La rima en las artes predicatorias del siglo XIV

Antonio Rojas Rodríguez

Universidad de Málaga

 

    Durante el siglo XIII, al calor de la escolástica, nacieron en las universidades europeas las artes predicatorias de raigambre temática con el propósito de dotar a los predicadores y teólogos de un sistema de reglas fijas y simples para exponer la Palabra por medio del sermón. Estas artes son denominadas temáticas por la única razón de que basan el sermón en un thema, que era normalmente una cita del Nuevo Testamento y, con menor frecuencia, del Antiguo. El núcleo de un sermón temático eran dos, el propio thema y la divisio del mismo. La divisio consistía en dividir el thema en miembros predicables a partir de los cuales se pudieran extraer una información moral-religiosa. En el siglo XIV, que continuó la misma estructura que el anterior, se fijó este procedimiento y se le dotó de una nomenclatura específica, de manera que en este siglo a esa información moral-religiosa se le denominó connotatio. Por tanto, asistimos no a un cambio en la concepción respecto al siglo XIII, sino a un proceso de precisión y cristalización de la nueva forma de predicar. Ahora bien, sí resulta novedosa en el siglo XIV la inclusión en este proceso de división-connotación de un elemento de adorno; nos referimos a la rima, que se convertiría para muchos autores en algo consustancial a la división y a la connotación. Es éste, pues, el asunto que ha motivado nuestra comunicación y que vamos a analizar a través de ocho tratadistas distintos del siglo XIV: Roberto de Basevorn [1], Ranulfo Higden [2], Thomas Waleys [3], Astacio [4], Juan de Chalons [5], Tomás de Tuderto [6], Jaime de Fusiñano [7] y Francisco Eximenis [8].

    Aunque, como es natural, cada autor tome una postura o punto de vista distinto respecto a la rima, en el análisis atento de los mismos nos hemos percatado de que existen tres posturas en las que se podrían agrupar a estos autores. La primera postura a la que nos referimos es la adoptada por Roberto de Basevorn, Ranulfo Higden y Tomás de Tuderto.

    En primer lugar, Roberto de Basevorn nos va a hablar de un determinado adorno retórico consistente en la terminación de las sílabas, rimen éstas o no. El adorno implica simplemente que se den terminaciones iguales y estas terminaciones pueden afectar a una sílaba, a dos o a más de dos, sin que en ningún momento se hable de rima [9]. A continuación, el tratadista nos ofrece los siguientes ejemplos: statum, actum, modum / exhibere, exercere, tenere. Aunque la rima no se busque en los ejemplos, sin embargo es evidente que aparece por sí sola de un modo u otro. En definitiva, este tratadista nos describe un adorno consistente en finales de sílabas en los que no es necesaria la rima, pero sí surge.

    Respecto a Ranulfo Higden, únicamente es posible decir que en el apartado de los adornos, como en muchos otros de su obra, imita casi palabra por palabra a Roberto de Basevorn. De este modo este autor coincide en la misma concepción que Roberto de Basevorn. Así pues, tan sólo comentaremos que Ranulfo Higden tampoco hablará de rima, sino de terminación de sílabas, con los mismos ejemplos que Roberto de Basevorn.

    Tomás de Tuderto, en su obra Ars sermocinandi ac etiam collationes faciendi, dedica todo un capítulo a la rima [10]. El mencionado capítulo se nos ofrece como un pequeño tratado de rima en que se tocan todos los aspectos técnicos de la misma. Así, habla del número de sílabas de que puede constar la rima (de una a dos) [11], de la obligatoriedad de que las vocales sean iguales en la rima [12] y de la posibilidad de sustituir una palabra de tres sílabas por dos que sumen este mismo número de sílabas [13]. Tras estas reglas generales muestra en su obra doce géneros de rimas, que no son otra cosa que doce esquemas métricos, clasificados según el número de sílabas [14]. Así pues, lo que en realidad nos presenta Tomás de Tuderto es un compendio de los rudimentos técnicos de la rima.

    En este primer grupo, observamos que la rima se trata únicamente en su aspecto más técnico: número de sílabas, esquemas métricos, etc. En el siguiente grupo, constituido por Thomas Waleys, Astacio y Juan de Chalons, se supera aquella etapa de rudimentos y reglas hasta llegar a un análisis más profundo de la rima, ya que no se la considera en sí misma, sino que se van a estudiar las connotaciones rimadas.

