INDICACIONES BIBLIOGRÁFICAS DE LIBROS RECIBIDOS, Manuel Crespillo, Universidad de Málaga (Publicado en Analecta Malacitana, XX, 2, 1997, págs. 789-863).

 

LINGÜÍSTICA

Milagros Fernández Pérez (coord), Avances en Lingüística Aplicada, Universidad de Santiago de Compostela, 1996, 372 págs.

    Milagros Fernández Pérez, coordinadora y autora del presente volumen, proporciona en su introducción los fundamentos teóricos del concepto lingüística aplicada. Los capítulos restantes se dedican a ámbitos particulares en el seno de la lingüística aplicada. Teresa Moure e Ignacio Palacios escriben sobre glosodidáctica en «La didáctica de las lenguas extranjeras: lingüística aplicada en el ámbito académico», y Rosa Rabadán y Francisco J. Fernández Polo sobre lingüística aplicada a la traducción. En «Lenguaje y nuevas tecnologías. El campo de la lingüística computacional», Teresa Moure y Joaquim Llisterri presentan problemas lingüísticos novedosos, resultado del uso de nuevas tecnologías y de necesidades planteadas por ellas; aspectos informáticos, de ingeniería de la comunicación, lógico-matemáticos, etc. se evidencian como fundamentales para solventar cuestiones de digitalización de información lingüística. Xavier Lamuela y Henrique Monteagudo dedican su «Planificación lingüística» a inconvenientes de estatus, funciones y usos de las lenguas y las variedades lingüísticas. Factores sociológicos, políticos, educativos, etc. serán imprescindibles a la hora de considerar y resolver tales problemas de prestigio, entidad, reforma y modernización de las lenguas. El último trabajo, perteneciente a Faustino Diéguez-Vide y Jordi Peña-Casanova, «está centrado en déficits comunicativos asociados a patologías denominadas afasias; de forma que aspectos y componentes neurológicos, psicológicos, clínicos, etc. tendrán máxima importancia a la hora de comprender las deficiencias y en el momento de diseñar la terapia correspondiente». Dado que el propósito que guía el volumen es el de empezar a llenar el vacío existente en las áreas aplicadas de la Lingüística en la actualidad, los receptores inmediatos de este estudio, a juicio de la coordinadora de este volumen, Milagros Fernádez Pérez, «serán no sólo especialistas en Lingüística general y Lingüística descriptiva (de cada lengua) sino asimismo estudiantes relativamente iniciados en el estudio del lenguaje y de las lenguas, que podrán hallar en el volumen planteamientos y noticias nunca antes tratados en los cursos ni en la bibliografía habitual».

 

Teresa Moure, La alternativa no-discreta en lingüística (Una perspectiva histórica y metodológica) (col. Lucus-Lingua), Universidad de Santiago de Compostela, 1996, 330 págs.

    Confieso que la lectura del título de este libro, una vez que fue recibido en Analecta, despertó mi curiosidad. ¿Qué es la «alternativa no-discreta» en lingüística? En palabras de la autora, Teresa Moure, «como disciplina que se ocupa del estudio del lenguaje, la lingüística se ve concernida por problemas de categorización en dos niveles distintos. De entrada, su objeto de estudio trasluce la percepción humana del mundo, convirtiéndose en un instrumento básico para discernir sus propiedades. Así, al declarar x es verde, se pone de manifiesto la capacidad de la retina para discriminar diferencias en las ondas de luz y, también, el procesamiento de esa información física y su posterior clasificación por parte del emisor mediante parámetros de orden cognitivo. Pero, en un sentido parcialmente diferente, la lingüística, como toda ciencia, pretende reducir alguna dosis de incertidumbre elaborando un aparato conceptual que otorgue regularidad a sus predicciones. La declaración x es verde, vista desde otra óptica, introduce una forma fónica —[‘berde’]— y la asocia a determinada clase de palabras —el adjetivo— con la que ordinariamente expresamos propiedades de los objetos. La investigación lingüística se perfila, entonces, como una sistemática de la lengua, que organiza las categorías propias del lenguaje en nuevos moldes o categorías del metalenguaje. Para unas y otras, la categorización lingüística remite a una tradición discreta, construida sobre unidades de contornos delimitados, sin puntos de contacto o zonas de concurrencia […]. Por ello, en todos los campos de la disciplina se asume, al menos idealmente, que las entidades lingüísticas están claramente separadas entre sí, mediante lindes bruscas y sólidas. Esa suposición es la base de la aproximación categorial discreta que aísla los dialectos de una lengua de los dialectos de sus vecinas, distingue un fonema consonántico de uno vocálico, un complemento directo de un complemento indirecto o un morfema de un lexema. Por supuesto, el proceso implica un cierto grado de abstracción. La extrema variabilidad del lenguaje se reduce utilizando tipos ideales, las invariantes, que se mantienen fieles a la definición del lingüista, a pesar de que sus realizaciones o variantes muestren alteraciones que se desestiman por su irrelevancia para la configuración del grupo. En todo caso, el proceso por el que se remite una variante a la invariante correspondiente se decide mediante reglas estables, porque toda categoría lingüística resulta de la conjunción de propiedades que actúan como requisitos inexcusables». Éste es uno de los cada vez más abundantes casos en los que la propia naturaleza del libro comentado me obliga a definir mi elección personal en estas indicaciones bibliográficas: después de reflexionar sobre una sociolingüística «no-discreta», una lingüística cognitiva «no-discreta», y los fundamentos epistemológicos de una lingüística «no-discreta», tengo que reconocer que la única característica de esta lingüística es la indiscreción, pues desearía convertir en lineales las aristas curvas y las contigüidades no delimitativas en que siempre se fundamentó el uso de tropos y metáforas, de modo que la verdad de la aenigmata, el misterio asclépico, tan enraizado en la génesis del lenguaje, resulta deshecho por el estandarte de la variabilidad.

 

LITERATURA HISPANOAMERICANA

Roberto Fernández Retamar, Para una teoría de la literatura hispanoamericana, Instituto Caro y Cuervo, Santafé de Bogotá, 1995, 390 págs.

    Los trabajos aquí reunidos aparecieron originalmente por separado: Martí, Portuondo, Rubén Darío, Modernismo, Generación del 98, Teoría y práctica de la literatura, etc., pero entendidos por Fernández Retamar como textos integrados en nuestra cultura, sin criterio aislacionista: «He mencionado lo anterior [Martí, Casal, la revista Orígenes, Alfonso Reyes, Martínez Estrada] para situar este libro en su verdadera familia. Esa familia, como es lógico, es la de la teoría literaria, la de la literatura en general. Soy un escritor: no puedo ni quiero pretender otra cosa. Pero un escritor que sabe que hay una jerarquía de valores: algo que también supieron (de seres como ellos lo aprendí) criaturas de la envergadura de Martí, Unamuno, Machado, Sanín Cano, Reyes, Gabriela, Vallejo, Mariátegui, Martínez Estrada, Henríquez Ureña. Este último estaba radicado en la Argentina cuando dio a conocer «Patria de la justicia». «El ideal de justicia», dijo allí Henríquez Ureña, «está antes que el ideal de cultura: es superior el hombre apasionado de justicia al que sólo aspira a su propia perfección intelectual». Conjuntamente, y con similar orientación, publicó en 1925 «La utopía de América». Alguien tan exigente como Rafael Gutiérrez Girardot escribió: «Pedro Henríquez Ureña, hijo de Santo Domingo y de Cuba, sembró sus semillas utópicas en Argentina [y] Ernesto Che Guevara las entregó a Cuba». Este libro, sin renunciar al ideal de cultura, nació sobre todo por amor al ideal de justicia. Justicia para nuestras letras, ciertamente. Y en especial justicia para nuestros pueblos. Siento en lo hondo las palabras con que Brecht, uno de mis autores más amados, pedía que nos apiadáramos de la cultura, pero que ante todo nos apiadáramos del ser humano. Se sabe que ambos ideales han estado y están separados (y hasta divorciados) en no pocas faenas intelectuales». Fernández Retamar ofrece así una visión global de la literatura hispanoamericana incardinada en la literatura universal del s. XX, y en la que ni siquiera faltan apuntes sobre la Revolución y la literatura en Cuba.

 

Carmen Alemany Bay, Poética coloquial hispanoamericana, Universidad de Alicante, 1997, 222 págs.

    En las palabras preliminares a esta Poética Coloquial explica Carmen Alemany que este estudio se enmarca en la necesidad de reflexionar sobre la poesía coloquial surgida en América Latina a partir de los años 60. Tras una introducción en la que se desarrolla el concepto de poesía coloquial de tono conversacional, términos acuñados por Roberto Fernández Retamar, se explica a continuación los orígenes de este movimiento, los diferentes nombres que los críticos atribuyen a esta poesía coloquial y sus relaciones con el «exteriorismo» y la «antipoesía». A continuación se caracteriza la poesía coloquial: sus relaciones con el lector, la desmitificación del poeta, los recursos intertextuales, el uso del humor y la ironía. Se estudian tres poetas coloquiales: Jaime Sabines, Roberto Fernández Retamar y Gioconda Belli. Y a continuación se realizan tres entrevistas: una a Ernesto Cardenal, otra a Mario Benedetti y otra a Roberto Fernández Retamar.

 

MORFOSINTAXIS

Antonio Rifón, Pautas semánticas para la formación de verbos en español mediante sufijación (Col. Lalia. Series Maior), Universidad de Santiago de Compostela, 1997, 192 págs.

    El presente trabajo tiene como objeto de estudio la formación de verbos en español por medio de los cinco sufijos más productivos (-e-(a)-, -iz(a)-, -ec-(e)-, -ific-(a)- y -a-) y, más concretamente, el análisis de las pautas semánticas que conforman el sistema de derivación verbal en español. Para ello el autor escribe siete capítulos que se pueden agrupar en tres partes: la primera parte puede, a su vez, subdividirse en dos apartados. En el primero de ellos se investiga cuál es la naturaleza y el papel de la vocal del tema -a- en la creación de verbos. Se analiza si ésta ha de ser considerada morfema flexivo o derivativo y las diferentes consecuencias que ambos planteamientos tienen en el estudio de la derivación verbal. En el segundo apartado se hace, aunque de forma breve, una descripción del funcionamiento de las reglas de reajuste —alomorfia y truncamiento— en la derivación verbal. Los cinco capítulos que forman la segunda parte están dedicados al análisis de los cinco sufijos objeto de estudio. Se trata de establecer las clases de sustantivos y adjetivos que pueden ser bases de derivación y los tipos de verbos que, a partir de los diferentes sustantivos y adjetivos, pueden ser creados por cada uno de los sufijos que analizamos. En la tercera parte se estudia el funcionamiento del sistema de derivación verbal a partir de las conclusiones alcanzadas en el estudio de cada uno de los sufijos y a través del análisis del grado de productividad de cada sufijo en el mismo.

 

NARRATIVA

Laurence Sterne, La vida y las opiniones del caballero Tristam Shandy (Los sermones de Mr. Yorick) (trad. y notas de Javier Marías), Alfaguara, Madrid, 1997, 718 págs.

