigos que, en ocasiones, sirven para ridiculizar o herir moralmente al que se castiga: así, en Neh 13, 25 ...et cecidi ex ipsis viros et decalvavi eos... «e hice azotar a algunos de ellos y les hice rapar el pelo», en donde dejar a uno rapado era una manera de vejarlo; en otros casos, como Mc 14, 65, los golpes vienen acompañados de escupitajos: et coeperunt quidam conspuere eum et velare faciem eius et colaphis eum caedere... «y algunos comenzaron a escupirle y a taparle el rostro y a darle golpes»; otras veces es la lapidación el castigo que acompaña: ter virgis caesus sum semel lapidatus sum... (2 Cor 11, 25) «tres veces fui golpeado con varas y una apedreado»; la cárcel: quam ob rem irati principes contra Hieremiam caesum eum miserunt in carcerem... (Jr 37, 14) «irritados los príncipes contra Jeremías por esto, tras azotarlo lo enviaron a la cárcel»; o la crucifixión, como a Jesús en Mc 15, 15.

2. ‘Golpear a un animal’: cumque vidisset asina stantem angelum concidit sub pedibus sedentis qui iratus vehementius caedebat fuste latera (Nm 22, 27) «y habiendo visto la burra al ángel parado se echó en el suelo debajo del que la montaba, el cual airado le golpeaba violentamente los costados con un palo» [59].

3. ‘Golpear , sacudir unas plantas para conseguir su fruto, varear’ (entendido como una de las tareas agrícolas): ...et quae collegerat virga caedens et excutiens invenit hordei quasi oephi mensuram... (Rt 2, 17) «y golpeando con una vara y sacudiendo, lo que había recogido vio que era una medida de casi un efi de cebada».

    Derivado, en parte, del sentido de golpear tenemos el de ‘herir, acuchillar, hostigar’ [60]: ...persecutus est vos sicut solent apes persequi et cecidit de Seir usque Horma (Dt 1, 44) «os persiguió como suelen perseguir las abejas y os hostigó desde Seír hasta Horma»; quomodo occurrerit tibi et extremos agminis tui qui lassi residebant ceciderit... (Dt 25, 18) «Cómo te atacó y comenzó a acuchillar a los últimos de tu ejército que estaban cansados»; ...persecuti sunt eos adversarii de porta usque Sabarim et ceciderunt per prona fugientes... (Jos 7, 5) «sus enemigos los persiguieron desde la puerta hasta Sabarim y los estuvieron acuchillando mientras huían por una pendiente». Esta misma acepción aparece en: Jos 10, 19; Jdc 20, 31; 20, 37; 20, 43; 2 Par 14, 13.

    De entre todos los ejemplos aquí recogidos, queremos destacar que éstos se dividen entre aquellos en los que caedere expresa simplemente la idea de ‘herir, acuchillar, causar algún quebranto’, y que serían: Dt 25, 18; Jdc 20, 37; 20, 43; y 2 Par 14, 13; y aquellos otros en que a caedere le acompaña el verbo persequi, y en donde caedere tendría el sentido más específico de ‘hostigar a alguien a quien se persigue’, o sea, se persigue a alguien tratando al mismo tiempo de ocasionarle el mayor quebranto posible, y que serían: Dt 1, 44; Jos 7, 5; 10, 19; Jdc 20, 31.

    Dentro de esta acepción tenemos un caso como el de 2 Sm 24, 17: dixitque David ad Dominum cum vidisset angelum caedentem populum...«y dijo David al Señor cuando vio al ángel que castigaba al pueblo...», en donde un ángel vengador, intrumento de la ira de Yahvé, está provocando estragos entre el pueblo de Dios. No creemos que haya base suficiente para considerarlo una acepción independiente, algo así como ‘castigar Dios a alguien’, por eso la incluimos aquí.

    Del sentido anterior derivaría el de ‘derrotar, destrozar, vencer por completo (en sentido militar)’: ...egressi ex urbe contra suos medios hostium ferire coeperunt cum ergo ex utraque parte adversarii caederentur ita ut nullus de tanta multitudine salvaretur (Jos 8, 22) «saliendo de la ciudad contra los suyos comenzaron a herir a los enemigos, hasta el punto de que los enemigos fueron destrozados por ambas partes de tal modo que, de tan gran multitud, ninguno pudo salvarse»; caesis igitur adversariis plaga magna et usque ad internicionem paene consumptis... (Jos 10, 20) «Habiendo causado a los enemigos una gran mortandad y habiéndolos liquidado casi hasta el exterminio...»; pugnaverunt ergo Philisthim et caesus est Israhel... (1 Sm 4, 10) «Lucharon, pues, los filisteos y fue derrotado Israel». Este mismo valor lo encontramos en: Jdc 20, 32; 1 Sm 7, 10; 2 Sm 18, 7; Os 7, 12; 1 Mc 9, 66 [61].

