LAS NOCIONES DE DERECHA E IZQUIERDA Y LAS CREENCIAS A ELLAS ASOCIADAS EN ESPAÑOL Y EN GRIEGO:

UN CASO DE "UNIVERSAL CULTURAL" CON REPERCUSIONES FRASEOLÓGICAS

María del Mar Forment y Triantafylliá Efthymiou

Universidad de Barcelona

Descargar fuente griega

     1. Introducción

    Cuando alguien te dice que eres el ojito derecho de tal persona suele utilizar un tono irónico que, con frecuencia, encubre cierta envidia por parte del emisor de la frase: ser el ojito derecho de alguien es ser el preferido o el más favorecido por parte de una determinada persona. También tiene un sentido positivo el sintagma la mano derecha, que a menudo utilizamos en español como atributo en una construcción copulativa paralela a la que hemos presentado en primer lugar: ser la mano derecha de alguien. En este caso, el significado de la construcción está motivado por la connotación cultural que asociamos a «derecha» y que le confiere ese valor positivo por un proceso de metonimia mano por persona y por un proceso de metaforización, que es el que acaba proporcionando el sentido completo de la frase: ser un colaborador eficaz y de confianza de alguien. En cambio, levantarse con el pie izquierdo es una frase que se suele emitir al final de una jornada desastrosa desde todos los puntos de vista y tiene, consecuentemente, un valor negativo.

    A partir de la constatación de la recurrencia de este tipo de asociación derecha/positivo, izquierda/negativo, el propósito del presente trabajo es estudiar el origen de estas creencias en el seno de nuestra cultura y así justificar la existencia en el vocabulario actual de toda una serie de expresiones fijadas cuya motivación significativa radica en esas asociaciones. La lengua de la que partimos para acometer este objetivo es el español. Con todo, en el apéndice de este estudio, se presentarán unidades fraseológicas del griego actual cuyo significado está condicionado por la misma creencia. De este modo, constataremos el hecho de que estamos ante un fenómeno universal que es posible rastrear en varias lenguas siempre que compartan unos rasgos culturales similares.

 

    2. El espacio y su distribución: denotación y connotación

    El espacio que nos rodea es objeto de tratamientos dispares en función de la naturaleza de cada ser humano: hay personas que prefieren los espacios abiertos y otras que se mueven mejor en los acotados o cerrados; algunos prefieren los espacios amplios que no estén ocupados por muchos objetos y otros, en cambio, atiborran cualquier habitación convirtiéndola, a veces, en un lugar impracticable para un extraño. Abandonando el nivel individual, se ha hablado con acierto de un tratamiento del espacio de carácter cultural. Así, la proxémica analiza el uso del espacio en las relaciones personales revelado en la distancia que se guarda entre las personas en un proceso de interacción.[1]

    Es evidente que la percepción del espacio no es igual en todas las culturas: suele decirse que de todos los europeos son los españoles los que necesitan un menor territorio individual y es por este motivo por lo que no se sienten tan molestos por la proximidad ajena como los escandinavos o los ingleses. Si se comparan culturas distantes, las diferencias son aún más evidentes. Es un tópico ya afirmar, por ejemplo, el asombro que causa a un japonés lo mucho que nos tocamos y la facilidad con la que invadimos lo que él consideraría el espacio del otro.

   Si dejamos de lado estas consideraciones iniciales, es evidente que el espacio tiene lo que podríamos denominar una «lectura literal» que se relaciona con la localización de los cuatro puntos cardinales.[2] Nótese, sin embargo, que cuando nos proponemos definir la posición de un objeto, el resultado va a ser siempre relativo: lo importante será saber dónde se sitúa el emisor del mensaje para poder interpretar de manera adecuada en qué lugar se encuentra el objeto si nos dice que está, por ejemplo, a la derecha. Esta primera lectura no nos interesa en este estudio. Resulta mucho más atractivo para nosotros determinar de qué modo las nociones de «derecha», «izquierda» también las nociones de «arriba» o «abajo», aunque éstas no sean tratadas en el presente artículo se han teñido de una significación valorativa positiva o negativa según el caso; de qué manera se han convertido, en cierto sentido al menos, en símbolos.

   La naturaleza simbólica de la derecha y de la izquierda ha sido puesta de manifiesto por diversos estudiosos pertenecientes a distintos ámbitos del saber: psicólogos, antropólogos, sociólogos, etc. El lado izquierdo suele ser asimilado con el pasado, lo siniestro, lo reprimido, la involución, lo anormal, lo ilegítimo y la muerte; por su parte, el derecho, con el futuro, lo abierto, la evolución, lo normal, lo legítimo y la vida. Tal como recuerda Cirlot (1969: 201): «la dextrosidad es normal en todas las manifestaciones naturales:[3] por ello, en el sistema jeroglífico egipcio, entrar es ir hacia el lado derecho y salir ir hacia la izquierda, lo cual, en orientación y teniendo enfrente el norte, corresponde a la apariencia de nacimiento y muerte del Sol». Las posibles explicaciones que podrían justificar estas asociaciones son varias. Resumimos, a continuación, las dos que creemos más pertinentes. Cabe decir, no obstante, que ambas teorías se basan en idéntico principio: el recorrido del sol por el firmamento. Situándonos mirando hacia el norte, a nuestra derecha tendríamos el este y, consecuentemente, el lugar por el que nace el sol, y a nuestra izquierda el oeste, lugar de la puesta de sol. A partir de esta orientación es fácil establecer una analogía entre este-derecha-luz-vida y oeste-izquierda-oscuridad-muerte.[4]

 

    2.1. los griegos antiguos y la cosmogonía: la teoría de los opuestos

   La mayoría de los postulados de los filósofos griegos antiguos sobre la cosmogonía, es decir, sobre la creación del Universo, tiene como punto de partida la teoría de los opuestos. En esta teoría se inserta la contraposición entre la derecha y la izquierda, así como las primeras manifestaciones de las connotaciones que tienen estas dos nociones espaciales.

    Para el hombre antiguo, la Tierra era un disco plano, rodeado por el océano, que tenía el cielo arriba y el Hades, el lugar en el que se encontraban los muertos, abajo. Anaximandro y los presocráticos (s. VI a.c.) modifican esta concepción e introducen la hipótesis de que la Tierra flota en un espacio libre, la concepción del dualismo de la energía, la presencia de dos fuerzas metafísicas y el funcionamiento cosmogénico del infinito. Este funcionamiento tiene, en opinión de estos autores, una primera consecuencia: la separación de dos semillas creadoras. Por una parte, aparece la semilla del calor y del frío; por otra, la de la sequía y la humedad. De este modo, lo que ellos denominan «máximos miembros del mundo», es decir, la tierra, el mar, el viento y el fuego y cada uno de sus contrarios vivirán en lucha entre sí. El mundo es un sistema autosuficiente de un equilibrio dinámico proporcionado por factores de contrapeso. A partir de este punto, aparece la teoría de la contraposición de los opuestos que, como se verá a continuación, es retomada y reformulada por autores posteriores.