    La vida y opiniones del caballero Tristam Shandy es una novela del irlandés Laurence Sterne escrita en nueve volúmenes. Los volúmenes I y II aparecieron en 1760; desde el III al VI en 1761–62; los volúmenes VII y VIII en 1765, y por último, el volumen IX se publicó en 1767. El libro se concentra en la prolija exposición de la personalidad del autor, con especial énfasis en sus fantásticas lucubraciones. Los tres primeros volúmenes se ocupan, entre variadas digresiones (incluida la maldición de Ernulphus, obispo de Rochester) de las circunstancias en que se produce el nacimiento del protagonista. La historia de Slawkenbergius (volumen IV), el discurso de Trim sobre la mortalidad (volumen VI), los viajes del autor por Francia (volúmenes VII y VIII) y los amores de Tobby y Wadman (volumen IX), hacen de Tristam Shandy uno de los libros más notables y originales del siglo XVII. A partir de una frase de Epícteto: «No son las cosas mismas, sino las opiniones sobre las cosas, las que perturban a los hombres», Sterne crea un mundo en el que se invita al lector a explorar el encuentro, en la vida real, del pensamiento, el sentimiento y la acción. El narrador, que es el propio Tristram, describe de un modo muy complejo a los dos actores principales (Walter Shandy —enseñante del pensamiento— y el tío Tobby —enseñante del sentimiento—), acudiendo a los signos, las convenciones teatrales, la teoría de Locke sobre la asociación de ideas y unas cuantas dosis generosas de obscenidad y erudición. Todo ello con el propósito de demostrar que el pensamiento es fútil sin sentimiento, y éste es estéril sin pensamiento. En Tristram Shandy está la vida entera —amor, guerra, comercio, teología, ciencia, economía, medicina—, toda ella cambiada para adaptarla a una visión humorística, lo que convierte al libro de Sterne en un monumental estudio del sentimiento.

 

Herman Melville, Moby dick (o la ballena blanca), Alfaguara, Madrid, 1997, 2 vols., 402 y 410 págs., respectivamente.

    Publicada por pimera vez en 1851, Moby Dick se ha convertido en una de las más grandes novelas de todos los tiempos. La persecución de la gran ballena blanca a la que el inextricable capitán Ahab consigue arrastrar a toda la tripulación del Pequod es, además de un maravilloso relato de aventuras, una narración en la que se pone de manifiesto la trágica lucha del hombre con su destino, el eterno enfrentamiento del bien y el mal, el rostro verdadero que se ocultra tras la apariencia de las cosas.

 

Carlos Blanco Aguinaga, En voz continua, Alfaguara, Madrid, 1997, 198 págs.

    En voz continua es el recorrido por la vida y obra del poeta Emilio Prados, desde su infancia y adolescencia en España, sus reflexiones poéticas, sus preocupaciones, dudas, inseguridades y desgarramientos políticos, la guerra civil española y el exilio en México hasta su muerte. Carlos Blanco Aguinaga reconstruye el universo vital de Emilio Prados a través de su poesía, sus diarios y la profunda amistad que compartieron. La vida de un poeta que no fue una vida corriente: Dalí, Bergamín, García Lorca, Machado… En voz continua evita todo dato biográfico acerca de la Málaga de Emilio Prados, aunque logre transmitir la sensación que tuvo el poeta en su primer exilio: «He soñado tanto, que ya no soy de aquí». Emilio Prados, a quien «el incurable dolor del exilio» le hizo solitario y quieto, persigue durante toda su vida ser poeta para poder escapar de la muerte, figura que tiene presente en todos sus actos en la vida desde que es un niño.

 

William Faulkner, La escapada, Alfaguara, Madrid, 1997, 440 págs.

    Alfaguara publica La escapada como homenaje en el centenario del nacimiento del célebre escritor de la «generación perdida». La escapada narra las aventuras, goces y padecimiento de un joven de principios de siglo: un niño de once años, que anda por el mundo con el chófer de su abuelo y un criado negro. William Faulkner hizo del sur americano su reino mágico e infinito. Se pasó prácticamente toda su vida en el Sur, la tierra donde nació. Las grandes familias decadentes eran su decorado mítico y Yoknapatawpha un lugar perdido junto al Mississippi. Heredero de Dostoievski, Poe y Joyce, impuso a la realidad ritmos bíblicos e hizo de las pasiones humanas el marco de su narrativa. Faulkner debe también su grandeza a su capacidad para prolongar y desarrollar la gran novela psicológica del siglo XIX, por su visión del hombre como un ser con escaso control sobre los impulsos que más influyen en su comportamiento.

 

Paul Bowles, Cabezas verdes, manos azules, Alfaguara, Madrid, 1997, 226 págs.; Misa de gallo, Alfaguara, Madrid, 1997, 248 págs.

    Paul Bowles, neoyorkino, nacido en 1910, es uno de esos artistas del silencio, enemigo del reconocimiento y de la algarabía pública, viajero incansable que deambuló por el París de la Generación Perdida, periodista fracasado, traductor, compositor, amigo de Visconti, de Capote, marido de Jane Auer, la Jane Bowles que murió en Málaga en 1973, autor de El cielo protector, la novela que tan maravillosamente adaptó Bertolucci, y autor también de Cabezas verdes, manos azules y de Misa de gallo. La primera es una recopilación de crónicas de viaje, lugares libres de aderezos, lujos y corrupciones de la civilización moderna. A través de escenas reales, apenas diferenciables de los numerosos episodios que ha sabido trasformar en cuentos en muchos libros, Bowles nos acerca a un mundo misterioso. Los cuentos de Misa de gallo narran historias de envenenamientos, trapacerías para no perder el empleo, engaños para apropiarse de lo ajeno, homicidios inocentes y patéticos malentendidos.

 

Anthony Burgess, Trilogía malaya 1 (La hora de la cerveza), Alfaguara, Madrid, 1997, 252 págs.; Trilogía malaya 2 (El infiltrado), Alfaguara, Madrid, 1997, 258 págs.; Trilogía malaya 3 (Camas orientales), Alfaguara, Madrid, 1997, 290 páginas.

    Anthony Burgess (1917 Manchester–1993 Londres) es uno de los más polifacéticos y prolíficos autores de la literatura inglesa contemporánea. Además de brillante compositor, crítico literario y traductor, Burgess dejó escritos más de sesenta libros, entre los que se cuentan algunas de las novelas británicas más notables de la segunda mitad del siglo XX. A esta categoría pertenecen las que integran la Trilogía malaya, inspirada durante la época en la que el autor enseñó inglés en Malasia y Borneo. En La hora de la cerveza, primera parte de la trilogía, se inicia este apasionante relato de personajes desconcertados en un Oriente en el que se percibe de modo dramático el fin del Imperio Británico. Sobre el telón de fondo de una reflexión lúcida y repleta de sentido del humor y de ironía a propósito del ocaso del Imperio Británico, Burgess despliega en El infiltrado la peripecia del funcionario colonial Victor Crabbe, dividido entre su sentido del deber y su propia mediocridad. Última parte de la Trilogía malaya, que como las otras dos admite una lectura independiente, en Camas orientales culmina la aventura de Victor Crabbe, el personaje en quien Burgess ha mostrado el desconcierto de buena parte de la generación que asistió al derrumbe del Imperio Británico.

 

Günter Grass, El tambor de hojalata, Alfaguara, Madrid, 656 págs.

    Günter Grass, nacido en Danzig en 1927, es un artista polifacético. Escultor, poeta, dramaturgo, resulta un novelista excepcional. Autor del Encuentro en Telgte —aquel encuentro famoso en el que un grupo de literatos se reúne para tratar de definir su papel en la reconstrucción de una Alemania dividida, y que convierte a 1947 en una parábola de 1647, fecha esta en que la guerra de los Treinta Años está a punto de acabar—, o autor de El rodaballo —narración de un pescador neolítico que captura un rodaballo malencarado y estrábico, paráfrasis de la fábula de Grimm, «El pescador y su mujer», y símbolo del carácter insaciable del hombre incapaz de utilizar el poder que recibe—, o autor de los Partos mentales —concepción del libro de viaje como narración de ideas, monólogo interior en el que Grass viaja con su mujer por China al tiempo que sus personajes recorren la India o Bali— es también el escritor de la famosa Trilogía de Danzig, que le dio fama universal, y que estaba compuesta por El tambor de hojalata, El gato y el ratón, y Años de perro. El tambor de hojalata es una profunda hipérbole del tiempo: la histora de Óscar, el pequeño que de ninguna manera quería creer. Como tantos de nosotros.

 

Susan Sontag, Estilos radicales, Taurus, Madrid, 1997, 384 págs; Yo, etcétera, Taurus, Madrid, 1997, 294 págs.

    Los ocho ensayos incluidos en Estilos radicales son una muestra de la pluralidad de intereses especulativos de Susan Sontag (Nueva York, 1933), una de las más lúcidas intelectuales de este final del siglo XX. Ya se trate de sus consideraciones acerca de la pornografía, de sus análisis acerca del cine o el arte contemporáneo, de su creativa lectura de Cioran, o de su valiente visión del propio yo a través del prisma del viaje a un Vietnam en guerra, estos ensayos son un ejemplo de ese estilo radical y esa voluntad de transgresión que Sontag siempre consideró compatible con la lealtad a los cánones de la alta cultura. También en los ocho relatos de Yo, etcétera Susan Sontag, la autora de El amante del volcán, se concentra en diversos aspectos de la realidad urbana de nuestro tiempo. Como ocurre siempre en su obra, Sontag no se limita a contar de modo magistral una anécdota o la pequeña peripecia de unos personajes. Estos cuentos son también otras tantas investigaciones narrativas acerca de nuestra relación con un presente —amor, conocimiento— que a veces nos es ajeno.

 

Susan Sontag, El benefactor, Alfaguara, Madrid, 1997, 308 págs.

    Con El benefactor, Susan Sontag, irrumpió en la vida literaria norteamericana. En esta novela, escrita en una prosa tan tensa como elegante, y en la que los críticos han señalado la influencia de autores como Beckett, Sartre o Camus, Sontag narra la historia de un joven burgués, culto y apático, que, al intentar abolir las fronteras que separan su mundo onírico de su existencia cotidiana, se ve inmerso en una espiral alucinante que, mas allá de su propia liberación personal, le llevará al borde de la locura.

 

Michael Ende, El espejo en el espejo (Un laberinto), Alfaguara, Madrid, 1996, 262 págs.

    Michael Ende, el hijo del pintor Edgar Ende, el narrador de la fantástica historia interminable de Bastian, el sujetador del tiempo en aquella extraordinaria narración de Momo, aquel que dramatizó la leyenda bávara del gnomo en El Goggolori, nos ofrece en El espejo en el espejo una magia que oscila entre la realidad y lo ideal, creando un territorio propio donde todos los encantos son verosímiles. Acostumbrado a conjuntar mundos reales y fantásticos, lo poético y lo narrativo, consigue, como siempre, que el lector comparta con el autor un mundo de experiencias donde el placer, el miedo y el saber se alían en cada uno de los relatos.

 

José Antonio Gabriel y Galán, La memoria cautiva, Alfaguara, Madrid, 1997, 110 páginas.

    La muerte truncó prematuramente la carrera literaria de José Antonio Gabriel y Galán (Plasencia 1940–Madrid, 1993), periodista, poeta, dramaturgo, y autor de una obra novelística rigurosa en la que la preocupación por el lenguaje literario camina pareja a una especial sensibilidad para reflejar el mundo interior de sus personajes. En La memoria cautiva, una de sus novelas más representativas, un anciano, inmerso en una existencia en la que la cotidianidad se impone con una certeza tan consistente como brutal, trata de organizar, a través de los jirones de la memoria, un pasado oscuro y pertinaz que se filtra constantemente a través del espejo de la realidad en que vive.

 

Emilio Sánchez-Ortiz, Cuentos, historias y otros deseos insatisfechos, Alfaguara, Madrid, 1997, 364 págs.

