INDICACIONES BIBLIOGRÁFICAS

 

INDICACIONES BIBLIOGRÁFICAS DE LIBROS RECIBIDOS1 Mª José Blanco Rodríguez y José Miguel Serrano de la Torre, Universidad de Málaga  (Publicado en Analecta Malacitana, XXIII, 1, 2000, págs. 377-390).

Miguel Casas Gómez (dir.) y Jacinto Espinosa García (ed.), II Jornadas de Lingüística; Dámaso Chicharro (ed.), Jornadas Conmemorativas del Primer Centenario de Gerardo Diego; José Manuel González Calvo, Mª Luisa Montero Curiel y Jesús Terrón González (eds.), Actas V Jornadas de Metodología y Didáctica de la Lengua Española: El Neologismo; Philologica. Homenaje al profesor Ricardo Senabre; Margarita Santos Zas et alii (eds.), Actas Seminario Internacional Santiago de Compostela, noviembre-diciembre, 1998. Valle Inclán (1898-1998): Escenarios; Barry Taylor y Alejandro Coroleu (eds.), Latin and Vernacular in Renaissance Spain; Josep Picó, Cultura y modernidad. Seducciones y desengaños de la cultura moderna; Darío Villanueva, Antonio Monegal y Enric Bou (coords.), Sin fronteras. Ensayos de Literatura Comparada en homenaje a Claudio Guillén; Giovanni Battista Armenini, De los verdaderos preceptos de la pintura (introd., trad. y notas de Mª Carmen Bernárdez Sanchís); Carolina Corbacho Cortés, Poesía y pintura en Manuel Machado; Miguel Ángel Espinosa Villegas, Judaísmo, estética y arquitectura: La sinagoga sefardí; Spiro Kostof, Historia de la arquitectura. 1. Un lugar en la tierra (vers. de Mª Dolores Jiménez-Blanco Carrillo de Albornoz); Erwin Panofsky, Renacimiento y renacimientos en el arte occidental; José Mª Balcells (ed. e introd.), Ángel Crespo: una poética iluminante; Rodolfo Cardona y Anthony A. Zahareas, Visión del esperpento. Teoría y práctica en los esperpentos de Valle-Inclán; Antonio Carreira, Gongoremas; Juan Casas Rigall, La materia de Troya en las letras romances del siglo XIII hispano; Óscar Cornago Bernal, La vanguardia teatral en España (1965-1975). Del ritual al juego; Carmelo Medina Casado et alii (eds.), James Joyce: Límites de lo diáfano; Salvador A. Oropesa, La novelística de Antonio Muñoz Molina: sociedad civil y literatura lúdica; Benito Pérez Galdós, Ensayos de crítica literaria (ed. de L. Bonet); Antonio Ruiz Sánchez, «Hijo del exceso» La poesía trascendental de E. E. Cummings.

 

ACTAS

Miguel Casas Gómez (dir.) y Jacinto Espinosa García (ed.), II Jornadas de Lingüística, Universidad de Cádiz, 1997, 169 págs.

    En el presente volumen se incluyen conferencias sobre diversos aspectos lingüísticos que atañen a distintas materias de la especialidad: sociolingüística, semántica, pragmática, morfología y lingüística histórica. Pedro Carbonero Cano aborda cuestiones que se derivan del análisis sociolingüístico de los fenómenos sintácticos desde la perspectiva del variacionismo, y en particular del problema de la equivalencia significativa de las variantes sintácticas. Para Carbonero, la solución consiste en establecer diferentes clases de significado: «Es, al menos, necesario distinguir entre el significado cognitivo o referencial, que comporta valores de verdad, y los significados afectivos, connotativos o estilísticos». Ramón Trujillo se ocupa en su artículo del «peso de la realidad» en las disciplinas semánticas. Saussure intentó «separar las palabras de las cosas, porque, desde su punto de vista, las cosas, es decir, la realidad, no forman parte de las lenguas». Piensa Trujillo que no se pueden separar las lenguas de la realidad, pero no porque las lenguas formalicen la realidad, sino porque la realidad para poder ser aprehendida necesita tomar la forma de las palabras. Desde su punto de vista, se ha producido en Semántica una confusión lamentable entre el significado y las cosas, entre el valor idiomático y el referente y, en general, entre los códigos de la experiencia y las lenguas, y así «no es posible hacer semántica, ni léxica ni gramatical». Salvador Gutiérrez Ordóñez realiza, desde una perspectiva funcionalista y pragmática, el análisis del discurso argumentativo en los textos publicitarios. Ricardo Morant presenta en su artículo las conclusiones de su estudio acerca del lenguaje estudiantil, realizado en distintos niveles de lengua. Aparte de los aspectos formales y constitutivos que la caracterizan, subraya Morant la función que tiene esta modalidad lingüística de elemento identificador y cohesionador de grupo. Mauro Fernández escribe su contribución a la historia de la Sociolingüística movido por la esperanza de que «nuestro futuro se verá beneficiado por las reflexiones que hagamos acerca de nuestro origen». Carlos Hernández Sacristán se ocupa de los errores pragmáticos intercódigos, en el marco de la pragmática contrastiva y de la cortesía verbal, así como de la aplicación que su estudio tiene en la enseñanza-aprendizaje de segundas lenguas y en la traducción. El artículo de Emilio Ridruejo propone una explicación del cambio morfológico. Desde su punto de vista, dicho cambio lingüístico surge a partir de puntos débiles del sistema en los que se acumulan excesivas tensiones. Sin embargo, la existencia de tensiones no tiene que producir obligatoriamente un cambio, ya que éstas deben ir acompañadas por una sobrecarga que depende del funcionamiento del sistema, esto es, «de los hechos de habla y sus circunstancias» [MJB].

1 Recordamos a los lectores que en las normas de edición de AnMal se diferencian claramente las recensiones y las indicaciones bibliográficas. Se dice en dichas normas que el concepto de recensión es el aceptado universalmente, mientras que las indicaciones están pensadas para difundir en Analecta un material equivalente a la «cuarta de cubierta» de aquellos libros enviados por las editoriales y seleccionados por AnMal para tal fin. Para ello Analecta podrá utilizar la propia cubierta, o la octavilla de difusión editorial, o los mensajes elaborados por los equipos de propaganda y relación exterior de la propia editorial, o cualquier resumen apropiado y abarcador del prólogo o la introducción, o incluso el análisis pormenorizado del libro, etc. Cuando se decida la reproducción, no importará a AnMal la repetición de un mayor o menor número de párrafos, aunque, naturalmente, siempre se utilice el procedimiento habitual del entrecomillado para indicar lo que no corresponde al recopilador de las indicaciones.

    El lector deberá tener en cuenta que estas indica-ciones sólo promueven la creación de un espacio bibliográfico de gran dinamismo en el que se informe con rapidez, aunque también con la mayor precisión posible, de aquellos libros enviados por las editoriales. Aun cuando los libros se sometan a un juicio crítico más firme en las Recensiones, espacio natural de la reseña, las indicaciones aspiran a una gran riqueza y amplitud de miras, de modo que tampoco se renuncia en ellas a la noticia amplia de un libro cuando así se crea conveniente. Esto es todo un síntoma de la importancia que las indicaciones tienen para Analecta Malacitana. A todas las editoriales les ofrecemos nuestro creciente número de suscriptores y el considerable aumento de intercambio con otras Revistas nacionales y extranjeras, además de la información natural que este espacio lleva consigo, diseñado exclusivamente para recibir la mayor cantidad de libros y novedades editoriales posible a fin de establecer su correcta y eficaz difusión.