    La teoría de la justicia cósmica que sostuvo Heráclito ha constituido uno de los puntos más importantes en el pensamiento de los griegos antiguos.[5] Heráclito es tradicionalmente considerado el filósofo que afirmó radicalmente que todo cambia y nada permanece, que el Universo no es sino un continuo devenir en el que la ley de la identidad carece de vigencia al estar todas las cosas sometidas a incesante transformación. Según Heráclito, la ley que rige el Universo es la ley de los contrarios u opuestos. Estos constituyen en último término una unidad profunda: la armonía que caracteriza el Universo no es una armonía estática sino una armonía tensa motivada por el equilibrio dinámico de las tensiones entre los contrarios. Postulados similares a este aparecen en autores como Parménides, Empédocles, Anaxágoras y los pitagóricos.

   Con Pitágoras se concreta esta concepción dualista del Universo. En su intento por explicar la naturaleza de los números, que, en la opinión de este filósofo, constituían la naturaleza del Universo, aparece la opción entre dos elementos: lo par y lo impar. De hecho, los pitagóricos establecen una serie de diez oposiciones entre dos términos correlatos:

impar y par

uno y múltiple

derecho e izquierdo

masculino y femenino

estático y dinámico

recto y curvo

luz y oscuridad

bueno y malo

cuadrado y oblongo

    Pitágoras aduce una serie de razones que demuestran, a su entender, que todos los elementos de la columna que aparece en primer lugar, en la que está lo bueno o el bien, son elementos positivos. Es precisamente en esa columna, junto al bien, la luz, lo cuadrado, lo recto, etc. donde se encuentra la derecha.

    La bondad que se le atribuye a la derecha desde el pensamiento de estos filósofos está indiscutiblemente relacionada con la razón principal que hemos argüido para justificar este hecho: el recorrido solar. Así, por ejemplo, los templos en la antigua Grecia seguían, en cuanto a su orientación se refiere, el modelo del Templo de Apolo: la entrada estaba situada hacia el este, hacia el lugar por donde salía el Sol. El mismo Pitágoras no permitía la entrada de la gente en los templos con el pie izquierdo en primer lugar.[6] Las obras de los grandes dramaturgos griegos ponen de manifiesto las ideas de la teoría de los opuestos de los filósofos. En la mayoría de ellas está siempre presente la contraposición entre el bien y el mal, los dos eternos opuestos. En algunos de esos textos, además, aparecen ya fragmentos en los que se empieza a testimoniar la connotación positiva de la derecha y la connotación negativa de la izquierda. Buena prueba de ello es, por ejemplo, Píndaro, quien llega a utilizar el término derecho con el significado «persona inteligente y astuta».

    Además, los buenos augurios para los griegos llegaban por la derecha, por el este, y la mayor parte de las veces bajo la figura de las aves. Esta imagen la encontramos con mucha frecuencia en la obra de Homero: [7]

Dexia, meria, touj nuctoko,raka @# touj ste,lnei to,te h Aqhna, @# kai ap? to pouli, o Odusse,aj ca,rhke @# @IlK272#   

   De hecho, la cultura griega no ha sido la única que ha interpretado el vuelo de las aves como señal de augurio y ha asociado la buena suerte a aquellas que llegaban por la derecha. La primera muestra literaria en romance castellano, el Cantar de Mío Cid, contiene un par de fragmentos en los que el Campeador adivina la suerte que va a correr a partir de la observación de los pájaros. Precisamente en el primer fragmento que se presenta a continuación aparece también la mención a la derecha y a la izquierda, y las connotaciones a ellas asociadas:

(1) Cantar de Mío Cid vv. 10-14 [8]

Allí piensan de aguiiar, allí sueltan las rriendas;

a la exida de Bivar ovieron la corneia diestra

e entrando en Burgos oviéronla siniestra.

Meció Mio Çid los ombros e engrameó la tiesta:

¡Albricia, Álbar Fáñez, ca echados somos de tierra! [9]

 

(2) Cantar de Mío Cid  vv. 855-860

Quando quitó a Alcoçer Mio Çid el de Bivar,

moros e moras compeçaron de llorar.

Alçó su seña, el Campeador se va,

passó Salón ayuso, aguijó cabadelant,

al exir de salón mucho ovo buenas aves.

   Por otra parte, volviendo a los clásicos griegos, la lectura de la Ilíada pone de manifiesto que se contemplaba también la superstición de la derecha y de la izquierda en el reparto del vino -se pasaba de una persona a otra siempre de izquierda a derecha y siempre con la mano derecha-, y en los sorteos:

ki auto,j ap? to kronth,ri ana,serne kai moi,raze stouj a,llou &dexia, meria,& qeou,j aqa,nato gluko, krasi, na piou,ne @Il A 597&598#

 

   2.2. El cristianismo

   La religión cristiana contribuyó notablemente al establecimiento y a la difusión de los sentidos connotados de la derecha y de la izquierda. En los textos bíblicos aparece frecuentemente la oposición entre diversos elementos: el bien y el mal, el cielo y el infierno, la luz y la oscuridad, etc. Volvemos a encontrar en este último par, luz-oscuridad, la referencia al Sol. El Sol ha sido en todas las civilizaciones un símbolo positivo que expresaba alegría y vida. Los egipcios lo consideraban una divinidad. En los cuatro evangelios del Nuevo Testamento, la oscuridad o el ocaso la izquierda como hemos visto anteriormente representan el infierno y la muerte mientras que el amanecer o el este la derecha representan la encarnación de la justicia, de la felicidad y de la pureza. Es por este motivo por el que en los siguientes fragmentos extraídos de la Biblia la derecha aparece siempre connotada positivamente:

(3) Génesis, 48 “Adopción de los hijos de José”:

Vio Israel a los dos hijos de José y preguntó: “¿Quiénes son éstos?” “Son mis hijos, los que Dios me ha dado aquí” – le respondió José; y Jacob dijo: “Ten la bondad de acercarlos a mí, que quiero bendecirlos”. [...] José los tomó a los dos, a Efraím con su derecha a la izquierda de Israel, y a Manasés con su izquierda a la derecha de Israel, y así se acercó hasta él. Pero Israel extendió su mano derecha y la puso sobre la cabeza de Efraím, que era el menor, y su izquierda sobre la cabeza de Manasés, cruzando de intento las manos, a pesar de que Manasés era el mayor. [...] Al ver José que su padre ponía su mano derecha sobre al cabeza de Efraím, se disgustó y tomó la mano de su padre para cambiarla de la cabeza de Efraím a la de Manasés. Y le dijo: “No así, padre, porque el mayor es éste; pon tu mano derecha sobre su cabeza” Pero su padre se opuso y le dijo: “Lo sé, hijo mío, lo sé. También él llegará a ser un pueblo; pero su hermano menor será mayor que él y su descendencia se hará una muchedumbre de pueblos. (8-19)

 (4) Éxodo, 29 Consagración sacerdotal:

Tomarás el segundo carnero y Aarón y sus hijos pondrán sus manos sobre su cabeza. Luego lo inmolarás, tomarás de su sangre y untarás con ella el lóbulo de la oreja derecha de Aarón y sus hijos, el dedo pulgar de su mano derecha y el dedo gordo de su pie derecho; y con la sangre restante rocías el altar todo en torno. Tomarás sangre de sobre el altar y óleo de unción y asperjarás con ello a Aarón y a sus hijos y sus respectivas vestiduras. Así quedarán consagrados Aarón y su hijos con sus vestiduras. (19-21)

(5) Levítico, 7 El sacrificio de la reparación:

Será inmolada la víctima en el lugar donde se inmolan los holocaustos, y la sangre será derramada por el contorno del altar. [...] El sacerdote quemará la grasa sobre el altar, y el pecho será para Aarón y sus hijos. Daréis al sacerdote la pierna derecha, como tributo tomado de vuestros sacrificios pacíficos. (31-32)

(6) Éxodo, 15 Cántico de Moisés:

Entonces Moisés y los hijos de Israel cantaron este cántico a Yavé:

[...]