    En la Forma praedicandi de Thomas Waleys topamos con esta nueva visión. Thomas Waleys no habla de la rima y sus rudimentos, sino que va a tratar las connotaciones rimadas. Teniendo en cuenta lo anteriormente dicho, se puede entender la siguiente afirmación: Volentibus rhythmis uti et multos sermones comoponere valde expedit multas summas verborum colligere quae simili modo terminentur, et eas habere in scriptis semper in promptu, ut ad eas possit recurrere quando volunt [15]. Se refiere el tratadista a la confección de un compendio de connotaciones rimadas, con el fin de que los predicadores las tengan siempre a mano en los momentos precisos. Deja, por tanto, a un lado toda explicación técnica de la rima y se dedica a dar un consejo práctico sobre la misma. La idea que se perfila consiste en un catálogo personal en que el predicador vaya anotando por orden alfabético las connotaciones rimadas, de manera que cuando tenga dificultad en encontrarlas pueda recurrir a ellas. El orden alfabético del que habla Thomas Waleys se centra en la penúltima sílaba, de manera que las primeras rimas deben tener en su penúltima sílaba una a y avanzar en orden de este modo [16].

    Aquella idea de la confección de un catálogo de rimas es la que parece haber seguido Astacio en su Ars praedicandi; pues, en el capítulo séptimo de la misma arte tropezamos con un largo repertorio de connotaciones rimadas, a las que él denomina combinaciones. Este nombre se justifica por el hecho de que Astacio en sus combinaciones pretende abarcar tres campos distintos: primero, las combinaciones entre adjetivos, sustantivos, adverbios y verbos que se pueden dar en las connotaciones; segundo, la semántica y el sentido que debe predominar en estas combinaciones; y, por último, las terminaciones de esos sustantivos, adjetivos, adverbios y verbos. Esta triple faceta la justifica afirmando categóricamente que las Sagradas Escrituras necesitan de la gramática, de la dialéctica y de la retórica para exponerse adecuamente [17]. Tras esta afirmación comienza el capítulo propiamente dicho que está dividido en tres partes: las connotaciones en que se combinan adjetivos con sustantivos; aquellas en que se combinan sustantivos entre sí; y las que presentan las combinaciones de adverbios con formas verbales. Analicemos la parte, por ejemplo, dedicada a la combinaciones entre adjetivos y sustantivos. Esta parte está organizada según la terminación de los adjetivos: primero los adjetivos acabados en -osus [18], segundo los acabados en -is [19], tercero los terminados en -bilis [20], cuarto los acabados en -icus [21], quinto los terminados en -alis [22] y sexto los acabados en -ax [23]. A su vez a cada adjetivo le acompaña un número determinado de sustantivos que depende de la semasia del mismo adjetivo. Los mencionados sustantivos están sometidos a un orden muy preciso y que se repite en todo el capítulo [24]. Vemos, pues, que Astacio se propone proporcionar al predicador un repertorio de connotaciones rimadas en el que se cubran todas sus necesidades, mientras que Thomas Waleys aconseja esta confección, pero de una complejidad mucho menor.

    Otro autor que se concentra en las connotaciones rimadas más que en la rima misma es Juan de Chalons en su obra Ars brevis et clara ad faciendum sermones secundum formam sillogisticam. Este tratadista dedica un apartado no a la rima, sino a las connotaciones rimadas. Como Astacio, Juan de Chalons juega, primero, con las combinaciones de sustativos con adjetivos que están determinados por esos mismos sustantivos [25]; segundo, añadiendo al grupo anterior un adverbio que determine al adjetivo [26]; y tercero, con la añadidura de adjetivos que no sean determinados por el sustantivo, sino que determinen a éste [27]; cuarto, incorporando a la connotación un verbo por el que también se pueda efectuar la rima [28]. Así pues, Juan de Chalons orienta su capítulo hacia las connotaciones rimadas, pero no por medio de repertorios, como Thomas Waleys y Astacio, sino por medio de reglas prácticas extensibles a todos los casos.

    La última actitud frente a la rima que vamos a analizar es la que personifican Jaime de Fusiñano y Francisco Eiximenis. Pues, estos dos tratadistas del siglo xiv se caracterizan, en lo que toca a la rima, por una total indiferencia ante ella, aunque con dos grados. Jaime de Fusiñano en su obra Libellus artis predicatorie dedica apenas una referencia accidental a la rima, explicando sumariamente que los predicadores de su época solían rimar los miembros de la división [29]. Esta referencia mínima desvela el escaso interés que por este adorno tenía el tratadista. Por su parte, Francisco Eiximenis dedica un párrafo igual de exiguo que el autor anterior, pero con la salvedad de que éste se muestra abiertamente en contra de la rima [30], hasta tal punto que sólo aconseja el recurso de la misma para ayudar al auditorio a memorizar la información de las connotaciones.

    En conclusión, tenemos tres puntos de vista distintos respecto a la rima en el siglo XIV. En primer lugar, Roberto de Basevorn, Ranulfo Higden y Tomás de Tuderto nos proporcionan los rudimentos técnicos de la rima. En segundo lugar, Thomas Waleys, Astacio y Juan de Chalons se centran más bien en las connotaciones rimadas, obviando las reglas de la misma rima, de manera que su punto de vista resulta mucho más práctico que el de los anteriores. Por último, Jaime de Fusiñano y Francisco Eiximenis se muestran indiferentes o en contra del adorno de la rima. Estas tres posturas son las que hemos extraído de la lectura y análisis de estas ochos artes que creemos representativas del siglo XIV en cuanto a tratados temáticos se refiere.