 

Dámaso Chicharro (ed.), Jornadas Conmemorativas del Primer Centenario de Gerardo Diego, Universidad de Jaén, 1999, 134 págs.

    De la mano editorial de D. Chicharro, salen a la luz las actas que dan fe de la serie de conferencias motivadas por el primer centenario del nacimiento de Gerardo Diego. Como declara el mismo editor, «este homenaje tuvo lugar los días 17 y 18 de enero y luego en febrero de 1996. Creo que fuimos el primer Departamento de Universidad que organizó actos significativos, apenas iniciado el año». Se trata de cinco intervenciones: Francisco Javier Díez de Revenga, La poesía jocosa de Gerardo Diego; Genara Pulido Tirado, Gerardo Diego, crítico literario; Concepción Argente del Castillo, Dos poemas de Gerardo Diego; Gregorio Torres Nebrera, La poesía taurina de Gerardo Diego; Dámaso Chicharro, Gerardo Diego y su cantar místico. Pese a lo heterogéneo de los métodos empleados y las cuestiones sometidas al parecer filológico, la mayoría de estos estudios presenta un interés ineludible al subrayar, dándoles el relieve suficiente, y al dilucidar motivos de la poética gerardiana en un intento de averiguar la profundidad de su texto [JMS].

 

José Manuel González Calvo, Mª Luisa Montero Curiel y Jesús Terrón González (eds.), Actas V Jornadas de Metodología y Didáctica de la Lengua Española: El Neologismo, Universidad de Extremadura, Cáceres, 1999, 189 págs.

    El conjunto de trabajos acogidos a estas Actas estudia la neología desde sus variadas facetas posibles. En este sentido, Manuel Alvar Ezquerra crea el marco para las necesarias generalidades: definición de neologismo, procesos de formación y, por último, la integración de los neologismos en el sistema de la lengua. Emilio Lorenzo se ocupa de los neologismos debidos a préstamos o calcos del inglés, y su actitud es tolerante y no alarmista, dado que «lo que acredita la salud de la lengua es la capacidad de asimilar todo ese material léxico sin traumas; ahí reside el pragmatismo del inglés, por tantos envidiado». Esta misma actitud pragmática es la que se percibe en las intervenciones de la mesa redonda y en el coloquio. Así, Julio Calonge y Gregorio Salvador abogan por mantener la cohesión y unidad de la lengua castellana: los préstamos no son dañinos, son más perjudiciales los calcos. De lo que se trata es de que todo el mundo hispánico adopte el mismo significante, «el mismo que lo es ya en la lengua donde ha surgido inicialmente tal significado», desde un criterio en el que impere el respeto al uso. El neologismo literario es objeto de la atención de Ricardo Senabre, con abundantes y jugosos ejemplos que jalonan nuestra literatura desde Cervantes hasta nuestros días. Junto a estas acuñaciones, puramente ocasionales y fruto de juegos de ingenio, pero, al fin, creaciones estilísticas y expresivas, también se atiende a la creatividad léxica de los textos periodísticos y publicitarios que estudia Mª Victoria Romero Gualda. Juan Martínez Marín estudia dos tipos de estructuras (las «unidades léxicas complejas» y las «unidades fraseológicas») que poseen una alta productividad en el español contemporáneo y cuya enseñanza y aprendizaje parece tener una importancia decisiva para adquirir la competencia comunicativa y discursiva necesarias. Finalmente, este ciclo de conferencias se cierra con una ponencia sobre el neologismo semántico y los procesos de neología semántica más comunes, a cargo de Juan Ramón Lodares [MJB].

 

Philologica. Homenaje al profesor Ricardo Senabre, Universidad de Extremadura, 1996, 620 págs.

    Acoge este volumen colectivo un total de treinta y dos trabajos sobre lengua y literatura españolas en su gran mayoría, ofrecidos por estudiosos del mundo académico universitario de reconocido prestigio. Puede destacarse una atención especial a la literatura del Siglo de Oro, con ensayos como los de G. Chiappini, «Estética, retórica y técnicas de la pintura verbal: el retrato de La hija del aire de Calderón», A. Egido, «Vives y Lope. La Dama Boba aprende a leer», Túa Blesa, «Ficción o no ficción: That is the question (Lectura del Quijote, II, 11 y II, 34-35), R. Jammes, «Góngora en el Diccionario de Autoridades», F. Martínez García, «Una mirada sobre el género y la escritura degradante de la Pícara Justina», J. Mª Pozuelo Yvancos, «La Fábula de Polifemo y Galatea de Góngora como poema narrativo», R. Reyes Cano, «‘Predicadores locos’, ‘locos predicadores’ y ‘locos agudos’ en la literatura española del Siglo de Oro», A. Sánchez Robayna, «Dos imágenes de Góngora en la lírica del siglo XX», A. Vilanova, «La Lozana Andaluza como historia fingida y retrato verdadero». No dejan de ser interesantes las contribuciones dedicadas al estudio de la literatura del siglo XX, tales son los casos de E. Alarcos Llorach, «Un poema de Blas de Otero: ‘Lo fatal’», G. Depretis, «Vicente Aleixandre, entre la soledad y el silencio», F. J. Díaz de Castro, «Aproximación a la poesía de Antonio Jiménez Millán», E. G. de Nora, «Los varios grupos de la ‘Generación del 27’», J. Urrutia, «Paul Valéry y Paul Éluard, decir y contar»; debe subrayarse finalmente el estudio de carácter general de D. Villanueva, «El sistema literario español y su evolución actual». Los ensayos sobre lengua alcanzan su mayor exponente en los de M. Alvar, «La situación del español en Nuevo México», J. De Bruyne, «Antoflorilectas err(e)-áticas», J. M. González Calvo, «Semántica y sintaxis: el caso de las interrogativas retóricas», A. Llorente, «Innovaciones morfosintácticas, locucionales y léxicas en el español de nuestros días», y J. Mondéjar, «Del espejo, del vulgar y de lexicología en la Introducción al símbolo de la fe». La teoría literaria también cuenta con algunas muestras, como las de M. Á. Garrido, «Texto: consistencia del código lingüístico y dimensión social. Rasgos de la doctrina de Iu ri Lotman», A. Sánchez Trigueros, «Historicidad de la teoría: las raíces ideológicas de Vladimir Propp (una propuesta de investigación)», e I. Soldevilla Durante, «La literatura como realidad múltiple (A propósito de Fiction et diction, de Gerard Genette)» [JMS].

 

Margarita Santos Zas et alii (eds.), Actas Seminario Internacional Santiago de Compostela, noviembre-diciembre, 1998. Valle Inclán (1898-1998): Escenarios, Universidad de Santiago de Compostela, 2000, XXI + 534 págs.