    Otro sentido es el de ‘matar, asesinar a alguien’ [62]: ...caesis centum viginti milibus bellatorum et educentium gladium (Jdc 8, 10) «habiendo perecido ciento veinte mil de entre los guerreros y los que desenvainan la espada»; ...et caesa sunt in illo certamine passim per agros quasi quattuor milia virorum (1 Sm 4, 2) «y mataron en aquel combate por todos los campos a casi cuatro mil hombres»; statim pueri David et Ioab venerunt caesis latronibus cum praeda magna nimis... (2 Sm 3, 22) «al instante llegaron los hombres de David y Joab con un grandísimo botín tras haber matado a los ladrones». Este mismo valor se encuentra en: Jdc 20, 39; 2 Sm 8, 13; 2 Re 3, 23; Est 9, 17; Jr 46, 5; Ez 26, 11; 1 Mc 11, 4.

    De esta acepción queremos destacar dos aspectos curiosos: en primer lugar, la mayoría de los ejemplos tienen el sentido de ‘matar en combate, morir en batalla’; de otro lado, en casi todos ellos el verbo caedere aparece en voz pasiva, salvo Ez 26, 11.

    Dentro de esta acepción tendríamos que contar también los casos en que el participio de caedere, caesus, aparece, normalmente en plural, funcionando prácticamente como un sustantivo y con el sentido de ‘los muertos’: ...et populus qui fugerat reversus est ad caesorum spolia detrahenda (2 Sm 23, 10) «y el pueblo que había huido volvió para arrebatar los despojos de los muertos»; die igitur altero detrahentes Philisthim spolia caesorum invenerunt Saul et filios eius iacentes in monte Gelboe (1 Par 10, 8) «al día siguiente, los filisteos, mientras recogían los despojos de los muertos encontraron a Saúl y sus hijos que yacían en el monte Gelboé» [63].

    Dentro de esta acepción de ‘matar a alguien’ incluimos también el caso de 2 Par 33, 25: ...caesis his qui Amon percusserant... «ajusticiados éstos que habían matado a Amón», cuyo sentido es el de ‘ajusticiar’, más específico que el de ‘matar’.

    Todos los ejemplos vistos hasta ahora dentro de esta acepción se referían a personas. También incluiríamos uno que se refiere a animales: numquid ovium et boum multitudo caedetur ut possit sufficere ad cibum... (Nm 11, 22) «¿Acaso se ha de matar tal cantidad de ovejas y bueyes que pueda bastarles para comer?» [64].

    Derivada del sentido de matar a un animal, tenemos otra acepción más específica, la de caedere como ‘sacrificar, inmolar una víctima’: ...et immolabit eam in loco ubi solent holocaustorum caedi hostiae (Lv 4, 33) «y la immolará en el lugar en que suelen ser sacrificadas las víctimas de los holocaustos»; ...caedetur agnus inmaculatus anniculus in holocaustum Domini (Lv 23, 12) «será sacrificado un cordero sin mancha, de un año, en holocausto al Señor»; tulit autem populus de praeda oves et boves primitias eorum quae caesa sunt ut immolet Domino Deo suo in Galgalis (1 Sm 15, 21) «cogió, pues, el pueblo del botín ovejas y bueyes como primicias de lo que debían matar para immolarlo al Señor su Dios en Gálgala». Este mismo valor lo encontramos en: Lv 6, 30; Jr 33, 18; Ez 21, 10 [65].

    En varios de los ejemplos se menciona la práctica del holocausto, sacrificio consistente en quemar enteramente la víctima, después de haber hecho la imposición de manos y la aspersión con sangre. Los animales que solían ofrecerse en holocausto eran becerros, ganado menor y palomas. Además en el templo de Jerusalén se ofrecía todos los días un holocausto por la mañana y otro por la tarde, designados como ofrenda regular y perpetua [66].

 

    Todos los sentidos anteriores son propios y plenamente clásicos la inmensa mayoría. Pasemos a ver ahora los que consideramos sentidos figurados:

1. Vamos a detenernos un momento en una frase bastante problemática: sapiens corde praecepta suscipiet stultus caeditur labiis (Prv 10, 8) «el sabio de corazón aceptará las órdenes, al necio le chocarán las palabras (no el sentido)». Esta frase, en su segunda parte, es traducida así por Blaise [67] (pág. 482). Torres Amat [68] (pág. 762) la traduce así: «El que es sabio de corazón, recibe bien los avisos: mas para el mentecato cada palabra es un azote», que en esencia viene a coincidir con la de Blaise. En cambio, Profs. Compañía de Jesús (iv, pág. 469) traducen así: «el cuerdo de juicio acata el aviso, pero el de labios necios se arruina»; y Profs. Salamanca (iv, pág. 732) traducen así: «el hombre sensato acepta el mandamiento, pero el lenguaraz lo resiste». Según Profs. Compañía de Jesús, aquí en lo que se estaría insistiendo es en que el cuerdo acepta la adversidad, por eso prospera; en cambio, el necio, que no acepta el aviso, se arruina. A este respecto Profs. Salamanca (en IV, pág. 734) dicen que el hombre sensato acepta las instrucciones de la sabiduría, pues aunque cumplirlas le suponga muchas veces abnegación y sacrificio, le proporciona también beneficios materiales en esta vida y una gloria que perpetúa su buen nombre en la posteridad. El insensato de labios no es capaz de poner en práctica esos mismos consejos sobre el uso de la lengua y se resiste a sus instrucciones sobre este particular [69]. De ser esto así, caedere significaría en esta frase ‘resistirse, hacer oídos sordos a algo, arruinarse, perderse’.

