LOS PRONOMBRES CLÍTICOS Y LAS FORMAS VERBALES NO PERSONALES EN LA PRIMERA CRÓNICA GENERAL, Jack Schmidely, Université de Ruán, (Publicado en Analecta Malacitana, XXI, 1, 1998, págs. 115-125)

 

    manuscript3.jpg (157651 bytes)En otras ocasiones [1] propusimos que, en español medieval, los principios que regían la posición de los pronombres personales átonos con respecto a una forma verbal personal, eran los siguientes:

1. Una pausa provoca la enclisis.

2. Una incidencia abierta en la anterioridad del complejo verbal incita a la proclisis.

¿Qué pasaba con las formas verbales no personales que son el infinitivo y el gerundio? Por definición estas formas no implican un tipo de soporte determinado (el locutor, el alocutario u otra cosa); tienen que hallar su soporte —es decir, cumplir con su condición de verbo— fuera de sí mismas, en el co(n)texto en que se insertan, cualquiera que sea ese soporte. Y cada una lo hace con sus afinidades funcionales —el gerundio se porta como un verdadero adverbio, el infinitivo como un sustantivo— y su propio valor aspectual (proceso en desarrollo para el gerundio y proceso en disponibilidad para el infinitivo) [2].

    Realizaremos nuestra investigación en las cuatro muestras de la Primera Crónica general —seleccionadas en las cuatro etapas de la redacción de la crónica— que ya nos sirvieron para las formas verbales personales.

    El trozo A (cap. 58-59, págs. 39-43 de la edición de R. Menéndez Pidal, Gredos, Madrid, 1955) nos ofrece 6 combinaciones del gerundio con un pronombre átono, siempre pospuesto; por ejemplo:

    […] e me dio su fe lo mays ortorgadamientre que omne podrie ningun pleyto affirmar, yurando me por todos los dios de nuestra ley que numqua desto me falleçrie (42a12) [3]

donde el gerundio tiene su soporte fuera de la oración en que figura (cf. también 39b4, 39b17 y 40a12),

Mataron me mi marido Acerua antell altar, ueyendo lo mios oios (42a21)

donde la oración de gerundio incluye su soporte (cf. también 42a25).

    Lo que advertimos es que en estos seis enunciados el gerundio es el nœcleo de una oración que se sobreañade, que se yuxtapone a otra para constituir una de sus circunstancias. Existe un verdadero vínculo entre las dos oraciones sin que intervenga un subordinante cualquiera. Lo que establece la relación, es precisamente el gerundio con su valor aspectual, es decir una acción en curso que debe situarse con respecto a otra ya marcada temporalmente. Entonces es el propio gerundio el que viene a ser el móvil de la conexión entre las dos oraciones y, tal como un relator, se coloca al principio del movimiento que introduce, al comienzo de la oración cuyo núcleo es. Por sí solo marca el paso, la transición entre las dos oraciones. Las otras incidencias que le afectan directamente, entre otras las de los pronombres átonos que le son asignados, no pueden ser sino aplazadas, diferidas hasta su ulterioridad.

    Las 17 combinaciones de un pronombre átono con un infinitivo se reparten en 8 casos de proclisis y 9 de enclisis, casi una igualdad que revela una libertad de acción que no ofrece la construcción con el gerundio.

Así es como, en un solo enunciado y con el mismo verbo poder, una proclisis sucede a una enclisis:

    Grand cosa fue, Eneas, duna muger poder se deffender contra tantos enemigos, e non se poder deffender a la tu lengua sola (42a42 y 43).

    miniado2.jpg (194834 bytes)Esta alternancia se puede justificar ya que en la segunda oración de infinitivo interviene una negación, y, lo comprobamos con las formas verbales personales, la negación, anuncio del verbo, tiene el poder de atraer a sí al pronombre átono.

    Sin embargo en otra ocasión, la negación, bajo forma de coordinante, no basta para provocar la proclisis:

    […] e otrossi que non podrie yr a ninguna parte o fallasse tal cibdat com aquella ni fazella de nueuo (39b8).

    En cambio parece obrar de nuevo en:

    E Ànon tienes que la fe y el omenaie que tu quebrantest que te terna danno alli por non te querer Dios ayudar? (40b47)

después de un por, un subordinante que, fuera de la influencia de una negación, introduce un infinitivo tanto si éste va seguido:

    […] e bien creo que ellas fizieron aquellas sennales por mostrarme qual auie a seer el mio fado (41b38)

como si esté precedido por el pronombre átono:

E si quier deuies lo fazer por me mostrar algun poco damor (43b15).