    Tal y como se especifica en la «Presentación» a estas Actas, el título de las mismas «quiso integrar dos vertientes independientes, aunque complementarias, con realización en fechas distintas: una, relativa al Viaje y su proyección literaria, desarrollada entre el 11 y el 14 de noviembre; la segunda, articulada en torno a los Géneros dramáticos y Recepción del teatro del Valle-Inclán, celebrada entre el 14 y el 17 de diciembre». Bajo esta distribución básica, en el primer caso, «los criterios de ordenación resultaron sencillos, ya que procuramos relacionar bloques cronológico-temáticos con los biográfico-literarios, planteamiento que propiciaba tocar cualquiera de esas dimensiones o combinarlas y adentrarse en la estética y poética del escritor, sin olvidar la consideración del viaje desde una perspectiva teórica». Recogiendo el espíritu globalizador de este Seminario, simultáneamente «se analizaron sus repercusiones [de los viajes] y proyección literaria en las Sonatas, La Media Noche, Tirano Banderas y El Ruedo Ibérico». Aunque no se pretende una exhaustividad absoluta, «nueve ponencias aquí recogidas dan cuenta de cuestiones y problemas planteados por algunos de los marbetes utilizados por Valle-Inclán: comedia, tragedia, farsa, melodramas, autos y esperpento, e indagan nuevas vías de tipificación genológica, además de atender a la recepción del teatro valleinclaniano tanto desde la perspectiva de su tiempo como desde la actual». Junto a las ponencias, «de dieciocho reputados especialistas en las materias propuestas», hay que añadir dos conferencias que actuaron como inauguración y clausura de este foro; «en el primer caso, guiados por un deseo interdisciplinar, apelamos a la pintura, cuya incidencia en la obra y la concepción artística del escritor es bien sabida; Carlos Reyero [...] fue el autor de la lección inaugural. En cambio, en la clausura, que impartió Rodolfo Cardona [...], prevaleció la idea de un balance de la personalidad artística de Valle-Inclán desde la óptica de nuestro hic et nunc». En conjunto, una serie de estudios que desde el rigor explicativo y una elevada perspectiva propiciada por un profundo conocimiento de las circunstancias artísticas y vitales del escritor gallego, puede tenerse por un eslabón esencial en su bagaje bibliográfico [JMS].

 

Barry Taylor y Alejandro Coroleu (eds.), Latin and Vernacular in Renaissance Spain, Universidad de Manchester, 1999, 160 págs.

    El título de este libro corresponde al nombre de las jornadas organizadas por el Instituto de Estudios Románicos de la Universidad de Londres en febrero de 1998. En él se recogen las conferencias allí impartidas, que, si bien fueron originalmente presentadas en español, ahora se editan en inglés precedidas de un estudio introductorio de Alejandro Coroleu. Los artículos reunidos muestran la variedad e intensidad de las influencias que las lenguas vernáculas peninsulares mantuvieron con la tradición de las letras latinas a lo largo de todo el Renacimiento. José Manuel Díaz Bustamante analiza la variedad de autoridades clásicas y medievales a las que recurre el Arcipreste de Talavera en El Corbacho, y determina el alto grado de dificultad que presenta la atribución de un gran número de fuentes empleadas por el autor. Mª Elisa Lage Cotos estudia el comportamiento de las diversas versiones vernáculas de términos traducidos del latín original empleado por Jacobus de Benevento en su Viridiarium consolationis. Pere-Enric Barreda y Josep Closa Farrés se ocupan en sendos trabajos del desarrollo de las gramáticas y vocabularios humanistas en Cataluña. Barry Taylor compara la diferente acogida que el público dispensó al antiguo Disticha de moribus de Dionisio Catón y de un texto renacentista deudor de él, los Disticha de Miguel Verinus (1469-1487): mientras que Catón fue leído en español y en latín por una gran variedad de lectores, su imitador fue casi exclusivamente un libro escolar de latín.

    Un área tradicionalmente reservada al latín que gradualmente fue ocupada por las lenguas vernáculas fue el reino de la ciencia. Este hecho es tratado por los dos siguientes artículos. Ester Gómez-Sierra analiza la obra de Pedro Sánchez Ciruelo, Disputatorius dyalogus de 1498, en la cual, a pesar del escenario informal y el ethos del diálogo, dos españoles en París usan el latín para discutir de astronomía. La aportación de Sandra Ramos Maldonado relativa a los trabajos de Bernardino Gómez Miedes, subraya otro aspecto muy interesante de la relación latín-lengua vernácula: el autor bilingüe, figura característica del siglo XVI.

    El estudio de Joaquín Pascual acerca de los poetas bilingües sevillanos de la época apunta al paralelismo que se dio entre su situación y la de los poetas de la antigua Roma, pues ambos sufrieron un proceso que desde la imitatio más severa osciló hasta la aemulatio diferenciadora.

    Los dos últimos artículos abordan la consideración que los tratadistas poéticos renacentistas tuvieron de las relaciones entre la literatura latina y la escrita en lengua vernácula: Alejandro Coroleu se ocupa de la obra de Francisco Sánchez de las Brozas y Juan F. Alcina rastrea la evolución de los conceptos del poeta como dios y como poseso de un furor divino, debidos a Cristoforo Landino [JMS].

ANTROPOLOGÍA

Josep Picó, Cultura y modernidad. Seducciones y desengaños de la cultura moderna, Alianza, Madrid, 1999, 301 págs.

    El estudio de la cultura desde la atalaya de nuestros días «se ve obstaculizado muchas veces por la dificultad de proponer una definición adecuada y una representación pertinente de sus manifestaciones». De ahí que J. Picó, valiéndose del fundamento más sólido hasta ahora logrado para este tipo de indagaciones, adopte la óptica unificadora que aúna el concepto de cultura en su amplia diversidad, esto es, la «unidad de acción, no una unidad de productos sino una unidad del proceso creador». Desde este punto de partida, «mi intención en este trabajo ha sido hacer una lectura particular de la génesis de los diferentes significados de la noción de cultura, trazar un recorrido entre el concepto y significado teórico de la cultura y su plasmación en la sociedad moderna».

    Este objetivo se despliega en una disposición articulada en nueve capítulos, que recorre cronológicamente desde la Antigüedad clásica a la cultura postmoderna. Entre estos extremos se dedican espacios al Renacimiento, a la cultura en el siglo XVIII —donde se fraguan las bases de la concepción moderna de cultura—, a «la cultura de la sociedad capitalista» del XIX y al período de entresiglos (XIX y XX), con la especial incursión de la Antropología, a la vez que se analiza «la revolución industrial y la aparición de las clases sociales», para centrarse más tarde en «la expansión y homogeneización de la cultura» proveniente de «la masificación de la sociedad». Tras la segunda Guerra Mundial, «una batalla entre liberales y marxistas por el poder que las ideas ejercen en la sociedad» perfila la significación de lo cultural, de donde se desprenden claras consecuencias «en la relación que se establece entre culturas y subculturas».

    En suma, este conjunto explicativo del hecho cultural se presenta en primera instancia de una forma atractiva y muy interesante, para continuarse en un examen profundo, sólido y pausado de las claves de comportamiento de la sociedad actual [JMS].

 

Darío Villanueva, Antonio Monegal y Enric Bou (coords.), Sin fronteras. Ensayos de Literatura Comparada en homenaje a Claudio Guillén, Universidad de Santiago de Compostela, Madrid, 1999, 290 págs.