    Cuentos, historias y otros deseos insatisfechos señala el regreso a la literatura de un escritor cuya obra significó demasiado en la década del setenta, en una época de experimentalismos literarios que no tuvo muchos practicantes en España, pero que encontró cobijo en la tradición vanguardista de las Islas Canarias y, más concretamente, en el taller de ediciones J. B., que publicó parte de la obra de Emilio Sánchez Ortiz. Este libro funciona para su autor como diario en el que la ficción permuta hechos y actos imaginarios. En ese laberinto que llamamos pasado las palabras y los días van destilando el poso confuso de una especie de involuntario manual de ética que cuestionara una hipócrita y malintencionada moral tradicional. Toda la obra se inspira en pequeños detalles de la realidad cotidiana. La primera parte —«Cuentos»— contiene mundos cerrados: la descripción y el uso de la metáfora impresionista se ajustan al diálogo y al clima provocado por los personajes. En la segunda parte —«Historias»— los mundos son más abiertos, como corresponde a la técnica del relato. Sus protagonistas son jóvenes escritores o artistas más o menos conscientes o farsantes. Se envidian, se odian, beben insaciables, repiten sórdidas y aburridas juergas. En «Otros deseos insatisfechos» —toda ficción es perennne deseo insatisfecho— alude a la forma de «vivir en compensación» de un escritor encerrado en su cuarto de trabajo con la imaginación distraída en unas y otras vidas, sueños y alucinaciones diversas. En esta tercera parte impera un simulacro en el que casi todo deviene insatisfacción, desencuentro y juego de azar de la vida. La realidad está presente en forma caótica y desnuda. El autor acumula situaciones interiores, críticas que buscan la liberación catártica y en las que destaca el absurdo, el humor, la causticidad, la ironía. Todo ello se cierra con crueldad, aspereza, sarcasmo, irreverencia en la no menos divertida, triste y tierna historia de una «carta de nunca acabar»; una ruptura vital que no impide que pueda proseguir en otro ámbito el proceso de incomodidad familiar, social, de inadecuación, de destrucción de una moral convencional. Esta «Carta de nunca acabar» expone deseos abortados, esperanzas culpables, sueños inflantiles, recuerdos obstinados y toda esa generosa reserva donde sobreviven los fantasmas del escritor con intención de poner orden en el desorden, de explicarse y entender la vida.

 

José Luis Sampedro, La estatua de Adolfo Espejo Alfaguara, Madrid, 1997, 172 págs.

    En La estatua de Adolfo Espejo aparecen ya los temas recurrentes en la novelística de Sampedro. El tiempo como percepción subjetiva que se alarga o acorta al ritmo de las sensaciones, la difícil búsqueda del amor y el tema de la dignidad humana. Estas reflexiones, unidas a la descripción de paisajes y tipos, dan vida a una primera novela que permitirá a los lectores adentrarse en la vida literaria de este escritor.

 

Luis Mateo Díez, Las estaciones provinciales, Alfaguara, Madrid, 1997, 352 páginas.

    Las estaciones provinciales nos ofrece la radiografía callejera, vital, física y metafórica de una ciudad de provincias en los nublados años cincuenta de ya difícil memoria. Cuadro de época, historia de amor, crónica de una indagación, he aquí una novela que encierra un fragmento de vida de valor universal en el marco estrecho, pero literariamente infinito, de un pequeño mundo provinciano.

 

Gonzálo Suárez, La literatura, Alfaguara, Madrid, 1997, 688 págs.

    La literatura de Gonzalo Suárez (Oviedo, 1934) nos proporciona el placer de la lectura y el vértigo de una imaginación impregnada de humor. Dividida en siete partes, la literatura es una suma de «delirios contradictorios», según palabras del autor. Ochenta piezas en total que comienzan para el lector de una forma natural y ordenada, para sorprender en el último instante con un inesperado desenlace. Gonzálo Suarez es, a decir de Juan José Millas, un maestro en el dominio del pensamiento paradójico: «Sus cuentos están dotados de un raro instinto circular en cuyo interior queda atrapado el lector como si se tratara de un experimento». A estas características se une la capacidad “prodigiosa” de asociación: «Lo peor —dice un personaje— no es que yo haya participado contra mi voluntad en unos acontecimientos ficticios». Fantasía, personajes irreales, situaciones contradictorias, referencias reales, sexo, transfiguraciones, misterio… todos los elementos posibles para enfrentarse a la realidad como si se tratara de algo fantástico tienen cabida en esta obra de Gonzalo Suárez.

 

Fernando Savater, Caronte aguarda, Alfaguara, Madrid, 1997, 230 págs.

    A partir de un comienzo espectacular dentro de las convenciones del relato policíaco, Caronte aguarda desarrolla su trama utilizando todos los recursos del género: historia de intriga, suspense, héroes matizados, «ganchos» inteligentes para atraer la sorpresa del lector. En esta novela, Savater no sólo nos sumerge en la peripecia que conduce al descubrimiento del brutal asesino de una mujer, en aquellos años turbulentos, ilusionados e indecisos de la primera transición. Al hilo de esa investigación, el autor también propone una reflexión acerca de las formas del mal en nuestro tiempo.

 

Eduardo Camacho, Los cuadernos de Souto, Siddhart Mehta Ediciones, Madrid, 1996, 246 págs.

    Eduardo Camacho, autor de otras novelas conocidas, narra aquí la historia de Gerardo Souto, gallego, doctor en filología, introvertido, neurótico y un tanto excéntrico, un amante de los libros hasta el extremo de llegar a desear fundirse en ellos: Souto es un bibliólatra. A pesar de ello desprecia a los bibliotecarios, exceptuando a Borges y a Calímaco. El protagonista viaja a los Estados Unidos para hacerse cargo de una cátedra de lengua y literatura españolas. Allí, en la biblioteca de la Universidad, morirá de forma misteriosa y sus Cuadernos, es decir, sus manuscritos, son examinados y publicados por amigos. Sin embargo, la auténtica protagonista de la novela es la literatura misma, la creación, la tradición y las obras literarias concretas, tanto en su sentido simbólico como en su propia materialidad.

 

José Mª Merino, Las Crónicas mestizas, Alfaguara, Madrid, 1997, 444 págs.

    En la tradición de las grandes novelas de aventuras, y como homenaje expreso a nuestros cronistas de Indias, J. Mª Merino ofrece en Crónicas mestizas —trilogía que reúne El oro de los sueños, La tierra del tiempo perdido y Las lágrimas del sol— las andanzas de Miguel Villacé Yólotl, hijo de uno de los compañeros de Hernán Cortés y de una india mexicana. Estamos en la mitad del siglo XVI, en momentos y paisajes singularmente dramáticos de la conquista, y Miguel irá haciendo su particular aprendizaje de la vida, enrolado en las quimeras y miserias de aquella empresa desmesurada.

 

Adriano González León, País portátil, Alfaguara, Madrid, 1997, 294 págs.

    País Portátil es ya un clásico de la literatura latinoamericana. Obtuvo en 1968 el Premio Biblioteca Breve de la Editorial Seix Barral y situó a su autor entre las grandes figuras del boom. En esta novela se juntan el alarde idiomático y los procesos de violencia social, el análisis crítico de la realidad y la mirada interior del personaje, que cumple una misión terrorista a través de la ciudad, mientras examina su caos existencial, sus contradicciones ideológicas y su concepción eminentemente poética de los seres y las cosas. Con este libro, el venezolano Adriano González León realiza una prueba visionaria de determinados acontecimientos cotidianos y locales, que, a través del lenguaje, cobran una dimensión universal.

 

José Donoso, El Mocho, Alfaguara, Madrid, 1997, 222 págs.

    El Mocho, la última novedad de José Donoso (1994–1996) entregó a sus editores, tiene su origen en un viaje que el escritor chileno hizo en 1983 a la zona minera de Lota, al sur de Santiago de Chile. Alternada a lo largo de los años con otros proyectos, la escritura de este libro avanzó en tramos irregulares, dispersos y recurrentes, hasta que en 1996, ya debilitado por su enfermedad, el novelista lo dio por concluido. En este relato el mundo material, pero también imaginario, de los mineros del carbón funciona como un telón sobre el que Donoso proyecta las antiguas y alucinadas obsesiones que lo han hecho célebre: los vasos comunicantes, clandestinos, perversos e inevitables, entre la aristocracia, el poder y la marginalidad, por ejemplo, o bien las genealogías ambiguas, la identidad voluble, los esperpentos, los monstruos, el disfraz, la inevitable simulación. Las páginas alucinadas de El Mocho, reformulan —con la proverbial fuerza metafórica de su escritura— antiguas obsesiones que hasta el último día animaron la imaginación de El obsceno pájaro de la noche. Perseguida por los murciélagos en la playa, Elba (la madre de Toño) se debate entre la culpa y el deseo, mientras Arístides —el Mocho— lo observa todo desde el Pabellón, elaborando oscuras genealogías que encarnan la infiltración mutua, siempre perversa, entre aristocracia y marginalidad, poder y degradación. A la asfixiante existencia de los mineros se contrapone, como escenarios del delirio cotidiano, el circo y el prostíbulo, todo frente al trasfondo asordinado de la represión durante la dictadura militar: los desaparecidos señalan la ambigüedad esencial que cruza a los protagonistas de El Mocho, la última ficción del más célebre narrador chileno de este siglo: la identidad y origen son, en último término, nociones relativas o indiscernibles.

 

ORTOGRAFÍA

Documentatio formal de l’ortografia de la llengua valenciana, Real Academia de Cultura Valenciana, 1995, 82 págs.

    Éste es un libro promovido por la Real Academia de Cultura Valenciana y apoyado por instituciones políticas. Su objetivo es contribuir a la fijación ortográfica del valenciano. En primer lugar, busca la significación y modificación ortográficas para acomodar la fonética al ideal del valenciano general: la eliminación de ciertos grupos consonánticos, y la escritura de sordas a final de palabra y la supresión de geminadas; en segundo lugar, la regulación del uso de las grafías ch, y; en tercer lugar, la actualización morfológica de las terminaciones de género -iste -ista, así como la de los sufijos -esa -ea en una única forma -ea; finalmente, la actualización de signos convencionales: acento, guión, diéresis, apóstrofe, interrogación y admiración.

 

PENSAMIENTO

E. M. Cioran, Breviario de podredumbre, Taurus, Madrid, 1997, 276 págs.

    Mi estatuto de apátrida —rumano afincado en París desde los 26 años— es el mejor posible para un intelectual, proclamó el autor del Breviario de Podredumbre en el que el fanatismo, el vacío, la desdicha, la autodestrucción se alían con la razón. Desengañado de las utopías, incrédulo ante las ficciones, el escéptico Cioran se enfrenta a la destrucción de la razón. El defensor del yo maldito, el autor de los silogismos de la amargura y del inconveniente de haber nacido es para sí mismo un aciago demiurgo, siempre colocado en las cimas de la desesperación. Savater sintetizó perfectamente su personalidad mediante un rosario de preguntas: «¿Cuáles son los derechos de la esperanza? ¿Puede edificarse un discurso atareado en negarlo todo y en negarse, en desmentir sus prestigios, su fundamento y su alcance, su verosimilitud misma? ¿No es el escribir una tarea afirmativa siempre, de un modo u otro, apologética incluso en la mayoría de los casos? ¿Cómo se compagina la escritura con la demolición radical, que nada respeta ni propone en lugar de lo demolido, que no se reclama de tal o cual tendencia, ni quisiera ver triunfante cosa alguna sobre las borradas ruinas de las anteriores; cómo se compagina el texto con las lágrimas, las palabras con los suspiros, el discurso racional con el punto de vista de la piedra o de la planta? ¿Es concebible un pensamiento que se ve a sí mismo como una empresa imposible o ridícula, inevitablemente falaz en el justo momento de reconocerse su verdad? Éstas son algunas de las más urgentes preguntas que se plantean al hilo de la lectura de Samuel Beckett o de E. M. Cioran».

