AMAZONAS: UNA REALIDAD HISTÓRICA PARA LA TRADICIÓN OCCIDENTAL Y LA DEL NUEVO MUNDO, Óscar García Sanz, Madrid (Publicado en Analecta Malacitana, XXI, 2, 1998, págs. 609-622)

 

1. ¿Noticia mitológica o crónica histórica?

    Ésta es la pregunta que podemos formularnos cada vez que se nos refieren las hazañas de estas mujeres guerreras de Asia. Cuando acudimos a los autores antiguos deducimos que para los griegos suponían un hecho experiencial e incontestable de tipo humano, no figurando ni entre los semidioses ni entre los héroes heládicos. No se trata, pues, de un hecho ni mítico ni alegórico sino de algo con un fundamento real. Es cierto, por otra parte, que estas Amazonas aparecen marcadas con un doble signo de oposición: lo femenino frente al tipo heroico viril y lo bárbaro frente al clasicismo griego. Mas ambos extremos aparecen atemperados en la creación artística por la aparición en su contrario; en ellas aparece una fiereza varonil y su carácter foráneo les añade una nota de exotismo.

    Se las ha venido situando tanto en Asia Menor como en Escitia. Su carácter sacerdotal es puesto en ocasiones en duda, si bien es sabido que rendían culto a Ártemis o Atenea, según las variedades locales de su culto. De hecho la idea de un Amazoneion está presente en Esquilo (Eu. [1] 665), Diodoro (IV, 28) o Plutarco (Thes. 27). Su primer núcleo de establecimiento sería Temiscira, junto al Termodón, en el Ponto Euxino, extendiéndose hasta Éfeso, Cumas, Esmirna, Myrina, Libia (Diodoro III, 52-55), la Península Itálica —según la referencia a Camila en Virgilio Aen. XI—, Pafos y Sínope, a juzgar principalmente por las noticias de Estrabón (XI, XII y XIII).

    Así pues, su existencia real es reconocida por lo general, según afirman también Ferécides (3F 15) o Arriano (An. VII, 13, 2), si bien no falta quien añada elementos fantásticos, como el hecho de que sus caballos echasen fuego [2].

    Si nos atenemos a los testimonios de algunos autores griegos, ellas tienen a gala no admitir entre sí a hombres, a no ser sus vecinos Garganeos y en ceremonias de procreación, celebradas al efecto. Del producto de estas relaciones sólo se aceptaban las criaturas de sexo femenino, que pasaban a la comunidad amazónica.

    Algunas de sus intervenciones bélicas conocidas por nosotros son los siguientes:

    1. En Licia, con motivo de la expulsión que Belerofonte les impone cuando se hallaban junto al rey Ioabato, invadiendo su ciudad [3].

    2. Junto al río Sangario, donde el propio rey Príamo acude en auxilio de los frigios ante la invasión de la Amazonas [4]. En otra ocasión [5] y al mando de su reina Pentesilea, las Amazonas acuden en auxilio del rey citado.

    3. En relación con el rey Aquiles, y pasando a un terreno que ofrece menos verosimilitud, está bien documentada tanto su colaboración bélica [6], procreativa, como es el caso de Hipólito, hijo de Aquiles e Hipólita [7], como su enfrentamiento en una ocasión entre las Amazonas y el espectro del héroe, depositado por Tetis en Leuctra [8].

    4. Por lo que se refiere a los contactos con Hércules, se conoce el episodio de sus luchas con las Amazonas junto a la desembocadura del Termodón, juntamente con Teseo, Peleo o Telamón [9]. El motivo de la contienda era obtener el cinturón que Marte regalara a Hipólita, reina de las Amazonas. Al parecer, ésta aceptó entregárselo como signo de reconocimiento, a cambio de visitar las naves griegas. Pero la insidiosa Juno infunde en sus súbditas el sentimiento de que allí se les va a tender una trampa. Mas las tornas se cambian al creer los griegos que la protección de ésta escondía una emboscada. En la refriega muere Hipólita y su hermana Antíope pasa a ser esclava de Teseo.

    Una variante de lo anterior [10] consiste en que Teseo se lleva a Antíope consigo. Sus compañeras la siguen hasta Ática, a cuyas puertas se entabla batalla singular [11].

    Tras este somerísimo repaso por su Historia, podemos anotar algo sobre su aspecto y costumbres: su vestidura consistía en el típico traje escita con pantalones ajustados, cubiertos por una falda hasta las rodillas, que es parte de una túnica que cubre la cintura, donde se ciñe por un cinturón, del que parten a veces correas que cruzan el pecho. Su color solía ser vistoso y combinado; la cabeza solía cubrirse con el típico gorro frigio o con un casco llamado alopekis, sin penacho; en ocasiones aparece una especie de toca con caída por los hombros; sus armas: flechas, arco y aljaba, y un hacha. El uso del caballo es aleatorio.