    Este volumen reúne el número de veintitrés estudios sobre Literatura Comparada, dedicados a uno de los intelectuales que ha promovido con más interés este modo de trabajar y entender la literatura: Claudio Guillén. Entendida «como lugar de relación», presenta aquí «un doble objetivo: es a la vez un homenaje a la persona y una muestra del ejercicio de una disciplina». Aunque «es inevitable que se noten importantes ausencias», este conjunto, «a pesar de ser una recopilación heterogénea», pretende «cierta entidad como compendio de Literatura Comparada». En este sentido, se ha conseguido, «por un lado, reflejar distintas orientaciones en la práctica del comparatismo, y por el otro que estuvieran prepresentados diferentes vínculos con Claudio Guillén, especialmente discípulos y colegas de las muchas universidades en las que ha trabajado». Con todo, «las aportaciones cubren una gama enormemente amplia, que incluye el estudio de conexiones específicas entre autores y tradiciones literarias, la atención a problemas genéricos o de periodización, el rastreo de la pervivencia y reelaboración de temas, el análisis de las dimensiones ideológicas del discurso literario, la comparación entre las artes, las reflexiones teóricas, acerca del devenir de las corrientes críticas y del papel de la literatura en el contexto de la cultura». Todo ello alcanza una exposición estructurada en la publicación conforme a tres secciones. La primera consta de «aproximaciones de corte más teórico o que discuten cuestiones de orden general», de la mano de Pere Ballart, José Mª Pozuelo Yvancos o Itamar Even-Zohar. La segunda sección trae «los casos concretos de comparación entre tradiciones literarias, autores u obras», según los ensayos de Andrés Soria Olmedo, Carlos Reis o Montserrat Iglesias. Por último, la tercera «engloba otros ejemplos centrados en el análisis de temas, mitos o modelos ideológicos rastreados a través del tiempo, y en los que la comparación concreta no es la perspectiva dominante», materia tratada por Wai-lim Yip, Carlos García Gual, Alban Forcione, Jordi Llovet, Montserrat Cots y Fernando Cabo, entre otros [JMS].

ARTE

Giovanni Battista Armenini, De los verdaderos preceptos de la pintura (introd., trad. y notas de Mª Carmen Bernárdez Sanchís), Visor, Madrid, 2000, 295 págs.

    Desde que en 1586, en Rávena, se imprimera por primera vez este tratado, no han sido muchas las ocasiones que ha vuelto a ver la luz de la estampa: 1678, 1820, 1863 1971, 1977 y 1988 son los años de las ediciones anteriores a la que aquí se presenta. Armenini se mueve formativamente «entre ámbitos culturales distintos: la región lombardo-véneta y la toscano-romana», lo que traducido a maneras artísticas, plantea, respectivamente, la «influyente dicotomía entre el dibujo —centroitaliano— y el color —veneciano y lombardo—». Sin embargo, «Armenini aboga por un estilo plenamente romano fundamentado en la idea, lo clásico y el dibujo como constructor y definidor de formas», si bien no deja de expresar «de manera especial la importancia expresiva del color». A su vez, son dos los ámbitos entre los que Armenini se encuentra situado: «la herencia humanista del final del Renacimiento, y la ortodoxia católica derivada de la Contrarreforma». De ahí que muchos de sus «postulados estéticos [...] intentan acomodarse a las prescripciones moralizantes, en algunos casos sin éxito». El conocimiento global y el talante conciliador de Armenini lo caracterizan como un autor ecléctico, aunque es otro «su carácter específico: se trata de la intención didáctica manifestada tantas veces». El cúmulo de cuestiones tratadas en los Verdaderos preceptos... es amplio y variado: «desde el origen intelectual del arte que imita la ‘Idea’ y no la naturaleza —considerada imperfecta—, hasta las técnicas y materiales de pintura, pasando por recomendaciones para la decoración y siempre haciendo uso de ejemplos; refiriendo sus enseñanzas a creaciones y creadores de su Parnaso particular». El libro se estructura en tres partes: «El Libro Primero viene a ser el de contenido más general y teórico, donde Armenini introduce los principales temas: el dibujo, las partes de la pintura, la invención, la imitación, la manera, la historia, etc. El Libro Segundo es fundamentalmente técnico, dedicando pasajes importantes a los procedimientos de dibujo, pintura al óleo y fresco, la fabricación de pinceles y maniquíes de yeso y cera, la elaboración de barnices, mezclas de colores, etc. El Libro Tercero dedica atención, por una parte, al artista y, por otra, al decoro en la representación en el sentido de adecuación o conveniencia temática y formal a los distintos lugares: desde iglesias y celdas monacales hasta jardines, villas, palacios urbanos y fachadas de casas». Todo desde la idea y la intención de encontrar «solución a la decadencia del arte [...]: los modelos del pasado antiguo y moderno, unidos a preceptos universales, dan como resultado la perfección del arte» [JMS].

 

Carolina Corbacho Cortés, Poesía y pintura en Manuel Machado, Universidad de Extremadura, Cáceres, 1999, 158 págs.

    El presente volumen consiste en «una aplicación de los presupuestos explicados en el volumen de 1998», esto es, en Literatura y arte: el tópico «ut pictura poesis», de la misma casa editorial, y del que dimos noticia y referencia en AnMal, XXII, I, 1999, págs. 426-427. En conjunto, «las dos obras constituyen para su autora una unidad de intenciones teóricas y prácticas». Si en aquel libro, como exponíamos, «la relación tensional entre la pintura y la poesía se expone en un sentido vario, desde las repercusiones más elementales al considerar la letra como realización iconográfica, a la categorización crítica poética, pasando por la representación lírica de la plasticidad visual», en las páginas de Poesía y pintura..., «la aplicación del tópico ‘ut pictura poesis’ encuentra en Manuel Machado un poeta idóneo».

    El libro se organiza en una serie tripartita, de la que el primer capítulo se dedica al examen de las relaciones biográficas e intelectualmente formativas entre Manuel Machado y la pintura, para en una segunda sección dedicarse plenamente al texto y llegar a delatar desde los primeros pasos impresionistas a los de un marcado simbolismo prerrafaelita; el tercer capítulo se emplea en la explicación y comentario del machadiano Apolo. Teatro pictórico.

    En conclusión, Poesía y pintura en Manuel Machado invita decididamente al lector a descubrir una perspectiva poco transitada en el análisis de los textos poéticos del poeta sevillano, pero sin duda complementaria y reclamada por la lógica de una visión coherente y totalizadora [JMS].

 

Miguel Ángel Espinosa Villegas, Judaísmo, estética y arquitectura: La sinagoga sefardí, Universidad de Granada, 1999, 280 págs.

    El objeto de esta obra no es otro que el de «servir de acercamiento a un pasado cultural rico y a un modo de pensar la arquitectura y de sentirla que un día significó bastante para una parte de España». De ahí que parta de planteamientos generales de orden cultural, como es «la relación entre un mundo religioso como el judaísmo, que impregna absolutamente toda la vida del fiel, con conceptos estéticos y artísticos a partir de la revisión de algunos textos significativos», de forma que se pueda «dotar al posible lector de algunas claves mínimas para comprender y contextualizar un espacio sagrado que frecuentemente se nos presenta inexpresivo o perdido bajo su remodelación actual». En cuanto a la organización de la materia expuesta, «la estructura es la más habitual en todos los estudios similares, pasando por los lugares más comunes como el estudio de la institución, de las muestras no hispanas, de los componentes espaciales, su significación y su uso, de la introducción del mobiliario, de las imposiciones litúrgicas y el simbolismo, haciendo especial hincapié en este concepto». Desde luego este libro cuenta con un aporte esencial, «la insistencia en el reconocimiento de configurar algo completamente personal y con significado propio, capaz incluso de individualizarse dentro del contexto de lo judío con el apellido de sefardí, ya que sin lugar a dudas, la interconexión de los modos culturales tan específicos que se produjeron en la España medieval condicionaron a todas las expresiones religiosas islámicas, cristianas o judías por igual, y marcaron una diferencia con las vecinas de idéntico signo» [JMS].