Mi fuerza y mi cántico es Yavé:

Él fue mi salvación.

Él es mi Dios, yo le glorificaré,

El Dios de mi padre, le ensalzaré.

Yavé es un fuerte guerrero:

Yavé es su nombre.

Los carros del Faraón y a su ejército precipitó al mar;

La flor de sus caballeros se la tragó el mar Rojo.

Los abismos los cubrieron;

Cayeron en el fondo como piedra.

Tu diestra, Yavé, gloriosa por su fuerza,

tu diestra, Yavé, machaca el enemigo (1-6)

(7) San Mateo, 25 Juicio final:

 Cuando venga el hijo del Hombre en su gloria con todos sus ángeles, se sentará en su trono de gloria. Todas las naciones serán reunidas delante de Él, y Él los separará unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. Las ovejas las pondrá a su derecha y los cabritos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los de su derecha: “Venid, benditos de mi padre, tomad posesión del Reino preparado para vosotros. Porque tuve hambre y me distéis de comer; tuve sed, y me distéis de beber; era peregrino y me alojasteis; estaba desnudo y me vestisteis; enfermo y me visitasteis, en la cárcel y fuisteis a verme” [...] Entonces dirá a los de su izquierda: “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles” [...] E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna. (31-46)

(8) San Marcos, 16 Apariciones:

 Resucitado Jesús al amanecer, en el primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, de la cual había expulsado siete demonios. Esta fue a decirlo a los que habían andado con Él, que estaban afligidos y llorando. Ellos, al oír que vivía y que ella lo había visto, no lo creyeron. Después de esto se apareció en otra forma a dos de ellos en el camino, cuando iban al campo. Éstos fueron a dar la noticia a los demás, pero tampoco lo creyeron. Después se apareció a los Once estando a la mesa y les reprendió su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que le habían visto resucitado de entre los muertos. [...] Y el Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios. 9-19

    Estos pasajes testimonian la relevancia y el honor asociados a la posición de la derecha (3-4-5 y 8) [10]; la fuerza y el poder que a esa posición o a los miembros que se encuentran en esa localización se vehiculan (6), y, por último, en 7, la contraposición entre la bondad y la justicia simbolizados por la derecha y la maldad, el egoísmo relacionados con la izquierda.

   Una vez esbozado cuál ha podido ser el origen o causa por el que estas nociones espaciales se han teñido de las connotaciones valorativas mencionadas, y una vez presentado el impulso y apoyo que ha tenido esta creencia en nuestra cultura a través de los textos bíblicos, se pasa a analizar, a continuación, el reflejo que tiene esta superstición en la lengua. Así, trazaremos la historia de las palabras derecho, -aizquierdo, -a desde el latín, presentaremos las expresiones fraseológicas actuales en las que se utilizan estos términos y ofreceremos algunos fragmentos extraídos de textos de diferentes épocas que ejemplificarán el uso de dichas expresiones fraseológicas.

   En cuanto a la elección de expresiones fraseológicas en lugar de palabras derivadas de los términos estudiados en las que pervivan los matices significativos buscados, se debe a las características de esenciales de la fraseología que convierten a las unidades fraseológicas en un espejo perfecto de la cultura de una comunidad.

 

   3. El reflejo lingüístico de una creencia

   Se ha defendido repetidamente el hecho de que la lengua sobre todo su léxico es muchas veces portadora y transmisora fiel de la cultura de la comunidad que la utiliza. El caso que nos ocupa no es una excepción. La observación del latín, lengua de la que procede el castellano, y el análisis de su evolución permiten vislumbrar las asociaciones valorativas que estamos estudiando.

 

   3.1. Derecho-derecha; diestro-diestra

     Las palabras derecho-derecha proceden del participio directus, -a (latín vulgar derectus) que significaba «directo, recto» o «sin ambages, escueto», del verbo derigere, «poner en línea recta, enderezar, alinear». Con este significado, derecho se contraponía a torcido o tuerto y, consecuentemente, contiene ya un rasgo semántico positivo en el seno de nuestra cultura.

    La significación espacial «a la derecha» la proporcionaba en latín el adjetivo dexter, -t[e]ra, -t[e]rum. Este es el étimo de las voces diestro y diestra del castellano actual, cuyos significados son «lo que cae a mano derecha» y «hábil, experto en un arte u oficio. Sagaz, prevenido y avisado para manejar los negocios, sin detenerse por las dificultades». Sin duda, es poco frecuente hoy la utilización de las voces diestro -a en su primera acepción, es decir, para indicar la localización de un objeto o lugar. Para ese uso es más habitual el uso de derecha. Diestro y diestra se han especializado desde el punto de vista semántico y se utilizan preferentemente como valorativos, es decir, en su segunda acepción. Cabe recordar, con todo, que la forma latina dexter, -t[e]ra, -t[e]rum ya tenía este significado, también como segunda acepción. Además, dexter significaba «propicio, oportuno, favorable».

    Por otra parte, se encuentra en latín la utilización de dextra, -ae, resultado de la elipsis que sufre el sintagma manus dextra, con el significado de «mano derecha». Este significado es conservado por la voz española actual diestra. Sin duda es posible trazar una relación causa-efecto entre la mayor habilidad que tiene la mayoría de personas con la mano derecha, con la diestra, y el significado valorativo de los adjetivos diestro, -a.

    De la misma familia léxica de diestro tenemos en español destreza, diestramente; adiestrar, adiestramiento, adiestrado, adiestrador, todos con un valor positivo que se relaciona con aprender o saber desenvolverse en una determinada tarea[11].

    La historia de las voces derecha y diestra es compleja. Desde el latín, a los significados denotativos relacionados con la forma o la ubicación espacial de derecha, -o, “recto” y de diestra, -o, «a mano derecha» se han sumado unos significados connotativos o valorativos que son, en todos los casos, positivos. Esto no ha ocurrido solo con estos términos, sino también con sus derivados. Así, por ejemplo, derechamente conserva hoy sólo el sentido figurado «con prudencia, discreción, destreza y justicia». En época medieval y en época moderna, aún se utilizaba con el sentido de «rectamente», «directamente», tal como es posible apreciar en los siguientes fragmentos:

(9) Alfonso X el Sabio, Las Siete Partidas Fol. 62r. Título 18:

 Et demas desto fijo o nieto que ouiese aquel que tal cosa fiziese o mandase fazer o otro que descendiese del derechamente fasta quarta generacion no deuen ser clerigos nin aver dinidad ninguna saluo si dispensase el obispo de aquel lugar.

(10) Don Quijote de la Mancha, Segunda Parte, Cap. VI, p. 602:

Por el Dios que me sustenta -dijo don Quijote-, que si no fueras mi sobrina derechamente, como hija de mi misma hermana, que había de hacer un tal castigo en ti, por la blasfemia que has dicho, que sonara por todo el mundo.

   Mientras que en otros pasajes ya se da el sentido figurado actual:

(11) Alfonso X el Sabio, Las Siete Partidas Fol. 79v Título 5:

Ley ocho que virtudes deue auer el rey para beuir derechamente en este mundo et ser bien acostunbrado.