    La verdad es que vista tal disparidad de opiniones es difícil decidirse por una de ellas. Si hacemos caso de la interpretación de Profs. Compañía de Jesús o del propio Thesaurus (que afirma que Jerónimo unió mal las palabras) todo nos lleva a pensar que nuestro autor no supo interpretar correctamente el original. Pero dado que lo que nosotros estamos traduciendo es el texto latino, tenemos que tratar de encontrar el sentido último, correcto o no, que Jerónimo creyó entender en el original.

    Así, si traducimos literalmente la frase, es obvio que se tiene que tratar de una contraposición: se opone la actitud del sabio, del prudente, con la del necio, de modo que se podría traducir así: «el sabio acoge los preceptos en su corazón; pero el necio es azotado por los labios (por las palabras de los demás, que le critican su necedad)». O sea, se opone la actitud de sumisión del sabio, que acata las órdenes, mientras que el necio se resiste a ellas, por lo que recibe las críticas de los demás. De ser esto así, caedere significaría aquí más bien ‘ser criticado, censurado, vituperado’.

    De todos modos, sea que caedere haya que entenderlo como ‘resistirse’, sea que deba traducirse por ‘ser criticado,      censurado’, lo cierto es que estamos ante un sentido figurado que no debe considerarse como bíblico-cristiano.

2. ‘Dominar tiránicamente’: contrivit Dominus baculum impiorum virgam dominantium (5) caedentem populos in indignatione... (Is 14, 6) «el Señor ha hecho pedazos el bastón de los impíos, la vara de los dominadores, con la que azotan a los pueblos (=con la que dominan tiránicamente) con indignación».

    Estaríamos ante un uso figurado del verbo caedere en su acepción de ‘golpear, azotar a alguien’: el Señor rompe la vara de los dominadores, con la que estos castigaban a los pueblos. La vara es en realidad una imagen del cetro; romper la vara es hacer caer a los tiranos [70].

    Sobre este sentido el Thesaurus nada dice. Si buscamos correspondiente en griego, al latín caedere le corresponde exactamente el griego  patássein que significa ‘pegar, herir’, con lo que la razón última de la expresión latina estaría en el griego, el cual sería, en última instancia, el que está calcando al hebreo. De todos modos, sin atrevernos a afirmar abiertamente que estamos ante un sentido bíblico-cristiano, sí hay que decir que estamos en una de esas frases de sentido metafórico, tan frecuentes en la Biblia, y que a tantos usos figurados han dado lugar.

    En fin, aquí damos por terminado el exhaustivo estudio que acerca de los verbos cadere y caedere en la Vulgata hemos emprendido. De este recorrido queda claro cómo la Biblia latina no sólo fue capaz de utilizar los términos clásicos con todas sus acepciones más frecuentes (como se ha podido ver, sobre todo, con caedere), sino que además también creó gran número de sentidos figurados, presentes en múltiples pasajes de contenido doctrinal, profético o poético (de lo que es buen testimonio cadere), y que constituyen muchas veces una de las principales aportaciones del latín bíblico.

    El hecho, comprobado por nosotros en cadere sobre todo, de que casi todas las acepciones más o menos «particulares» o «específicas» que se alejan algo de lo esperado en el latín profano, clásico y postclásico, tengan un correspondiente casi siempre perfecto en griego, nos lleva a pensar que el autor latino, al realizar su traducción, incluso cuando maneja un original hebreo [71], muy probablemente tiene también al lado una versión griega. De todos modos, bien sea porque es el griego el que calca al hebreo, o bien porque alguna vez el autor latino beba directamente de su fuente hebrea, el texto general de la Vulgata, en muchos pasajes, tiene un más que llamativo sabor semítico, que no siempre está en la acepción de las palabras, sino en el empleo de giros o construcciones inusitadas o poco frecuentes en el latín profano (v. g. el análisis que hemos hecho de la acepción de cadere como ‘postrarse en el suelo para reverenciar’, o también muchos de los sentidos figurados de este mismo verbo, que suelen darse en construcciones «poco latinas»).