 

Emilio Lledó, La memoria del Logos, Taurus, Madrid, 1996, 302 págs.

    En La memoria del Logos Lledó busca «hacer de la obra platónica una obra liberada de aquella crispación de la que, en los escritos de intérpretes posteriores, han sido víctimas ciertos filósofos». Pero, al mismo tiempo, estas páginas también pretenden «leer a Platón un poco más allá de esa serie de trabajos que, apoyándose en una compacta erudición, siguen, todavía hoy, repitiendo un saber que aplasta lo dicho en resecas, vacías y monótonas descripciones». En la octavilla de difusión de Taurus se dice que los trabajos que se han reunido en este volumen son fruto de dos épocas distintas: «La más antigua de ellas recoge algunos de los estudios publicados en revistas especializadas, y en los que su autor quiso penetrar —partiendo del lenguaje mismo, de la propia escritura de Platón— en los contenidos esenciales de su “diálogo”. Los trabajos más modernos pretenden no tanto analizar el discurso, sino “dialogar con el diálogo”; intercalarse en él, como un interlocutor histórico que quisiera mostrar la más hermosa victoria del pensamiento filosófico: su imposible anacronismo. Tras el nombre de Platón llega hasta nosotros, siguiendo el cauce de un lenguaje, una obra escrita en la que se nos cuenta una compleja historia de experiencias intelectuales y de hechos reales, de los que ya sólo queda lo escrito. Pero este lenguaje presenta, además, a pesar de ser escrito, el inconfundible eco en el que tiene verdadera existencia y realidad la palabra: el diálogo. Lo que se suele denominar filosofía de Platón, ha logrado comunicársenos en una forma peculiar bajo la que nunca más ha vuelto a presentarse la filosofía. Este hecho, único en la historia del pensamiento, permite reconstruir las motivaciones que yacen en los conceptos y levantar, una vez más, la dura superficie de la tradición, para buscar el perdido matiz en la que se enraíza todo tiempo, todo presente, incluido el nuestro. Entre la orilla de Platón y la nuestra circulan, pues, las mismas preguntas: ¿Cómo vivir? ¿Para qué pensar? ¿Cómo puede relacionarse la idea y la realidad? ¿Cómo se puede influir en los hombres para construir una ciudad justa? ¿Qué es sentir? ¿Qué es amar? ¿Cómo puede el lenguaje comunicar eso que se llama verdad? ¿Por qué el lenguaje puede ir más allá de la simple referencia a lo real? ¿Qué es idealidad? ¿Tiene la teoría alguna otra justificación que aquella que le da la praxis? ¿Son los conceptos, las palabras, reflejo fiel de la vida y del conocimiento, o son su deformación? ¿Puede la educación, la paideia mejorar a los hombres? ¿Cuáles son las condiciones de posibilidad de una vida feliz? ¿Tiene sentido la palabra felicidad? Una respuesta moderna a las viejas cuestiones que siempre han fascinado al hombre».

 

Eugenio Trías, Tratado de la pasión, Taurus, Madrid, 1997, 206 págs.

    Este Tratado de la pasión de Eugenio Trías es la tercera y última parte de la trilogía iniciada por La dispersión y continuada por Meditación sobre el poder. El autor analiza la pasión como fenómeno hasta proceder a una revisión crítica de las reflexiones filosóficas sobre el tema desvelando su razón y su logos para esbozar una teoría general de la pasión. En cierto modo este tratado sigue una marcha ascendente, desde lo más simple hasta lo más complejo (desde la pasión en su aparición inmediata hasta lo que será conceptuado como pasión en y para sí). Trías llega a una concepción de la pasión que permite esbozar una teoría epistemológica y social, a la vez que una ética y una estética. Su intención ha consistido en concebir la pasión como «idea nuclear desde la cual comprender la realidad». Eugenio Trías ha logrado pensar la pasión de un modo distinto al habitual: la pasión como forma de conocimiento, en lugar de aquello que impide que conozcamos; la actividad como efecto de la pasión, y no la pasión como defecto de la acción; la pasión, como padecimiento o sufrimiento (pero no ajena al placer y al goce); y sobre todo la pasión como el ser mismo de aquello que nos constituye en lo que somos: resultado y efecto de la oscura labor que aquélla ejerce sobre nosotros. Pero, además según declara el propio Trías, el libro es autobiográfico, en cierto modo una confesión.

 

Fernando Savater, Apología del sofista, Taurus, Madrid, 1997, 186 págs.

    En este libro, que ahora vuelve a reeditar Taurus, se pasa revista a temas muy diversos: el pensamiento de T. W. Adorno, las limitaciones del asalto que la filosofía progresista realiza contra la pedagogía vigente, la imposible condición de la crítica filosófica en España, la metafísica del lenguaje, el tema del mal, los símbolos, la filosofía analítica, el psicoanálisis, la literatura de terror, el realismo fantástico y su mixtificación política, Beckett, Sade, Lovecraft… En todos ellos se trata de brindar al lector una brizna de desengaño, un poco de escepticismo militante. Desde el comienzo, Savater nos adelanta el análisis extraordinario que se contiene en el interior del libro: «Considero que la filosofía es un género literario. Esto será entendido como una abdicación de lo racional en favor de lo estético, como una renuncia a realizar un trabajo serio: herido por los frígidos desdenes de su esposa legítima, la Ciencia, el filósofo se encamina a buscar fugaces placeres en brazos de la ambigua Poesía… Pero, en realidad, lo que me interesa es subrayar la relación del pensador con el texto en que se expresa —quizá algún día el filósofo renuncie a escribir, a hablar o a hacer cine, teatro… y esto supondrá que abandona la filosofía, sea por haberla cumplido plenamente o, lo más probable, ganado por el irrevocable hastío de su lucha sin esperanza por comprender y ser juntamente— sujeto por las redes del lenguaje, como advirtió Nietzsche, el filósofo también lo está por las de la composición estilística: su obsesión, su arma y su límite es la retórica. Si alguien sigue creyendo, como le enseñaron en el colegio, que la literatura es la expresión de la belleza por medio de las palabras, que la filosofía busca las causas últimas de las cosas, mientras que la ciencia se contenta con las causas secundarias y, en resumen, que el Arte busca la Belleza y la Sabiduría, la Verdad, ya puede irse despertando de su estuporoso sueño dogmático. Es difícil seguir leyendo la realidad tan plácidamente; en realidad, las personas que en cada época han estado despiertas nunca la han leído así».

 

Vicente Verdú, Emociones, Taurus, Madrid, 1997, 206 págs.

    El hogar, el sexo, el momento de despertar, la atracción del parecido, el deseo de desaparecer, la memoria, la mentira, el trabajo, el miedo a la edad... Las cuestiones de que trata este libro son un muestrario de objetos y sentimientos en los que se va ocupando la cotidianidad de los seres ilusos e ilusionados que somos. La disposición de los capítulos sigue un orden que comienza con la intimidad del espacio y concluye en la intimidad de las emociones. De una a otra zona se dibuja un arco por donde se atiende a las sensaciones que nos acompañan en el trance de nuestra experiencia vital.

 

Vicente Jarque, Imagen y Metáfora. La estética de Walter Benjamin, Universidad de Castilla-La Mancha, 1992, 226 páginas.

    La contribución de Walter Benjamin al pensamiento de nuestro siglo aparece hoy como una intervención singular e irrepetible, producto de una encrucijada cultural determinada por la conciencia de crisis generalizada de la modernidad. En este contexto, el presente estudio trata de ofrecer una aproximación informativa y ajustada al conjunto de la obra de Benjamin, en una lectura efectuada desde el punto de vista de la Estética. En consecuencia, este libro recorre la sinuosa trayectoria de Benjamin, desde sus más tempranos escritos juveniles, marcados por una «experiencia neutral» de la filosofía —filosofía del futuro—, por un nihilismo trágico, por una magia lingüística, por un romanticismo esotérico y una crítica teológica (Angelus Novus). Estudia la estética como teología, la tragedia y el Trauerspiel, la alegoría y la mimesis lingüística. Por último, analiza la conversión al materialismo histórico y su explosiva dispersión en la obra de los Pasajes. La pérdida de la experiencia o la pérdida del aura dan paso al epílogo de Jarque: la nueva barbarie. Un libro excepcional.

 

Roberto R. Aramayo, La quimera del Rey Filósofo, Taurus, Madrid, 1997, 174 páginas.

    En este libro, Roberto Aramayo ofrece una respuesta moderna a un antiguo dilema: ¿cómo compaginar ética y política? En un amplio recorrido por la historia de las ideas, a través de las tesis de Maquiavelo, Voltaire, Kant o Max Weber, vuelve a plantear esta cuestión esencial: ¿es posible convertir a los filósofos en reyes, moralizando la política, y de este modo eliminar todas las corrupciones que parecen inherentes al poder? El autor parte de una simple constatación: todo aquel que se ve seducido por el poder parece dispuesto a sacrificar la lealtad o cualquier otro valor moral para poder realizar su conquista política. Roberto Aramayo enfrenta al «moralista político» con el «político moral». Una vez en el poder, al «moralista político» no le preocupa tanto consolidar su conquista cuanto presumir de haberla realizado. Su discurso pseudoético pretende únicamente obtener el poder o preservarlo. Sin embargo, si esta relación es clandestina y no sale a la luz, nos encontraremos ante un «político moral», empeñado en conjugar sus convicciones éticas y las responsabilidades políticas anejas a su cargo.

 

François Jullien, Fundar la moral (Diálogo de Mencio con un filósofo de la Ilustración), Taurus, Madrid, 1997, 200 págs.

    François Jullien lleva a cabo una tarea complicada: hermanar los fundamentos de la moral en un diálogo aparentemente imposible entre Mencio, filósofo chino de la antigüedad, y el pensamiento de la Ilustración. A través de los temas más significativos de la filosofía China —desde el misterio de la piedad, la línea que divide el bien y el mal, la justicia y la libertad— el autor remite a una universalidad de principio: «Para todo hombre hay algo que, en el seno de la desgracia ajena, no podría dejarlo indiferente». Del mismo modo, para todo hombre existe algo que no aceptaría hacer, y en ello radica el principio de «equidad». Este libro persigue, pues, anclar la moral en la «humanidad» y la «solidaridad», abrir el acceso a lo «incondicionado» a partir de la Moral.

 

Marino Menini, El hombre ubicado en la filosofía de la historia de Jacques Maritain, Instituto Universitario Salesiano Padre Ojeda, Los Tesques (Venezuela), 1997, 302 págs.

    Muchas de las publicaciones de Marino Menini, profesor de la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas, difusor de una de las grandes corrientes de pensamiento hispanoamericano, se refieren a nuestros valores cotidianos, en especial todos los referentes a modernidad y postmodernidad. El hombre en la filosofía de la historia de Jacques Maritain retoma como riqueza epistémica el estar allí, el existir, el protagonismo histórico, y finaliza con una visión metahistórica que abarca hombre y mundo en una trascendencia fundamentada en el espíritu en su condición carnal y en la epifanía o Revelación de dios en la historia, que confiere sentido definitivo a la inmensa actividad del hombre en el mundo, exigiendo fidelidad a los dos por poseer ya un valor y significado, que los encumbra más allá de este horizonte perforando las barreras que nos separan de la eternidad. Son los aquí y los ahora en proyección metahistórica.