   En la actualidad, derecho-derecha se utilizan fundamentalmente para la orientación espacial, y diestro-diestra con el sentido valorativo. A pesar de esta afirmación, las unidades fraseológicas del español en las que aparecen los términos derecho-derecha, precisamente por su carácter fraseológico, preservan un significado conjunto de valoración positiva[12].

 

   3.1.1. Locuciones adverbiales

    A derechas / A las derechas,  «Con acierto, con destreza, con justicia».

    Estas locuciones adverbiales suelen utilizarse como complementos de verbos como hacer o dar y, frecuentemente, aparecen en frases negativas. Así, no hacer una a derechas significa «no hacer nada con acierto o correctamente».

(12) Don Quijote de la Mancha Primera Parte, Cap. XVIII, pág. 178:

El miedo que tienes -dijo don Quijote- te hace, Sancho, que ni veas ni oyas a derechas, porque uno de los efectos del miedo es turbar los sentidos y hacer que las cosas no parezcan lo que son.

   Resulta interesante, además, contraponer estos sintagmas, que tienen siempre significados traslaticios, con la locución a la derecha, utilizada como referente locativo o de dirección en un sentido literal. Nótese que la idiomaticidad de a derechas o a las derechas se podría atribuir tanto a la aparición del sustantivo derecha en plural como a la ausencia/presencia del determinante determinado.

    Al derecho / Del derecho.

    Estos sintagmas expresan la dirección que se considera normal y, por tanto, correcta al hacer algo o al ponerse una prenda[13].

    Con pie derecho,  «Con buen agüero, con buena fortuna».

    3.1.2. Nombres con complemento [14]

    Brazo derecho / Mano derecha.

    Suelen utilizarse, como se vio en la introducción, como atributos de construcciones copulativas y, en consecuencia, atribuyen una determinada cualidad al referente que es sujeto de la oración. Tanto brazo derecho como mano derecha se dicen con respecto a una persona que presta una ayuda eficaz de la que no se puede prescindir. No se trata de un uso actual, sino que ya se da en el castellano medieval.

(13) Crónica popular del Cid Fol. 44r:

Et tomo el cauallo el Cid et diole a don aluar fañez alabando lo mucho de sus buenos fechos et dixo. Caualgad amigo: ca vos sodes el mi diestro braço. E loados sea dios que assi se demostro.

    Ojo/ojito derecho. Como en los sintagmas anteriores, se utiliza habitualmente como atributo y significa “ser la persona preferida de alguien”.

 

    3.1.3. locuciones verbales

    Tener buena mano derecha José Mª Iribarren recoge esta locución verbal que ya no aparece ni en el DRAE ni en el DUE. Su significado es «tener buena suerte en el juego o en cualquier cosa». Iribarren comenta el hecho de que antiguamente se deseaba tener buena mano derecha, tal como se observa en el siguiente pasaje del Quijote:

(14) Don Quijote de la Mancha Segunda Parte, Cap. XXII, pág. 723:

Sancho, que había estado muy atento a la narración del primo, le dijo:

Dígame, señor, así Dios le dé buena manderecha en la impresión de sus libros: ¿sabríame decir, que sí sabrá, pues todo lo sabe, quién fue el primero que se rascó en la cabeza, que yo para mí tengo que debió de ser nuestro padre Adán?

    En cuanto al origen del significado de esta expresión, Iribarren se refiere a la información que al respecto contiene el Tesoro de la lengua castellana, de Sebastián de Covarrubias, en la entrada mano: «Los antiguos contaban por la mano diestra y siniestra los años. Hasta los noventa contaban con la mano izquierda, desde ciento en adelante con la mano derecha. De donde se entenderá el lugar de Juvenal: ... Jam dextera computat annos». En virtud de esta tradición, contar con la mano derecha sería señal de longevidad y, por lo tanto, de buena suerte.

    Este deseo de que alguien tenga buena mano derecha ha sido también aplicado con frecuencia a los toreros.

    Entrar por el ojo derecho Iribarren menciona que solo ha documentado esta expresión en el Diccionario de modismos de Ramón Caballero. De entre los repertorios más recientes, que, evidentemente, Iribarren no pudo consultar, el Diccionario fraseológico del español moderno, de F. Varela y H. Kubarth, la recoge con el significado «encontrar mucho gusto o placer en algo o alguien». En el DRAE aparece tanto esta locución como entrar por el ojo izquierdo que, como veremos en el apartado correspondiente, tiene el significado contrario. Por otra parte, el diccionario de la Academia incluye además entrarle a alguien algo por el ojo sin especificación, expresión que ha tomado el sentido positivo «gustarle por su aspecto»”.

    Iribarren cita un poema contra Bretón de los Herreros, compuesto por Martínez Villergas, en el que se utiliza esta locución. Se daba la circunstancia de que Bretón de los Herreros era tuerto y tenía fama de ser una persona con un carácter amargo. El poeta juega con este hecho y con la locución que estamos analizando:

Una comedia empecé

que concluyó en el fogón

cuando supe que Brutón

presidía el Comité.

Porque esto es un hecho

la órbita izquierda cerrada;

y por el ojo derecho

dicen que no le entra nada.

    Entrar con pie derecho. Esta locución tiene el mismo significado que entrar con buen pie y entrar con el pie derecho: «Empezar a dar acertadamente los primeros pasos en un negocio»[15]. En el siguiente pasaje del Quijote aparece utilizada:

(15) Don Quijote de la Mancha Segunda Parte, Cap. LXXII, págs. 1086-1087:

Abre los ojos, deseada patria, y mira que vuelve a ti Sancho Panza, tu hijo, si no muy rico, muy bien azotado. Abre los brazos y recibe también tu hijo don Quijote, que si viene vencido de los brazos ajenos, viene vencedor de sí mismo; que, según él me ha dicho, es el mayor vencimiento que desearse puede.

Déjate desas sandeces dijo don Quijote y vamos con pie derecho a entrar en nuestro lugar, donde daremos vado a nuestras imaginaciones, y la traza que en la pastoral vida pensamos ejercitar.

    Se aduce, en la versión crítica del Quijote preparada por Juan Antonio Pellicer, que el significado de esta locución estaría motivado por la superstición que exigía que se iniciase cualquier camino o trayecto hecho a pie siempre con el pie derecho.

    Con el significado de «ser incapaz o de poco talento» es una locución recogida tanto por el DRAE, como por el DUE y por el Diccionario fraseológico del español moderno. En cuanto al uso de esta expresión, no se relaciona, directamente al menos, con la valoración positiva de la derecha. Con todo, esta expresión que suele ser emitida con una entonación de desesperación por parte del emisor pone de manifiesto la incapacidad extrema de la persona de la que se predica que ni siquiera reconocería cuál es su mano derecha, esto es, cuál es la mano que le resulta más útil [16], aquella con la que lleva a cabo la mayoría de sus acciones [17].

    En el Quijote encontramos el siguiente pasaje extraído de una intervención de Sancho Panza:

(16) Don Quijote de la Mancha Primera Parte, Cap. XVIII, pág. 173:

Y lo que yo saco en limpio de todo esto es que estas aventuras que andamos buscando, al cabo al cabo, nos han de traer a tantas desventuras que no sepamos cuál es nuestro pie derecho.