 

NOTAS:

[1] Para realizar este trabajo hemos utilizado como soporte principal el programa BibleWorks for Windows publicado por hermeneutika Computer Bible Research Software, Seatle, 1993-1994. Se trata de un programa preparado para entorno Windows que contiene la versión latina de la Vulgata, la versión griega de los lxx y del nt, el texto hebreo y la King James Version. El hecho de poder consultar instantáneamente cualquier palabra o expresión en una de estas versiones hace del BibleWorks un programa imprescindible para cualquier trabajo, léxico o no, sobre el texto bíblico. Este programa fue adquirido por el grupo de trabajo dirigido por el Profesor Dr. Olegario García de la Fuente, que en la actualidad trabaja en el Dpto. de Filología Latina de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Málaga en la realización de un Diccionario de la Vulgata que sustituya al ya anticuado y superado Blaise, grupo del que nos honramos en formar parte. De otro lado, queremos agradecer desde aquí al Profesor García de la Fuente las orientaciones y consejos que nos ha dado acerca de algunas de las acepciones recogidas por nosotros y que nos han sido de gran utilidad; asimismo queremos hacer extensible este agradecimiento al Dr. Gonzalo del Cerro, Profesor Titular de Filología Griega de esta Universidad de Málaga, a quien hemos recurrido cuando ha habido que consultar directamente el texto hebreo, lengua ésta en la que él es un gran maestro.

[2] En la estructuración de los ejemplos que cadere presenta en la Vulgata con el sentido de ‘caer’ hemos tenido muy en cuenta cómo lo organiza el Thesaurus Linguae Latinae, 9 vols., Leipzig, 1900-1984 (en curso), en vol. iii, 16-25. Éste divide la acepción, que es propia, del siguiente modo: a) Referido a las cosas que caen de un lugar alto a uno más bajo o se precipitan; a menudo se dice además desde dónde o a dónde caen. Este primer gran apartado es luego dividido en tres grandes subapartados: 1. Cosas naturales; 2. Instrumentos hechos para el uso de los hombres; 3. Edificios, muros o similares que caen, esto es, que se derrumban. Luego, en el primer apartado establece la siguiente división: a) Líquidos; b) Cuerpos sólidos no animados (muchas veces con dativo de cosa); c) Cuerpos animados o miembros (muchas veces con dativo de persona); d) Cosas celestes, relativas a los astros o aéreas que a veces caen al suelo. b) Seres animados que caen o resbalan; puede decirse también desde dónde o a dónde caen. Y en este gran apartado se distinguen a su vez dos grandes subapartados: 1. Hombres: dentro del cual se recogen sentidos muy concretos como el de ‘nacer’ o ‘caer, sucumbir (sexualmente)’, hablando de mujeres. Luego, en un sentido más amplio tenemos el de ‘morir, ser asesinado’. 2. Animales: dentro del cual también se introduce el sentido de ‘morir’ y, derivado de éste, el de ‘sacrificar’, sobre todo hablando de las víctimas que se sacrifican.

[3] Como afirman Profesores Compañía de Jesús, La Sagrada Escritura, BAC, Madrid, I, 1970, págs. 632-633, el motivo de la caída aquí descrita es el miedo. Como una de las maldiciones de Dios se describe el hecho de infundir como castigo contra su pueblo pecador tal sensación de abatimiento y terror ante enemigos imaginarios que mostrarán auténtica impotencia para defenderse del auténtico enemigo.

[4] El hecho de derrumbarse, venirse abajo los montes no lo hemos recogido en la acepción 4A de ‘caer edificios, muros, ciudades’; ‘derrumbarse’, porque Thesaurus III, 17, 20-23 lo considera dentro del apartado b) que contempla los cuerpos sólidos no animados, criterio que hemos considerado el más adecuado.

[5] Abraham se postra en señal de respeto o veneración, porque ha visto a Dios que se le ha aparecido.

[6] Tanto en el caso de Jos 5, 15 como de 2 Par 20, 18 cadere se encuentra reforzado por el verbo adorare, que viene a significar exactamente lo mismo que cadere, constituyendo así una de esas construcciones pleonásticas tan frecuentes en la Biblia latina por influjo semítico.

[7] Este mismo valor se encuentra, entre otros lugares, en: Nm 14, 5; 16, 4; 16, 22; 1 Re 18, 39; 1 Par 21, 16; 2 Par 20, 18; Jdt 6, 14; Ps 21, 30; Eclo 50, 19; Ez 2, 1; 3, 23; 44, 4; 1 Cor 14, 25; Apc 7, 11; 11, 16; 19, 4. Es, con mucho, el valor más repetido dentro de esta acepción.

[8] Aquí es Rut la que se postra para reverenciar a Rooz en señal de reconocimiento por el trato que él le dispensa a ella a pesar de ser extranjera.

[9] Aquí es el rey Nabucodonosor el que se postra ante el profeta Daniel, en señal de respeto y reconocimiento, por haber sido éste capaz de interpretar los sueños y visiones del rey.

[10] H. Haag, A. Van den Born, S. de Ausejo, Diccionario de la Biblia, Herder, Barcelona, 91987, 1779, s. v. Saludo.

[11] Ésta es la reacción del rey David tras llegar a sus oídos el rumor de que Absalón había matado a todos sus hijos.

[12] Después de haber visto en el cielo a un ángel vengador con una espada en la mano y listo para la destrucción de Jerusalén.

[13] Ésta es la reacción de Tobías y su padre cuando el ángel Rafael se manifiesta.

[14] Es la reacción de Pedro, Santiago y su hermano Juan tras escuchar la voz de Dios que venía desde una nube luminosa.