    Entre los rasgos más peculiares de sus costumbres están el aborrecimiento del matrimonio, «enemigas de hombres» [12], uniéndose solamente a los escitas a plena luz del día [13] o de noche, emparejándose al azar [14]. Si alguna deseaba formar un hogar debía salir a Tanais, donde, mediante este recurso, se había formado el pueblo de los saurómatas. Diodoro [15] pinta una sociedad en la que, mientras las mujeres laboran y guerrean, los hombres están a cargo del hogar y la prole. Sobre sus recursos de subsistencia se les ha negado el conocimiento de la explotación cerealística, de la pesca y la navegación, haciéndolas devoradoras de carne [16].

    Todo ello contrasta fuertemente con la imagen que los artistas áticos nos han transmitido de las Amazonas, vestidas —o semidesnudas— a la griega, con su clámide abierta por el costado, en un contraste de belleza y fiereza. Sus armas parecen ser ante todo su donaire y el ímpetu de su valentía. De este modo han quedado inmortalizadas las Amazonas en combate con los griegos en la Poikile [17], el templo de Teseo [18], en uno de los lados del trono de Zeus Olímpico [19] y en el opistódomo del mismo templo, con la representación hecha por el propio Alcamenes de Hércules versus Hipólita [20]. También es obligado citar el célebre certamen artístico que se convocó en Éfeso para decorar el templo de Ártemis con una Amazona; si bien la victoria fue para Policleto, se acordó colocar en los flancos las cuatro siguientes: las de Fidias, Crésilas, Fradmón y Cidón [21].

    Mas donde este tema ha encontrado un gran eco ha sido en los sarcófagos. Entre los principales que son los de Viena, Mazara (Sicilia), Salónica (Museo del Louvre) y Crotona, quiero comentar este último por su peculiaridad temática. Representa, en principio, el combate de Baco y las Amazonas frente a Éfeso. En mi opinión, el relato, bien testimoniado por otra parte [22], no es sino una justificación mítica de un encuentro real: el de Alejandro Magno en su periplo conquistador, descrito desde este punto de vista por varios autores [23]. Incluso se cuenta que su reina solicitó unirse a Baco / Alejandro para tener de él un hijo [24] y que hubo entre ellos correspondencia epistolar [25], junto a quienes consideran que las Amazonas eran ya un pueblo extinguido en época del conquistador [26].

    Y por último, sobre la etimología tenemos la teoría del a-mathon (sin pecho), apoyada por algunos autores [27] que cuentan que desde pequeñas se las realizaba una mutilación por caución, a fin de dejar libre el costado para el manejo del arco. Posteriormente se han sucedido otras. Los testimonios son tardíos y no existe paralelo iconográfico alguno. Algunos [28] nos hablan del valor precisamente aumentativo de la alfa inicial o bien de la significación de mathon como luna (cf. obras de Sprengler, Reineggs, Guigniaut-Bergmann, Maury y Preller) en las lenguas Tscherkesse, lo cual podría concordar con el culto de estas Amazonas a divinidades lunares como Ártemis efesia, Ártemis taurópola, Anaïtis o Enyo.

2. Fuentes y comentario

    Si bien el apartado anterior se halla cuajado de citas clásicas, a continuación haremos un recorrido [29] no sólo por sus autores, sino por sus continuadores directos en la tradición clásica medieval y renacentista en Europa y América, estableciendo relaciones entre ellos.

2.1. En Europa

    Si comenzamos por los textos clásicos, Diodoro Sículo [30] me parece el más representativo de todos los citados por su afán recopilador de las diversas opiniones de los antiguos. Por lo tanto —y es comprensible— se hallan en él multitud de errores u omisiones dado el caudal que maneja. En los capítulos XLV a XLVII del libro II y XXVIII del IV puede hallarse casi todo lo que anteriormente hemos señalado referente a las Amazonas.

    Considero necesario referirme también al Pseudo-Calístenes en este momento, por hacer honor a la tradición griega, principal difusora de los datos que hoy manejamos y sobre todo por fijar un antecedente fidedigno a todo lo que será el género epistolar en la Edad Media y, en lo que nos concierne, a la imitación de la Historia de Preliis y de la historia de Alejandro del Rey Sabio, apoyadas ambas —como veremos— en este autor griego. Más adelante ofreceremos los textos en paralelo. Por ahora diremos que nos encontramos sin duda, al leer tanto la carta de presentación de la Amazonas ante Alejandro, como la que éste envía a su madre, ante uno de los testimonios más completos —abigarrados en el contenido y literario en la forma— de la vida de la Antigüedad. Se corresponde a los apartados 25 a 27 de la citada edición de Kroll.

    Si pasamos a la tradición latina —de lengua, pero bárbara de entraña— de los primeros siglos llamados oscuros, nos encontramos con algunas luminarias.

    Por lo que se refiere al galaico Paulo Orosio, escribe ampliamente sobre el tema en los capítulos XV y XVI de sus Historias [31]. Pero consideramos que no aporta nada a su fuente —casi única— Diodoro, al que comenta vagamente, degradándose el producto.

    Isidoro de Sevilla nos merece, en cambio, un respeto mayor por el soporte y rigor académicos de sus trabajos. Su mérito no está en la calidad de las citas y noticias, sino en su comparación y variedad: para él son válidos los testimonios tanto de esos autores de residuo clásico —tan útil a veces cuando se carece de cualquier otro—, como Diodoro, Trogo, Dionisio, Justino, Arriano, etcétera, como los de los clásicos más puros: Heródoto, Polibio, Estrabón, etcétera.