 

Carlos Enrique García Lara, Ortega y el psicoanálisis, Universidad de Alicante, 1997, 248 págs.

    A propósito de este libro, escribe Jaime de Salas Ortueta: «La bibliografía sobre Ortega y Gasset es amplísima, pero la propiamente académica es mucho más reducida y en general de escasa calidad. Quien contribuyó tanto a elevar el nivel de la vida intelectual española en la primera mitad del siglo, ha tenido una recepción pobre si se tiene en cuenta sus méritos [...]. En la actualidad pueden distinguirse tres grupos de escritos sobre Ortega: en primer lugar, numerosos escritos breves de ocasión que no reflejan sino el hechizo pasajero que el filósofo ejerce sobre sus lectores. En segundo lugar, una labor de exposición y comentario realizada por quienes fueron sus discípulos directos. Esta labor tuvo un alcance cultural importante en los años 50 cuando se trataba de revindicar la figura de Ortega en un contexto adverso […]. En tercer lugar, existe una trama más específicamente académica en el estudio de Ortega articulado en torno a obras como las de Morón, Silver, Orringer y Cerezo que tiene un nivel académico pero que inevitablemente se centra en torno a determinadas cuestiones específicas, sobre todo relativas a la recepción de Husserl y de Heidegger, desentendiéndose de otras muchas que suscita el filósofo. Debemos congratularnos de que esa trama exista, incluso es normal para el estudioso asumirla como el contexto en que uno ha de trabajar, pero no nos debemos deslumbrar ante ella. El trabajo de García Lara ocupa un lugar particular en este contexto. No ha querido inscribirse dentro de la trama académica, ni se ve a sí mismo como obligado a reivindicar una figura. Pero al mismo tiempo su obra está destinada a “quedar”, como por otras razones ha quedado, por ejemplo, el excelente tratado de Senabre sobre el estilo de Ortega». La pregunta por la naturaleza del interés que llevó a Ortega y Gasset a promover la traducción al castellano de las Obras Completas de Sigmund Freud, no había motivado su indagación hasta el momento. La presente obra aborda, así, en extensión y profundidad, dicho interrogante. Y lo hace en una doble vertiente. En su primera parte, recorre y analiza exhaustivamente las referencias explícitas del filósofo español al psicoanálisis. En el resto de la obra, se desvelan y analizan los puntos de convergencia que el pensamiento filosófico de Ortega posee con la propuesta epistemológica y antropológica de Freud. En último extremo, termina por translucir la referencia ética como el eje vertebrador que articula en profundidad el pensamiento del filósofo con la visión psicoanalítica del hombre.

 

POESÍA

Gonzalo de Berceo, Milagros de Nuestra Señora (ed. de María Teresa Barbadillo de la Fuente), Castalia, Madrid, 1996, 278 páginas.

    Milagros de Nuestra Señora de Gonzalo de Berceo, se publica en Castalia didáctica. Esta colección, dirigida por Pedro Álvarez de Miranda, combina un certero criterio de divulgación de nuestros clásicos dentro de ediciones sometidas a serios y rigurosos principios. Envuelve siempre las pretensiones de sus textos con una declaración de objetivos: cuadros cronológicos, introducción, texto íntegro, bibliografía, notas y llamadas de atención, documentos y orientaciones para el estudio. Los Milagros, editados por la profesora Mª Teresa Barbadillo de la Fuente, están minuciosamente anotados a fin de que el estudiante pueda leer en castellano antiguo sin miedo a perderse por el desconocimiento de algún término. En casi todos los versos uno o dos vocablos tienen su significado moderno al pie de la página. El texto va precedido de un cuadro de la Vida y obra de Gonzalo de Berceo, una introducción de Mª Teresa Barbadillo y una bibliografía brevemente comentada. Tras la edición de los Milagros, una serie de documentos y juicios críticos, y finalmente unas orientaciones para el estudio de enorme utilidad para la práctica escolar.

 

Juan de Mena, Laberinto de fortuna (ed. de Maxim Kerkhof), Castalia, Madrid, 1995, 432 págs.

    La Nueva Biblioteca de Erudición y Crítica de la editorial Castalia publica esta nueva edición del Laberinto de Fortuna a cargo de Maxim P. A. M. Kerkhof, profesor de la Universidad de Nimega. Se trata de una edición crítica de gran riqueza filológica en la que se establece una recensio exhaustiva de Las trescientas. Una introducción biográfica y crítica en la que se analiza la obra en prosa y la obra poética de Juan de Mena, y sobre todo la estructura, las fuentes, el estilo, la métrica del Laberinto, preceden a una minuciosa descripción de los diecisiete códices utilizados. El stemma donde se filian las tradiciones en las que se ha transmitido el Laberinto así como las ediciones y los criterios del establecimiento del texto crítico anteceden al Laberinto anotado por Kerkhof. Las numerosas notas críticas, los índices léxicos y los cuerpos de variantes convierten la edición en un instrumento de enorme valor para medievalistas y filólogos.

 

José Martí, Poesía completa (ed. de Carlos Javier Morales), Alianza Editorial, Madrid, 1995, 580 págs.

    «La poesía —dice Carlos Javier Morales— enriquece de continuo la vida del hombre y le hace reconocer su excelsa dignidad dentro del universo. Por ella el espíritu humano accede al conocimiento supremo de la realidad global y de su concreta realidad como individuo». Morales se fundamenta en palabras del propio poeta cubano: «Cuando las ideas están maduras para la expresión —apunta el maestro—, vienen de sí mismas a los labios, cuando el que ha de ser vehículo de ellas no las espera. Son personas vivas, con voluntad de manifestar sus veleidades y rencores. Surgen de súbito ante los ojos, como un letrero de fuego escrito en la sombra. El que las ve, se encorva, como quien recibe orden, y escribe»; «¿quién es el ignorante que mantiene que la poesía no es indispensable a los pueblos? Hay gentes tan cortas de vista mental, que creen que toda la fruta se acaba en la cáscara. La poesía, que congrega o disgrega, que fortifica o angustia, que apuntala o derriba las almas, que da o quita a los hombres la fe y el aliento, es más necesaria a los pueblos que la industria misma, pues ésta les proporciona el modo de subsistir, mientras que aquélla les da el deseo y la fuerza de la vida»; el oficio de la poesía no consiste en «decir discursos parlamentarios, ni acobardar a los hombres, ni hacer extractos o color de descripciones, sino elevar, iluminar y consolar». En este volumen encontrará el lector la totalidad de la obra en verso de J. Martí y tendrá la ocasión de comprobar cómo tan ambiciosos ideales se hacen realidad en el poeta cubano. Excelentemente cuidada por Carlos Javier Morales, esta Poesía Completa recoge, junto a Ismaelillo, Versos libres y Versos sencillos, los poemas agrupados bajo los epígrafes Flores del destierro y Poesía dispersa. En este último se incluyen los poemas escritos en España así como los elaborados en México y Guatemala. Y también los versos que aparecieron en la Edad de Oro, la revista neoyorkina de finales del siglo XIX.

 

José Sánchez Rodríguez, Alma andaluza (Poesías completas) (ed. de Antonio Sánchez Trigueros), Granada, 1996, 356 páginas.

    A. Sánchez Trigueros ha editado las poesías completas de José Sánchez Rodríguez, organizando la bibliografía sobre el poeta malagueño, redactando unos apuntes biográficos y contando con la colaboración de Richard A. Cardwell, quien escribe un estudio preliminar. Al comenzar la introducción, Sánchez Trigueros recuerda que «referirse hoy al poeta malagueño José Sánchez Rodríguez no es ya hablar de un olvidado, pues desde el momento en que Guillermo Díaz-Plaja (1958) recordó el interés de su figura a propósito de su amistad juvenil con Juan R. Jiménez, se rompió un silencio casi absoluto de más de treinta años y tanto las referencias a su personalidad literaria como los estudios sobre su obra poética no han hecho sino crecer: así, las páginas de José María de Cossío (1960) en su magna obra sobre la poesía del siglo XIX y el librito de Fernando Allué y Morer (1962) no serían sino las primeras muestras en el camino de la revalorización del autor de Alma andaluza. En aquellas páginas Díaz-Plaja, cuyas consideraciones intentaban por primera vez dilucidar los principios en que se basaba la primera poética juanramoniana (lo que lustros más tarde llevará a su término más brillante el profesor Blasco Pascual), se lamentaba de que la posteridad no hubiera sido favorable al poeta de Málaga y de que su nombre faltase en todas las antologías, y más adelante, después de relacionar su poesía con la de Rueda, Reina y Villaespesa, añadía: “Pero cultiva también, de un modo más personal, un estilo más interior y profundo, utilizando el romance […] El tono es exactamente el de los primeros romances de Juan Ramón”». Sánchez Trigueros recuerda otras reflexiones de José Mª de Cossío y de Allué y las enlaza con la crítica favorable que había merecido Sánchez Rodríguez de poetas y críticos contemporáneos del novecientos. José Sánchez Rodríguez no fue ajeno a la durísima «depuración política que tuvo que padecer el poeta en 1937 y que le provocó la muerte tres años después; la misma que tachó su nombre en Málaga durante décadas».

 

Gabriela Mistral, Antología poética (ed. de Hugo Montes Brunet), Castalia, Madrid, 1996, 185 págs.

    Precedido de una introducción biográfica y crítica, Hugo Montes Brunet edita esta Antología poética de Gabriela Mistral en la que se recogen poemas de Desolación, Ternura, Tala, Lagar y Poema de Chile. Acompañada de una bibliografía selecta, el antólogo justifica así su edición: «Son múltiples las antologías de la poesía mistraliana. Gabriela autorizó explícitamente la de Zig Zag, Santiago, 1955, hecha por Ismael Edwards Matte, que tuvo varias reediciones. No hay texto de estudio en Chile después de los de Manuel Guzmán Maturana (1917 y siguientes), que prescinda de sus poemas. La más reciente recopilación que conocemos estuvo a cargo de Ana María Cúneo, revista Signos, nº 37, Valparaíso, 1995. Como es obvio, cada antólogo escoge no sólo según su personal apreciación cuanto le parece de mayor calidad estética, sino también según el objetivo que pretende alcanzar con su labor. No puede ser igual la elección si quiere antes que nada llegar a niños de escuelas rurales, que si busca un público académico que conoce en general la obra de la autora. Gastón von dem Busche publicó con el título Reino una selección de poesía dispersa e inédita en verso y prosa (Ediciones Universitarias de Valparaíso, 1983). En nuestro caso, conscientes de que los libros poéticos de Gabriela tienen escasa divulgación en España y que sobre todo sus poemas son pocos conocidos por la juventud, optamos por una selección relativamente amplia en la que damos cabida a los más célebres y representativos de cada uno de sus libros, obviamente respetando lo que —según opinión fundada— nos parece estéticamente valioso. Los textos proceden de las primeras ediciones de los libros respectivos, salvo los de Desolación y de Ternura para los cuales seleccionamos, respectivamente, de la tercera edición, Santiago, 1926, y de la edición de Jaime Quezada, Editorial Universitaria, Santiago, 1989».

 

Pedro Salinas, El Contemplado. Todo más claro y otros poemas (ed. de Francisco Javier Díez de Revenga), Castalia, Madrid, 1996, 205 págs.