 

Spiro Kostof, Historia de la arquitectura. 1. Un lugar en la tierra (vers. de Mª Dolores Jiménez-Blanco Carrillo de Albornoz), Alianza, Madrid, 1999, 418 págs.

    Estampada por vez primera en 1985, esta Historia conoce aquí la tercera edición castellana. Desde aquella irrupción inicial, los valores que comporta este libro se han venido manteniendo a lo largo del tiempo, pese —contra lo que suele suceder— a la visión un tanto heterodoxa que cobija en sus páginas. Desde el comienzo, el objetivo queda determinado en «conciliar el gran canon tradicional de movimientos con una visión más amplia del ambiente arquitectónico», proyección que puede llegar al extremo de que a su autor no le importe «que este libro se considerase como una propuesta de historia cultural». Esto se debe a una concepción de la historia de la arquitectura que trasciende las dimensiones «puramente categóricas», para acabar asumiéndola en la complejidad contextual que la rodea y de la que hasta cierto punto depende, de ahí que participe, «de forma básica, del estudio de los sistemas sociales, económicos y tecnológicos de la historia humana». En este sentido, cobran un interés especial «el uso y la estructura, el proceso urbano, con sus causas y secuencias rituales», pues se eluden las «distinciones estrictas entre arquitectura y edificación, entre arquitectura y urbanismo, entre altas y bajas culturas». Pero si el concepto arquitectónico se amplifica sustancialmente en tiempo y lugar, la forma de presentación del mismo coadyuva a la intención totalizadora que alienta esta obra. Según indica Kostof, «como reconocimiento simbólico de su interdependencia, he evitado trazar las tradiciones no occidentales ordenadamente en capítulos individualizados. Me pareció que el interés de la confrontación tenía más valor que la ventaja obvia de las narraciones lineales separadas. Por ello he reunido a la Florencia medieval con El Cairo, a Palladio con Sinán».

    Bajo estas premisas, Kostof estudia en este volumen primero, a lo largo de nueve capítulos, sin contar el introductorio, la arquitectura desarrollada en todo el mundo desde las manifestaciones prehistóricas hasta las realizadas durante el Imperio romano, en un acercamiento somero y detallado a la vez que muy accesible: la Europa de la Edad de Piedra, Asia occidental, Antiguo Egipto, el Egeo y Asia Menor, el templo griego frente a otras manifestaciones «bárbaras», la polis y la Acrópolis, el imperio helenístico y la construcción romana, ocupan el conjunto explanativo [JMS].

 

Erwin Panofsky, Renacimiento y renacimientos en el arte occidental, Alianza, Madrid, 1999, 338 págs.

    Desde que este libro apareciera por primera vez estampado en 1960, han sido once, contando esta última, sus reimpresiones en castellano. Tal hecho dice mucho del valor adquirido para el estudio de las artes, en cuyo ámbito ha venido a convertirse en una obra imprescindible. Configurada por cuatro capítulos, cada uno se corresponde con sendas conferencias dictadas por Panofsky en 1952 bajo el patrocinio de la Universidad de Uppsala. En ellas se plantea y se desarrolla la apasionante y no menos polémica cuestión de «El problema del Renacimiento en la Historia del Arte». Los dos primeros capítulos están dedicados, desde una perspectiva generalista, al hecho de «si ha existido eso que llamamos Renacimiento, y, en caso afirmativo, en qué se diferenció de los movimientos de renovación medievales a los que a menudo se alude con el mismo nombre de este volumen». Resulta confortador e interesante, dado ya el asentamiento académico de tales distinciones, la argumentación en pro de la existencia del período del Renacimiento. En el acometimiento de este propósito, surgen problemas de carácter general que acaban extendiéndose, por tratarse de asuntos de un mismo nivel hermenéutico, a toda la concepción artística en su realización histórica, con una especial atención prestada a la periodización de los estilos artísticos. La segunda sección viene a generalizar el concepto de Renacimiento, abstrayendo rasgos universales que desde una mayor o menor independencia respecto a las circunstancias históricas, predicen un tipo, una categoría, y por tanto promueven la aplicación del adjetivo «renacentista» a hechos artísticos ausentes del enclave cronológico adjudicado al Renacimiento. Una aplicación concreta de estos extremos es representada en los dos capítulos siguientes, «I primi lumi: la pintura del Trecento italiano y su impacto sobre el resto de Europa» y «Rinascimento dell’antichità: el siglo xv», en los que el tratamiento continuado de las obras artísticas concretas avala toda una serie de planteamientos, compartidos y apoyados en su mayoría por buena parte de la comunidad intelectual [JMS].

CRÍTICA LITERARIA

José Mª Balcells (ed. e introd.), Ángel Crespo: una poética iluminante, Diputación Provincial de Ciudad Real, 1999, 398 págs.

    Este libro remonta sus orígenes a la celebración de un homenaje a Ángel Crespo a fines de noviembre de 1996 en Almagro. Junto a los estudios expuestos en el acto conmemorativo, «se estimó conveniente que se ampliara, a posteriori, la participación en el homenaje, con la idea de que el libro resultante alcanzara la entidad de una referencia bibliográfica fundamental sobre la obra del poeta». Sin embargo, tres de los participantes en el homenaje de Almagro —Gómez Bedate, Corredor-Matheos y Balcells— «han escrito para este libro un texto más amplio que el ofrecido en aquella sesión. En cambio, los De la Rica, González Lara y Piedra son los que se leyeron aquel día, conservando incluso dos de ellos algunos registros propios de la comunicación oral con el numeroso público asistente. Añadamos también que el de Carlos de la Rica resulta especialmente valioso por tratarse de un escrito que ahora aparece por vez primera, con carácter póstumo. Otro texto que contiene huellas de su lectura ante un auditorio es el de Sánchez Robayna, pues fue leído en las Jornadas de Homenaje a Ángel Crespo que tuvieron lugar en la localidad turolense de Calaceite en septiembre de 1996». La nómina de intervinientes en el volumen se completa ampliamente en las figuras docentes de distintas Universidades así como en las de jóvenes investigadores.

    En cuanto a la organización de los trabajos, «hemos situado primero los escritos relativos a la biografía de Ángel Crespo, seguidos de los de índole más general. A continuación van los que tienen que ver con prácticas poéticas específicas (el poema en prosa, el aforismo) y después los que se centran en obras concretas (Parnaso confidencial, Amadís y el explorador, Ocupación del fuego, Iniciación a la sombra). Cierra el libro un artículo sobre las versiones de la lengua portuguesa, las más significativas llevadas a cabo por el poeta» [JMS].

 

Rodolfo Cardona y Anthony A. Zahareas, Visión del esperpento. Teoría y práctica en los esperpentos de Valle-Inclán, Castalia, Madrid, 21988, 255 págs.

