EL COMPONENTE SEXISTA EN LOS TRÓPICOS DE MILLER: CLAVES LINGÜÍSTICAS, Francisco Sánchez Benedito y José Ramón Díaz Penalva, Universidad de Málaga, (Publicado en Analecta Malacitana, XX, 2, 1997, págs. 603-610).

 

1. Introducción

    La mujer, o para decirlo con más exactitud, las mujeres, han tenido sin duda un papel importante en la vida de Henry Miller. Los continuos enamoramientos del gran escritor, desde sus años escolares en los que tuvo en Cora Seward su primer amor, hasta los 87 años [1] en los que aseguró estar «colado» por Brenda Venus, ex-Miss América y actriz de tan sólo 30 años; sus frecuentes matrimonios: con Beatrice S. Wickens, con June Edith Smith y con la japonesa Hoki Tokuda (este último cuando ya había cumplido los 76), entre otros; sus amistades entrañables con mujeres tan relevantes para la causa feminista como la anarquista Emma Goldman, de influencia tan decisiva en su juventud, o como la gran escritora francesa Anaïs Nin, cuyos diarios constituyen todo un símbolo de la sensibilidad femenina; todo en fin parece confirmar la constante presencia femenina en la vida del escritor americano. Resulta, por ello, paradójico que Miller haya sido blanco tan a menudo de los dardos envenenados de las feministas, que no han dudado en catalogarlo como uno de los escritores machistas más pronunciados de todos los tiempos, un autor que considera a las mujeres como cosas, y cuyas novelas y ensayos «suscitan las más encendidas protestas por perpetuar la servidumbre sexual a la que el macho ha colocado a la hembra» [2].

    No es nuestro propósito discutir este supuesto machismo de Miller, suficientemente estudiado, por otra parte. El objetivo del presente trabajo es analizar el lenguaje empleado por Miller en los Trópicos, para tratar de localizar las principales claves lingüísticas de su componente sexista. De entre las novelas de Miller, de marcado sesgo autobiográfico todas ellas, escogemos los Trópicos, en parte porque se trata sin duda de su obra más representativa, pero también porque es en los Trópicos donde el autor, con ese estilo suyo tan peculiar, pero al tiempo tan coherente, «nos ofrece una panorámica troceada y descoyuntada de la vida, de la vida tal como es, como él la ve, de una vida» [3], vertiendo en ellos, con indudable regusto, sin prisas, con enorme sinceridad, sus opiniones sobre el sexo y la mujer.

 

2. Retratos masculinos y femeninos: sordidez frente a prepotencia

    Es un hecho innegable que las páginas del Trópico de Cáncer y el Trópico de Capricornio rebosan de términos tabúes y expresiones soeces, pero para entender debidamente el uso por parte de Miller de este lenguaje obsceno por excelencia, hay que situarlo en su contexto y, en los Trópicos, este contexto no es otro que el mundo donde se mueven sus personajes: sus amigos y él mismo; un mundo distorsionado, lleno de sexo hasta la saciedad, de aventuras reales o imaginarias, en un ambiente bohemio de artistas sin blanca, de americanos desplazados de su patria en el Trópico de Cáncer, o sin sitio en la suya propia, en el de Capricornio, prostitutas, desterrados, marginados y aventureros, en ambos. Dentro de este mundo inmoral y depravado en ocasiones, amoral en la mayoría de los casos, nada tiene de extraño, en principio, que en la descripción de las prostitutas aparezcan los primeros indicios de un lenguaje desfavorable hacia la mujer. Así, para Miller, en la Rue Pasteur-Wagner, esquina de Amelot, las prostitutas son como buitres al acecho de su presa:

1. [...] había siempre una bandada de buitres que graznaban y batían sus sucias alas, que alargaban sus agudas garras, te aferraban y te arrastraban hasta un portal... [4]

2. [...] se te pegan como lapas, te devoran como hormigas... [5]

    Tratándose de mujeres de la calle, parece hasta cierto punto lógico, aunque no justificable, este afán de atribuirles las cualidades menos atrayentes de determinados animales: aves de presa, lapas, hormigas, etc., aunque haya un curioso contraste entre los símiles escogidos para describir a las prostitutas con los usados para retratar a sus ‘protectores’ [6]. Sirva como muestra el siguiente comentario sobre el ‘mantenido’ de Lucienne:

3. Él la besa tímidamente, como un conejillo de orejas largas y rosadas [7].