    El relator de admite también las dos sintaxis:

    […] e puso en so corazón dirse daquella tierra e numqua tornar y mas (39a45, y, con los mismos verbos regidor y regido, en 40a3).

    Eneas, pues que as tamanno sabor de me matar (42a51, y, con los mismos verbos regidor y regido, en 42b2).

    La misma doble sintaxis se observa después de un simple coordinante no negativo:

[…] dexa me querer bien a las ondas que te destoruan, e gradecelles la tu ficada (40b22).

    […] ca en esta sazon nos deurie meter ninguno sobre mar, sino omne desesperado que quisiesse yr morir o se perder (43b14).

    En tales condiciones, no es muy fácil descubrir unas tendencias que favorecieran una de las dos construcciones. Pero no deja de ser obvio que, ya que hay elección posible, la anteposición o la posposición del pronombre no son indiferentes.

    Si se comparan los dos ejemplos de por + infinitivo —sin negación—, es comprensible que Dido propenda menos a ponerse en evidencia cuando habla de sí misma con relación a otras personas sin intención particular, sin antagonismo alguno —como es el caso en 41b38 con enclisis del me—, que cuando interpela directamente a Eneas para censurar su comportamiento con respecto a ella —en 43b15 donde el me es proclítico—.

    La misma apóstrofe, la misma dramatización, suscitan todavía la proclisis en:

    Eneas, pues que as tamanno sabor de me matar Àpor que no me meties en mano de Jarba, rey de los getulos, que me matarie muy de grado, por que dexe a el e tome a ti; o en las manos de mi hermano Pigmalion, rey de Tiro, que aurie otrossi muy grand sabor de me matar por que sali de la tierra sin so grado (42a51 y 42b2).

    Si también hay interpelación directa a Eneas en 40a3:

Eneas, yo se que as puesto dirte en todas guisas e numqua tornar aca,

no es para marcar una oposición, sino sencillamente para expresar una convicción que es de la misma tonalidad que lo que acaba de contar poco antes el cronista (en 39a45).

    Queda pendiente la cuestión a la que tratamos ya de contestar: ¿cómo explicar esa movilidad del pronombre átono con respecto al infinitivo? Nos parece que se debe a la índole de esta forma, a su dualidad interna. El infinitivo resulta de un caminar hacia la pura idea verbal, librada de toda imputación particular; lleva en sí esta tensión, por lo tanto es a la vez verbo ya que es capaz de ejercer una función predicativa para con un soporte cualquiera, y sustantivo puesto que evoca una entidad global. Cuanto más se comporta como sustantivo, más domina la impresión de algo entero, autónomo: entonces es previsible la enclisis de los pronombres átonos en un complejo verbal que queda encerrado en sí mismo. Si al contrario el complejo verbal con infinitivo esté más vinculado con el resto del enunciado, si se abre más, si es más dependiente, entonces la proclisis se hace posible.

    Volvamos a nuestro corpus de 17 complejos verbales con infinitivo y pronombre(s) átono(s): 5 de ellos se insertan directamente o por coordinación para desempeñar un papel de sujeto (poderse deffender en 42a42 y, con negación, se poder deffender en 42a43) o de objeto directo (fazella 39b8, gradecelles 40b22, se perder 43b14): la enclisis es mayoritaria.

    En cuanto a los otros 12, están sometidos a una subordinación (por mediación de una preposición y de un por que), su integración está predeterminada; observamos que se reparten en dos grupos iguales: 6 con enclisis, 6 con proclisis de los pronombres átonos y que en cada uno de estos casos de proclisis —quitando una sola intervención de una negación—, hemos creído descubrir una intención expresiva para suscitar la proclisis que autoriza la presencia anterior del subordinante.

 

    En el fragmento B (cap. 193-205, págs. 144-151) las combinaciones del infinitivo con pronombres átonos son 14, todavía repartidas casi igualmente entre 6 con enclisis y 8 con proclisis. De limitarnos a esta muestra, el criterio de distinción entre las dos construcciones sería sencillo y claro: una preposición en la precedencia del infinitivo provoca la proclisis del pronombre átono; en cambio, la enclisis se impone cuando el complejo verbal con infinitivo desempeña libremente un papel de sustantivo por su función, que sea sujeto (dalles en 154b43) u objeto directo (yr los subiendo 145b46, non dargelas 145b48, traellos 148b7, provalles 148b8). La única restricción a este comportamiento es el œltimo caso de enclisis:

    […] et esto otorga por fazer plazer a los que estan en yerro et metellos en mayor de lo que ante eran (150b13).