    Fruto de esta erudición son los datos tan curiosos que ofrece sobre el origen y las costumbres casi íntimas de este pueblo. Así dice en Etim. XVIII (cf. IX):

    Entre las Amazonas se convocaba el ejército de mujeres con sistros y por la reina y no con trompetas, como hacen los reyes.

    Todo lo cual revela un espíritu universal al tiempo que explorador de lo pequeño.

    El principal interés que guio tanto a Procopio como a Jordanes fue el de la cuestión sobre la existencia o no de las Amazonas, así como su dependencia o relación con los Godos. Alonso del Real emparenta al primero con una tradición clásica de hacer historia y al segundo con la tradición romántica. En realidad se trata de una división de fuentes, bajo mi punto de vista: mientras los clásicos se sirven de fuentes greco-latinas, y a veces bíblicas, los románticos —no olvidemos que son tan bárbaros como los anteriores— se nutren de fuentes propias.

    En el primero, no deja de sorprender la negativa de algo casi evidente para todo griego:

    Me parece certísima la opinión que afirma que tan viril género de mujeres                                                                     no existió nunca [33].

    De Jordanes nos ha llegado su obra Las cosas de los Getas, donde en los capítulos VII, VIII y IX se interesa por las Amazonas, con gran mezcla de aspectos, de los que sacamos una vaga impresión de las Amazonas como unidad de mujeres «liberadas» y poco más.

    Si hay que dar un paradigma de escritor bárbaro, con documentación bárbara, pero con modos y formación clásicos sería muy acertado proponer a Pablo Diácono. Al decir:

    Cuentan que los longobardos, marchando con su Rey, llegaron a un gran río, les fue impedido el paso por las Amazonas [34].

    Incluye elementos claramente no griegos en sus fuentes. Pero no nos hallamos ante un adaptador banal ni un refundidor de mitologías, sino de un crítico histórico que analiza todo esto como hecho histórico, por encima de las fronteras.

    Resulta claro [a cuantos conocen las antiguas historias] que la nación de las Amazonas había sido destruida mucho antes de que pudiera suceder esto [...]. A menos que, como los lugares en que se cuenta que ocurrió esto no fueron bastante conocidos de los historiadores antiguos, pudiera suceder que, hasta esa época, hubiese allí tal género de viriles mujeres. Pues he oído referir a algunos que hasta hoy mismo existen en las más remotas regiones de Germania [35].

    Y en esta periégesis llegamos al gran Bocaccio, que no podía por menos de haber tocado este tema, si bien no con el detenimiento de una obra propiamente histórica sino estrictamente mitológica como la suya. Así pues, vemos que trata este aspecto supuestamente histórico cuando éste entra en intersección con el mito, como es el caso de Hércules y Belerofonte [36]. Pero a pesar de ser el padre de los Mitógrafos, en este episodio se sirve solamente de Justino [37] y Séneca [38].

    Uno de estos autores que pasa desapercibido en las listas de citas de los autores renacentistas, pero que era el libro de cabecera de muchos de ellos, es Ravisio Textor, quien en su obra Officinae ha dejado un centón de datos con el orden propio de un Manual de la actualidad y el mérito de su cuidada elaboración; es decir, que no se limita a hablar de tal o cual mito, sino que hace una división fundamentalmente temática, tomando sus datos de aquí y allá.

    El tratamiento que hace, por ejemplo de las Amazonas, nos va a dar la razón de su meritoria labor. Antes de pasar a hablar de ellas directamente, abre un apartado de Mujeres guerreras y virtudes femeniles por las que desfilan no sólo las Amazonas Pentesilea —que encabeza la lista— e Hipólita, sino Débora, Helena, Méroe, Candace de Etiopía, Semíramis de Asiria, Zenobia de Palmira, Hipsicratea —mujer de Miltríades—, Ártemisa de Caria, Atalanta de Arcadia, Tomyris de Escitia, Cunabula Camila, Cleopatra, Tyburna de Sagunto, Teucra de Iliria, Balasca de Bohemia, Margarita de Britania, Amalasunta, además de personajes y grupos singulares, como Lesbia o María Pateolana, las Lacenas o las Hasbites. Sea esta prueba no sólo suficiente, sino terminante de la información que este autor pudo llegar a conocer en su tiempo.

    A punto seguido, al hablar propiamente de las Amazonas —consideradas como Escitas—, recoge sus principales hechos recogidos por los clásicos. Por último nos da una pequeña lista de otras mujeres guerreras, que amplía la anterior, junto a sus fuentes correspondientes; allí figuran también Harpalice, Pentesilea, Hipólita y Harpe.

    Por lo que se refiere a los testimonios iconográficos en algunos manuales mitológicos —algunos incluso de tiempo emblemático como el de Alciato— no he podido hallar, sino un mínimo testimonio de Vincenzo Cartari [39] sin correspondencia gráfica. Se enmarca en el relato hercúleo de Hipólita.