Pero en su descripción de las prostitutas hay una cierta fruición en los detalles escabrosos que empieza a resultar sospechosa; parece como si el autor se empeñara en recrearse en el lado más sórdido de estas criaturas de la noche parisina:

4. [...] los dientes de oro, el geranio en el sombrero, los tacones desgastados [...] las carreras en sus medias [...] su aliento alcohólico [...] Germaine era una puta de pies a cabeza [8].

El retrato puede llegar a alcanzar tintes verdaderamente morbosos:

5. Al acercarme a la Place Clichy hacia el atardecer, paso por delante de la putilla con una pata de palo que se planta frente al Gaumont Palace día tras día [...] me recuerda en cierto modo a un ganso atado a una estaca, un ganso con el hígado enfermo, para que el mundo pueda tener pâté de foie gras [9].

    Pero estos retratos femeninos denigrantes en extremo no son en absoluto privativos de las mujeres de la vida. Veamos, como muestra, dos ejemplos, el primero sobre Laura, la ninfómana, y el segundo, sobre Lola, profesora de piano de Henry y su primera experiencia sexual:

6. Laura, la ninfómana, está bailando la rumba [...] con el sexo exfoliado y retorcido como la cola de una vaca [10].

7. Le metí la mano entre las piernas y quedó enredada en aquel espeso zurrón: estaba empapado y chorreando como un caballo al babear [11].

    Hay un contraste brutal entre estos símiles groseros aplicados a los genitales femeninos y las metáforas halagadoras empleadas en el siguiente párrafo para destacar los alardes viriles del autor en la seducción de Tania, la amante de su amigo Silvestre:

8. He dejado más anchas las orillas [...] He alisado las arrugas [...] Después de mí, puedes recibir garañones, toros, carneros, ánades, san bernardos [...] Puedes embutirte el recto con sapos, murciélagos, lagartos [12].

    Es el lenguaje metafórico al servicio de una fanfarronería masculina barata, rayana en la chabacanería. Como en el siguiente párrafo en el que Carl invita a Henry a compartir con él su «amor de una noche», con estas palabras:

9. No te preocupes por ella [...] está dormida. Si necesitas echar un polvo, ya sabes. No está mal [13].

 

3. El humor rabelaisiano: aplicación desigual a cada sexo

    A la hora de analizar la obra de Miller y, en concreto, los Trópicos, no podemos ignorar el factor humorístico, presente en la mayoría de sus páginas. En efecto, muchas de las comparaciones y metáforas empleadas por Miller en los retratos de sus personajes y en su descripción de las escenas sexuales nos recuerdan inevitablemente a Rabelais, del que Miller se autodeclara ferviente admirador: «My loyalty and admiration have been constant for the same men all throughout my life: Whitman, Emerson, Thoreau, Rabelais above all» [14]:

10. Moldorf is jumping around in front of her like a fat toad [...] laughing like a fat worm [15].

11. Marlowe stinks like a smoked fish [16].

12. Serge [...] drinks vodka like a fish [17].

13. He was stuffing them away like a nannygoat... [18]

y muchos de sus críticos han pretendido encontrar en este humor un eximente o al menos un paliativo a la obscenidad de su lenguaje y a su evidente tono general machista. Karl Shapiro, por ejemplo, llega a decir: «Miller’s achievement is miraculous: he is screamingly funny without making fun of sex, the way Rabelais does...» [19]. Pero incluso en la distribución de sus divertidos símiles y metáforas se observa una clara desigualdad, según se apliquen a varones o a hembras. Comparemos, a estos efectos, los ejemplos en 14 y 15. En el primero, Miller describe sus propias payasadas al intentar atraer la atención de dos de sus amigas:

14. Fui saltando como un canguro [...] saltando y brincando como una gacela [...] rugía como un león [...] rodé por la hierba como un cachorro [...] y me golpeé el pecho como un gorila [20].

    La lectura de estas líneas nos trae inevitablemente a la memoria aquel otro párrafo de Rabelais en el que de manera magistral se describen los sentimientos conflictivos del gigante Gargantúa el día que nació su hijo Pantagruel ocasionando la muerte de su madre: dolor incontenible por la muerte de su esposa —«et, ce disant, pleurait comme une vache»— y alegría desbordante por el nacimiento de su hijo —«mais tout soudain riait comme un veau» [11]—. El comportamiento de Miller en esta hilarante escena resulta claramente risible, pero no hay nada en la descripción que haga referencia a la sexualidad del autor poniendo en tela de juicio sus atributos varoniles. Consideremos ahora, sin embargo, un párrafo de humor similar, referido esta vez a una mujer, concretamente Verónica, que resiste al principio los intentos de seducción de Miller:

15. Si la agarrabas por las tetas, chillaba como una cotorra; si le metías mano bajo el vestido, culebreaba como una anguila; si la apretabas demasiado, te mordía como un hurón [22].