    Aquí el infinitivo depende en realidad del por de la oración anterior que, si se hubiera repetido, habría autorizado la proclisis.

    En cuanto a las 8 proclisis después de una preposición, la ausencia de casos de enclisis en las mismas condiciones no permite afirmar con certeza que responden a una voluntad deliberada del emisor de valorizar, anteponiéndolo, al pronombre clítico. Aunque no faltaran argumentos para defender tal tesis, ya que el complejo verbal aparece:

    – Después de una ponderación intensiva:

[…] muy grand flotas (144a19).

[…]que no ouiesse ninguno poder de matar el cristiano sin lo acusar dalgun mal (148a51).

    – O en el desarrollo de una oposición:

    […] et fue omne muy sabio en griego et en latin, et no tan solamientre en lo fablar , mas en todas las artes que en estas dos lenguas son (145b18).

[…] mas que ayan siempre razon de los onrar por ello (145b53).

O después de la exclamación ¿cuemo? (146a38).

    – O en una inversión expresiva:

[…] de les fazer ninguno mal, esto no suffrire yo en ninguna guisa (148b11).

    – O dentro de una isotopía semántica en la que el significado de una palabra del primer término (vanagloria) pudo influir en la disposición de los elementos del segundo:

    Pagauasse muy poco de la uanagloria daqueste mundo, ni de se mostrar por ufanero cuemo los otros emperadores fazien (149b35).

    En este texto B, el único gerundio con complemento pronominal:

    E demas pidiol mercet el senado, coniurando lo muy fuerte, que llamasse Cesar Augusto a un fijo que auie (145b34)

    no contradice las observaciones hechas a propósito de A.

    La muestra C (cap. 654-657, págs. 373-377) tampoco nos trae alguna novedad sobre el comportamiento del gerundio y de los pronombres átonos que lo acompañan.

    La negación, una vez más, provoca la proclisis:

    En este anno otrossi los de Cordoua, non se membrando del bien que les fiziera Almondar (377b24).

    La ruptura de construcción que constituye la aparición del gerundio está siempre presente, ya sea muy claramente como en:

    Los de la uilla [...], ouieron grand miedo dell et uinieronsele meter en las manos, prometiendol et jurandol que nunqua dalli adelante se le alçarien (377a17 y 18)

o a modo de inciso para introducir un discurso directo:

Alli se razono otrossi el rey respondiendol: (375a11, y también 374a4).

    Los 8 infinitivos con complemento pronominal tienen algo en comœn: todos están precedidos de un subordinante (7 preposiciones y un que) [7], pero 6 [8] admiten la enclisis contra 2 sólo para la proclisis.

    Esta libertad de posición del pronombre la ilustra perfectamente el enunciado con doble sintaxis que pone en juego el mismo verbo regidor, el mismo relator y el mismo pronombre:

    […] condes, digouos que fizo muy bien Bernaldo en uos soltar et en enuiaruos pora mi (374a13).

    Es el rey quien habla y, aun con grand sanna, decide empezar marcando alguna consideraci—n para con los condes —proclisis del uos— para pasar luego a un tratamiento más neutro [9].

    Las contingencias de la selección nos proporcionan en el fragmento D (cap. 1089-1105, págs. 754-759) una cosecha más abundante: 24 combinaciones de un pronombre átono con un gerundio y 17 con el infinitivo.

    Entre estas últimas, domina ampliamente la proclisis: 14 casos de los 17, y siempre después de una preposición. Con tal preponderancia es difícil admitir en todas partes una intención expresiva. Si otros experimentos en esta cuarta etapa de la crónica confirmaran este claro predominio, habría que atribuirlo a una evolución con respecto a las otras tres partes.

    Entre los 3 casos de enclisis, uno permite la confrontación con un ejemplo de proclisis, ya que los dos implican el mismo subordinante, el mismo infinitivo y un cotexto inmediato bastante semejante:

    Los moros [...] touieron que era moro, et mouieron luego sus zabras adelante, veniendo contra el a mas poder por accorrerle (757a10).

    [Don Alfonso] [...] metiose en las barcas a grant priesa, et paso alla por los acorrer (759a49).