 

NOTAS:

[1] Th. M. Charland, Artes praedicandi, París / Otawa, 1936, págs. 233- 323.

[2] M. Jennings, The Ars componendi sermones of Ranulf Higden OSB, E. J. Brill, New York, 1991.

[3] Th. M. Charland, op. cit., págs. 325-404.

[4] A. Rojas Rodríguez, Tesis doctoral: estudio y edición del arte predicatoria de Astacio, págs. 363-452.

[5] A. Alberte González, Corpus de artes predicatorias, (en prensa) págs. 131-158.

[6] A.   Alberte González, loc. cit. , págs. 238-261.

[7] A. Alberte González, loc. cit. , págs. 219-238.

[8] P. Martí de Barcelona, «L’Ars Praedicandi de Francesc Eiximenis» en Homenatge a Antoni Rubió i Lluch. Miscellània d’estudis literaris, històrics i lngüístics, Barcelona, 1936, págs. 301-340.

[9] Th. M. Charland, op. cit., pág.  321: Uno modo vocatur coloratio consimilis terminatio dictionum, quod aliquando fit secundum unam syllabam tantum, aliquando secundum duas in duabus vel tribus particulis, aliquando secundum plures, ut tres vel quattuor.

[10] A. Alberte González, op. cit., pág. 258: Sequitur septima et ultima, particula que versatur circa rithmorum formationem.

[11] A. Alberte González, loc. cit.,

[12] A. Alberte González, loc. cit.,

[13] A. Alberte González, loc. cit.,

[14] A. Alberte González, loc. cit., págs. 259-261.

[15] Th. M. Charland, op. cit.   pág. 374.

[16] Th. M. Charland,  loc. cit. , págs.  374-375: In colligendum vero dictas summas verborum, principaliter oculum habui ad penultimas dictionum vocales, ut videlicet primo ponerem illas dictiones simili modo terminantes quarum penultima est a, deinde illas quarum penultima est e, et sic secundum ordinem in alphabeto vocalium. Sed, ad alias litteras penultimam vocalem sequentes, oculum habui eo modo quo observatur in Concordantiis.

[17] A. Rojas Rodríguez, Tesis doctoral: estudio y edición del arte predicatoria de Astacio, pág.  394: Sacra Scriptura in divisione thematis et exposicione indiget grammatica propria vocabula adaptando, dyalectica recte dividendo et supra membra divisionis proprie connotando […], rethorica ornate proponendo.

[18] A. Rojas Rodríguez, loc. cit., págs. 398-403.

[19] A. Rojas Rodríguez, loc. cit., págs. 405-407.

[20] A. Rojas Rodríguez, loc. cit., págs. 407-412.

[21] A, Rojas Rodríguez, loc. cit., págs. 412-414.

[22] A. Rojas Rodríguez, loc. cit., págs. 414-418.

[23] A. Rojas Rodríguez, loc. cit., págs. 418-419.

[24] A. Rojas Rodríguez, loc. cit., pág. 397: Primo igitur videndum est de adiectivis terminatis in -osus quomodo combinantur cum substantivis; et primo cum verbalibus in -io desinentibus, cum terminatis in -a, cum terminatis in -as, cum terminatis in -um, in -us, in -or, in -udo,in -ura.

[25] A. Alberte González, Corpus de artes predicatorias, (en prensa) pág. 143: Tunc autem tales termini habebunt eandem terminacionem aut non. Si sic tunc possum rigmum facere et querere tria adiectiva que predictis substantivis determinentur.

[26] A. Alberte González, loc. cit. : Vlterius advertendum quod non solum talia adiectiva possunt determinari per substantiva verum eciam cum hoc per adverbia.

[27] A. Alberte González, loc. cit.: Item ad habendum proposicionem magis incrassatam non solum predicta possunt fieri, verum eciam possent dicta substantiva determinari posterioribus adiectivis.

[28] A. Alberte González, loc. cit., pág. 144: Item nota quod si nullo modo predictorum posset haberi bonus rithmnus, quod bene scio umquam continget, si cum diligencia circa hoc fuerit meditatum, adhuc datur alius modus faciendi terminaciones, videlicet, querendo tria verba quibus adiectiva correspondent in significando vel a quibus dicta verba descendunt.

[29] A. Alberte González, loc. cit., pág. 225: Observant autem circa hoc moderni quod fines membrorum divisionis in consimiles sillabas desinant, puta si dicatur sic: iste sanctus es admirabilis, est venerabilis, est imitabilis et similia.

[30]  P. Martí de Barcelona, op. cit., págs. 337-338:Volens autem utiliter et bene uti divisione thematis, non est necessarium intendere rithmis nisi ex hoc iuuetur memoria.