    Aunque impreso algunos años, llega ahora a Analecta Malacitana este estudio sobre el teatro valleinclanesco, de cita obligada en cualquier repertorio que trate de dar cuenta de la obra del escritor gallego, en concreto de ese género particular del esperpento. Basándose en Luces de Bohemia, Los cuernos de don Friolera y Martes de Carnaval, y partiendo de la premisa de que «nuestra aproximación a los esperpentos de Valle-Inclán prefiere elucidar y explicar aspectos de los textos antes de interpretar la visión del conjunto», los autores de este ensayo pretenden centrarse «únicamente en los problemas de teoría, perspectiva y forma tal y como Valle-Inclán mismo los planteó antes, durante y después del momento en que lanzó su nuevo género; y, principalmente, en las características más sobresalientes de sentido sociohistórico y estructura teatral que se evidencian en sus esperpentos» citados. La razón que viene a delimitar este corpus no es otra que el tratarse, especialmente los primeros textos, de «los dos mejores ejemplos para el estudio de la teoría y práctica del esperpento porque abordan los puntos básicos y plantean los problemas fundamentales de esta zona explosiva entre el puro arte de lo grotesco y las condiciones históricas representadas por este arte», a la vez que presentan una importante «utilidad respecto al planteamiento teórico y al desarrollo de este nuevo género» en relación con esperpentos posteriores. Desde estas premisas, el capítulo primero, «Teoría del esperpento», «considera con brevedad importantes constantes unificadoras como la perspectiva, la distorsión, lo grotesco, el distanciamiento artístico, la enajenación, el uso de marionetas y la mezcla de mito e historia», frente a las dos secciones que siguen, que «presentan un análisis detallado del sentido y estructura, primero de Luces de Bohemia, y luego de Los cuernos de Don Friolera». Finalmente, se incluye «una relación histórica de las posteriores ediciones de los dos primeros esperpentos». A la vista del conjunto hermenéutico que supone Visión del esperpento, cabe confirmar el cumplimiento del objetivo impuesto: «acoplar el análisis de las estructuras lingüísticas de cada esperpento para comprender cómo funcionaban en la sociedad del tiempo de Valle-Inclán y destacar las complejas mediaciones ideológicas que formaban nexos entre texto e historia» [JMS].

 

Antonio Carreira, Gongoremas, Península, Barcelona, 1998, 454 págs.

    Conocidos ya en los ámbitos de la crítica más especializada, los artículos que componen este libro constituyen el resultado en un horizonte amplio (y ahora su pórtico obligado) de las investigaciones y reflexiones que efectuó el «autor, durante los cuatro lustros que le llevó preparar la edición crítica de los romances de Góngora», formando la aportación más interesante de la larga serie de ensayos y ediciones consagrados por A. Carreira a Góngora: desde su clásica Antología poética a Nuevos poemas atribuidos a Góngora. Congrega este volumen «en cinco secciones, según sus afinidades, diecinueve estudios elaborados y, excepto uno, publicados en esta década», reunión presidida, desde cierta actitud no exenta de tintes irónicos, por la intención de que «sea útil, mientras saluda de lejos, y con el debido respeto, a quienes teorizan y deconstruyen en la cresta de la modernidad». En cualquier caso, se advierte que «los estudios han sido ligeramente actualizados en redacción y referencias, aunque no se ha podido evitar la reiteración de algunas ideas».

    Los cinco apartados aludidos se organizan de forma coherente en un asedio dirigido a «Las Soledades» y a «Los romances», capítulos tercero y cuarto, finiquitados en uno último, «Fama póstuma», que viene a completar un panorama totalizador con la proyección post mortem de la obra gongorina. Los dos capítulos primeros vienen a contextualizar desde predios de índole más bien paratextual, la suerte, génesis y rasgos además de circunstancias personales que rodearon y aún rodean los textos y la figura del vate cordobés: «Crítica y transmisión textual» y «Etopeya y entorno».

    Aunque el valor y el reconocimiento de estos estudios es innegable, podrían destacarse algunos de ellos a título ilustrativo que vinieran a representar la labor ardua y precisa, y el esfuerzo intelectual desplegado en las páginas de Gongoremas. Así, es posible citar a «Góngora después de Dámaso Alonso», que «pretende ser un modesto homenaje al maestro, no revisando su obra de gongorista, bien conocida, sino la de sus numerosos discípulos y seguidores», en una especie de escrutinio que más que «repartir incienso de forma indiscriminada, procura justificar tanto la aprobación como la discrepancia». Un gran interés presenta «Defecto y exceso en la interpretación de Góngora», estudio en el que se pretende precisar el hecho de que «la actual propensión a la multiplicidad o simultaneidad de lecturas, confundida con la inagotable interpretación de la obra de arte, unas veces puede ocasionar dislates graves; otras, prescinde por completo de lo que Góngora tuvo siempre muy en cuenta». «El manuscrito Chacón: ‘A tal señor, tal honor’ estudia la gestación y características del testimonio más autorizado en la transmisión textual gongorina». Abriendo la segunda sección, «‘El yo de Góngora’ intenta dilucidar la peculiar objetividad gongorina, que no excluye la aparición del locutor, con relativa frecuencia, entre los versos de los poemas», demostrando una presencia continuamente reprochada. Sigue «Góngora y su aversión por la reescritura», que «examina los pocos textos en que el poeta recurre, con mayor o menor variación, a alguna fórmula ya usada antes, y se detiene en el único caso de reescritura de un poema completo: el romance ‘Cuántos silbos, cuántas voces’». El tercer apartado lo introduce «La novedad de las Soledades», donde se «sintetiza las aportaciones del poema desde la perspectiva de su fecha», es decir, «la inextricable mezcla de realidad e idealidad, de amor a lo humilde expresado en conceptos complejos, lo que constituye una intencionalidad a la vez ética y estética única en su tiempo». El capítulo que ocupa el decimotercer lugar, «La décima de Góngora al Conde de Saldaña», «en medio de advertencias didácticas [...], se dedica a comentar la décima que Góngora escribió para agradecer otra al conde de Saldaña en defensa del Polifemo y de las Soledades». La sección penúltima comienza con «Loci critici en los romances de Góngora», donde se «presenta un elenco de veintidós casos problemáticos en el establecimiento del texto de otros tantos romances». «La maurofilia en el romancero de Góngora» se refiere al «proceso de abstracción que permite a los poetas maurófilos prescindir de la conflictiva realidad de los moriscos andaluces, y, después de revisar y descartar los romances de ese género atribuidos a Góngora, se ocupa de los ocho auténticos». Especial interés reviste «Los romances de Góngora: transmisión y recepción», por el esfuerzo de síntesis realizado al exponer los intentos llevados a cabo «por los colectores de manuscritos para poner orden en los romances de Góngora», al igual que el artículo siguiente, «Registros musicales en el romancero de Góngora», que estudia «las distintas modalidades de romances inauguradas por el poeta». Del último apartado cabría destacar la indagación sobre «Góngora: poemas atribuidos y dudosos», en la medida en que se procede a cierta clarificación respecto a un fenómeno «que en el caso de Góngora alcanza cifras nunca vistas» [JMS].

 

Juan Casas Rigall, La materia de Troya en las letras romances del siglo XIII hispano, Universidad de Santiago de Compostela, 1999, 297 págs.