    Hercole ammazatto che egli hebbe Hippolita Regina delle Amazzoni, tolse la seure, ch’ella portava, trà l’altre sue arme, & la donó ad Onfale sua, la cuale fui di Lidia, & percio y Ré della Lidia usarono poi di portarla, & come cosa sacra la guardavano.

    Como pórtico a la tradición clásica en España, traemos como introductor a Fray Baltasar de Victoria [40], quien dedica un amplio estudio al tema dentro del capítulo dedicado a Hércules, como ya hemos visto.

    Lo verdaderamente curioso es que en otros manuales, incluido el de Natal Comite, Pérez de Moya y El Tostado (Sobre Eusebio) —que no tocan expresamente este tema— se cita este episodio muy someramente y en un apartado mitológico; el mismo trato recibe Teseo. No sabemos si es correcto interpretar estas carencias como señal de que estos temas eran considerados como algo más propio de etnólogos o historiadores que de mitógrafos.

    Si echamos una ojeada a las citas que arroja, podemos encontrar entre ellas a los más clásicos como Virgilio, Platón, Estrabón, Ovidio, Pausanias, Séneca, etcétera, y a otros más cercanos a él mismo como Natal Comite, Mexiano, Textor, el Comendador griego sobre Juan de Mena, Cartari, etcétera. Tampoco faltan los más esperados como Diodoro, Apolonio, Tzetzes, Q. Curcio, Higinio y los menos como Dictis y Dares, Pomponio Mela, Orosio o Eliano. Sus fuentes parecen ser el propio Textor y los relatos de Paulo Orosio, según indica la crítica interna.

    Fr. Baltasar sostiene el carácter interpretativo que era propio de su tiempo, explicando —por ejemplo— el motivo de ser mujeres solas en el hecho de haber tenido que hacer frente al enemigo una vez viudas, viniendo «desta suerte a perder el miedo a los hombres y cobrar ánimo y gustando de la libertad que gozaban de estar sin maridos» lo cual ya nos resulta cercano a la concepción de la sujeción de la mujer al hombre, ofrecida como lección histórica en aquel período.

    Y de los tratados mitológicos deseo pasar a las relaciones históricas y literarias que se han inspirado en el tema que nos ocupa. De todo ello puede hallarse noticia en el Rey Sabio [41]; quien sin repetirse en sus fuentes de información, se ocupa del asunto en obras históricas, universales —como la General Estoria— o particularmente —Primera Crónica— de tipo narrativo, haciendo de la historia una recreación literaria.

    Por lo que se refiere a la General Estoria (GE), parece estar documentada en obras medievales de ciclo troyano como el Roman de Troie, pues, excepción hecha del fragmento Jueces DXII —que no pasa de ser una síntesis de Diodoro y Orosio—, el resto [42] se centra en el socorro que las Amazonas hacen al Rey Pirro y el llanto de sus súbditas.

    Autores como Alonso del Real [43] admiran la buena «edificación histórica» del Rey. Poniendo como ejemplo la falta de desatino en la simultaneidad siquiera aproximada entre Troya y Moisés o los Çiminos y la época de los Reyes; y por otra parte la distinción de tres amazonismos: el de época hercúlea, de época troyana y de época bárbara, correspondientes con Hércules, Príamo y los Çiminos, de las cuales —según el Rey— sólo la primera sería mitológica.

    Por lo que se refiere a la crónica hispánica, posee menos interés a nuestros efectos, pues viene a tratar [44] de si las Amazonas pudieran haber sido esposas de los godos y en esto es cosa reconocida [45] que no posee otra fuente que el Arzobispo D. Rodrigo, que trataremos en el epígrafe siguiente.

    Y por último sea suficiente como muestra espigar este texto en paralelo de la Historia novelada de Alejandro Magno con la de Preliis [46], ambas emanadas del texto original del Pseudo-Calístenes, anteriormente aludido. Solamente una lectura escogida como ésta nos puede hacer caer en la cuenta de los paralelismos existentes, así como de las técnicas de traducción que se aplicaban en el Scriptorium Regium, haciendo hincapié en las ampliaciones y las variaciones léxicas.

Traducción de Ps Calístenes [47] (25)

    Porque no venimos a haceros daño, sino con intención de ver vuestro país y, a la vez, de beneficiaros, ¡Conservaos bien!

Historia novelada (xlix)

    [...] Onde vos mandamos que catedes parias que convengan a nos que nos debes, si queredes que no vayamos sobre vos nin vos fagamos mal alguno.

Ed. Preliis (82)

    [...] Quapropter precipimus vobis ut persolvatis nobis censum, si vultis ut non veniamus super vos aut aliquid mali faciamus vobis.

    Por lo que toca al Arzobispo D. Rodrigo, mantiene la teoría de que las Amazonas fueron primeramente esposas de guerreros y que, en ausencia de éstos, tuvieron que hacer frente al enemigo, quedando constituidas como belicosas. En su Historia Gothorum elabora una génesis de este pueblo femenino a partir de dos comunidades-campamentos de hombres y mujeres, situados en Escitia y Termodonte. Su mérito fundamental está en haberlo hecho entresacando de los autores que consideramos de segunda línea lo que de importancia secundaria o revelador tienen sus narraciones e imaginaciones.