    En los dos enunciados una fórmula intensiva parecida (a mas poder para el primero, a grant priesa para el segundo) precede a la oración de infinitivo. ¿Será preciso buscar todavía más atrás la motivación de la situación del clítico, en la impersonalidad de un supuesto moro frente a la importancia des ricos omnes?

    En cuanto a los otros dos infinitivos (758a7, 759a20), lo que los distingue es justamente el no estar precedidos directamente por una preposición, aunque, para el segundo, no deje de sobreentenderse un de :

Et los moros boluieron espaldas et començaronse de boluer et de vençer et yrsse.

    En los 24 complejos verbales con gerundio, una vez más, se manifiesta a todas luces la clara dominación de la construcción enclítica: sólo tres se libran de ella, y entre estos tres, en dos ocasiones, la anteposición del pronombre átono se debe a la presencia de la negación; por ejemplo:

    Et yendo los cristianos commo solien contra los moros do estauan, non se catando de la çelada, los moros souieron prestos alli (755b51; y también 756b47).

    Queda el œnico pasaje de todo nuestro corpus en que hay proclisis del pronombre ante un gerundio sin influencia de una negación cualquiera:

    Los moros fueron saliendo de la uilla grant poder contra la parte de la çelada do el real del infante estaua; et fueron veniendo los de la çelada, que se cuytaran a salir muy mas ante que non deuieran. Pero fueronlos ferir, los moros se les acogiendo, los cristianos siguiendolos et matando, de guisa que fezieron en ellos grant danno et morieron dellos muchos; et seguieronlos de tal guisa fasta que los metieron por las puertas de la uilla. (758b32).

    Esa ordenación insólita de la primera oración de gerundio merece alguna consideración; suscita varias observaciones:

    a) En primer lugar, la nota al pie de la página nos informa de que la oración incriminada no figura en ciertas versiones de los siglos XIV y XV, especialmente en uno de los manuscritos más antiguos, E; lo que será muy difícil de establecer es si fue añadida a una versión antigua o suprimida en un manuscrito posterior.

    b) Si se borra esta oración, el resultado: «Pero fueronlos ferir los cristianos siguiendolos et matando [...]» no ofrece gran dificultad a la comprensión puesto que el sujeto único de los verbos fueronlos ferir, siguiendo, matando, fezieron, seguieron y metieron viene a ser el que obraba en el período anterior: los de la çelada. En cuanto al pronombre los (y después ellos ), en el cotexto en que interviene no puede sino remitir a las palabras los moros que es preciso buscar bastante lejos, al principio del enunciado precedente. El pero adquiriría entonces un valor poco adversativo.

    c) Esta relativa imprecisión —¿involuntaria o consciente?— sobre los actantes del comienzo del período pudo incitar —trátese de la redacción original o de una adición— a aclarar el texto gracias a dos oraciones de la misma estructura: un soporte y el gerundio parentético que se le asigna, lo cual debe acarrear una pausa, aun breve, después de este soporte. Si esa pausa, móvil de la enclisis del pronombre átono, la hallamos a propósito de los cristianos, en cambio se encuentra anulada por la proclisis del pronombre ante acogiendo; hay aquí una voluntad de no aislar a los moros, el propósito de unirlos a sus enemigos para explicar mejor su propio comportamiento. La sintaxis usual de la oración de gerundio con soporte externo resulta algo trastornada.

    No ocurre nada semejante si el verbo no se presta a ello:

    […] et los moros que venieron commo lo auien vsado, los de la çelada salieron et fueronlos ferir; et los moros fuyendo et los otros seguiendolos et feriendo, leuaronlos asy fasta que fueron en poder de los suyos (755b37)

o si el cronista se atiene a la sintaxis corriente:

    […] et mataron y moros pieça dellos, et en tomandolos, et dellos en derribandose en el agua, et algunos que y troxieron presos (756b7).

    Finalmente, para las formas verbales no personales [10], los factores que favorecen la enclisis o la proclisis de los pronombres átonos no son muy diferentes de los que actúan con las formas personales: la enclisis acompaña un corte, una pausa, la independencia; la proclisis concurre al enlace, a la relación con lo que precede.