    Como el mismo autor confiesa, «ha de decirse sin ambages que es éste, en lo fundamental, un trabajo sobre ‘fuentes’», reclamando una terminología y una concepción tradicional cuya relevancia «se hace más evidente en épocas literarias como el Medievo, explícitamente dominadas por la imitatio». En este sentido, J. Casas advierte de la vigencia de la materia de Troya, «de Orosio a Manrique, de Homero a Joyce y Heaney, la más fértil raíz del imaginario épico occidental es la Ilioupersis, el excidium Troiae, la destrucción de Troya», y esto debido a que «la epopeya por excelencia esconde entre sus pliegues hazañas heroicas al lado de miserias políticas y pasiones destructivas, el honor frente a la traición, el parricidio y la amistad más sincera o el desengaño que conduce al contemptus mundi». La literatura hispánica no se ha mantenido al margen de esta tópica, «antes bien, desde la Edad Media, escritos latinos y vulgares de la Península Ibérica han dirigido su atención hacia Troya. En el ámbito romance, a partir del primer tercio del siglo XIII, estos intereses son obvios en algunas obras de primera magnitud, como el Libro de Alexandre y, poco más tarde, la General estoria alfonsí». Pues bien, contribuyendo a ello y coincidiendo con que «en las últimas décadas, el interés por el ciclo troyano en la España medieval se ha reavivado», el presente estudio aporta como novedad «una visión de conjunto de este dominio general» organizada en cinco capítulos: «El núcleo del libro comienza con un capítulo en que se presenta un sintético panorama del ciclo troyano desde la Antigüedad al s. XII, con especial atención a aquellos autores y obras que circularon por la Península Ibérica durante el Medievo (cap. 1). A continuación, el trabajo se centra en las piezas ibéricas del Doscientos que destacan bien por incorporar elementos troyanos, bien por ceñirse monográficamente a esta materia. Entre los primeros escritos, son capitales el Libro de Alexandre (cap. 2) y la historiografía alfonsí, en particular la General estoria (cap. 4); entre ambas piezas se sitúa el Libro de las generaciones, que, aun en su brevedad, tiene un interés notable (cap. 3). La fragmentaria Historia troyana polimétrica, único de los textos estudiados circunscrito al caso troyano, cierra el análisis (cap. 5[JMS].

 

Óscar Cornago Bernal, La vanguardia teatral en España (1965-1975). Del ritual al juego, Visor, Madrid, 1999, 304 págs.

    Asumido el objetivo de estudiar «la Vanguardia en un período de fuerte actividad renovadora desarrollado durante los años sesenta y setenta en los diferentes espacios teatrales en España», comienza esta monografía acometiendo justamente el sentido y alcance del citado concepto de ‘vanguardia’. Para ello, se convierte en instrumento explicativo fundamental, en clara coherencia metodológica, la referencia al contexto cultural y a la mentalidad de la época. La dilucidación del complejo congregado por la Vanguardia es sometido al procedimiento analítico que viene caracterizando la constatación de los períodos estéticos. Esto es, al igual que se identifica un período histórico bajo la denominación de Barroco y una categoría general barroca, O. Cornago establece «una concepción más laxa y divulgativa que entiende por vanguardia un fenómeno de renovación artística repetido cíclicamente a lo largo de la historia y hecho presente de forma especialmente acentuada durante esta centuria», pero también otra, en la que se sustenta su estudio, «como una categoría histórica que englobaba un período concreto de la evolución cultural y artística en Occidente, período que se iniciaba con la culminación y al mismo tiempo, paradójicamente, crisis definitiva de la Modernidad, desarrollada durante los siglos XVIII y XIX, y acababa con la Postmodernidad, que comenzaría en torno a los años setenta». Caracterizada por un prurito de autonomía artística y un fuerte componente idealista a la vez que por «una radical interacción entre arte y sociedad», «la Vanguardia no ha descrito una evolución uniforme», destacando «dos momentos de especial actividad vanguardista»: «por un lado, los primeros decenios, conocidos como las vanguardias históricas, y, por otro, un nuevo período consolidado a medida que avanzaban los años sesenta y que llegaba hasta la segunda mitad de la segunda década». Este segundo período, al que se consagra La vanguardia teatral en España, «se reconocía deudor de numerosas teorías desarrolladas ya durante el primer tercio de siglo, aunque no siempre estas pudieron alcanzar entonces su concreción escénica óptima». Sin embargo, «un panorama social, cultural y tecnológico radicalmente diferente, aunque dentro de un contexto común de renovación formal de los lenguajes teatrales, los caminos de la nueva vanguardia transcurrieron por otras sendas». Dos son las etapas fundamentales de esta nueva vanguardia, «la primera estuvo dominada por el teatro ritual» (la recepción de Artaud, el Living Theater y Grotowski; Pere Planella, Bululú, el tei, El Corral de Comedias, el Grupo Cátaro, Marsillach y Nieva, Puigserver, el Grup d’Studis Teatrals d’Horta, Víctor García, Alfonso Jiménez y Salvador Távora) que da paso, «a medida que se acentuaba el sentimiento de crisis de los grands récits», a «otras alternativas escénicas que reaccionaron contra el tono místico, trascendental y hasta religioso de estos primeros años», esto es, a «un nuevo tipo de teatro popular» (Els Joglars, Tábano, Esperpento, Marsillach y Puigserver, Malla, Ensayo Uno-En Venta y Els Comediants). Se reivindica, por tanto, a finales de los sesenta, «un teatro-fiesta, un teatro-carnaval, un teatro del juego y la transgresión». Entre estos extremos, O. Cornago explica «el teatro ritual grotesco, como un intento explícito de aunar el ceremonial y lo popular, lo sagrado y lo grotesco» (Ditirambo, Crótalo, Corral de Comedias), así como «el teatro narrativo popular», al igual que el happening, que «mostró la cara más desnuda del aspecto performativo de la nueva vanguardia» (el «teatro instrumental» de Zaj, la «poesía escénica» de Brossa), dentro ya de unos tipos teatrales difíciles de clasificar, entre los que cabe destacar los desarrollados por el tu de Murcia, el Grup de l’Escola de Teatre de l’Orfeó de Sants y ciertas representaciones de Els Joglars y Puigserver.

    En conclusión, La vanguardia teatral en España (1965-1975) posee el valor fundamental de sintetizar con coherencia y de forma globalizadora una etapa de producción teatral realmente compleja, contextualizando sus argumentos con solidez respecto a referencias documentales explícitas, a la vez que sabe subrayar los momentos álgidos y aportar el desarrollo explanativo suficiente para que las transiciones de orden estético en especial permitan una intelección más que adecuada [JMS].

 

Carmelo Medina Casado et alii (eds.), James Joyce: Límites de lo diáfano, Universidad de Jaén, 1998, 289 págs.

    Como F. Serrano Valverde pone de manifiesto en el «Prefacio» que presenta el libro, «se recogen en este volumen trabajos que los miembros de la James Joyce Society han producido durante el período transcurrido entre los Encuentros James Joyce VIII y IX. Algunos de ellos se presentaron en la última edición de estos Encuentros (Jaén abril 1998) en forma de comunicación o ponencia para su discusión y debate. Otros son enteramente originales». El conjunto se articula en tres secciones que metodológicamente pretenden abarcar el mayor espectro de cuestiones y problemas que plantea el texto del autor dublinés. La primera de ellas se corresponde con la óptica procedimental que promueve la literatura comparada, y en ella se examina «la obra de distintos escritores, casi todos originarios de diferentes países, bajo el prisma de la obra de Joyce». La segunda, «Contextualizando a Joyce», permite la lectura de «una serie de estudios en los que la obra de Joyce es analizada desde múltiples perspectivas que nos permiten valorar la amplia diversidad investigadora que la misma ofrece a los estudiosos de su obra» Finalmente, en «Crítica Textual», «la que más expresamente se dedica al estudio inmediato y literal de la obra de Joyce, nos ofrece novedosas aproximaciones en el conjunto de capítulos incluidos en la misma». En conclusión, y pese a una distribución capitular que adolece de cierta arbitrariedad, puede afirmarse el cumplimiento del fin principal sostenido desde el comienzo, el de «ofrecer una aproximación variada a la obra de Joyce realizada por estudiosos españoles actuales», en la medida en que la obra del dublinés se trata «desde la perspectiva de otra cultura y esquemas mentales» [JMS].