    Si anteriormente aprendimos del Rey Alfonso algo sobre la técnica de la traducción —o mejor versión, como vimos— con Juan Rodríguez del Padrón nos aparece lo que ha venido a llamarse imitatio. Y en efecto en su obra Bursario [48], que no es sino un émulo de Heroidas de Ovidio, se aprecia un gran servilismo, respetando la intención del autor latino. Utilizando el género epistolar, Madreselva informa a Mauseol del carácter ginecocrático de tal pueblo, regido por una « reyna syn rey, Pantasilea» . También se relata [49] la generación de Hipólito a partir de Hipólita y de Teseo [50], personaje poco tratado en este aspecto de su vida por los renacentistas. Y por último, se resalta el tema de la pasión de amor entre Pentesilea y Héctor [51].

    [...] a los cuales y muy más mayores no dubdes por ty me ovieras offreçido, sy, Breçaida fuese otra Pantasilea, como tú, Troylos, eres otro segundo Etor.

    Este mismo tema resultó aún más productivo para el Marqués de Santillana, el Canciller Íñigo López de Mendoza. De él pudo componer un vasto poema titulado El planto de Pantasilea [52] cargado de erudición. A la hora de indagar sobre sus fuentes, conviene tener en cuenta los libros de su Biblioteca que conocemos: traducciones de la Iliada, el Ciclo troyano de Gnido de Col, la Historia de Preliis, la Eneida, junto a libros de Pompeyo Trogo y Justino. De aquí pensamos que sacaría los datos que tan magistralmente teje. En resumen serían: en el libro iii venganza de la reina Orithia y aspecto de la población de Escitia; en el iv la venganza de Teseo, su victoria sobre Oristeo y la conquista de Siria (también en el V), Frigidia y Lidia; en el XV invocación a Venus, cosa que nos sorprende leer en el Canciller, pues ellas no conocían sino a Ártemis.

    En el caso de Lope de Vega [53] es él mismo quien nos revela en el prólogo de Las mujeres sin hombres sus fuentes de inspiración: Beroso, Diodoro, Arriano, Jenofonte y Virgilio:

    […] yo las hallo en Virgilio y en todos los autores y no sólo en aquellos, sino tan cerca de nuestra edad que en el viaje de Magallanes fueron vistas, si no mienten las relaciones de Sebastián del Cano y de Gonzálo de Oviedo; y aún he oído decir que andan algunas entre nosotros, como son viudas mal acondicionadas, suegras terribles y doncellas insaciables, que todas estas son Amazonas o vienen de ellas.

    El párrafo habla por sí del tratamiento que va a dar a esta obra que los especialistas identifican probablemente con Las Amazonas, si bien no la sacó a la luz hasta 1621. A todos admira la preparación rigurosa que demuestran algunos de sus asertos, cuya fuente indicamos. De ellos destacarían los siguientes:

    1. Carácter guerrero y organizado; vinculación a Ártemis. Quizás tuvo a su alcance la traducción que en sus días hizo López de Aguilar de las Periégesis de Pausanias.

    2. Enamoramiento de Teseo. Extraído de Diodoro.

    3. Visita de Alejandro. Fuentes: Justino, Trogo y los citados por él, Arriano y Jenofonte.

    4. Todo lo que contiene Diodoro y el tal Beroso, posible apócrifo de Juan A. de Viterbo.

    5. Lo que usa de Virgilio es Aen. IX.

    Pero, como buen dramaturgo, tanto el prólogo como la obra que avanzan con gran erudición y cuidado formal, derivan hacia el estrambote cómico que a veces nos hace dudar de la seriedad de todo lo anterior.

    Tras lo dicho, solamente deseo añadir dos palabras a otra de sus obras de tema mitológico como es Las Justas de Tebas y reina de las Amazonas. Posiblemente sea una refundición de sus Amazonas con un cambio de título en La Abderite, que figura en el Catálogo de 1603 y da nombre a la protagonista.

    En cuanto al tono tiene muy poco que ver con la anterior comedia, pues se trata aquí de un drama amoroso con profusión de lamentos y estallido de pasiones. Pensamos que no se marca una diferenciación excesiva entre los mundos cortesano y algo que pudiera saber a salvaje y montaraz, sino que la propia Abderite se ve enrolada en el complejo mundo de relaciones e intrigas cortesanas en las que colabora comportándose como una pieza más del mecanismo, con ademanes educados y galanes.

    Las fuentes presumiblemente son las mismas, sirviéndose en mucho de la erudición de Textor, al citar, por ejemplo, repetidas veces a una de esas mujeres belicosae como es Délbora.

2.2. En América

    Mas há de trescientos siglos que las famosas la asiática y la europea salieron,                                                           dejada Europa, a apoderarse de la Asia las naciones belicosas, de cuyos troncos                                                          y líneas si no ramos son hojas.

    Con estos versos iniciales de Las Amazonas en Indias [55] de Tirso de Molina damos comienzo a este apartado del mismo título, ya anticipado en la referencia de Lope.