[15] Ésta es la forma como Jairo, príncipe de la sinagoga, se dirige a Jesús para rogarle que venga a su casa, donde su hija de doce años estaba a punto de morir.

[16] La expresión cadere pronus es sinónima de adorare pronus, de significado absolutamente sinónimo, que aparece, entre otros lugares, en: Gn 19, 1; 24, 48; 33, 3; 43, 26; 48, 12; Ex 4, 31; 34, 8; Nm 22, 31; 1 Sm 24, 9; 25, 41; 2 Sm 18, 28; 24, 21; 1 Re 1, 23; Re 2, 15; 1 Par 21, 21; 2 Par 7, 3; Na 8, 6.

[17] Ni que decir tiene que Thesaurus no recoge esta acepción como independiente o especial, ni tampco dice nada sobre un posible origen semítico. No obstante, en III, 22, 46-52, recoge una serie de ejemplos de la Vetus Latina y la Vulgata (además de algunos autores tardíos), que presentan algunas de las formas vistas aquí en esta acepción. Así se mencionan Jn 11, 32 (de la Vetus latina, cod. r) con la expresión cecidit ad pedes eius, que también aparece en dos autores tardíos Eutr. 4, 7; y Herm. Pal. vis. 3, 2, 3; Mat 17, 6 (Vetus Latina, cod. r) con la expresión discipuli ceciderunt in faciem suam (que en la Vulgata, Apc 5, 14, es ceciderunt in facies suas), etc. O sea, si los únicos ejemplos que Thesaurus recoge con estas expresiones que hemos señalado aquí son procedentes de textos de la Biblia Latina o de autores tardíos, indirectamente está reconociendo su procedencia no clásica.

[18] Respecto a los valores de adorare, y sobre todo en latín bíblico, cf. O. García de la Fuente, El latín bíblico y el español medieval hasta el 1300. I. Gonzalo de Berceo, Logroño, 1991, páginas. 46-47, sobre todo en la 46, donde se recogen muchas citas de la Biblia latina para expresar los gestos externos de la veneración.

[19] Sobre este valor, cf. Thesaurus III, 23-24. Aquí el sentido de ‘morir, ser asesinado’ se considera un uso más amplio del verbo cadere.

[20] A este contexto pertenecen la mayoría de las casos de esta acepción. Señalemos entre otros: Ex 32, 28; Dt 2, 16; Jos 11, 20; Jdc 9, 40; 12, 6; 20, 46; 1 Sm 4, 10; 14, 30; 2 Sm 1, 19; 1, 25; 1, 27; 3, 38; 11, 17; 17, 9; 18, 3; 21, 22; 1 Re 20, 25; 1 Par 20, 7; Ps 90, 7; Ez 32, 22; 39, 23; 1 Mc 2, 9; 3, 24; 4, 15; 4, 34; 5, 22; 5, 34; 5, 60; 5, 67; 6, 42; 7, 32; 7, 38; 7, 43; 7, 46; 8, 10; 9, 1; 9, 18; 9, 49; 10, 50; 10, 85; 11, 74; 16, 10; 2 Mc 10, 30 etc.

[21] Thesaurus III, 23, 52-54 ya advierte de la frecuencia del uso del ablativo gladio y de la expresión in ore gladii en la Vulgata.

[22] Respecto a la expresión subtus pedes, tenemos que advertir que el uso de subtus como preposición de acusativo se produce sólo a partir de Vitrubio (s. I a. c.) y es especialmente frecuente en la Vetus Latina, la Vulgata y los autores cristianos (Leumann-Hofmann-Szantyr, Lateinische Grammatik, C. H. Beck, Múnich, 1965, ii, pág. 280).

[23] Dentro de esta misma acepción podríamos incluir un caso como el de Jr 50, 32 : et cadet superbus et corruet et non erit qui suscitet eum... «y caerá el soberbio y dará en tierra y no habrá quien le levante». Según opinan Profesores de Salamanca, Biblia Comentada, bac, Madrid, III, 1967, págs. 695-696, el soberbio a quien aquí se alude es Babilonia. Se está haciendo un anuncio de la próxima destrucción de la ciudad, que como opresora de otros pueblos se ha atrevido a oprimir al pueblo elegido y a profanar el santuario de Yahvé. Por ello, la «caída» aquí es su destrucción total por obra de la mano vengadora del Señor. Pero dado que lo que perece es una ciudad entera, también se la podría incluir en la acepción de ‘perecer una ciudad’ que distinguimos prácticamente a continuación de ésta. Acomodo dentro de esta acepción también podría tener un caso como el de Jr 25, 27: ...bibite et inebriamini et vomite et cadite neque surgatis a facie gladii quem ego mittam inter vos «bebed y emborrachaos y vomitad y caed para no levantaros delante de la espada que enviaré delante de vosotros». La cita es algo difícil de entender si no se tienen en cuenta ciertos aspectos. En primer lugar, en una visión imaginaria el profeta Jeremías recibe de Yahvé la orden de tomar en sus manos la copa de vino de la ira divina, para que la haga beber a todas las naciones donde será enviado como profeta. La metáfora de la copa del furor divino es corriente en la literatura bíblica. La cólera divina es concebida como un líquido embriagador que llena poco a poco la copa hasta desbordarse sobre las naciones pecadoras. El castigo divino produce los mismos efectos de la embriaguez en el hombre. Es, por tanto, una metáfora para indicar que el profeta debe anunciar el terrible e inminente castigo divino que ha de caer sobre todas aquellas naciones que reciban la «copa», o sea, el anuncio del profeta (sobre esto, cf. Profs. Salamanca, op. cit., III, págs. 555-556). Por tanto, el sentido de cadere aquí es ‘caer embriagado’, pero su uso es evidentemente metafórico y equivaldría a ‘anunciar el próximo castigo divino, ser castigado por Dios’, pues todo el que se embriague por haber bebido de la copa será el que sufra dicho castigo, castigo consistente en la muerte y la destrucción, por eso dice: «Caed para no levantaros ante la espada que enviaré delante de vosotros».