    Como hicimos para las formas personales, vamos a reunir en un solo cuadro los datos referentes a las formas verbales no personales:

 

Enclisis

 

Proclisis

 

 
 

Gerundio

Infinitivo

Gerundio

 

 

 

 

 

 

Total

A 6 9 8 0 23

B

1

6

8

0

15

C

5

6

2

1

14

D

21

3

14

3

41

 

Total

 

33

 

24

 

32

 

4

 

93

    A pesar de la modicidad de ciertos nœmeros de este cuadro, se imponen unas conclusiones:

    – El claro y constante predominio de la enclisis con el gerundio: 33 contra 4, y, entre estos cuatro, tres se deben a la presencia de una negación.

    – Aunque la proclisis domina con el infinitivo, el balance es más nivelado: 32-24, es decir cuatro proclisis por tres enclisis; esta relativa libertad tendrá algo que ver con el comportamiento a la vez verbal y sustantivo del infinitivo.

    – Las poblaciones demasiado reducidas impiden descubrir, del texto A al texto D, una verdadera evolución en la posición de los clíticos con respecto al infinitivo; sin embargo, las disparidades observadas podrían corroborrar una diferencia de escritura, y el fragmento D bien parece revelar una tendencia a la progresión de la proclisis, sobre todo, como lo muestra el análisis detallado, en la subsecuencia de una preposición [11].

    Esta prudencia en la evaluación de los resultados de nuestros sondeos ilustra la imperiosa necesidad de emprender indagaciones más amplias, en la Primera Crónica general por cierto pero también en muchos otros documentos. No existe otra vía para medir y conocer mejor los fenómenos en su funcionamiento y en su historia.

 

NOTAS

[1] Cf. J. Schmidely, «Proclise et enclise dans la Primera Crónica general» (Congrès international «La variation linguistique et textuelle», en l’honneur de Jean Roudil), Cahiers de linguistique hispanique mediévale, 21, París, 1996-1997, págs. 261-272; «Ante- y posposición de los pronombres personales átonos en la Primera Crónica general», IVº Congreso internacional de la lengua española», La Rioja, 1997, actas en prensa.

[2] Para más detalles sobre estas características, se puede consultar J. Schmidely, La personne grammaticale et la langue espagnole, Publications de l’Université de Rouen, 1983.

[3] Las referencias indican la página, la primera (a) o la segunda (b) columna y el número de la línea en que figura el pronombre clítico.

[4] Cf. J. Schmidely, «Proclise et enclise...».

[5] Cf. J. Schmidely, La personne grammaticale..., § 4.3.2.3.

[6] Cf. «E demas no as por que me querer mal quando lo bien catares» (43a28).

[7] Cf. «Et tan grand era el miedo et ell espanto que dell auien las yentes, que non sabien que se fazer ant el» (375b44).

[8] Las referencias de los 5 ejemplos que no reproduzco son: 373b7, 373b7, 374b3, 375a39 y 376a35.

[9] La misma deferencia para con los condes, esta vez de parte de Bernaldo, nos parece ser el motivo de la anteposición del pronombre átono con respecto al pronombre tónico, unas líneas más arriba: «[…] cuendes, pues que uos yo suelto et uos enuio, ruegouos que digades al rey que me de mio padre» (374a5).

[10] Si no hemos aludido aquí al participio, es porque no lo hemos hallado combinado con un pronombre átono en nuestras cuatro muestras. Sin embargo no deja de aparecer en otras partes del texto, por ejemplo: «[…] pues Orias et essos moros onrrados [...] ouieron fablado con el rey Fernando, et uistose con el, pasaron veer los de la otra parte» (766b11). No extrañará esta enclisis ya que el participio viene después de una pausa marcada por el coordinante et.

[11] Sin olvidar nunca las limitaciones de todo muestreo en general y en nuestro caso lo reducido de ciertas poblaciones observadas, se puede considerar el detalle de los datos relativos al infinitivo al tener en cuenta la presencia o la ausencia de un subordinante en la anterioridad del complejo verbal:

 

Enclisis

Proclisis

 

Sin Sub.

Con Sub.

Sin Sub.

Con Sub.

A

3

6

2

6

B

6

0

0

8

C

0

6

0

2

D

2

1

0

14

 

Total

 

11

 

13

 

2

 

30

    Resulta que, de manera general (94% de los casos), la proclisis está vinculada con la presencia de un subordinante; en cada subgrupo, los porcentajes son de 75% para A y 100% para B, C, D. Pero no hay reciprocidad: la presencia de un subordinante no provoca obligatoriamente la proclisis, ya que, al fin y al cabo, hay casi equilibrio entre enclisis después de subordinante y enclisis sin subordinante.