 

Salvador A. Oropesa, La novelística de Antonio Muñoz Molina: sociedad civil y literatura lúdica, Universidad de Jaén, 1999, 229 págs.

    En este libro se acomete la tarea de explicar el conjunto de la obra de Antonio Muñoz Molina de forma global y totalizadora. Para ello, comienza con la exposición de su poética novelística «para que sirva de complemento a la lectura de la literatura producida por el autor». Dos pilares fundamentales la sostienen, a juicio del ensayista, primero: la «renuncia a la experimentación textual maximalista de los setenta, que alienaba a los lectores con su feísmo y su ausencia de placer», y segundo, la reivindicación de «la importancia del contrato social, recordar al lector nuestro origen y darle pistas acerca del adónde vamos, para que no naturalice el sistema de libertades democráticas». Tomando como objeto delatador de esa poética, Oropesa va desgajando pormenorizadamente de una serie de artículos («¿Por qué no es útil la literatura?», 1993; «La realidad de la ficción», 1993; «La huerta del Edén», 1995), de sus opiniones sobre lo andaluz, de la novelística faulkneriana, y algún que otro cuento («Carlota Faingerg») las actitudes técnicas y vitales del escritor jiennense. Uno de los aspectos básicos de esta forma de entender y practicar la literatura reside en «encontrar una serie de modelos que le son útiles para su literatura», lo que viene a dar razón a aseveraciones como la de que Muñoz Molina «es un escritor tan cervantino». Las influencias de la novela americana, así como una atención especial a la recepción crítica de cada libro en el momento de su aparición, junto al comento de los aspectos específicos de tipo contenidista, constituyen el esquema explanativo por el que se rigen sendos análisis.

    A partir de estos presupuestos, Oropesa procede al análisis de las obras del autor andaluz, desde su Ópera prima (1986) hasta Plenilunio (1997). Entre estos extremos se extiende el examen dedicado respectivamente a Beltenebros (1989), El jinete polaco (1991), Los misterios de Madrid (1992), Nada del otro mundo (1993), El dueño del secreto (1994), y Ardor guerrero (1995) [JMS].

 

Benito Pérez Galdós, Ensayos de crítica literaria (ed. de L. Bonet), Península, Barcelona, 31999, 297 págs.

    Tras la primera salida de este libro en 1971, la tercera aquí señalada implica la continuidad y el incremento del interés por unos textos galdosianos distintos a los de su novelística, por los que generalmente se ha reconocido al autor canario en el mundo literario. Esta nueva edición puede ser calificada de corregida y aumentada, en cuanto que su compilador ha creído oportuno «incorporar algunos nuevos textos críticos del autor de Nazarín. En primer lugar, el prefacio y el epílogo que redactó para la edición ilustrada de los Episodios Nacionales en 1882 y 1885»; se incluye también la «‘epístola literaria’ que sobre J. M. Pereda escribiera Galdós en 1888 para el diario bonaerense La Prensa y a propósito de La Montálvez», y finalmente se dan cita por primera vez en esta antología «los prólogos que don Benito puso al frente de Los condenados (1895) y Alma y vida (1901): textos que permiten introducirnos ahora por el territorio de la reflexión teatral».

    En su conjunto se trata de unos ensayos que delatan cuestiones de poética ubicadas en la misma novelística galdosiana, pese a estar dirigidos y versar sobre autores diversos. De cualquier forma, se trata de acallar la tendencia crítica generalizada sustentadora de un Galdós que «elaboró a solas sus libros, casi en el vacío, siendo impermeable al ambiente cultural de la época», novelista «solitario, irreflexivo y poco aficionado a la lectura». En este sentido, uno de los fines primordiales de esta antología se encuentra en «perfilar la silueta creadora del novelista a partir de algunas de sus meditaciones, a veces dichas un poco al desgaire, en el curso de su carrera literaria. Creo que, con los ensayos recogidos en nuestro libro, el lector podrá hacerse una imagen más cabal de Galdós que, si bien no desplegó sus máximos momentos de plenitud creadora redactando textos teóricos sobre la novela (no era su oficio la labor crítica), sí fue muy consciente de las tensiones existentes entre la literatura y la sociedad, de los problemas formales y lingüísticos —algunos de ellos casi insalvables— con que se enfrentaba la narrativa española posterior a 1868, y también de las posibilidades experimentales que la creación literaria encerraba, pues siempre consideró el género novelesco no con esquemas petrificados, sino, al contrario». Precisamente, el despliegue del conjunto crítico galdosiano se centra en la «condena al escritorzuelo por no saber, o no querer aprovechar la humanidad que latía en su época, por considerarla ‘vulgar’» [JMS].

 

Antonio Ruiz Sánchez, «Hijo del exceso». La poesía trascendental de E. E. Cummings, Universidad de Córdoba, 2000, 375 págs.

    La poesía de Cummings, conocido más por el mero lector que por los medios académicos, se constituye en objeto de estudio totalizador a lo largo de las páginas de este volumen. La bibliografía consagrada a su análisis no deja de ser reducida, y en este sentido «aún no se ha profundizado en el mensaje jubiloso que transmiten sus versos. No se ha sabido, en general, adentrarse en la cosmovisión esencialista y utópica de este poeta». El ensayista achaca este estado germinal de la cuestión al carácter trascendental de su escritura, de ahí que «el planteamiento original que ha dado pie a la realización de este trabajo se basa, pues, en el deseo de arrojar algo de luz sobre el entramado formal que sustenta la poesía trascendental de Cummings». En ello se cifra el propósito de «reivindicar la calidad y el interés de un tipo de poesía directa y cálida —no distante en términos del correlato objetivo eliotiano— una poesía que muestra una cara distinta y atípica de la modernidad literaria: aquella que opta por hacer suyas muchas de las preocupaciones formales y lingüísticas del modernismo, pero sin ese lado gris, sin esa ironía y complejidad modernas, sin ese escapismo intelectual, exótico o erótico». La metodología empleada se basa en los principios «propuestos por la estilística genética», endeudándose también desde esta perspectiva con Curtius, García Berrio, Debicki, Flys, Alarcos o Bloom, si bien «he de admitir que el modo de proceder global en este estudio no se aleja en demasía de aquel que Spitzer denominó el ‘círculo filológico’». Pues bien, este trabajo, desde tales premisas metodológicas, sostiene como centro explicativo de la poesía de Cummings a la hipérbole, es decir, «ese ‘ir más allá’ constante de la hipérbole agradece un ritmo fluido y dinámico que la vigorice y coloree, y que no entorpezca excesivamente su discurrir alocado». En lo que respecta a la distribución de los contenidos del libro, indica su autor «que se organiza en dos grandes partes. En la primera, que comprende los capítulos primero y segundo, reviso la obra poética de Cummnigs, además de su recepción crítica y académica. En la segunda, que abarca desde el capítulo tercero hasta el noveno, me centro en el análisis estilístico de la poesía trascendental del norteamericano y reflexiono sobre el papel que la hipérbole juega en dicha escritura» [JMS].