[24] Thesaurus III, 22, 40-41 da algunas citas de este uso de cadere con predicativo, en concreto de la Vetus Latina Jdc 9, 40 (Lugd.); Dan 11, 26 (Wirc.); Vulgata 1 Mc 3, 11 y Ez 6, 7. Todas ellas aparecen recogidas bajo la acepción de ‘caer los hombres’, por lo que no la considera una acepción particular de este verbo como hacemos nosotros. Nosotros, por nuestra parte, la consideramos acepción especial porque aquí cadere acompañado del predicativo pierde parte de su sentido propio de ‘caer’ convirtiéndose casi en un verbo copulativo, de modo que cadere vulneratus = vulnerari, o sea, ‘ser herido’; mientras cadere interfectus = caedi, interfici, o sea, ‘ser matado’. El hecho de que el verbo aparezca normalmente con los participios vulneratus e interfectus es lo que nos ha decidido a ponerlo en relación con el uso de cadere como ‘perecer, morir’.

[25] Y ello sucede en 1 Sm 17, 52; 31, 1; 1 Par 10, 1; 1 Mc 9, 17; 9, 40; 16, 8.

[26] Así Varr. Men. 272: ut ciconiae...alte maesti in terram cecidimus; Val. Max. 9, 2, 1 exanimis ceciderat; Sen. Med. 659 Nauplius praeceps cadet, etc.

[27] En esta acepción seguimos a Thesaurus III, 25-27, que distingue como primer sentido figurado de este verbo minui, o sea, ‘ser disminuido’, ‘menguar, decrecer’, haciendo la siguiente clasificación: 1. Los hombres, que caen, que menguan: a) en poder, dignidad o espíritu; b) particularmente, en la expresión perder un juicio, verse privado de algo; c) en las costumbres, por lo tanto, pecar. 2. Las cosas incorpóreas y corpóreas.

[28] Cf. Profs. de Salamanca, op. cit., III, pág. 155.

[29] Sustentando la misma opinión, cf. Profs. Compañía de Jesús, op.cit., V, pág. 278.

[30] Cf. Profs. Compañía Jesús, op. cit., V, págs. 670-671.

[31] Respecto a esta acepción tenemos que decir que Thesaurus III, 25-27 no la distingue como acepción propiamente dicha. Lo más relacionado con el sentido de ‘ser vencido’ es la acepción de ‘perder un juicio’, perder una causa’ de Thesaurus III, 25, 67 y sigs.

[32] Para que se pueda ver la dificultad que a veces implica el interpretar el significado de este verbo, aquí Profs. Compañía de Jesús interpreta que caer viene a equivaler a pecar, ‘tener una caída moral’ y dice a este respecto (en op. cit., IV, pág. 505) que el texto original del proverbio no trata de precisar cuántas veces cae o peca el justo, ni si peca o no peca, sino sencillamente lo compara con el pecador para mostrar que la diferencia esencial entre ambos estriba no en que el justo no peque, sino en que se arrepiente o levanta cuantas veces peca; el malo, en cambio, peca y no se arrepiente. En cambio, Profs. Salamanca (op. cit., IV, pág. 809) dice respecto al mismo versículo que aquí caer vendría a equivaler a ‘caer en el infortunio’: «Si el justo cae muchas veces en el infortunio, otras tantas lo libra del mismo Yahvé, como afirma el salmista, mientras que el impío sucumbirá en su desventura...» El texto se refiere al orden material, no a los pecados, por lo que no se puede acudir a él para probar que la naturaleza está fundamentalmente depravada, como hacían los calvinistas. Y, aplicado al orden moral, diríamos que son los pecados veniales, en que el justo incurre muchas veces, y de los que con la gracia de Dios se levanta en esa lucha contra la naturaleza caída.

[33] Dictionnaire Latin-Français des auteurs chrétiens, Brepols, Turnhout, 1954.

[34] En donde se dice que los autores eclesiásticos utilizan cadere a o de en lugar de desciscere, o sea, ‘separarse de alguien’, ‘abandonar a alguien’.