    Lo que más llama la atención de El Contemplado, a juicio de Javier Díez de Revenga, es la unidad temática: «Se trata de un “tema con variaciones”, que tiene como objeto principal el mar de Puerto Rico, es decir, un nuevo acercamiento del poeta a la realidad, con la creación, para el libro, de dos protagonistas, como destacó Gustavo Correa: el poeta que habla y el mar que escucha y es contemplado. Junto al mar, se halla el cielo, con azul también, y entre los dos, nubes, espuma, olas, celajes, aire, sonidos, arrecifes, arena, playas, islas… Elementos todos muy queridos de Salinas y vivos siempre en su poesía desde aquellas frágiles evocaciones de las playas alicantinas de Seguro azar. Y junto a ellos, la gran intrusa: la luz. Salinas ha querido dejar en este libro su versión espiritual de la realidad, en este caso una realidad grata y vivida». El contemplado fue el primer libro publicado por Salinas en su exilio fuera de España tras la guerra civil. A partir del otoño de 1936, Pedro Salinas residió en forma permanente en usa, tras recibir una invitación para ejercer como Visiting Professor en Wellesley College. Los acontecimientos sucedidos en España harán que Salinas permanezca hasta su merte, en 1951, en usa: «El paréntesis de Puerto Rico, entre 1943 y 1946, vino a confirmar [...] que su estancia en usa golpeó fuertemente su sensibilidad, su forma de pensar, lo que se tradujo en toda la literatura escrita durante aquellos años, cuyo fruto más representativo es [...] Todo más claro y otros poemas, publicado en 1949, y que recoge poemas de 1937 a 1947, es decir, composiciones de la etapa más dura de su exilio americano, que reflejan las angustias de un hombre que vive en un país ajeno y que, asombrado por la civilización contemporánea, más desarrollada en ese país que en el suyo de origen, acaba advirtiendo la perversión y los signos de destrucción y de deshumanización que tal civilización comporta. Surge en la poesía de Salinas una nueva modalidad, una nueva veta de su rica personalidad que desarrollará hasta el final de su vida: un perfil de poeta satírico-moral de nuestro tiempo que Jorge Guillén, coincidente con él en esta nueva ansiedad, fue el primero en descubrir».

 

Jorge Guillén, Los grandes poemas de Aire Nuestro (ed. de Antonio Gómez Yebra), Castalia, Madrid, 1996, 382 págs.

    Antonio Gómez Yebra ofrece en esta Antología una selección de poemas de Aire nuestroCántico, Clamor, Homenajes, Y otros poemas, Final— siguiendo el criterio del «gusto personal de quien ha seleccionado los poemas». Los textos han sido tomados de la edición del Centro de Creación y Estudios Jorge Guillén de Valladolid. La introducción consta de un «apunte biográfico» y otro «bibliográfico» dedicado al análisis de los cinco libros que conforman Aire nuestro. Una bibliografía selecta seguida de una nota previa en la que explica su criterio de edición da pie al comienzo de los poemas de esta Antología.

 

José Bergamín, Antología poética (ed. de Diego Martínez Torrón), Castalia, Madrid, 1997, 256 págs.

    Esta Antología poética de José Bergamín, realizada por Diego Martínez Torrón sobre la última edición que el autor publicó en vida en 7 volúmenes en la editorial Turner con el título Poesía, comprende poemas de Sonetos, rimas del otoño y los mirlos, La claridad desierta, Apartada orilla, Velado desvelo, Esperando la mano de nieve, Canto rodado y Hora última. Martínez Torrón estudia en su introducción todas las constantes de Bergamín: el sueño, la muerte, el tiempo, la angustia, el amor. Y además regala al lector la edición de la comedia Los filólogos, la que encontró Dennis en el archivo de Rodríguez Moñino, escrita por Bergamín en 1925 y que es una sátira contra el cientificismo racionalista de los filólogos, y a favor de la libertad creadora.

 

Agustín García Alonso, Jardines del edén, El Paisaje, Vizcaya, 1996, 60 págs.

    En ciertas ciudades del norte de España (León, Bilbao, Santander, etc.) existe una serie de asociaciones culturales de gran calidad y aceptación que juegan un papel de difusión del saber en amplios niveles populares. Éste es el caso de editoriales como Cervantes, Atalaya, Álamo verde y sobre todo El paisaje cuyos libros han sido gustosamente recibidos por Analecta Malacitana. En particular la obra de Agustín García Alonso y su trabajo, deben ser considerados en su conjunto como una labor encomiable. Autor de Manojo de claveles; Un infierno en el amor; Doradas espigas; Destellos; Blanca-Esther; ¿Qué me importa lo que digan?; A los cuatro vientos; Sonetos: hijos míos; Entre lagos, bosques y volcanes; Cuerpos de cristal; Acariciando esa estrella; Las obras de misericordia; Contrastes; Caminos y veredas; Un puñado de intentos; Jugando a ser poeta, y muchos más, algunos de los cuales pueden verse en nuestra sección de libros recibidos. Como antólogo y recopilador, cabría citar once tomos de la colección «Antologías Clarín de Poesía», cuatro tomos de «Antología Gemma», uno de «Antologías Promesas», uno de «Antología Caliope y Polimnia», uno de «Antologías Clarín de Narrativa», etc., y otros en proyecto. En editorial El paisaje, que dirige desde su fundación en 1981, en sólo tres años ha publicado más de seiscientos títulos de autores generalmente nuevos y desconocidos, a los que trata de promocionar a través de la propia editorial, de las revistas que edita y de los concursos que promueve. Una labor extraordinaria.

 

José A. Ramírez Lozano, Letamía, Rute, 1996, 44 págs.; Federico Mayor Zaragoza, El fuego y la esperanza (Poemás inéditos), Ánfora Nova, Rute, 1996, 28 págs.

    Letamía es el volumen 10 de la serie de Poesía de Ánfora Nova, y premio nacional de Poesía «Mariano Roldán» en 1994. El fuego y la esperanza recoge siete poemas inéditos fechados en París y Madrid entre 1992 y 1993 del polifacético Federico Mayor Zaragoza, director general de la Unesco. Estos versos conforman el número 2 de las Separatas de Ánfora Nova, colección de libros dirigida por José María Molina Caballero, poeta y narrador, ligado a la ciudad de Rute en Córdoba, quien constituye un magnífico ejemplo de cómo, en silencio y con una enorme dosis de voluntariedad y ejemplar esfuerzo, se puede llevar a cabo una espléndida colección, la cual no sólo da título a su figura más señera, la revista con el mismo título Ánfora Nova, sino que también consta de una serie Ensayo, otra Narrativa, además de la serie Poesía y las Separatas a que pertenecen los libros mencionados.

 

PROSA

Gerardo Diego, Obras Completas. Prosa. Memoria de un poeta (Volumen 1) (ed. de Francisco J. Díez de Revenga), tomo IV, Alfaguara, Madrid, 1997, 816 págs.; Obras Completas. Prosa. Memoria de un poeta (Volumen 2) (ed. de Francisco J. Díez de Revenga), tomo V, Alfaguara, Madrid, 1997, 802 págs.

    Los tomos de Obras completas de Gerardo Diego dedicados a la Prosa recogen dos volúmenes referidos a Memoria de un poeta. En ellos se recopilan los textos representativos de los intereses más variados del poeta, aquellos que quedaron vinculados a su recuerdo, a su memoria, partiendo de su propia dimensión autobiográfica, para pasar a continuación a temas de actualidad, pintura, toros, religión, idioma, enseñanza, etc. Se estructura en los siguientes capítulos o apartados: 1. El valor de los recuerdos; 2. La crónica de cada día; 3. La pintura, los pintores; 4. De Tauromaquia, toros y toreros; 5. La vida espiritual; 6. La Lengua: palabras y cosas y 7. Enseñar literatura. Díez de Revenga recuerda en la intruducción que «los textos prosísticos coleccionados en el archivo familiar de Gerardo Diego superan los 3.500 originales, que abarcan los intereses más variados, aquellos que más podían atraer a un intelectual de nuestro siglo, los que más llaman la atención a los lectores de la prensa diaria y de algunas revistas, o de los oyentes de programas culturales de radio. Literatura, música, arte, especialmente pintura, toros y tauromaquia, religión, léxico, enseñanza, temas de actualidad y recuerdos autobiográficos nutren una ingente obra prosística que, sin duda, ha de causar sorpresas —utilizando una palabra predilecta del poeta— a sus lectores, a través de la Prosa de Gerardo Diego que se inicia con estos dos primeros volúmenes, Memoria de un poeta», a los que seguirán otros destinados a Prosa Literaria y a Prosa Musical.

 

REPERTORIOS BIBLIOGRÁFICOS

Fernando Navarro Domínguez, Manual de bibliografía española de traducción e interpretación, Universidad de Alicante, 1996, 318 págs.

    El manual de bibliografía española de traducción e interpretación recoge más de dos mil citas de libros, de tesis doctorales, de artículos de revistas y de actas de congresos, coloquios, jornadas, simposios, etc. y se propone dar cuenta de la producción investigadora y divulgativa de la problemática traductológica más reciente en nuestro país. Constituye, pues, un valioso instrumento de consulta para los alumnos de traducción, para los investigadores y traductores en general, en cierto modo paralela, aunque tenga menos pretensiones, a la gran bibliografía reciente de J. C. Santoyo, Bibliografía de la traducción: catalán-español-gallego-vasco, publicada como anexo nº 2 de Livius. Un primer índice en el que se clasifican veintisiete materias diferentes: desde fraseología a traducción automática, desde lingüística contrastiva a traduccción científica, periodística, audiovisual y de publicidad, traduciones del cómic, textos clásicos, económicos y jurídicos, y especialmente traducción literaria, diferenciando la teoría literaria, y los géneros dramáticos, narrativo y poético. El manual contiene además una lista de congresos, coloquios, encuentros y jornadas sobre traducción e interpretación celebrados en España. Presenta también este libro todo el material clasificado por libros de traducción e interpretación, tesis doctorales sobre traducción y lingüística contrastiva y revistas de traducción. Un índice de autores y referencias bibliográficas de publicaciones citadas constituyen la parte final del repertorio.

 

SINTAXIS

Ignacio Bosque (ed.), El sustantivo sin determinación (La ausencia de determinante en la lengua española), Visor Libros, Madrid, 1996, 386 págs.

    Este libro analiza los factores gramaticales que explican el funcionamiento y significación de la ausencia de determinante ante sustantivo en la lengua española. La primera parte, titulada «estado de la cuestión», se compone de dos artículos, uno de Ignacio Bosque, y el otro, «El sustantivo sin actualizador en español», de Rafael Lapesa. Tales trabajos proporcionan el fundamento teórico del resto del libro. La segunda parte se dedica a los análisis de base sintáctica: Heles Contreras, Pascual J. Masullo y Ximena Lois. Finalmente, la tercera parte se dedica al análisis de base semántica y pragmática: Brenda Laca, Joaquín Garrido y José L. Iturrioz.

 

Cristóbal Macías Villalobos, Estructura y funciones del demostrativo en el español moderno, Anejo X de Analecta Malacitana, X, 1997, 162 págs.