    Aquí, el comportamiento de la protagonista resulta igualmente ridículo, pero gracias a su lenguaje sexista, el escritor se las ingenia, como en tantas otras ocasiones, para presentar el lado menos favorecedor de la mujer, en la realización del acto sexual. Hay, en efecto, tanto en 14 como en 15 muestras evidentes de humor rabelaisiano, pero la aplicación del mismo no es equitativa en ambos casos. Parece como si el autor quisiera presentarse a sí mismo en 14 como un chiflado simpático que tratara con sus cabriolas de divertir a su amada, facilitando con ello su conquista, mientras que el mensaje en 15 sería el de extrañeza ante el comportamiento arisco de la joven rechazando los requerimientos del varón, ya que que por mucho que se rebaje y humille a la hembra, ésta debe estar siempre dispuesta a acogerlo con complacencia, mostrando el debido ardor y entusiasmo por los «favores» recibidos. El hecho de que el autor se preocupe de dejar bien claro que Verónica termina por sucumbir al asedio masculino, hace aún más fácil de asumir esta interpretación por parte del lector.

 

4. Uso discriminatorio de los términos argot usados para designar ‘individuo’

    Miller hace un uso constante de la sinécdoque ‘cunt’ para designar a la mujer, lo que para nosotros constituye una prueba evidente de lenguaje sexista en los Trópicos. En efecto, para Miller y sus amigotes, cualquier mujer es a cunt:

16. a rich cunt [23].

17. two American cunts [24].

18. a talking cunt [25].

19. a laughing cunt [26].

20. starving cunt [27].

21. a bunch of cunt [28].

    Esta designación de la persona por sus genitales, tanto masculinos como femeninos, es característica del inglés, pero sólo para indicar estupidez. Así, prick, putz, twat y el propio cunt se usan frecuentemente en lenguaje tabú con el significado de ‘tonto’, ‘imbécil’. Pero cuando Miller llama una y otra vez a las mujeres cunt u otras expresiones similares, como a piece of tail o a piece of ass, no se está refiriendo obviamente a su mayor o menor grado de inteligencia, sino a su condición de ‘objeto sexual’ para el hombre.

    Por otra parte, no encontramos en los Trópicos nada parecido en las palabras usadas para designar al varón: brick, bozo, egg, buck, cuss, etc., son términos argot para individuo, pero sin connotaciones peyorativas sexistas de ningún género. Así, Miller se vale de cualquiera de esos términos para designar ‘tipo’, alternando con el más usual guy, sin ningún matiz especialmente despectivo:

22. her black buck [29].

23. Serge is a brick [30].

24. hold on there bozo [31].

25. a good egg [32].

    No hay, como puede verse, en ninguno de estos términos, ningún matiz particularmente insultante. Solamente cuando el argumento lo requiere, recurre Miller lógicamente a los típicos términos ofensivos referidos al varón: an old prick, a bugger, a bastard [33] , a son of a bitch, a big stiff, a cheap shit, an old futzer, sap, slob, etc., pero sin carga sexista alguna como en el caso de cunt, a piece of tail o a piece of ass, lo que resulta obviamente discriminatorio para la mujer. Bien es verdad que la propia lengua inglesa, al igual que el español y otros idiomas occidentales, propicia, en cierto modo, esta discriminación sexista al conservar en su léxico vestigios evidentes de la influencia dominante del hombre a través de los siglos. Recuérdese, a este respecto, la diferencia entre el uso peyorativo de hen, en an old hen (una vieja cotorra) o en a wet hen (una prostituta, en argot norteamericano), por ejemplo, y el halagador de cock, en the cock of the walk (el gallo del corral, el amo del cotarro); la consideración inocua de dog, en an old dog (un perro viejo), y la eminentemente ofensiva de bitch (perra), en a silly bitch (una estúpida puta), etc. Pero Miller sabe explotar como nadie estas diferencias discriminatorias para lograr el pretendido efecto cómico-degradante de sus personajes femeninos, como cuando repite una y otra vez, al hablar de la hembra en celo:

26. like a mare in rut [34].