[35] Profs. Salamanca, op. cit. IV, pág. 752 afirma respecto a esta cita que la desgracia a la que se alude con la expresión cadere in malum es la desgracia terrestre. La misión de un mensajero es delicada. El buen mensajero, el que comunica a su debido tiempo su mensaje, hace un bien incalculable. El mal mensajero, el que no transmite con fidelidad su misiva o no la hace llegar a su debido tiempo, puede producir una gran desgracia. Es a esta desgracia a la que el versículo alude.

[36] Aquí se está aludiendo a la prohibición de que el sabio se alegre de la desgracia del enemigo, pues tal conducta desagrada a Dios. El hombre, si es cristiano, debe vengarse con el amor (Profs. Salamanca, op. cit., IV, pág. 809).

[37] Respecto a esta cita, Profs. Companía Jesús (op. cit., VI, pág. 321) dicen que quien habla es Jerusalén, que se encuentra postrada por causa de sus pecados.

[38] Aquí no se está aludiendo a caídas morales o pecados, sino a los infortunios que pueden sobrevenir al justo. Las pruebas siempre serán para él pasajeras, pues tiene a su lado la mano del Omnipotente para levantarlo de la situación de postración en que se halle (Profs. Salamanca, op. cit., IV, pág. 342).

[39] Para que se vea un ejemplo, a 1 Sm 3, 19 le corresponde el griego kaì ouk épesen apò pánton tôn lógon autoû epì tèn gên. En los demás casos la correspondencia es también absoluta.

[40] Aunque aquí Thesaurus se limita a presentar una serie de ejemplos de Vetus Latina y Vulgata sin decir nada, como ya es habitual en él, acerca de un posible origen semítico de la misma.

[41] Cf. Thesaurus III, págs. 28-29.

[42] Este mismo valor se encuentra en: Nm 33, 54; 34, 2; Jos 17, 1; 17, 5; 17, 6; 17, 8; 19, 10; 19, 32; 1 Sm 10, 20; 10, 21; 1 Par 26, 14; Ps 15, 6; Ez 24, 6; Act 1, 26. Hay que advertir que no en todas los ejemplos que acabamos de citar el sujeto es sors: así en Ps 15, 6 es funes. Y a veces la expresión que encontramos no es cadere sors sino cadere in sorte, como en Jos 17, 8. Y en otros casos tenemos usos absolutos de cadere en el sentido de ‘tocar en suerte, corresponder’: et ceciderunt funiculi Manasse decem absque terra Galaad... Jos 17, 5 «y tocaron en suerte a Manasés diez porciones sin contar la tierra de Galaad».

[43] Este sentido es recogido por Thesaurus III, 29, 3-13.

[44] Sobre este sentido, cf. Thesaurus III, 29-30, el cual distingue dos apartados: (1) los hombres vienen y (2) las cosas se mueven.

[45] En Thesaurus III, 29, 30 y sigs. se recoge este sentido y se da la cita de 2 Mc 3, 6.

[46] Thesaurus III, 30, 17-20 recoge casi todas las citas que nosotros recogemos bajo esta acepción, pero, como suele hacer, no lo distingue como una acepción particular, sino que la engloba dentro del sentido genérico de ‘las cosas se mueven’.

[47] Thesaurus III, 30, 17-18, da cuenta de la cita de la Vulgata Rm 15, 3 que nosotros recogemos bajo esta acepción, pero como siempre no la considera una acepción especial, sino que la introduce bajo el apartado general de ‘las cosas se mueven’.

[48] Thesaurus III, 30, 16-17, da la cita de Act 10, 10 que nosotros recogemos aquí, aunque no la considera como acepción especial.

[49] Thesaurus III, 30, 21-22, recoge esta cita sin decir nada acerca de una posible acepción especial.

[50] O. García de la Fuente, Introducción al Latín Bíblico y Cristiano, Clásicas, Madrid, 1990, pág. 108, lo considera una de las peculiaridades del latín bíblico, dentro del campo sintáctico, por influjo semítico.

[51] Este último aspecto, en la mayoría de los casos, sólo podemos sospecharlo, pues confirmarlo necesitaría un estudio específico que escapa absolutamente a los objetivos, mucho más modestos, de este artículo. De todos modos, somos de la opinión de que los estudios de latín bíblico, e incluso de griego bíblico, necesitarían, para que sus conclusiones pudieran ser mucho más sólidas, tener siempre por delante el referente semítico, hebreo o arameo, para ver si una determinada construcción del autor latino responde a calco del griego; si es el griego el que calca al hebreo; si es el hebreo el que ha influido directamente en el autor latino; o si, finalmente, es una versión libre del propio autor latino. De todos modos, comprendemos la dificultad de semejante empresa, que antes de llevarse a cabo tendría que resolver otros problemas, muchos de ellos insolubles, sobre la propia transmisión de los textos bíblicos, las distintas versiones, etc. De todos los problemas relacionados con la transmisión del texto de la Biblia nos puede dar una muy buena idea la obra de O. García de la Fuente,  Latín Bíblico y Latín Cristiano, CEES, Madrid, 1994, págs. 89-100 sobre la historia del texto de la Biblia: el texto hebreo y arameo y el texto griego del nt; y páginas 101-162 sobre la historia de las distintas versiones de la Biblia.