    Cristóbal Macías Villalobos declara que han sido dos las causas que le han animado a emprender el estudio de la estructura y funciones del demostrativo en el español actual. De un lado, resulta paradójico que siendo el demostrativo uno de los sistemas más vivos dentro de la lengua, no se le haya dedicado en los últimos años grandes obras de conjunto que estudien el modo en que se estructura y funciona esta categoría. El segundo motivo ha sido la opinión mantenida por algunos autores como el profesor Josse de Kock —en sus obras Gramática española: Enseñanza e investigación. III. Gramática. 5. Los pronombres demostrativos y relativos (Salamanca, 1992) y Gramática española: Enseñanza e investigación. 1. Apuntes metodológicos. 4. Lingüística contrastiva (Salamanca, 1996)—, según el cual, un sistema considerado tradicionalmente tan estable como el demostrativo, «habría sufrido una especie de “pequeña revolución”, al dejar de ser ternario —basado en la referencia a las tres personas del discurso—, para convertirse en binario —basado en dos polos, este, utilizado para la referencia a todo lo cercano, y aquel, que aludiría a lo alejado, mientras ese pasaría a ser una especie de variante combinatoria de este, sin auténticas diferencias de fondo—, donde además la función señalativa del demostrativo apenas si sería ya representativa y en donde, incluso, en muchos casos, no estaría muy claro qué criterio sigue el hablante a la hora de estructurar el sistema». Estructura y funciones del demostrativo en el español moderno pretende dar una visión de conjunto del demostrativo español, pues incluye desde una definición del mismo como categoría lingüística (desde la óptica funcional, fundamentalmente de Alarcos), pasando por un estudio diacrónico desde sus orígenes latinos hasta el s. XVII en que se consolidó nuestro sistema deíctico, hasta un análisis en profundidad de su paradigma y funciones en el español actual. Para ejemplificar este último aspecto se aborda su estructura y valores en un autor moderno, Miguel Delibes, y en una de sus obras más representativas, El camino.

 

José Luis Cifuentes Honrubia y Jesús Llopis Ganga, Complemento indirecto y complemento de lugar: Estructuras locales de base personal en español, Universidad de Alicante, 1996, 172 págs.

    «El trabajo que presentamos —dicen los autores— surge de la curiosidad intelectual de encontrar estructuras aparentemente muy similares, pero que suelen hacerse entender como ejemplares de funciones sintácticas distintas y claramente diferenciadas. Ante ejemplos como “puso el sombrero en la mesa” vs. “le puso el sombrero a Juan”, o “llevó el coche a la Universidad” vs. “le llevó el coche a su primo”, la duda que nos surgía es por qué estructuras semánticas tan parecidas podían desarrollar distinciones sintácticas, y cuál podía ser el tipo de función sintáctica que pudiera dar cuenta de las mismas. Tras recorrer diversos planteamientos, entendimos que la mejor manera de responder a la multitud de interrogantes que estructuras como las anteriores planteaba, era no ya el análisis desde las funciones sintácticas, sino el análisis desde los verbos o, mejor, esquemas que posibilitaban dichas funciones, y el resultado hemos entendido que ha merecido la pena. Efectivamente, guiados por la asunción de una perspectiva cognitiva de la gramática, entendida como una jerarquía estructurada de unidades lingüísticas convencionales, planteamos el estudio sintáctico desde una perspectiva semántica —complementaria con otras perspectivas—, convencidos de que gran parte del funcionamiento sintáctico puede ser explicado desde el significado de los lexemas que integran las construcciones». Pese a que aparentemente se tuviera la impresión de una gran similitud sintáctica y semántica entre las estructuras ejemplificadas anteriormente, los autores creen que en el fondo existen diferencias, pues «la conceptualización de una escena muy similar podía ser radicalmente diferente si intervenía una persona como base, y ello era debido a algo tan simple como el hecho de que la interacción que ésta propiciaba suponía un tipo de encuentro cognitivo radicalmente distinto del posibilitado por otro tipo de base». El presente libro es una aportación más de las nuevas corrientes cognitivas al estudio de la sintaxis.

 

Juan Antonio Moya Corral, Los mecanismos de la interordinación: a propósito de «pero» y «aunque», Universidad de Granada, 1996, 166 págs.

    Señala el autor de este libro que los estudios sobre las construcciones adversativas y concesivas se pueden clasificar en dos grupos: «En primer lugar, están todos aquellos que se guían por las nociones clásicas, según las cuales existen dos elementos entre los que se establece algún tipo de oposición o incompatibilidad. Este primer tipo, en lo que se refiere al área del español, tiene su raíz en el más insigne de nuestros gramáticos: Andrés Bello. En segundo lugar, hay que situar los análisis que, de algún modo, toman en consideración enfoques pragmáticos. Según esta orientación, uno o ambos miembros de la relación están vinculados con una información implícita que modifica el contenido proposicional explícito de los miembros de que consta la construcción. Conectado con los estudios de carácter pragmático existe un buen grupo de trabajos que analiza las relaciones adversativas y concesivas como un tipo de estrategia discursiva de carácter argumentativo o refutativo. Otros estudios centran su atención en la función de coherencia textual que desempeñan estas construcciones. Este estudio se inscribe en un vasto proyecto de investigación en el que se pretende analizar las conjunciones adversativas y concesivas en el interior de los textos orales. Para ello contaremos con un amplio corpus de la lengua hablada que, una vez trascrito de acuerdo con las normas de los corpora y organizado según las estratificaciones y clasificaciones que establece la sociolingüística (grupos generacionales y culturales, registros de habla, etc.), nos permitirá comprobar hasta qué punto la propuesta teórica que aquí abrazamos se corresponde o no con la realidad observada en los textos».

 

Carmen Cabeza Pereiro, Las completivas del sujeto en español (Col. Lalia. Series Maior), Universidad de Santiago de Compostela, 1997, 192 págs.

    La autora se propone analizar «la cláusula que posee en la posición argumental del sujeto otra cláusula, introducida por el conector que. Se trata, pues, de estructuras complejas, con recursividad, donde hay un núcleo ordenador, el predicado, que actúa como regente o subordinante». Además, declara haber optado «por una perspectiva funcional como vía de acercamiento al tema, empezando por abordar la definición de la función sintáctica de sujeto de tal manera que permita abarcar no sólo los casos fácilmente reconocibles, sino también aquellos que se escapan a una caracterización demasiado rígida. Tal aproximación también dará cuenta del hecho de que los casos menos caracterizados se corresponden con una presencia menor de los rasgos semánticos típicos de la función sujeto. Los tres primeros capítulos se dedican a construir el marco teórico indispensable para el análisis pormenorizado de las completivas de sujeto en español. En el primero nos ocupamos de definir el sujeto y de revisar las marcas codificadoras de tal función en español, para ver a continuación en qué medida las completivas muestran esos índices de subjetividad. La referencia de los argumentos en formas de cláusula es el tema del segundo capítulo. En él se comentan las tipologías de objetos de referencia propuestas por Lyons y por Vendler, y se estudia además el modelo de estructura de la cláusula de Dik, que saca partido a las distinciones de Vendler entre eventos y hechos. El tercer capítulo presta atención a un fenómeno de carácter discursivo que, según se defiende en este libro, puede explicar (al menos para ciertos predicados) el hecho de que las completivas se gramaticalicen como sujetos: la presuposición. Los datos que se manejan proceden de un corpus textual del español que consta de alrededor de millón y medio de palabras (el archivo ARTHUS de la Universidad de Santiago de Compostela), y más de 160.000 cláusulas analizadas y almacenadas en una base de datos sintácticos (BDS)». Donde se registra una mayor presencia es en el esquema sujeto-predicado-complemento indirecto con cláusula de sujeto, con más del 18%. Luego sigue el esquema sujeto-predicado-complemento directo con cláusula de sujeto y los esquemas estudiados en el capítulo sexto («Las construcciones completivas con cláusulas de sujeto»): sujeto-predicado-complemento indirecto-predicativo y sujeto-predicado-predicativo. Las construcciones existenciales presentativas con cláusula de sujeto constituyen el último capítulo.

 

Fernando Navarro Domínguez, «Nouveau Roman». Estudios lingüísticos, Ágora, Málaga, 1995, 116 págs.

    En este libro se aplican las teorías lingüísticas sobre sintaxis provenientes del funcionalismo de André Martinet a la producción narrativa de A. Robbe-Guillet. La metodología de trabajo seguida pretende acercarse al estudio de los textos literarios a través de una perspectiva lingüística: observar el funcionamiento de la frase y relacionar la estructura de ésta con el estilo del escritor. Sorprendido por el hecho de que los estudiosos del lenguaje no hayan tomado como objeto de reflexión la rica y variada producción narrativa del Nouveau Roman, Navarro Ledesma utiliza como hipótesis de trabajo el estudio de las relaciones sintácticas que permite a los grandes escritores de esta corriente literaria (Butor, Robbe-Grillet, Simon, etc.) producir un tipo de frase tan larga que a veces hace peligrar la norma establecida. La Jalouise (1957) es el lugar idóneo para averiguar cómo se articula el concepto de expresión sintáctica en la obra de Robbe-Grillet.

 

Manuel Ramiro Valderrama, El énfasis en la prosa de Cela (La repetición como procedimiento connotativo), Universidad de Valladolid, 1995, 226 págs.

    La prosa de Cela y el énfasis sintáctico son dos motivos íntimamente ligados en este libro. A juicio de Manuel Ramiro Valderrama, Cela hace un uso abundante y exquisito de los procedimientos sintácticos del énfasis, lo cual permite determinar con bastante rigor el sistema enfático que subyace al procedimiento más prodigado, la repetición. En este libro se parte de la tipificación retórica de la repetición como figura de ornato in verbis coniunctis y se intenta establecer el hipotético sistema semiótico connotativo subyacente, tanto en el plano del significante como en el del significado. La tarea no es fácil porque, a la dificultad intrínseca del intento, se une la falta de modelos. Quien esté interesado por Cela como escritor, dice Ramiro Valderrama, «encontrará aquí una faceta de su estilo analizada con un instrumento semiológico que aprovecha, profundiza, sistematiza y supera los hallazgos de la retórica tradicional y de la estilística. Quien se acerque con preocupaciones mas especulativas hallará una reflexión teórica sobre el énfasis como fenómeno semiótico y como presunto sistema connotativo. Se parte de la hipótesis del énfasis como fenómeno connotativo, y se comprueba el mecanismo de su funcionamiento en la prosa de Cela». Tras elegir un corpus compuesto por veinte obras de Cela, el autor establece una serie de operaciones metalingüísticas que nos fuerzan a catalogar su estudio como sintáctico, para lo que me fundamento en criterios del propio autor: «Si fuera necesario catalogar este estudio […] me atrevería a decir, con todas las precauciones del caso, que se trata de un trabajo de sintaxis connotativa, disciplina que no está establecida con perfiles definidos, pero que acogería, sin duda, estudios de índole semejante a la del que aquí se presenta. Entiendo que este análisis se inscribe en la sintaxis, en la medida en que aborda procedimientos, tenidos por sintácticos. Ahora bien, esos procedimientos no son los convencionales, objeto de la sintaxis denotativa, sino los propios del hablar enfático, cuya función connotativa se nos impone tras un mínimo examen. En ese sentido, parece legítimo encuadrar este trabajo en sintaxis connotativa, de manera inmediata, y en última instancia, en semiótica lingüística, pues los procedimientos, como veremos en su momento, se resuelven en significantes específicos de significados connotativos».

 

SOCIOLINGÜÍSTICA

Francisco Gimeno Menéndez, Sociolingüítica histórica (siglos X-XII), Visor Libros, Universidad de Alicante, Madrid, 1995, 252 págs.