    Primeramente conviene establecer lo que podemos entender por tradición clásica en América. Evidentemente no va a tratarse de una producción indígena, sino de la interpretación y uso que los españoles hacen de lo que allí pueden ver directa o indirectamente. De igual modo —con una importancia suprema— la proyección que se hace en el Nuevo Continente de los mitos clásicos como éste, el Dorado o el Vellocino de Oro, al encontrar unas tierras vírgenes que les evocaban ese mundo maravilloso de los griegos, lleno de misterios para sus rastreos intelectuales, carentes de los datos hoy a nuestro alcance.

    La obra de Tirso forma parte de la Trilogía de los Pizarros, impresa por primera vez en 1635. La heroína es Melanipe —recordamos a Lope— que en la obra citada [56] nos relata de modo maravilloso el mito clásico con el indiano.

    ¡Oh gran Pizarro! no ignoras

que ocuparon sus laureles

tantos reinos como historias!

    En efecto, no faltan en ellas los datos sobre Escitia, las conquistas de Asia y Armenia, su carácter guerrero e indumentaria; los nombres de Lampidria, Martesia, Pentesilea, Melanipe; los encuentros con Hércules, Aquiles, Teseo y —sin hacer caso de Diodoro III, 52 sobre su ignorancia de la navegación— es Tirso quien hace decir a Melanipe que «al elemento de sal una Armada arrojan», llegando hasta tierra americana y estableciéndose allí junto al Gran Río, convertido en el Termodonte indio. Y es el propio Pizarro el que tiene que hacer el papel de Teseo o Héctor, convirtiéndose en el amado de la amazona, que así lo requiere:

    Admíteme por tu esposa;

derogaránse mis Leyes,

juzgaránse venturosas

a tus pies estas provincias;

diamantes que al sol se opongan

te rendirán estos cerros,

perlas el mar de tus conchas;

a montes la plata pura,

el oro a cargas que brotan

esos ríos, esas fuentes,

esmeraldas, plumas, aromas...

Y un alma nunca rendida,

que dueño te reconozca.

    Pero además de las fuentes clásicas, nuestro autor tuvo que consultar otras de tipo histórico, que vamos a referir a continuación sucintamente.

    La más cercana a su tiempo es la de López de Velasco, Geografía y descripción universal de las Indias [57] que va de 1571 a 1574. La clave de la obra está en declarar sencillamente que «le parecieron Amazonas» las mujeres guerreras que vio.

    Esto pudiera revelar que los conquistadores estarían instruidos en la Mitología Clásica, de modo que todo lo que para ellos era nuevo a la vista debía quedar, por así decir, encuadrado en lo ya conocido de la tradición grecolatina.

    Por falta de datos no sabemos si mucho de esto se pudo entrever en el diálogo interrogatorio que Orellana mantiene con el indio en la narración de Gonzalo Fernández de Oviedo en El descubrimiento del río Amazonas [58]:

     El Capitán (Orellana) le preguntó qué mujeres eran aquellas que habían venido a les ayudar y darnos guerra: el indio le respondió que eran unas mujeres que residían la tierra adentro siete jornadas de la costa... El Capitán le preguntó si estas mujeres eran casadas: el indio dijo que no. El Capitán le preguntó si estas mujeres parían: el indio dijo que sí [...] y que participan con indios en tiempos; y cuando les viene aquella gana, juntan mucha copia de gente de guerra y van a dar guerra á un muy gran señor que reside y tiene su tierra junto á la de estas mujeres, y por fuerza los traen a sus tierras.

    Parece como si fuera anotando sucesivamente los rasgos de estas belicosas mujeres para acabar por llamarlas solemnemente Amazonas. Mas, en ningún caso —según mi conocimiento—, ha existido la transposición contraria, de caracteres indios a Amazonas griegas, con lo que supone encontrar un pueblo en todo semejante al legado recibido por los historiadores, aun vivo y existente. Hubiera sido, de otro modo una fácil tentación reponer las lagunas que teníamos con respecto a las griegas con estas noticias recientes y comprobables; al modo como se reconstruye una figura de Arte Clásico a base de sus copias.

    Pero, además de los relatos de los indios, para los que ellas eran también algo pavoroso, hay que decir que los españoles no se acercaron lo suficiente para comprobar si allí se estaba dando un tipo de amazonismo [59] réplica del griego —con sus notas básicas de ginecocracia, belicosidad y matriarcado— o no. Las dificultades técnicas unidas a una mentalidad menos taxonómica que la nuestra, pudieron propiciarlo, si tenemos en cuenta que:

    [...] el que hubiese de bajar a las tierras de estas mujeres había de ir                                                                        muchacho y volver viejo.

    Del lado de los prudentes se pone el mismo autor en su citada Historia General y Natural de las Indias, no sabemos si con el propósito de hacer una «General Historia» al estilo del Rey Sabio referida a América.

    Hay rasgos de escepticismo sorprendentes para su tiempo y que revelan una aguda mentalidad crítica, cuando dice:

    Más al Mediodía está el Matinino, la cual han querido algunos decir que era poblada por Amazonas y se ha averiguado después que todo es falso (II, c.VIII) [...] tuvieron nuevas de una población de mujeres y las empezaron a llamar amazonas (Id.).