    Posiblemente, el característico desconocimiento de Sancho Panza y su costumbre de trastocar la forma de las palabras y de los refranes haya hecho posible la aparición de esta locución que no figura en ninguno de los repertorios que hemos consultado [18].

 

    3.2. izquierdo-izquierda; siniestro-siniestra

   Laevus, -a, -um y sinister, -tra, -trum eran los dos adjetivos que significaban en latín clásico «izquierdo, al lado izquierdo». A partir de los resultados romances actuales, es posible deducir que la segunda forma, sinister, debía ser más utilizada que la primera, puesto que ha sido la que ha pervivido. Esta forma sinister debió sufrir un proceso de analogía fonética en latín vulgar y, por influencia de su opuesto dexter, pasó a ser sinexter. Solo de este modo es posible explicar siniestro del español actual, con un proceso de diptongación que, de haberse mantenido la forma clásica, nunca se hubiera producido.

    En cuanto a los significados de estas dos voces latinas, cabe decir que, además del referido significado de ubicación especial, también se utilizaban con los sentidos «avieso, trastocado, necio» o «desdichado, infeliz, desfavorable». Sinester formaba parte además de algunas locuciones latinas que siempre tenían un significado negativo: mores sinistri, «costumbres viciosas», o sinister rumor, «rumor adverso, aciago».

    La contraposición entre los significados connotativos de derecha e izquierda se remonta, por tanto, hasta el latín. Así, no es de extrañar la aparición de pasajes de época medieval como el que figura a continuación.

(17) Alfonso de la Torre, Visión delectable s. XV Fol. 22r:

De la prouidencia, fado y fortuna Ca entre los ombres ha auido algunos que dixeron que ninguna cosa no era rregida. ni gouernada por dios. Ni en el çielo ni enla tierra. Et que todas las cosas eran sometidas al caso. E ala fortuna et venieron a tanta demençia et absurdidad tan enorme que negaron el rregidor et gouernador del mundo. E aquestos fizieron templo en que pusieron diuersidad de cantares et multitud de sacrifiçios et oblaçiones E pintauanle dos arcas grandes. La vna llena de bienes ala man derecha E la otra llena de males ala mano siniestra. E pensauan que quando el ombre nasçia. Que luego la fortuna le daua el bien o el mal que auia de auer en su vida.

    La voz izquierdo, -a es documentada por Corominas en 1142. Según este autor, probablemente procede de una lengua prerromana hispano-pirenaica. Su uso se extendió desde una zona de lengua vasca en época visigótica. En cuanto a la formación del término, el propio Corominas dice que se trata de un proceso incierto, pero postula la posibilidad de que proceda de la combinación del vasco esku «mano» y el céltico KERROS «izquierdo», «torcido».

    La sustitución de siniestro por izquierdo para la designación de la ubicación espacial prácticamente hoy ya no se utiliza la primera voz con este valor debió producirse por la voluntad de sustituir un vocablo que en la conciencia popular se había teñido de connotaciones negativas [19]. Se trata de un proceso que no solo se dio en castellano, sino que S. Ullmann atestigua en otras lenguas europeas:

Las supersticiones conectadas con la mano zurda han conducido a la creación de muchos eufemismos en varias lenguas. [...] sinister en el sentido literal ha sobrevivido en el término italiano sinistro, pero en otras partes ha caído en desuso. El español ha recurrido al vascuence para un sustituto (izquierdo), mientras que el francés utiliza un vocablo germánico, gauche, que originalmente significaba «el camino equivocado; tosco, grosero» (Bloch-Wartburg). El inglés left tenía el sentido primario de «débil, indigno» (NED), y una de las palabras griegas para decir “izquierdo” euvo,umoj, es evidentemente un eufemismo: su sentido originario era “de buen nombre, honrado; de buen augurio, próspero, afortunado” (Liddell and Scott). (Ullmann 1991: 232-233)

   Tras la aparición de izquierdo, -a como locativo, el adjetivo siniestro, -a pudo especializarse desde un punto de vista semántico y asumió los valores que preserva en la actualidad: en primer lugar, «avieso, malintencionado»; en segundo lugar, «infeliz, funesto, aciago» y, en tercer lugar, «propensión o inclinación a lo malo; resabio, vicio o dañada costumbre que tiene el hombre o la bestia». Como sustantivo siniestro es definido por la Academia como «avería grave, destrucción fortuita o pérdida importante que sufren las personas o la propiedad, especialmente por muerte, incendio, naufragio, choque o suceso análogo» [20]. Los siguientes fragmentos ponen de manifiesto la especialización semántica de estos términos.

    Valoración negativa:

(18) Crónica de Aragón Fol. 58r:

 Coronado alla en el cielo el magnanimo y sanctissimo principe y rey don Remiro el primero, succedio aca en la tierra en todos sus reynos el esclareçido y denodado infante y su primogenito heredero, don Sancho Remirez de Aragon, que se fallo por entonçe tan moço que fue marauilla, despues de tan gran siniestro como fue la muerte del rey su padre, poder preualeçer de tantos enemigos.

(19) Crónica de Aragón Fol. 82v:

Mas siguiole vn terrible siniestro: que su hermano mismo don Beringuel Ramon le houo tan desonesta y mortal inuidia que le acordo de matar, y assi lo puso por obra.

(20) Don Quijote de la Mancha Segunda Parte, Cap. LX, pág. 1005:

Valeroso caballero, no os despechéis ni tengáis a siniestra fortuna ésta en que os halláis, que podía ser que en estos tropiezos vuestra torcida suerte se enderezase.

Ubicación locativa:

 (21) Crónica popular del Cid Fol. 110r:

Et asentaron le enel escaño que el rey don Alfonso mandara guisar, et pusieron le enla mano isquierda la su espada tizona con su vayna, et con la manderecha tenia las cuerdas del manto.

(22) Don Quijote de la Mancha Primera Parte, Cap. IX, pág. 104:

Mas la buena suerte, que para mayores cosas le tenía guardado, torció la espada de su contrario, de modo que, aunque le acertó en el hombro izquierdo, no le hizo otro daño que desarmarle todo aquel lado.

(23) Don Quijote de la Mancha Primera Parte, Cap.XXXV, pág 383:

Tenía en la cabeza un bonetillo colorado, grasiento, que era del ventero; en el brazo izquierdo tenía revuelta la manta de la cama, con quien tenía ojeriza Sancho, y él se sabía bien el  porqué; y en la derecha, desenvainada la espada, con la cual daba cuchilladas a todas partes.

       Izquierdo-a y siniestro-a aparecen también como constituyentes de algunas expresiones fraseológicas del español actual.

 

    3.2.1. Locuciones adverbiales

    A la izquierda (o a mano izquierda) Sintagma preposicional utilizado siempre como referente situacional en oraciones como coger/tirar a la izquierda.

   A diestro y siniestro [21], «Sin tino, sin orden; sin discreción ni miramiento»

 

  3.2.2. Nombre y complemento

    Mano izquierda. Con sentido figurado el DRAE define así este sintagma: «Habilidad o astucia para manejarse o resolver situaciones difíciles».

(24) El Periódico, 22-2-1999, pág. 6:

La grada nunca sintonizó con un entrenador impulsivo que jamás se calló lo que llevaba en la cabeza. Le perdió su poca mano izquierda.

 

    3.2.3. Locuciones verbales

   Tener mano izquierda, «Poseer habilidad o astucia para resolver situaciones difíciles».