    Sociolingüística histórica (siglos X–XII) se anuncia del modo siguiente: «Una nueva visión de la lingüística histórica a partir de los presupuestos actuales de la sociolingüística. Hasta nuestros días, la historia de la lengua española en los siglos X y XI se basaba en las contribuciones de la Escuela de Madrid, realizadas a principios y mediados del presente siglo, y necesitaba una clara revisión y puesta al día. La sociolingüística histórica ofrece tanto una nueva vía de aproximación a los datos empíricos del corpus documental, como una renovación del capítulo de la lingüística española del pasado. El objetivo general de la monografía reside en la recapitulación de la teoría y metodología de la sociolingüística histórica a través de su aplicación a la reconstrucción de la historia social de la lengua española en los siglos X al XII». Aun cuando la revisión de los presupuestos de la Escuela de Madrid resultan bastante discutibles, el autor dedica el capítulo primero a la explicación del cambio lingüístico «a partir de las tres líneas principales de investigación sociolingüística (análisis etnográficos de la comunicación, estudios sobre la variación lingüística y trabajos sobre multilingüismo) y, a su vez, dentro de éstos últimos en las direcciones empíricas del multilectismo (lenguas en contacto, diglosia y conflicto lingüístico, y variacionismo). Ciertamente, aquéllas son tres orientaciones distintas, pero dentro de la sociolingüística histórica convendría no desestimar sus contribuciones y aprovechar la posible complementariedad o suplementariedad entre ellas, sin hipotecar la propia línea teórica y metodológica. Una cosa es indiscutible: los estudios multilingües e históricos exigen un tratamiento sociolingüístico general o interdisciplinario». El capítulo segundo se dedica al estado de la cuestión sobre el español en los siglos X y XI: «Si partimos de la hipótesis de que no ha habido rupturas totales en la línea de continuidad de la peculiaridad lingüística de la Península Ibérica, desde el remoto pasado al presente, no puede afirmarse que los orígenes del español se encuentren en la aparición de los textos escritos en los siglos X y XI, y puede ofrecer además el equívoco de que se trata de los orígenes escritos del español. Las Glosas Emilianenses y las Silenses habían sido contempladas erróneamente como las primeras muestras escritas del romance. No sólo cabe atrasar la aparición de las glosas hasta la segunda mitad del siglo XI (de manera que queda como primer testimonio del romance la lista de la Nodicia de Kesos), sino también descartar la posibilidad de que puedan ofrecer aisladamente el conocimiento mínimo para adentrarnos en el componente sintáctico del español de aquellos siglos». El tercer capítulo ofrece una visión sociolingüística de la lengua en relación con la cultura y sociedad medievales. Por último, el cuarto capítulo es un estudio estadístico e informático de los fueros municipales. Se hace un análisis estadístico de la variable ad ante objeto directo personal mediante el programa varbrul. El libro también contiene un apéndice documental de textos latinos de los siglos X, XI, XII con presencia y ausencia de ad ante apelativo personal y pronombre en León, Castilla, Aragón y Navarra.

 

Ralph Fasold, La Sociolingüística de la sociedad, Visor Libros, Madrid, 1996, 492 páginas.

    Según declara el autor, este libro es «el primer volumen de dos manuales de introducción a la sociolingüística. Aunque la extensión de la materia haga necesario un segundo volumen, la división en dos libros es también útil para reflejar que hay dos grandes apartados dentro de la disciplina. Uno de estos apartados parte de la sociedad y ve la lengua como un problema y una ventaja sociales. Este volumen trata de esta primera parte de la sociolingüística. El otro gran apartado de la disciplina parte del lenguaje y considera que los factores sociales influyen en el lenguaje y contribuyen a entender su naturaleza. El segundo volumen tratará de esta clase de sociolingüística. Otra forma de definir estas divisiones es ver este volumen como un tipo especial de sociología y el segundo como una visión determinada de la lingüística». El autor considera como partes de la sociolingüística a la lingüística antropológica y a otro campo de la antropología, la etnografía de la comunicación. Y afirma que en el segundo volumen se verá claramente que también incluye como partes de la sociolingüística el enfoque teórico sintáctico y filosófico de la pragmática y de la teoría de los actos de habla. Tras estudiar el plurilingüismo social y los problemas que suscita para el nacionalismo, el federalismo y el imperialismo, Fasold analiza el concepto de diglosia. Revisa la descripción de diglosia de Ferguson y Fishman y la amplía hasta límites cuando menos cuestionables. Los análisis estadísticos y cuantitativos, los problemas de actitudes y el cambio lingüístico así como el ofrecimiento de modelos de planificación lingüística, completan este discutible libro, de quien es, sin embargo, una autoridad para la mayoría de los sociolingüistas actuales.

 

TEATRO

Lope de Vega, Fuente Ovejuna, (ed. de Francisco López Estrada), Castalia, Madrid, 1996, 263 págs.

    Este libro es la séptima edición renovada de Francisco López Estrada sobre la Fuente Ovejuna de Lope de Vega. Si la comparamos con la primera edición, lo más importante es que en las últimas falta la Fuente Ovejuna de Cristóbal de Monroy. En la introducción crítica, López Estrada estudia las raíces cronísticas de la comedia, la realidad histórica del suceso principal, el segundo argumento (la guerra civil en Ciudad Real), la memoria del caso, el estilo y la métrica: «Sobre la base de la Dozena Parte, imprimo un texto que quiere ser fiel a lo que estimo que son las lecciones de la obra más ajustadas con el sentido de la Fuente Ovejuna escrita por Lope. El texto que edito recoge estas lecciones por entre la variedad de ejemplares a que antes me referí, y en algunos casos proceden de las interpretaciones de otros editores, cuando me parecen convincentes, indicando su procedencia. Conservo las vocales según esta base fundamental. Modernizo la grafía de las consonantes, salvo en unos pocos casos: cuando su conservación pone de manifiesto la medida métrica, como en los casos de agora / aora, impresos aquí agora / ahora; en los grupos cultos de consonantes interiores, por convenir con el habla de la época o apreciarse en ellos algún indicio de rusticidad (efeto, estremo, esperiencia, satisfacion, etc.). Mantengo las asimilaciones entre el fin de verbo y el pronombre (rezalle, etc.), y metátesis (reñilda, etc.). Separo como hoy las uniones morfológicas (desta aparece de esta, etc.). Cualquier otro cambio lo consigno en las notas. Sitúo […] todo lo que añado en las acotaciones y otros lugares. Las canciones, las imprimo en cursiva. En cuanto a las notas, además de querer interpretar la significación de las palabras y modismos, he procurado que ilustren el curso de la acción escénica (movimiento de los personajes, su situación sobre la escena, etc.) Añado entre corchetes la numeración de las escenas por un criterio de orden práctico (como indiqué), bien entendido que no deben considerarse como divisiones en la continuidad del texto. En conjunto he querido realizar una presentación textual de orden pedagógico, con objeto de que la obra disponga también de un contexto filológico que la deje cerca de lo que podría ser un texto conveniente para una representación en la época de Lope. Una lectura, repito como conclusión, no es lo mismo que la asistencia a una representación, en la que la obra teatral se percibe en su propio valor literario y creativo».

 

Tirso de Molina, Hazañas de los Pizarro (tres comedias) (ed. de Jesús Cañas Murillo y Gregorio Torres Nebreira), Editora Regional de Extremadura, Mérida, 1993, 506 págs.

    Con este título se presenta un conjunto de tres comedias que Tirso de Molina quiso dedicar a la ilustre familia de conquistadores que extendieron el dominio español por los reinos del Perú: «La primera, Todo es dar en una cosa, queda centrada en la figura de Francisco Pizarro, a quien sus contemporáneos quisieron llamar El Marqués, o El gran Marqués, y cuyo nacimiento y primeros años de existencia son dramatizados en el texto, sin dejar por ello de presentar las relaciones que supuestamente mantuvo por esa época con su padre el capitán Gonzalo Pizarro. La segunda, Amazonas en las Indias, convierte en protagonista principal a Gonzalo Pizarro, otro de los célebres hermanos, considerado por muchos precursor de los movimientos de liberación que más adelante se iban a generalizar en la América hispana. La tercera, La lealtad contra la envidia, escenifica los hechos que a Hernando Pizarro, otro de los miembros de la mítica familia, hermano de los anteriores, le tocó en suerte vivir. Las tres piezas configuran un tríptico a través del cual se destacan los acontecimientos, hazañas, gestas más notables, protagonizados por esos personajes, presentados como héroes de leyenda, absolutamente dignos de ensalzamiento y admiración, comparables a uno de los más fabulosos seres de la antigüedad, sea histórica o mitológica, como Alejandro Magno, Hércules… Y todo ello realizado con una finalidad eminentemente propagandística, con la idea de ayudar a uno de los descendientes de los conquistadores que vivió en el siglo XVII a conseguir el título nobiliario, el marquesado de la Conquista, que estaba en la corte pretendiendo.

 

Pedro Calderón de la Barca, El alcalde de Zalamea, Castalia, Madrid, 1996, 205 páginas.

    El alcalde de Zalamea, al igual que los Milagros de Nuestra Señora comentados supra en la serie Poesía es un nuevo texto de Castalia didáctica regido, como siempre, por la pretensión de entregar a los estudiantes un libro clásico lleno de esquemas didácticos a fin de que aquéllos puedan impregnarse más fácilmente de las excelencias del texto literario. La edición es de José Montero Reguera, profesor de la Universidad de Vigo. Como es práctica común en la serie, se establece un cuadro de la vida y obra de Calderón presididos por el año y acompañado de acontecimientos históricos coetáneos y de la vida cultural y artística paralela. Una breve introducción sobre el teatro de Calderón, seguido del análisis de El alcalde de Zalamea y de una bibliografía brevemente comentada, preceden al texto. Tras la obra, que está bien anotada, nos encontramos con una serie de documentos y juicios críticos para finalizar con unas orientaciones didácticas para el estudio del El alcalde.

 

TEORÍA LITERARIA

Edmond Cros, D’ un sujet à l’autre: sociocritique et psychanalyse (Col. Études Sociocritiques), Université Paul Valéry, Montpellier, 1995, 140 págs.

    Edmond Cros propone la noción de sujeto cultural —de Benveniste a Lacan—, y a partir del análisis de algunos documentos demuestra cómo el sujeto cultural opera en textos lingüísticos (el «vieux chrétien» o la «nouvelle de l’Abencerrage») o icónicos (Viridiana de Buñuel). Instancia mediadora entre la lengua y el discurso, el sujeto cultural, verdadera ilusión del otro (cap. IV. Le sujet cultural colonial: l’irreprésentabilité de l’autre), se reconoce en el marco de un órgano plurisistémico como si fuera una instancia intrapsíquica recuperada del inconsciente. El sujeto cultural se fundamenta en la noción texto cultural, la cual es un fragmento de intertexto que interviene según modos específicos en la geología de la escritura.

 

Jerzy Lis, Le journal d’écrivain en France dans la I ère moitié du XX e siècle, Wydawnictwo Naukowe uam, Poznañ , 1996, 200 págs.

    Este libro, editado por el servicio de publicaciones de la Universidad Adam Mickiewicz de Poznan , en Polonia, constituye el número 20 de la Seria Filologia Romanska. Jerzy Lis estudia el Diario en los escritores franceses de la primera mitad del siglo XX. La historia del diario personal es como la del hijo pródigo: en ella se aúnan el malditismo y el fervor. Liz analiza el estado de la cuestión en el que el término diario está repleto de ambigüedades insolubles. ¿Qué hacer con ese concepto?, se pregunta. ¿Cómo distinguir el diario de la amplia serie de escritos de carácter personal? ¿Cómo llamar a un diario: diario íntimo, literario, artículo de periódico? ¿Cuáles son las diferencias entre los tres géneros principales de escritos autobiográficos, memorias, autobiografía y diario? Liz estudia la motivación del Diario, motivos humanos y motivos profesionales, los hábitos, las manías, los juegos… La intimidad de la creación y hasta las publicaciones: el dilema entre la autoedición y la publicación que tiene la suerte de contar con editor.