    Me quise informar del mismo Nuño de Guzmán de esas mujeres; es buen caballero y se le debe dar crédito; me dijo que es burla, que no son amazonas. De la noticia que se hobo de ciertas mujeres que gobiernan e señorean un estado grande sin hombres, a las cuales los españoles llaman impropiamente Amazonas (II, c. XXIX).

    La cual descripción se une a los rasgos que se describen de belicosidad:

    Una india tomó por los genitales a un Bachiller llamado Herrera e si acaso no pasaban otros cristianos que lo socorrieran, la india lo matara (libro XVII, c. XXIV, vol. II, pág. 161). Esta invención destas barras de oro para levantar las tetas es primor y usanza de las mujeres principales del Golfo de Urabá, las cuales van a la batalla… (libro XXIX, c. XXXVI, vol. III, pág. 313).

    De todo lo cual podemos atisbar un sentido crítico de la Historia y la Mitología propios de un Renacimiento exportado también a Nueva España, que amplía todo el acerbo cultural del Occidente greco-latino, dilatando la tradición clásica.

 

NOTAS

[1] Las citas latinas y griegas se regirán por la abreviaturas y —de no indicarse otra cosa— ediciones referidas en Thesaurus Linguae Latinae, Index. Teubner, Leipzig, 1990, y Diccionario Griego Español, I, Inst. A. de Nebrija, CSIC, Madrid, 1989, respectivamente.

[2] Scholia Graeca in Homeri Iliadem (Sch. Vetera), W. de Gruyter, Berlín, 1974, III, 198.

[3] Hom., Il. VI, 186; Píndaro, O. 13, 86; L. Bachmann, Lycophrom’s Alexandra, Heinrich, Leipzig, 1830, pág. 17.

[4] Hom., Il. II, 814 y III, 189, cit. por Diodoro III, 55.

[5] Quintiliano, I, 669; Higino, Fab. 112; Quinto de Esmirna, I, 245-292; Apolodoro, Epit. V, 1.

[6] Tzetzes, Posth. init. Dictys Cret. 4, 2; Filóstrato, Her. XX, 479.

[7] Ovidio, Met. XV, 552.

[8] Filóstrato, Her. 19, 20.

[9] Diodoro, IV, 16, 1-4; Eurípides, Heracl. 408-410; Apolodoro, II, 59; Filócoro, 328f, 110.

[10] Plutarco, Thes. 26; Apolodoro, Epit. I, 16.

[11] Helánico de Lesbos (ed. de J. J. Caerols), 166, CSIC, Madrid, 1991, op. cit. por Plutarco, Thes. 26; Diodoro, IV, 28, 3-4; Pausanias, I, 21; Ovidio, Epist. IV, 119; Séneca, Phaedr., pág. 226 y sigs., y 927-929.

[12] Homero, Il. VI, 186.

[13] Heródoto, IV, 110.

[14] Estrabón, X, 5, 1.

[15] Estrabón, III, 52.

[16] Esquilo, Supp. 287.

[17] Aristófanes, Lys. 678.

[18] Pausanias, I, 17, 2.

[19] Pausanias, V, 11, 4.

[20] Pausanias, I, 17, 2.

[21] Plinio, Nat. XXXIV, 8, 19.

[22] Pausanias, VII, 4; Tácito, Ann. III, 61.

[23] Diodoro, XVII, 77, 1-3; Estrabón, XI, 5, 4; Plutarco, V. Alex. 46. Junto a ello ver esta polémica en A. Ruiz de Elvira, Mitología Clásica, Gredos, Madrid, 1982, pág. 87.

[24] Q. Curcio, VI, 5, 24-32; Justino, Hist. XII, 3; Arriano, An. VII, 13.

[25] Pseudo-Calístenes, Historia Alexandri Magni (ed. de W. Kroll), Berlín, 1958, págs. 25-27; J. Valerio, III, 45.

[26] Arriano, IV, 15, 4 y VII, 13, 2-6.

[27] Estrabón, XI; Hipócrates, Aër. 17.

[28] Daremberg-Saglio, Dictionnaire des Antiquités Grecques et Romaines, Hachette, París, 1873, pág. 221.

[29] Se advierte que la cronología de autores no es estricta, sino que queda supeditada a las relaciones de autores entre sí o a los aspectos que se pretenda destacar.

[30] Biblioteca Histórica (ed. de Oldfather), Harvard University Press, Cambridge, 1968.

[31] Historiarum adversus Paganos (ed. de Lippold; trad. de Bartalucci), Roma, 1976.

[32] Alonso del Real, «Dos Capítulos de un libro sobre las Amazonas», Boletín de la Universidad de Santiago, 1963-1964, pág. 16.

[33] Procopio, Guerra Gótica IV, 3.

[34] Pablo Diácono, De los hechos de los longobardos I, 15.

[35] Pablo Diácono, loc. cit.

[36] Bocaccio, Genealogia Deorum gentilium libri X y XIII (ed. de V. Romani), Gius Laterza & Figli, Bari, 1951.

[37] Ep. Pomp. Tr. II, 4.

[38] Herc. f., págs. 245-246.