    Tanto en este caso como en el del sintagma nominal mano izquierda, las locuciones presentadas, a pesar de contener el vocablo izquierda, poseen un sentido positivo. Tener mano izquierda significa, en cierto modo, ser capaz de realizar con la mano izquierda acciones tan útiles como las que se llevan a cabo con la derecha y, en consecuencia, dominar los impulsos negativos e irracionales que siempre se han relacionado con la siniestra. Así, la persona que tiene mano izquierda, en sentido figurado, es una persona hábil, no tanto desde un punto de vista manual o físico, como para desenvolverse con facilidad en la resolución de problemas.

(25) Aparición del eterno femenino contada por S.M. el Rey, págs. 91-92:

Y como el Chino dice siempre que para estas cosas tengo yo más mano izquierda, consintió en dejarme a mí bajar, porque así lo que no podía era seguir.

     Entrar por el ojo izquierdo, «Ser aceptada una persona/una cosa con antipatía». Se trata de una expresión que solo aparece recogida en el DRAE y cuyo significado es fácilmente deducible por ser el contrario del de la locución entrar por el ojo derecho antes mencionada.

     Levantarse con el pie izquierdo Esta expresión aparece recogida en el Diccionario fraseológico del español moderno y en el diccionario CLAVE. Su significado «tener un día de fortuna adversa» tiene una motivación clara: el pie izquierdo siempre ha sido impopular y el referente más claro de la mala suerte. El origen de esta superstición, que, como se ha visto, tiene un fuerte arraigo en otras comunidades como la griega, es muy antiguo. Petronio, en el  Satiricón, incluye el siguiente párrafo: «Empachados con tanta decoración, nos disponíamos a penetrar en el triclinio, cuando un esclavo encargado de esta función especial, gritó: “Primero con el pie derecho, señores”. Al instante temimos que alguno de nosotros ya hubiera transgredido la orden de atravesar el umbral de esta manera. Después todos avanzamos un paso con el pie derecho» [22].

    En general, todo cuanto se refiere al pie derecho es favorable y, por el contrario, todo lo concerniente al pie izquierdo, desfavorable. Así, por ejemplo, trae mala suerte poner primero el pie izquierdo en el suelo al levantarse de la cama. Si por error se utiliza primero el pie izquierdo, se puede contrarrestar la mala suerte haciendo la señal de la cruz tres veces y volviéndose a acostar para levantarse más tarde apoyando primero sobre el suelo el pie derecho.

    También se cree que provoca mala suerte empezar las siguientes acciones con el pie izquierdo: salir de casa, empezar a subir o bajar las escaleras, embarcar o desembarcar, entrar en casa ajena, que la novia salga de su casa con ese pie, etc.

    Es difícil pensar que en la sociedad actual, caracterizada por el estrés y las prisas, alguien se detenga a pensar con qué pie se levanta o con qué pie sale de casa. Por tanto, es de suponer que se trata de una superstición olvidada que tal vez solo se contemple hoy en algunos rituales [23]. Con todo, resulta extraordinariamente interesante desde el punto de vista lingüístico la preservación de la expresión fraseológica, a pesar de que muchos de los hablantes de español ya no sean conscientes del origen de su significado.

 

    3.3. Zurdo-zurda

    El término zurdo-a es merecedor también de algunas reflexiones en este trabajo. Corominas data la aparición en castellano de este vocablo en el siglo XV. En su origen estaría relacionado con el sintagma gallego mao xurda «mano izquierda», con las voces portuguesas surro, churro, churdo «ruin, vil, sucio», con el bearnés soùrrou «avaro», «taciturno, maleducado», y con el vasco zur «avaro, agarrado». Se trata de otro de los términos que sustituyeron a sinestro. La voz escogida tiene desde el principio un significado claramente negativo atribuible a la inhabilidad de la mano izquierda.

    La definición que propone el DRAE para esta palabra «que usa la mano izquierda del modo y para lo que las demás personas usan la derecha» pone de manifiesto la peculiaridad de los zurdos en una sociedad en la que la mayoría de las personas son diestras y en la que, hasta hace algunos años, se obligaba a los niños a utilizar la derecha, a pesar de que su tendencia natural fuera la contraria.

    Como era de esperar, la documentación escrita que hemos recopilado sobre esta palabra y las unidades fraseológicas que aún recogen los diccionarios en las que zurdo es un constituyente comportan siempre un significado negativo. El Tesoro de la lengua castellana define del siguiente modo la voz çurdo «el torpe de manos desmanotado y atado porque no se amaña a cosa alguna; porque maña se dixo a manu». Por su parte, el Diccionario de Autoridades propone la siguiente cita de Quevedo:

No se hiciera con un calvo,

lo que conmigo se ha hecho,

ni con zurdo, que sirve

a todos de mal agüero.

    El Quijote ofrece también alguna referencia a los zurdos:

(26) Don Quijote de la Mancha Segunda Parte, Cap. XLIII, pág. 873:

-¡Ah, pecador de mí! -respondió don Quijote- y qué mal parece en los gobernadores el no saber leer ni escribir!; porque has de saber, ¡oh Sancho!, que no saber un hombre leer, o ser zurdo, arguye una de dos cosas: o que fue hijo de padres demasiado de humildes y bajos, o él tan travieso y malo que no pudo entrar en el buen uso ni la buena doctrina.

    En cuanto a la fraseología, aparecen a continuación las locuciones en las que figura zurdo como constituyente:

 

    3.3.1. Locuciones adverbiales

    A zurdas. Locución con dos significados: «con la mano zurda» o «al contrario de como se debía hacer».

 

    3.3.2. Locuciones verbales

    No ser un zurdo. El DRAE remite, para facilitar el significado de esta expresión, a otra locución: no ser uno cojo ni manco. Se trata de frases ponderativas con las que se expresa que alguien es diestro o hábil en una determinada materia. Cabe decir que si no ser zurdo o no ser uno cojo ni manco son expresiones que tienen el mismo significado, la comunidad en la que se han gestado estas locuciones ha igualado ser zurdo a tener discapacidades como la falta de una pierna o la falta de una mano.

    El Diccionario de Autoridades recoge aún la unidad fraseológica ahí la juega un zurdo, «phrase con que se pondera por lo regular ironicamente la habilidad, destreza, è inteligencia de algun sugeto en el acierto de alguna acción, que ha executado».

 

   4. Conclusiones

    Las características esenciales de una comunidad su vida cotidiana, el ambiente que la rodea, sus creencias, sus miedos, etc. se reflejan habitualmente en su sistema lingüístico. Suele decirse que el vocabulario de esa comunidad es el que proporciona el reflejo más fiel de las circunstancias extralingüísticas. Dentro del vocabulario, en el presente trabajo hemos prestado una atención especial a una parcela concreta del mismo: las unidades fraseológicas. La fijación de la forma y la idiomaticidad del significado de algunas locuciones son el fruto de la cristalización lingüística de algunas creencias culturales. El caso que nos ha ocupado, la contraposición entre las nociones espaciales de derecha e izquierda, es un buen ejemplo de ello.