27. like a hyena crazed with rut [35].

pudiendo llegar a ser increiblemente blasfemo en su descripción de la promiscuidad femenina:

28. Significa que se acostará no sólo con Tom, Dick y Harry, sino también con el Cólera, la Meningitis y la Lepra; significa que se tumbará en el altar como una yegua en celo y aceptará a todos los que se presenten, incluido el Espíritu Santo [36].

y no duda en suplir por su cuenta la carencia de femenino en la gramática inglesa de la expresión son of a bitch, por ejemplo, aplicando, con la mayor naturalidad, este clásico insulto masculino a una mujer [37]:

29. that son-of-a-bitch of a princess has the clap! [38].

 

5. Conclusiones

    Tras los ejemplos analizados, podemos concluir que el lenguaje sexista usado por Miller, del que hay abundantes muestras en ambos Trópicos, se manifiesta, lingüísticamente hablando, en los siguientes aspectos principalmente:

    1º El uso muy frecuente de metáforas y símiles referidos a la mujer con connotación sexual negativa, en la mayoría de los casos, frente a la no sexual o sexual positiva generalmente, en las referidas al hombre.

    2º Estas metáforas y símiles usados por Miller para describir a sus personajes se encuentran en general bañados de un tono jocoso reminiscente del humor rabelaisiano y, dentro de este humor, el varón sale tan mal parado como la hembra, como vimos en tres ejemplos (10-13). Sin embargo, las comparaciones referidas a personajes masculinos no suelen llevar connotación sexual alguna, a diferencia de las que se refieren a mujeres, que hacen hincapié en su comportamiento durante el acto sexual, pintado generalmente en términos grotescos.

    3º Constante designación de la mujer por sus genitales, cunt, piece of tail, etc., con la consideración de mero objeto sexual para el hombre, mientras que la designación del hombre por sus genitales —prick— no implica normalmente carga sexual alguna [30].

 

NOTAS:

[1] Dos años antes de su muerte, acaecida el 7 de junio de 1980.

[2] K. Millet, Sexual Politics, en M. Pessarrodona, «Henry Miller entre féminas y feministas», Camp de l’Arpa, 50, 1978, 19-21, pág. 19.

[3] F. Parcerissas, «Henry Miller y la sensatez perdida», Camp de l’Arpa, 50, 1978, 7-10, pág. 10.

[4] H. Miller, Trópico de Cáncer, pág. 60. Las citas en español corresponden a la edición de Alfaguara, Madrid, 1977, traducción de Carlos Manzano, y las citas en inglés, de la edición de Panther Books, Londres, 1965.

[5] H. Miller, loc. cit., pág. 184.

[6] Curiosamente, Miller usa a menudo el término francés maquereau, lit. ‘caballa’, para referirse a los chulos de las prostitutas.

[7] H. Miller, Trópico de Cáncer, pág. 183.

[8] H. Miller, loc. cit., págs. 64-65.

[9] H. Miller, loc. cit., pág. 93.

[10] H. Miller, Trópico de Capricornio, pág. 132.

[11] H. Miller, loc. cit., pág. 305.

[12] H. Miller, Trópico de Cáncer, pág. 18.

[13] H. Miller, loc. cit., pág. 329.

[14] «Mi lealtad y admiración han sido constantes a los mismos hombres a lo largo de toda mi vida: Whitman, Emerson, Thoreau, Rabelais sobre todo», Kinsman et al., Contemporary Authors, 9, Gale Research, Detroit, 1974, pág. 358. (La traducción es nuestra).

[15] H. Miller, Tropic of Cancer, págs. 42-43. («Moldorf está brincando frente a ella como un sapo enorme [...] se ríe como un gusano gordo»).

[16] H. Miller, loc. cit., pág. 60. («Marlowe apesta como un pescado ahumado»).

[17] H. Miller, loc. cit., pág. 76. («Serge [...] bebe vodka como un pez...»).

[18] H. Miller, Tropic of Capricorn, pág. 124. («Se los zampaba como una cabra»).

[19] K. Shapiro, «The Greatest Living Author», en In Defense of Ignorance, Random House, Nueva York, 1960, pág. 337. «Miller se las ingenia milagrosamente para resultar extraordinariamente divertido, sin burlarse del sexo como Rabelais». (La traducción es nuestra).

[20] H. Miller, Trópico de Capricornio, págs. 311-312.

[21] Rabelais, Pantagruel, cap. 3, en L. Lagarde & Michard, XVIème siècle. Les grands auteurs français du programme, II, Bordas, París, 1962, pág. 71. «Y diciendo esto, lloraba como una vaca [...] pero de pronto reía como un becerro». (La traducción es nuestra).