[39] V. Cartari, Le imagini colla sposizione degli Dei degli antichi, Hercole, Venecia, 1516.

[40] B. de Victoria, Teatro de los dioses de la gentilidad, Salamanca, 1620.

[41] Alfonso X  el Sabio (ed. de Solalinde), Centro de estudios históricos, CSIC, Madrid, 1930; Primera Crónica General de España, que mandó componer Alfonso el Sabio y se continuaba bajo Sancho IV en 1289 (ed. de Menéndez Pidal), Madrid, 1955.

[42] Jueces DXCII, DXCIV, DXCV, DCX; Reyes CXCXI.

[43] Alonso del Real, «Amazonas y Godos», Hispania, CSIC, Madrid, 1963, págs. 323-344. «Dos capítulos de un libro sobre las Amazonas», Boletín de la Universidad de Santiago, 1963-1964, págs. 27 y 28.

[44] Alfonso X el Sabio, Primera crónica (ed. de Menéndez Pidal), cap. 390, I, págs. 218-220, 955 y 636.

[45] Alonso del Real, «Amazonas y Godos», op. cit., nota 4, pág. 324.

[46] Historia novelada de Alejandro Magno, ed. acompañada del original latino de la Historia de Preliis (recensión J2) por González Rolán y P. Saquero, UCM, Madrid, 1982.

[47] C. García Gual, Vida y hazañas de Alejandro de Macedonia, Gredos, Madrid, 1977.

[48] J. Rodríguez del Padrón, Bursario (ed. de Saquero-González Rolán), UCM, Madrid, 1984.

[49] J. Rodríguez del Padrón, loc. cit., págs. 86-87.

[50] M. Espinosa, «Teseo y las Amazonas», Cuadernos Hispánicos, 125, 1960, págs. 191-197.

[51] J. Rodríguez del Padrón, op. cit., fol. 128r, pág. 245.

[52] Marqués de Santillana, Cantares y Decires (ed. de García de Diego), Clásicos Castellanos, Espasa Calpe, Madrid, 1954.

[53] Lope de Vega, Obras completas, RAE, Madrid, 1916.

[54] Lope de Vega, loc. cit., t. 1, págs. VII-VIII.

[55] Tirso de Molina, Obras completas, RAE, Madrid, 1896.

[56] Tirso de Molina, loc. cit., págs. XXXIII-XXXVIII.

[57] Fontanet, Madrid, 1894.

[58] Historia General y Natural de las Indias (ed. de J. Pérez de Tudela), Biblioteca de Autores Españoles, Madrid, 1959.

[59] Alonso del Real, «Geografía de las Amazonas», Cuadernos Hispánicos, 183, 1965, págs. 473-485.

 

RESUMEN PARA REPERTORIOS BIBLIOGRÁFICOS

 

TÍTULO. AMAZONAS: UNA REALIDAD HISTÓRICA PARA LA TRADICIÓN OCCIDENTAL Y LA DEL NUEVO MUNDO.

AUTOR. Óscar García Sanz.

LUGAR. Madrid.

TÍTULO DE LA REVISTA. Analecta Malacitana, XXI, 2, 1998.

RESUMEN. Recorrido crítico del tema de las Amazonas por las fuentes clásicas y su tradición mitológica e histórica hasta el Renacimiento. Se trata de llegar hasta el posible núcleo histórico que han suscitado las crónicas y recreaciones culturales tanto en los tratadistas occidentales como en las que se refieren al Nuevo Mundo.

ABSTRACT. Critical revision of the Amazon by the classic sources and their mythological and historical tradition until the Renaissance. The goal is to arrive to the possible historical core that have reached the chronicles.

NOTAS. Análisis de las fuentes textuales sobre las Amazonas y su tradición literaria.

DESCRIPTORES. Historicidad / Iconografía / Etimología / Fuentes grecolatinas / Fuentes medievales / Fuentes renacentistas / Tradición / Interpretación / Paralelos / Técnicas de traducción / Amazonismo indiano.

KEY-WORDS. Historicity / Iconography / Etymology / Classical sources / Middle-Ages sources / Renaissance sources / Tradition / Interpretation / Parallels / Translation techniques / Indian Amazonism.

IDENTIFICADORES. Amazonas / Ártemis / Amazoneion / Esquilo / Diodoro / Plutarco / Termodón / Ferécides / Arriano / Sangario / Príamo / Aquiles / Hipólito / Hércules / Teseo / Alfonso X / Tanais / Alcamenes / Kroll / Policleto / Pseudo-Calístenes / Paulo Orosio / Isidoro de Sevilla / Procopio / Jordanes / Alonso del Real / Heródoto / Bocaccio / Ravisio Textor / Alciato / Cartari / Baltasar de Victoria / Alejandro Magno / Ovidio / Rodríguez del Padrón, Juan / López de Mendoza, Iñigo / Lope de Vega / Tirso de Molina / Melanipe / López de Velasco / Fernández de Oviedo, Gonzalo.

TOPÓNIMOS. Asia Menor / Escitia / Éfeso / Ática / Germania / Lydia / Tebas / Indias / Matinino.

PERÍODO HISTÓRICO. De la Edad Mítica al siglo XVII d. C.