    La sociedad moderna europea es cada vez más urbana y menos rural. Por este motivo, hemos perdido buena parte del conocimiento natural que nuestros antecedentes poseían. El progreso ha favorecido el hecho de que poquísimas personas tengan que regirse todavía por los elementos de la naturaleza fundamentalmente por el Sol para planificar su jornada. La no dependencia de los elementos naturales para desarrollar nuestras actividades diarias ha supuesto que estos cada vez tengan un papel más secundario en nuestras vidas. Así, la motivación de la «bondad» de la derecha y la «maldad» de la izquierda ya no es conocida por la mayoría de los hablantes. A pesar de todo, las expresiones fraseológicas que aún se utilizan en español con estos constituyentes prolongan una creencia que llegará a generaciones futuras. Generaciones para las que, con seguridad, esté ya totalmente prohibido exponerse al Sol, la estrella más importante de nuestro sistema.

 

   5. Apéndice. el reflefo lingüístico de una creencia en griego moderno

    Tal como se anunciaba en la introducción del trabajo, en este apéndice nos hemos propuesto certificar el hecho de que los procesos valorativos a los que han sido sometidos las nociones de la derecha y de la izquierda constituyen lo que hemos denominado un «universal cultural».

    La cultura griega y la cultura hispánica, englobadas en un mismo ámbito, el mediterráneo, comparten algunas directrices esenciales. Cabe recordar que los contactos entre los habitantes peninsulares y los viajeros helenos se remonta al primer milenio antes de Cristo. De hecho, todos los países de la cuenca mediterránea hayan tenido o no contacto directo con los griegos se han nutrido de un modo u otro de la cultura helénica. Por este motivo, no debería extrañarnos la existencia de coincidencias, en nuestro caso, entre españoles y griegos. Además, tampoco es sorprendente el hecho de que dichas coincidencias tengan, como en el caso que hemos analizado, repercusiones lingüísticas.

    A partir de estas consideraciones, hemos elaborado una lista para el lector interesado en la que aparecen las palabras y las expresiones fraseológicas que hacen alguna referencia a la noción de la derecha y a la de la izquierda. En estas voces y sintagmas se mantienen las valoraciones semánticas asociadas a las nociones mencionadas. Este hecho es posible a causa de la validez de la directriz cultural analizada en la cultura griega.

A? DEXIOS&DEXIA

Locuciones verbales

Mpai,nw me to dexi,  (*entrar con el derecho)

Xekinw, me to dexi,   (*empezar con el derecho)

Mou e,rcontai o,la dexia,      (*venírsele a alguien toda derechas)

O Qeo,j na ta fe,rei $o,la% dexia,      (*¡Que Dios lo traiga todo a derechas)

Den xe,rei?de gnwri,zei h aristera, tou ti poiei, h dexia, tou

                                               (*No sabe/no conoce su izquierda lo que hace su derecha)

 Locuciones nominales

To dexi, ce,ri            (la mano derecha)

Locuciones adverbiales

Apo, ta?proj ta?sta?epi, dexia,     ( *de la derecha/hacia la derecha, a la derecha)

Me to dexi,                  (*con el derecho)

 B? ARISTEROS&ARISTERA? ZERBOS&ZERBA

Locuciones verbales

bgai,nw se ka,poion?tou mpai,nw apo, ta aristera,

                                                                   (*Salirle a alguien/entrarle por la izquierda)

 Locuciones adverbiales

Apo, ta?proj ta?sta aristera,        (*de la izquierda/hacia la izquierda, a la izquierda)

Ep? aristera,                            (a la izquierda)

Dexia, kai aristera,                 (*a la derecha y a la izquierda)

Ex aristera,j @ga,moj#         (*de izquierda [boda])

 

BIBLIOGRAFÍA

 

Alegre Gorri, A., Estudios sobre los presocráticos, Antropos, Barcelona, 1990.

Bastardas, J., Diàlegs sobre la meravellosa història dels nostres mots, Edicions 62, Barcelona, 1996.

Candón, M. y E. Bonnet, ¡Toquemos madera! Diccionario e historia de las supersticiones españolas, Edición de Círculo de Lectores, Barcelona, 1997.

Cirlot, J. E., Diccionario de símbolos, Editorial Labor, Barcelona, 1969.

Corominas, J. (1961), Breve diccionario etimológico de la lengua castellana, Gredos, Madrid, 1990, 3ª ed. 5ª reimpresión.

Covarrubias, S. (1611),Tesoro de la lengua castellana o española, edición de Martín de Riquer, Editorial Alta Fulla, Barcelona, 1987.

INSTITOUTONEOELLHNIKWN SPOYDWN? Lexiko, thj Koinh,j Neowllhnikh,j? I,druma Mano,lh Triantafulli,dh? APQ? Qessaloni,kh? 1998)

Iribarren, J. Mª (1955), El porqué de los dichos, Gobierno de Navarra, Pamplona, 8ª edición, 1995.

Moliner, M. (1966), Diccionario de uso del español, Gredos, Madrid, 2 volúmenes, 1992 (reimp.).

MPAMPINIWTHS? GEWRGIOS? Lexiko, thj Ne,aj Ellhnikh,j Glw,ssaj? Ke,ntro Lexikologi,aj EPE? Aqh,na? 1998)

NATSOULHS? TAKHS? Le,xeij kai Fra,seij Paroimiw,deij? 10h e,kdosh? Ekd) Smurniwta,kh? Aqh,na? 1996).

Poyatos, F., La comunicación no verbal, Istmo, Biblioteca Española de Lingüística y Filología, Madrid, 3 volúmenes, 1994.

Real Academia Española (1726-1739), Diccionario de Autoridades, Gredos, Madrid, 1969, 3 volúmenes.

Real Academia Española, Diccionario de la lengua española, Espasa Calpe, Madrid, 1992, vigésima primera edición.

Ullmann, S. (1962), Semántica, Madrid, Taurus, 1991.

Varela, F y H. Kubarth, Diccionario fraseológico del español moderno, Gredos, Madrid, 1994.

Vigara Tauste, A.Mª, «Aspectos pragmático-discursivos del uso de expresiones fosilizadas en el español hablado», en Wotjak, G. (ed.), Estudios de fraseología y fraseografía del español actual, Vervuert-Iberoamericana, Fráncfort-Madrid, 1998, páginas 97-127.

 

 Obras de las que se han tomado los fragmentos

 

 Alfonso X el Sabio, Las Siete Partidas

Cervantes, M. (1605), El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, edición de Martín de Riquer, Planeta, Barcelona, 1990, 10 ª ed. Los fragmentos han sido extraídos de la versión de Admyte.

Crónica popular del Cid (s. XVI). Los fragmentos han sido extraídos de la versión de Admyte. Glanville, Bartholomaeus, Liber de proprietatibus rerum, Trad. de Fray Vicente de Burgos, s.XV.

Glanville, Bartholomaeus, Liber de proprietatibus rerum, Trad. de Fray Vicente de Burgos, s.XV.

Michael, I. (ed.), Poema de Mio Cid, Castalia, Madrid, 1987.

OMHROU ILIADA? Meta,frash Kazantza,kh&Kakridh,? @1992#? OEDB? Aqh,na

OMHROU ODUSSEIA? Meta,frash Kazantza,kh&Kakridh,? @1992#? OEDB? Aqh,na

Pombo, Á., Aparición del eterno femenimo contada por S.M. el Rey, Anagrama, Barcelona, 1993.

Torre, Alfonso de la, Visión delectable, s. XV. Los fragmentos han sido extraídos de la versión de Admyte.

Vagad, Gauberto Fabricio de, Crónica de Aragón, s. XV. Los fragmentos han sido extraídos de la versión de Admyte.