[22] H. Miller, Trópico de Capricornio, págs. 225-226.

[23] H. Miller, Tropic of Cancer, pág. 21.

[24] H. Miller, loc. cit., pág. 25.

[25] H. Miller, Tropic of Capricorn, pág. 170.

[26] H. Miller, loc. cit., pág. 170.

[27] H. Miller, Tropic od Cancer, pág. 146.

[28] H. Miller, loc. cit., pág. 108.

[29] H. Miller, Tropic of Capricorn, pág. 232. H. Wentworth & S. B. Flexner definen buck como sigue: 5. Any young male, esp. a muscular or spirited one (cualquier hombre joven, especialmente uno musculoso o brioso) y 6. Specif., A young male Negro (especifícamente, un joven negro). H. Wentworth & S. B. Flexner, Dictionary of American Slang, Nueva York, Thomas y Crowell, 1960.

[30] H. Miller, Tropic of Cancer, pág. 79. Wentworth & Flexner, op. cit., dan las siguientes acepciones de brick, referidas al hombre: 1. A thouroughly good and trustworthy person (una persona completamente buena y de fiar) y 2. A happy carefree person (una persona feliz y despreocupada).

[31] H. Miller, loc. cit., pág. 164. Para Wentworth & Flexner, op. cit., bozo, procede del español ‘vosotros’, y significa: 1. A large rough man with more brawn than brains (un hombre grande y rudo, con más músculo que cerebro) y 2. An army recruit (un recluta del ejército).

[32] H. Miller, Tropic of Capricorn, pág. 161. Según Wentworth & Flexner, op. cit., egg es: 1. A neutral word which takes its sense of approval or disapproval from a modifier (palabra neutra que toma su sentido aprobatorio o desaprobatorio según su modificante) y 6. A rude boy or young man, esp. an escort who expects his date to pay for her own food and entertainment (un muchacho o joven rudo, especialmente un acompañante que espera que su pareja se pague su propia comida o diversión).

[33] Estas expresiones son además usadas muy frecuentemente por Miller como apelaciones cariñosas dirigidas a sus mejores amigos.

[34] H. Miller, Tropic of Capricorn, pág. 172, etc. («Como una yegua en celo»).

[35] H. Miller, loc. cit., pág. 181. («Como una hiena enloquecida por el celo»).

[36] H. Miller, Trópico de Capricornio, pág. 229.

[37] El adjetivo correspondiente usado normalmente es bitchy, en este caso.

[38] H. Miller, Tropic of Cancer, pág. 235. («¡Esa princesa hija de puta tiene purgaciones!»). Como puede observarse, en español desaparece la falta de concordancia.

[39] Algo parecido ocurre en español con el término ‘capullo’.

 

RESUMEN PARA REPERTORIOS BIBLIOGRÁFICOS

 

TÍTULO: EL COMPONENTE SEXISTA EN LOS TRÓPICOS DE MILLER: CLAVES LINGÜÍSTICAS.

AUTORr: Francisco Sánchez Benedito y José Ramón Díaz Penalva.

LUGAR: Universidad de Málaga.

TÍTULO DE LA REVISTA: Analecta Malacitana, XX, 2, 1997.

RESUMEN: Análisis del lenguaje utilizado por Henry Miller en los Trópicos, para tratar de localizar las principales claves lingüísticas de su incuestionable componente sexista.

ABSTRACT: In this paper, we analyse the language used by Henry Miller in his Tropics in an attempt at determining what the liguistic keys are to its inquestionable sexist component, coming to the conclusion that the sexist component manifests itself mainly in the following aspects: 1. A frequent use of metaphors and similes referred to women with a negative sexual connotation, against a positive or neutral one in those referring to men; 2. The rabelaisian humour which pervades many of his sexual descriptions is clearly biased against women; and 3. The constant designation of men by their genitals generally has no sexual connotations.

NOTAS: Análisis de los términos argot referidos a ‘individuo’ en los Trópicos de Henry Miller.

DESCRIPTORES: Significados no literales / metáforas / símiles / eufemismos / disfemismos / humor rabelaisiano / argot / tabú / crítica literaria.

KEY-WORDS: Non-literal meanings / metaphors / similes / euphemisms / dysphemisms / rabelaisian humour / slang / taboo / literary criticism.

TOPÓNIMOS: París / Rue Pasteur-Wagner / Rue Amelot / Place Clichy / Palace Gaumont.

PERÍODO HISTÓRICO: Siglo XX.