[52] En la distribución de los distintos significados de caedere hemos seguido fielmente el Thesaurus III, 55-63.

[53] Esta acepción de ‘cortar un miembro’ entraría dentro de la acepción ii: ‘cortar seres con vida o partes del cuerpo de seres con vida’, o sea, ‘azotar, herir’, que Thesaurus III, 58, 50 establece y más en concreto en 60, 37-63, donde se recogen propiamente ejemplos de la acepción de ‘cortar miembros o partes de cuerpos de seres con vida’. Aquí se menciona como ejemplo de esta acepción Dt 21, 4 y Jdc 1, 6.

[54] Cf. Thesaurus III, 56, 75 y sigs. donde se recoge el hecho de cortar leña o madera, y donde se cita Dt 19, 5.

[55] Cf. Thesaurus III, 56, 1 y sigs. donde se da la acepción de ‘cortar árboles, hierbas o podar partes de árboles’ y en donde se recoge la cita de Mc 11, 8.

[56] Cf. Thesaurus III, 57, 25 y sigs. donde se recoge el sentido concreto de ‘cortar cuerpos sólidos, trabajarlos’, aunque entre las citas que se recogen ninguna pertenece a la Vulgata. Queremos hacer notar que Thesaurus, en esta acepción, se centra en el trabajo sobre la piedra o la tierra únicamente, mientras que nosotros también damos cabida a la madera, material éste del que él habla en 56, 75 y sigs. A nuestro entender, habría que distinguir como acepción particular o especial el trabajar materiales, diferenciándola del de cortarlos simplemente.

[57] Cf. Thesaurus III, 58-60.

[58] Cf. Thesaurus III, 59, 5-12 y 60-66, donde aparece gran parte de las citas que aquí recogemos.

[59] Cf. Thesaurus III, 60, 21 y sigs., aunque no se da ninguna cita de la Vulgata.

[60] Thesaurus III, 61, 71 y sigs. recoge, como si de una sola acepción se tratara, la de ‘matar’, lo que nosotros distinguimos en tres acepciones: ‘hostigar, herir’; ‘castigar Dios a alguien’ y ‘matar’. Creemos, y así lo demuestran los ejemplos que aportamos, que hay base más que suficiente para postular tres matices diferentes dentro del sentido general de ‘matar a personas’.

[61] Sobre esta acepción, cf. Thesaurus III, 62, 16 y sigs., donde se dan dos citas de las aquí recogidas por nosotros: 1 Sm 4, 10 y 2 Sm 18, 7.

[62] Como ya se dijo en la nota 60, Thesaurus engloba dentro de la acepción de ‘matar’ lo que para nosotros son tres acepciones distintas.

[63] Sobre esto, cf, Thesaurus III, 62, 9-15

[64] Sobre esta acepción, cf. Thesaurus III, 62, 60-80.

[65] Sobre esta acepción, cf. Thesaurus III, 62, 80 y sigs. y 63, 1 y sigs.

[66] Diccionario de la Biblia, 866, s. v. Holocausto.

[67] Blaise, op. cit., s.v., labium.

[68] J. M. Petisco y F. Torres Amat, Sagrada Biblia traducida de la Vulgata latina teniendo a la vista los textos originales, Ortells, Valencia, 1988.

[69] Sobre este sentido figurado cf. también Thesaurus III, 62, 46-59, donde se recoge precisamente esta cita de Prv 10, 8 (en la que, según afirma Thesaurus a la vista del correspondiente griego, Jerónimo unió mal las palabras) con este uso figurado de caedere, uso figurado del sentido propio de ‘vencer completamente’. De otro lado, no postulamos una adscripción bíblico-cristiana para este sentido por el hecho de que Thesaurus da también como usos figurados del sentido de ‘vencer’ citas de Séneca y Floro, aunque también es verdad que de las restantes la mayoría son de Tertuliano junto a la de la Vulgata ya mencionada.

[70] Que el sentido de la acepción es precisamente el de ‘dominar tiránicamente’ nos lo confirman Profs. de Salamanca, op. cit., III, pág. 153, cuando refiriéndose a los versículos 14, 4b-8 dice que el fragmento recoge una serie de imágenes muy bellas que tratan de expresar el júbilo general al desaparecer el opresor general, los reyes asirios y babilónicos.

[71] Cosa que según O. García de la Fuente, Latín Bíblico y Latín Cristiano, pág. 150, sucedió dentro del Antiguo Testamento con todos los libros protocanónicos, salvo el Salterio, que conserva el texto de una antigua versión latina revisado por Jerónimo a base de un texto griego de las Hexaplas de Orígenes, y, exceptuados también los libros de la Sabiduría, Eclesiástico, Baruc y I y II de Macabeos, que conservan el texto, más o menos corrompido, de las antiguas versiones latinas, no revisadas por Jerónimo. En el caso del Nuevo Testamento, el fondo de todos sus libros es una antigua versión latina revisada a base del texto griego.