 

NOTAS:

 

[1] El precursor del estudio de la proxémica fue el antropólogo Edward T. Hall. Este autor determina, por ejemplo, la existencia de cuatro zonas de distancia en el territorio del individuo: distancia íntima, distancia personal, distancia social y distancia pública. Hay que recordar la importancia, en el ámbito hispánico, de los estudios que sobre comunicación no verbal ha llevado a cabo Fernando Poyatos. Sus ideas han sido expuestas en multitud de artículos donde se describen de manera pormenorizada todos los componentes que entran en juego en una situación comunicativa. Entre estos siempre ha jugado un papel importante la proxémica. Puede consultarse la obra recopilatoria de Poyatos.

[2] «La tridimensionalidad del espacio se expresa por una cruz de tres dimensiones, cuyas ramas se orientan en las seis direcciones espaciales: las cuatro de los puntos cardinales más las dos del cenit y el nadir. [...] En la cruz tridimensional, el cenit y el nadir corresponden a lo alto y a lo bajo; los puntos extremos de delante y de detrás, al este y al oeste; los de la derecha e izquierda, al sur y al norte. El eje vertical es el eje polar; el eje norte-sur es el solsticial; el este-oeste, el equinoccial». (Cirlot 1969: 200)

[3] El subrayado es nuestro.

[4] Según H.L.C. Jaffé, en Les Labyrinthes, 4, 1963, “la izquierda, para todas las civilizaciones del Mediterráneo anteriores a nuestra era, significaba la dirección de la muerte” (Cirlot 1969: 173).

[5] En opinión de Heráclito, la oposición característica de los elementos en el cosmos no es una “injusticia” como creía Anaximandro, sino todo lo contrario, es decir, un estado de justicia caracterizado por la interactuación permanente de los opuestos (Alegre Gorri 1990: 25-26).

[6] El pie izquierdo, tal como se verá posteriormente, ha sido siempre símbolo de mala suerte.

[7] El significado, positivo o negativo, asociado a la dirección del vuelo de las aves era distinto para los romanos y para los griegos. Para aquellos, el vuelo de las aves hacia la izquierda era señal de buen augurio; para estos era señal de malos auspicios.

[8] Aparece subrayado, en cada uno de los pasajes que se propone como ejemplo, el fragmento que nos interesa destacar.

[9]La corneja es un ave que ha merecido diferentes consideraciones. En un primer momento, fue tenida por ave de buen agüero; sin embargo, a partir del siglo XV, se consideró que anunciaba malos augurios. (Candón- Bonnet 1997: 331)

[10] La segunda acepción de diestra en el Diccionario de Autoridades dice lo siguiente: “Diestra. Significa también lugar de dignidad y en este sentido se dice que Christo Señor nuestro está sentado à la diestra de Dios Padre: tomada esta expresión del cortesano uso de poner à los sugetos de dignidad y veneración en el lugar correspondiente à la mano derecha”. (Diccionario de Autoridades, vol. II, 1969: 272)

[11] Ya existían en latín las voces DEXTERITAS, -ATIS (sust.) “habilidad, destreza” y DEXT[E]RE (adv.) “hábilmente”.

[12] Hemos dejado al margen cualquier mención a enunciados fraseológicos, es decir, a refranes o sentencias equivalentes a una oración en los que apareciera derecho, -a, diestro,- a; izquierdo, -a, siniestro, -a. Así, a continuación solo se presentan locuciones.

[13] María Moliner ejemplifica el significado del sintagma al derecho a través de la siguiente frase: “Nosotros escribimos al derecho y los chinos al revés”. (Moliner, vol. I, pág. 894)

[14] Hemos incluido brazo derecho, mano derecha y ojo derecho en este epígrafe de locuciones formadas por nombre más complemento a pesar de que no hay acuerdo en los diccionarios respecto a su categoría. Así, el DRAE solo considera locución nominal al sintagma mano derecha, mientras que brazo derecho y ojo derecho aparecen en el apartado dedicado a locuciones verbales con las formas ser el brazo derecho de alguien y ser el ojo derecho de alguien. Por su parte, el DUE atribuye categoría nominal tanto al sintagma brazo derecho como a mano derecha.

[15] Existe, tal como se verá en el apéndice de este estudio, la misma expresión fraseológica, entrar con el pie derecho, en griego. La motivación del significado de esta locución griega es clara a partir de la tradición o superstición que se da en esa cultura: no es conveniente, si se quiere tener buena suerte, entrar en una casa nueva con el pie izquierdo. Por otra parte, en algunas islas griegas como Creta, la novia, cuando llega al portal de la casa, rompe con el pie derecho una granada. Además, si quiere tener hijos varones, debe mantener el pie derecho adelantado durante todo el ritual del matrimonio.Por último, también en la isla de Creta, las solteras escriben su nombre en el zapato derecho de la novia para poder casarse pronto y tener buena suerte en su matrimonio.

[16] De propietatibus rerum, Fol 62. Del cuerpo et de sus partesEs avn la mano derecha de mas fuerte calor et sequedad que la sinistra et por esto es ella a obrar mas conueniente et ligera.

[17] Es esta última afirmación un tanto exagerada. Cabe recordar que una de las principales características que tiene la mayoría de las expresiones fraseológicas es la expresividad que confieren al mensaje en el que se inscriben. Por este motivo, procedimientos como la exageración, la metáfora, la metonimia, la personificación, etc. son frecuentes en la motivación de sus significados.

[18] Tanto esta alteración de los constituyentes esperables de la locución como otras modificaciones a las que por motivos lúdicos son sometidas las unidades fraseológicas han sido definidas como procesos de desautomatización. Puede consultarse, a este respecto, Vigara-Tauste (1998).

[19] De hecho, tal como señala Ullmann, las causas psicológicas, entre las que se encuentra el tabú, son uno de los principales motores de los cambios semánticos “El tabú es de vital importancia para el lingüista porque impone una interdicción no solo sobre ciertas personas, animales y cosas, sino también sobre sus nombres. En la mayoría de los casos, aunque no en todos, la palabra sometida al tabú será abandonada y un sustituto inofensivo, un eufemismo, será introducido para llenar el vacío.” (Ullmann 1991: 231) Siniestro, palabra tabú por las connotaciones negativas que a ella asociaban los hablantes, es sustituida por izquierdo, -a, eufemismo que no tardará en teñirse de esos rasgos negativos que caracterizaban a su predecesor.

[20] Joan Bastardas habla de la extrañeza de la existencia de la palabra ensinistrar del catalán, puesto que tiene un significado claramente positivo a pesar de ser derivado de siniestro-a. «... ensinistrar que no deixa de sorprendre els qui s´acosten al català des d´altres llengües romàniques, en què les idees d´habilitat i aptesa s´associen amb la mà dreta i no amb la mà esquerra, el castellà adiestrar, l´italià addestrare; en francès hi ha dexterité, però també en català hi ha destresa i destre-a 'hàbil', 'expert', i també maldestre, com el francès maladroit». (Bastardas 1996: 26)

[21] La locución a diestra y siniestra no aparece recogida en el DRAE.

[22] Citado a partir de Candón y Bonnet (1997).

[23] Es difícil hacer una valoración científica al respecto. Sabemos de la importancia de las supersticiones para algunos profesionales como toreros o actores. Tal vez en estos ámbitos la creencia relativa al pie izquierdo aún sea observada.